Semana Pirenáica: Valles Occidentales y Valle de Tena

A.D. Grupo de Montaña Pegaso

Semana Pirenáica. Valles Occidentales y Valle de Tena 

Semana Pirenaica 2021

 

Viernes 25 de junio. 2

Relato de Richie M. – Ruta corta (Añelarra) 

Relato Esther P. – Ruta larga (Añelarra) 

Domingo 27 de junio. 

Relato de Esther P. – Ruta corta (Kartxela, Keleta) 

Relato de Richie M. – Ruta larga (Otxogorrigaina, Sardekagaina, Kartxela, Keleta) 

Lunes 28 de junio. 

Relato de Luisma – Ruta corta (Achar de Alano, Ralla de Alano, Trasveral, Espelunga, Ruzquía) 

Relato de Esther P. – Ruta larga (Achar de Alano, Agujas de Alano, Mazandu, Rincón de Alano) 

Martes 29 de Junio. 

Relato de Esther P. – Ruta corta (Barranco de Lecherines) 

Relato de Fernanda – Ruta larga (Llena de Bozo, Llena de la Garganta, Aspe) 

Miércoles 30 de junio. 

Relato de Arturo A. – Ruta corta (La Moleta) 16

Relato de Esther P.  – Ruta larga (Pala de Ip, Punta Tronquera, Moleta) 17

Jueves 1 de julio. 21

Relato de Esther P. – Ruta corta (Navariecho, Toronzué) 

Relato de José A. – Ruta larga (Tendeñera) 

Viernes 2 de julio. 

Relato de Luis B. – Ruta corta (Peña Parda, Peña Telera) 

Relato de Esther P. – Ruta larga (Peña Parda, Peña Telera, Pabellón, Puerto Rico, Peña Retona) 

Sábado 3 de julio. 

Relato de Fernanda – Rutas corta y larga (Garmo de la Mina) 

Domingo 4 de julio. 

Relato de Esther P. – Rutas corta y larga (Peña Gratal, Gorgas San Julián) 

 

Viernes 25 de Junio 

Llegada a respectivos alojamientos. 

Sábado 26 de Junio

Relato de Richie M. – Ruta corta (Añelarra)

Salimos del aparcamiento de La Contienda a las 9 de la mañana, siguiendo las indicaciones de la ruta, dos grupos; uno formado por José Aguilar, Jesús Esteban y Asun, y otro compuesto por Pepe Zapata, Luisma, Pedro Rosado y Ricardo. El primero, con intención de subir al Anie se despega rápidamente, mientras que el segundo, con destino el pico Añelarra, nos lo tomamos con más calma.

Al poco de pasar el llano de la Contienda, ya vemos que seguir el track es complicado, y vamos recurriendo a los gps con el track con mucha frecuencia puesto que perdemos el camino casi continuamente. Subidas y bajadas constantes por el terreno kárstico que pisamos hacen la ruta un poco más dura de lo normal. Al poco ya voy adivinando que el track y la información de la ruta no coinciden, sino que mientras una va a derechas el otro discurre a izquierdas, tal vez debido al fuerte influjo de uno de los componentes del grupo ;-)

Cuando empezamos a subir por la cuerda del Añelarra la pendiente exige más esfuerzo pero es tan cómodo no perderse que lo llevamos como una ventaja. Y así, poco a poco, llegamos a la cumbre. A las 13: 15 la alcanzamos. Allí nos encontramos con Jon, que venía de la ruta larga y tenía intención de subir al Anie. Los compañeros que salieron con nosotros ya han hecho cumbre y lo esperan un rato. Al poco, comunica por la radio que abandona, debido a la dificultad de progresar en un terreno tan adverso.

Comenzamos nosotros el descenso por un laberinto de sendas e hitos por doquier, hasta que encontramos el definitivo. Al poco llegamos a un punto en el que están descansando nuestros compañeros del Anie que se nos unen, y ya todos juntos alcanzamos el punto de partida a  las 17:30. Una ruta complicadilla y preciosa, un poco más dura de lo que por los datos se puede estimar.

Relato Esther P. – Ruta larga (Añelarra)

7:30 Desayuno en el alojamiento, cada grupo en su casa correspondiente. Estamos alojados por todo el pueblo.

Los días anteriores a la actividad habíamos decidido cambiar el orden de las actividades debido a la meteorología prevista.

Organizamos los coches y nos desplazamos hasta el restaurado y ya funcionando refugio de Belagua (los que van a realizar la ruta larga) y hasta La Contienda (los que van a realizar la ruta corta), mezclados los participantes de la Semana Pirenaica junto con los compañeros que solo realizan actividad el fin de semana.

Se esperan tormentas a partir de las cinco, y desde el Refugio de Belagua salimos bastante rapidito andando (marca del club, si no se esperasen lluvias ocurriría lo mismo).

