¿Qué es la espeleología?

El término espeleología se deriva de las palabras griegas spelaión , caverna, y logos , tratado; se define formalmente como la ciencia que estudia las cuevas desde un punto de vista topográfico, geológico y biológico. Como toda palabra, para algunas personas encierra una gran carga emocional que no cabe en la definición. Esta palabra fue acuñada a fines del siglo pasado por el francés Martel E.A., siendo esta persona considerada como el padre de esta actividad.
La Espeleología científica tuvo nacimiento a fines del siglo XIX, como derivado de los estudios de arte rupestre en cavernas como Lascaux en Francia o Altamira en España. Cuando los científicos comprendieron que el ámbito mismo donde se hallaban esas expresiones de arte prehistórico era también objeto potencial de estudio. En algunos países latinoamericanos como Brasil, Cuba, México, la Espeleología lleva más de medio siglo de desarrollo y cuentan con miles de espeleólogos. En Argentina por ejemplo, la Espeleología es una actividad reciente si tenemos en cuenta que sus inicios no se remontan más allá de la década del 60.

Aún ahora, en vísperas del inicio del siglo XXI, que la sofisticación de la tecnología ha permitido al hombre pisar la luna, perturbar con su presencia la tranquilidad de las grandes profundidades oceánicas; aún hoy en día, hay lugares sin el obstáculo que representa la alta presión de grandes masas de agua, sobre nuestro propio planeta y bajo nuestros pies, que no han sido explorados. Hay grandes y oscuros salones adornados con exóticas formaciones de calcita, largas y profundas galerías que siguen siendo labradas por el paso de caudalosos ríos en la completa oscuridad.

Quizá una de las razones por las que el mundo subterráneo ha sido relativamente poco explorado hasta nuestros días, es que el explorador de cavernas debe reunir una serie de cualidades que forman un conjunto inestable. Para que la exploración de las cuevas tenga sentido éstas no deben ser destruidas, penetrar en ellas sin modificarlas (a pie) es delicado y requiere que el explorador posea las mismas cualidades y aptitudes de un buen escalador; al mismo tiempo, como la espeleología participa en diversas disciplinas científicas, el espeleólogo debe también saber ser un investigador.

Por supuesto, como la exploración e investigación científica en general, la espeleología se ha enfrentado al obstáculo que representan los miedos, mitos y creencias de los propios seres humanos; pero en el caso de las cuevas en particular éste ha sido y sigue siendo un problema evidentemente difícil, en algunos lugares más que en otros, las cuevas a veces están lejos de la moderna, rápida y eficiente red de comunicación; en la tranquilidad que trae consigo el estancamiento de información, arriba en la sierra, hay gente que todavía suele ser muy supersticiosa y cree seriamente que las cuevas son entradas al infierno u otras cosas de consecuencias similares para los pobres espeleólogos.
A pesar de los obstáculos, la espeleología se ha ido desarrollando desde hace tiempo. Se sabe de trabajos importantes realizados desde el siglo XVII (en Alemania), pero no fue hasta finales del siglo XIX, gracias al austriaco Schimidt (navegación de los ríos subterráneos de Reka y Pinka, cerca de Trieste, 1850) y más que nada al francés Edouard-Auguste Martel, cuya labor desde 1883 y durante más de 50 años fue ejemplar, que se elevó la espeleología a rango de disciplina científica.

Martel y sus contemporáneos usaban pesadas escaleras de cuerda y peldaños de madera para bajar los tiros verticales. En 1931 Robert de Joly (también francés) diseñó las escalas electrón de cable de acero delgado y peldaños de aluminio mucho más ligeras y transportables. De cualquier forma, para usar las escaleras electrón, en lo alto de cada tiro debía esperar una persona para que asegurar con una cuerda extra al que ascendiera o descendiera por ellas, lo cual significa que para explorar una cueva con muchos tiros se requería de una gran cantidad de gente y provisiones. Además de tiros verticales profundos, el recorrido de cavernas presenta otras dificultades como pasos estrechos, laberintos complicados, galerías inundadas parcial o totalmente, enormes derrumbes, etc., esto hace que sea prácticamente imposible el tráfico de mucha gente.

