La ya clásica salida de Navidad del Grupo Montaña Pegaso nos llevó a finales del año 2005 a las montañas de Riaño, que por su cercanía a los Picos de Europa hacen que sean bastante desconocidas, ya que casi todos los montañeros nos vemos atraídos por estos impresionantes Picos y desechamos unos días en este bello rincón leonés. Y no tiene porque ser así, ya que, Riaño cuenta con atractivos que merecen la pena más de una visita.
Unos cuantos de nuestro Grupo estuvimos hace unos años aquí y nos gusto bastante y por eso decidimos volver este año. El invierno en Riaño, aunque duro, es precioso y espectacular, el pueblo cuenta con un precioso embalse que se hizo tristemente famoso cuando fue construido ya que llevó a la destrucción del antiguo Riaño, así como algunos pueblos más. El embalse está rodeado por el suroeste por una cadena de montañas, que se reflejan de una forma majestuosa en las aguas y que lleva a contemplar unas atractivas puestas de sol vespertinas. Entre esta cadena de montañas todas las miradas de los montañeros se dirigen a dos especialmente: los picos Yordas y el Gilbo. Y estas eran los objetivos de nuestra excursión. Dos objetivos que el invierno los hacen especialmente delicados, pero a la vez mucho más espectaculares de ascender.
Fuimos a esta salida mas de veinte miembros del Grupo, y el alojamiento estaba claro desde el principio que pensamos ir a Riaño, en el Refugio de Paco y Natacha, un lugar acogedor y entrañable que a la vez es su propia casa y donde no falta un rato de charla y anécdotas en este agradable rincón montañero, que cuenta con literas individuales.
FICHA TECNICA DE LA ASCENSION AL PICO YORDAS (1.967 m.) |
FECHA |
27 de Diciembre de 2005 |
SALIDA |
Pueblo de Liegos (1.197 m.) |
DESNIVEL |
770 m. |
HORARIO salida
llegada |
10,00 h.
15,30 h |
DIFICULTAD |
Media |
TIEMPO |
Nublado |
El sábado, 27 de diciembre, salimos a las 8.00 horas en coche hacia el pueblo de Liegos situado a unos 15 kms, lugar de inicio de la marcha al pico Yordas. La llegada al pueblo no pudo ser más desalentadora, ya que se puso a nevar y presagiaba un tiempo nefasto.
La primera parte del camino discurre por una pista forestal que se inicia al final del pueblo y que por el fuerte frío que hacía, estaba totalmente helada y ello nos hizo recorrerla con cierta atención.
La pista va por un precioso valle, donde predominan los hayedos y pastos. Tras recorrer unos 3,5 kilómetros, y después de pasar una construcción para el ganado, se debe tomar una nueva pista que sale a la izquierda y que cogemos tras atravesar el riachuelo que hemos llevado a nuestro lado buen rato del camino. Aquí entramos de lleno en la profundidad del hayedo y seguimos el camino que va ascendiendo en zig-zag. Un bosque que envuelto en la humedad y la neblina invitaba a la imaginación y hacia pensar que en cualquier momento de la marcha nos iba a aparecer un ser salido del mundo de la fantasía infantil o del libro/película, El Señor de los Anillos. También atravesamos un pequeño pero espectacular bosque de tejos.
La pista termina en un manantial y comienza una senda que gira a la izquierda y que pronto nos lleva al covachón, una especie de cueva al pie de la Peña Cabeza y que nos sirve para protegernos un rato del frío y la humedad y tomar algo de comer. Unos metros más arriba llegamos a una zona despejada pero que nos sirve de poco para ver algo, ya que la niebla es muy fuerte y encima la nieve acumulada en el camino nos impide progresar rápido.
Seguimos avanzando y por fin conseguimos llegar al collado de Bagulloso. En esta zona el grupo se divide y unos deciden dar la vuelta, mientras otros quieren alcanzar la cima. A partir de aquí el camino se hace difícil de intuir y hay que hacer uso de la brújula y la experiencia en alta montaña. Buscando el �camino� y después de andar durante una hora más, aproximadamente, se consigue llegar al pico Yordas (1.967 m.). Aunque la vista que desde aquí se puede contemplar es espectacular, la densa niebla impide apreciarla. Ya solo queda regresar por el mismo camino que hemos venido y tomarnos unas cervezas en uno de los bares que tiene el pueblo de Liegos.
El día termina en el bar del pueblo de Horcadas, donde Lola nos prepara una suculenta cena que nos entona el cuerpo tras la fría jornada que hemos tenido. |