Comenzamos por las praderas junto al refugio y pronto nos adentramos en el hayedo, bosque mágico, en el que se espera en cualquier momento que aparezca un hada o un duende a darnos los buenos días.

Mi grupo, en el que vamos cuatro personas, se escinde involuntariamente del resto. En lugar de ir por la cuerda hacia el Lapazarra, lo rodeamos siguiendo sendero bien marcado hasta el punto en el que se preveía la subida de ir por el track publicado. Viendo la ladera herbosa y empinada por la que había que subir, decidimos saltarnos esos metrillos. El compañero más veloz del otro grupo unos minutos antes había dado indicaciones a los compañeros y ya había bajado y continuado la ruta, pero no le llegamos a ver. Tampoco vemos a los compañeros que a pesar de haber ido por el track, deciden como nosotros no subirlo, y continúan caminando. Al seguir, ya adelantándoles, vemos al resto del grupo de cabeza que cumple a rajatabla el track y suben esforzados la ladera para coronar su primer pico del día.

Por un camino paralelo unos metros más abajo, vemos que el grupo que estaba de cola también nos adelanta. Bajamos hasta el camino que llevaban ellos, pero no les alcanzamos y comienza ya definitivamente el lapiaz, aunque el sendero facilita mucho la progresión por tan incómodo terreno.

Unos minutos después, alcanzamos al grupo que iba de cola. Paramos a recuperar fuerzas y en ese momento se une el grupo del Lapazarra.

Entre el laberíntico lapiaz y las conversaciones de lo más variopintas nos vamos distanciando de nuevo haciendo grupos, y acercando paso a paso al último valle, bajo el Collado Anaieko. Más o menos en ese momento uno de los grupos que ha subido desde La Contienda nos informa de que están en la cima del pico.

En el cruce de caminos con el GR que baja del Anaieko encontramos terminando de comer a parte el grupo que nos adelantó por la mañana. El resto ya se pusieron en marcha. Tras comer y beber, y observar el paredón que nos espera subir, de nuevo nos dividimos, tres deciden volver a los coches ya sin coronar el pico, otros decidimos seguir adelante, a pesar de que las nubes se van poniendo algo grises. Las previsiones de tormenta son para las cinco, calculamos que tenemos tiempo más que suficiente para que nos dé tiempo a bajar de la cresta.

Unos doscientos metros de desnivel en apenas 500 m de distancia. Se podría decir que es bastante vertical…

Al principio la subida la encontramos descompuesta, así que progresamos despacio y extremando precauciones. Nos encontramos con una pareja, y poca gente más. Hay hitos por todas partes, pero aún con eso los últimos metros perdemos el camino bueno, desperdigándonos por la ladera en busca de la cima.

Al llegar a la misma encontramos al resto de los participantes con los que aún no habíamos coincidido. Están disponiéndose a bajar, al ver las nubes negras, y nosotros descansamos muy brevemente y les seguimos. Cuando empezamos a bajar vemos al grupo de cola que está iniciando la última costosa rampa para subir al pico.

La bajada es sencilla, siguiendo la cuerda, y después virando hacia la izquierda abandonándola casi al final. Este tramo está mal señalizado y nos adentramos en el karst, lo que ralentiza nuestra marcha de forma considerable. Con más trabajo del esperado y no sin alguna caída sin consecuencias, conseguimos llegar al GR, donde por fin podemos acelerar un poco. Aún quedan muchos kilómetros y las nubes siguen amenazando. Cuando entramos en el hayedo empiezan a retumbar, a lo lejos… Quedan apenas cinco o seis kilómetros.

En el último tramo la tormenta que había aguantado, no puede más y rompe a llover, lanzando además truenos y algunos relámpagos. Nos ponemos el chubasquero y cuando ya salimos a los prados del refugio apenas llueve y los truenos se han trasladado. De la tormenta queda únicamente el olor a mojado y el murmullo distante de los truenos. Incluso agradecemos el refresco, una vez que la amenaza se aleja.

Contactamos con el último grupo y acordamos quién se queda para esperarles y llevarles al hotel, donde ya están la mayoría. Organizamos los dos turnos de la cena aprovechando que estos últimos compañeros tardarán más en llegar.

Cena y paseo para algunos y cena y cama directamente para otros. A dormir para que se haga mañana. 

Domingo 27 de Junio.

Relato de Esther P. – Ruta corta (Kartxela, Keleta)

7:00 Desayuno en el alojamiento respectivo.

Cogemos los coches y decidimos en previsión de posibles lluvias, empezar todos en el Refugio de Belagua, para ahorrar unos 200 metros de desnivel. El día amanece estupendo, y caminamos por verdes prados y siguiendo un camino perfectamente definido, hacia el Collado Arrakagoiti. Recuerdo que me he dejado el coche abierto, y al llevar todas nuestras cosas en él, decido volver para asegurarme de que todo queda más o menos seguro. El resto continúa, así que entre la ida y la vuelta (unos 15 mins.), termino caminando sola. Por el camino me encuentro con dos participantes que por molestias diferentes deciden volver y esperar en el refugio. En el collado encuentro unos postes indicativos. Elijo la dirección Kartxela. Hasta este momento el ascenso ha sido moderado, pero a partir de aquí empieza la parte empinada. Un pequeño intermedio en el Collado de La Kartxela hace que la cuesta se haga corta. Al llegar a la cima encuentro bastante gente, pero ningún compañero. Intento contactar con ellos por radio, un compañero me contesta que cree que todos han tirado por la ruta larga.