Para 1953, aun cuando el hombre había conquistado la cumbre más alta del planeta, no había podido explorar mucho más allá de 600 m. de profundidad en una cueva. Poco después la espeleología empezó a adoptar las técnicas y en equipo que se usaban en el alpinismo, desde el punto de vista deportivo, ambas disciplinas cada vez mostraban tener más en común. No es sino hasta la década de los sesenta cuando se populariza verdaderamente el uso dentro de las cuevas verticales, de cuerdas para escalada en montaña, en vez de escaleras. Esto debido quizá, más bien, a que la tecnología de polímeros no había hecho, hasta entonces, la fabricación de cuerdas de nylon o perlón, ligerísimas y suficientemente resistentes a la tensión (2 ó 3 toneladas) con no más de 11 mm. de diámetro. El uso de las técnicas SRT (single rope technics) que implica cargar únicamente cuerdas, arnés de cinta, un descensor de fricción, y dos autobloqueadores para ascender (ascensores) en lugar de pesadas escaleras de acero y gruesas cuerdas de cáñamo, esto revolucionó la espeleología vertical definitivamente.


¿Y qué son las cuevas?

Hay una gran variedad de rocas que forman parte de la corteza terrestre; cada tipo se comporta química y mecánicamente de una manera particular ante los diferentes agentes erosivos. Sobre la corteza continental, cuando la roca es soluble, el agua modela el paisaje de un modo muy especial. Al conjunto de formas originales del relieve que se producen en localidades compuestas de roca fácilmente solubles (yeso, calizas dolomías o sal) se le llama karst .

Las cuevas, cavernas, grutas, sótanos, simas, etc., son formas kársticas. La mayor parte de los fenómenos kársticos se dan en las rocas calizas, éstas son rocas que contienen una gran cantidad de carbonato de calcio.
Se llaman cuevas activas a aquéllas en las que circula el agua, y cuando han sido abandonadas por la circulación activa se les conoce como cavernas fósiles.

Para el biólogo una cueva es también un laboratorio natural, un ambiente aislado hace miles de años, una oportunidad de observar detalles extraordinarios de evolución y adaptación. La bioespeleología estudia la fauna de las cavernas; ésta está compuesta por troglófilos, o animales de vida parcialmente subterránea (como los murciélagos, que poseen un sistema de orientación por radar sorprendente) y troglobios, o animales de vida permanentemente subterránea constituyen especies totalmente adaptadas al medio (muchos de ellos sin ojos), sin representantes en la fauna exterior (anónimo, 1990). La gran mayoría de especies troglobias son insectos, pero también hay vertebrados (peces y anfibios) cavernícolas que carecen de ojos, de pigmentación y con grandes antenas.

Para el arqueólogo una cueva puede ser como un túnel del tiempo que nos trae toda clase de cosas desde los años de la historia antigua y hasta la prehistoria, cosas pequeñas que nos pueden revelar grandes secretos. Las cuevas no son afectadas por la rudeza de la intemperie, mantienen condiciones estables de temperatura, humedad, presión, etc., por miles de años. Se han descubierto huellas en el lodo del piso de una cueva en Tennessee que, aunque parecen frescas, se estima que tienen 4,500 años [Reid, 1991].

Para el espeleo-deportista una cueva es un reto, como la montaña lo es para el alpinista. También lo invita a poner a prueba su resistencia física y emocional, de forma metódica e intensa, en el intento de conquistar una difícil cima o sima. Una cueva representa la oportunidad de experimentar la sensación de dominio de la naturaleza, que a veces parece implacable, sin herirla, admirándola, siendo parte de ella. Llámese naturaleza, en este caso, a todo aquello que no ha caído directamente en las manos creativas o destructivas del hombre. Como todo respetable deporte del siglo XX, el cavernismo requiere especialización por parte de quienes lo practican. Constantemente se busca la posibilidad de mejorar el desempeño aficionando la coordinación con el entrenamiento y perfeccionando la técnica y el equipo. En exploraciones profundas o muy extensas a veces se requiere permanecer bajo tierra en casi constante actividad, hasta más de 24 horas. Cuando hace falta prolongar la estancia aún más se instalan campamentos, como en la montaña: campamento I, campamento II, etc. En ese caso se llega a permanecer bajo tierra (pero ya contando con el tiempo para descansar y provisiones para reponerse) por semanas.

La Espeleología se divide en dos partes, la científica, en la cual se reconocen gran diversidad de ramas entre las que podemos encontrar: la Geoespeleología (se ocupa de los aspectos geológicos de la formación de una cavidad), la Bioespeleologìa ( que entiende en todo lo atinente a las formas peculiares de vida que se desarrollan en las profundidades, donde la oscuridad es permanente y donde casi no hay variaciones de humedad y temperatura), la Antropología (estudia arqueológicamente los restos dejados por el hombre antiguo que habitó las cuevas o las utilizó como lugar de culto), la Paleontología, la Hidrológica, la Climatología, topografía (es un área fundamental e ineludible para los exploradores de cavernas pues ellas les permiten graficar la forma de las mismas a fin de racionalizar exploraciones y estudios posteriores) y la deportiva en el cual se utilizan las cavernas para batir records, entre las actividades deportivas podemos mencionar descensos en rappel en grandes caídas, ya que existen simas (se diferencia por la letra S de la cima de la montaña) que superan los mil metros de descenso vertical, ascenso de las mismas por medio del jumar, progresión dentro de la caverna, lograr bucear a mas distancia y todo aquello que se pueda hallar como generador de adrenalina, es seguro que se realiza dentro de una caverna en la faz deportiva.
Pero no hay que dejar de lado que la faz deportiva es una invalorable ayudante en lo que concierne a la faz científica, ya que el espeleólogo se sirve de las técnicas y del material para explorar las cavidades y debido a esas competencias se ha logrado conocer nuevos sitios dentro de una cavidad que de otra forma llevaría mucho tiempo hallarlas o jamás se conocerían.
La Espeleología es ante todo una aventura que nos lleva a descubrir aspectos particularmente secretos de la naturaleza, ¡Cuantos desearíamos poder explorar regiones vírgenes de la tierra, ser los primeros en ver lo que nadie o muy pocos han visto! pero tengamos en claro que como cualquier actividad que se realiza ante la naturaleza debemos respetar dos principios básicos: la Seguridad y la NO alteración del medio

Algunos términos usados en espeleología

Geomorfología Kárstica

El fenómeno kárstico o las morfologías kársticas son fundamentalmente el resultado de un proceso de disolución en rocas solubles. Esta importante acción de disolución da lugar a una morfología muy típica (en superficie y en profundidad) a la que haremos referencia a continuación. El mayor desarrollo del karst se produce en las rocas carbonatadas y dentro de estas son las calizas las que mejor se prestan a estos procesos de disolución, estas rocas presentan una baja solubilidad relativa por lo que el proceso de karstificación es lento, pero tienen una gran resistencia y por ello las simas y cuevas pueden alcanzar grandes dimensiones, tanto en extensión como en profundidad. La intensidad de esta disolución depende de muchos factores entre ellas la climatología y la hidrología, así como de la sedimentología (planos de estratificación, discordancias, contactos...) y la tectónica (diaclasas, fallas).

Como ya hemos indicado, el rasgo morfológico más característico y destacado de un paisaje kárstico son precisamente las manifestaciones exokársticas.

Manifestaciones exokársticas:

Podemos diferenciar las distintas morfologías exokársticas más importantes caracterizándolas como siguen:

Formas de absorción:

Se hallan en la superficie del Karst y por ellas se produce la infiltración del agua. Las principales formas, de menor a mayor tamaño, son las siguientes:

- Formas cerradas -

Lapiaz

El "lapiaz" o "lenar", es posiblemente la forma inicial mas sencilla de "karst embrionario" que puede degenerar, posteriormente en dolinas. Se presentan, generalmente, como un conjunto de pequeñas acanaladuras o surcos estrechos (desde centímetros -"microlapiaz"- hasta 1 metro -"megalapiaz"-) separadas par crestas, a menudo agudas; o bien por orificios tubulares, "nidos de abejas" etc. Aparecen normalmente en superficies más o menos inclinadas y ausentes de vegetación.

Dolina

Son depresiones circulares o elípticas que se forman por disolución (y consiguiente pérdida de volumen) en su fase inicial, a partir de la intersección de diaclasas, generalmente a favor de los planos de estratificación, produciéndose un proceso en cadena de infiltración- disolución. En cualquier caso no se disponen caprichosamente, sino que generalmente están alineadas según fracturas o direcciones de estratificación determinadas. En sección tienen forma de cubeta o embudo. Sus dimensiones varían desde unos pocos metros de diámetro hasta incluso 500 m. siendo las más frecuentes de 20 a 25 m y normalmente están rellenas en su centro por "terra rossa" o arcillas de descalcificación.

Uvala

Como consecuencia de la evolución de la dolina, mas rápida en superficie que en profundidad- se originan, par coalescencia, las uvalas. Sus dimensiones pueden alcanzar incluso 1 Km., de diámetro. Las uvalas aumentan considerablemente la capacidad de absorción actuando como verdaderas zonas colectoras de agua en mayor escala que las dolinas.

Poljes

Son las formas superficiales más evolucionadas y de mayor tamaño así como de absorción kárstica. Son unas depresiones endorreicas de fondo plano. Normalmente presentan una disposición alargada (largo más del doble que la anchura) y vienen condicionadas por fracturas importantes. Se considera una longitud de 2 Km., el límite a partir del cual es un "polje" y no una '"uvala"'. Frecuentemente, de las superficies de las "poljes" se erigen pequeñas colinas calizas, à modo de islas, que se denominan "hum". Estas áreas endorreicas pueden estar secas o inundadas estacionalmente y por ellas pueden discurrir algunos arroyos o incluso ríos que normalmente se pierden en sumideros o "ponors"

Valles ciegos

Son valles cuyo curso de agua superficial desaparece en un sumidero kárstico, presentando fisonomía en "fondo de saco". Normalmente se adaptan a fracturas determinadas. Cuando llevan mucho tiempo funcionado se asemejan a uvalas. Los valles ciegos que se presentan en nuestra zona desarrollan su circulación sobre margas finalizando en sumideros.

- Formas abiertas -

Simas

Son las cavidades verticales, condicionadas bien por fracturas de este tipo, en las que la disolución y erosión ha alcanzado profundidades importantes de hasta 1000 m, o bien por el hundimiento de una dolina, de ahí que normalmente se hable de simas tectónicas y simas de hundimiento. Según su forma se habla de simas lenticulares, cilíndricas, elípticas, etc.

Ponors

Son los puntos de absorción en una dolina, uvala o polje y a veces se trata de ponor-sima

Cuevas, grutas o cavernas

Constituyen los conductos de circulación subterránea, actual o pasada, libre o forzada. Pueden alcanzar hasta decenas de kilómetros y es frecuente en ellas los conductos secundarios ramificados a modo de laberinto. En ellas aparecen con frecuencia sifones, lagos ("gours") etc.

Surgencias

Son los manantiales de pequeño caudal, de alimentación alóctona y de tipo intermitente. Son producto de una diaclasa que actúa como colector del agua que discurre par la superficie y es interceptada par la diaclasa. Cada manantial de este tipo tiene una cota de salida diferente e independiente de la de los demás pertenecientes a este grupo.

Exurgencias

Son de mayores caudales, proceden de aguas colectoras del aparato kárstico y son de tipo permanente, aunque con fuertes fluctuaciones estacionales en el caudal.