Yo hoy prefiero reservarme y no quiero andar corriendo intentando pillarles, y menos con la previsión de mal tiempo, así que decido tomarme con mucha calma la ruta corta. Me dirijo hacia la cuerda y el Keleta por senderos que bien podrían ser de ganado pero perfectamente aprovechables.

Hace mucho aire, lo que dificulta la progresión, y por eso voy despacio, asegurando bien mis pasos. Llegando a Keleta agradablemente sorprendida me encuentro con cinco participantes (que resulta que habían elegido la ruta corta) “situando picos” en la panorámica, y me uno a su grupo.

Empezamos a bajar por la cuerda y por fin, al abandonar la cuerda para virar hacia el bosque, el viento amaina. Bajamos por la hierba en pendiente bastante empinada (suerte que no llueve) buscando el GR que vemos justo en el linde del bosque. Allí mismo nos tomamos otro descanso, y un grupo de senderistas vascos (y vascas), nos adelantan. Un ratito después de su marcha nosotros les seguimos. Yo voy un poco más adelantada y en una curva dejo de ver a mis compañeros. Al ver que el track hace una “trocha” bajando y subiendo, y ellos han debido seguirlo literalmente, les comento a través de la emisora que no hace falta perder nivel si seguimos por el GR, pero me dicen que ya llevan mucho bajado, así que les digo que yo continúo por el GR y nos encontramos un poco más adelante. Al llegar al Collado de Arrakagoiti las nubes que estaban sujetas en Francia, han conseguido escapar, y la niebla cubre el collado y se adentra en el lado español. Les digo que marcho, pero al final decido esperar allí mismo sentada, puesto que deberían aparecer en cualquier momento, según me informan por la emisora. La niebla moja más de lo que parece, así que me pongo el chubasquero y como algo mientras espero. En un momento en el que la niebla levanta les veo que están llegando al camino pero un buen tramo más adelante de lo esperado, así que me pongo en marcha para pillarles. Una vez les alcanzo ya solo quedan los plácidos pastos y el GR hasta el refugio de Belagua acompañados por un espléndido sol.

Allí nos despedimos de los participantes del fin de semana, bajamos a comer algo a un establecimiento de la zona, y nos ponemos en marcha hacia Ansó, donde nos alojaremos esta noche.

 Relato de Richie M. – Ruta larga (Otxogorrigaina, Sardekagaina, Kartxela, Keleta)

El domingo a las 9 nos ponemos en marcha en el aparcamiento del Refugio de Belagua. Los primeros kilómetros se hacen a un paso ligero porque el camino no tiene pendiente y se encuentra bien marcado. Nos reagrupamos en el collado de Lakartxela para saber quiénes deciden hacer la ruta larga y quiénes se van hacia el pico directamente. Se forman los grupos y cada uno a su objetivo.

Quienes vamos hacia Otsogorrigoña comenzamos bajando una fuerte pendiente herbosa para  seguir el trazado del GR. El track nos llevaría hacia el pico pero, en vista de la predicción meteorológica y las nieblas que ya comienzan a asomar, decidimos hacer primero la cresta de Chardekagaña, por lo que nos montamos en la cuerda que lleva hacia ella desviándonos a la derecha y acometiendo una subida muy pendiente. Siguiendo el track a la inversa ganamos altura con rapidez hasta encontrarnos al comienzo de los pasos más expuestos. El grupo los sortea con precaución y disfrute pues no tienen gran dificultad, y todos contentos nos reunimos al final para celebrarlo con una foto que nos recuerde el momento.

Descendemos hacia los prados que nos aguardan abajo y nos dirigimos hacia la base del Otsogorrigoña que muestra una ladera tan empinada que varios decidimos evitar pues aún quedan varios picos más. Un par de valientes lo suben mientras otros encaramos el camino de regreso hacia Lakartxela. Otra fuerte subida nos permite alcanzar la cumbre a la vez que las nieblas empiezan a trepar por las laderas norte.

Desde allí iniciamos la cresta que nos llevará al Keleta. Unos siguen por la línea alta casi todo el tiempo y otros evitamos los pasos más complicados aunque acceder al camino fácil a veces conlleva descender por algún tramo delicado. Al cabo hacemos cumbre y encaramos el descenso hacia Lapatia.

Según descendemos la niebla nos va envolviendo y al poco, casi sin darnos cuenta, estamos empapados de arriba abajo. No se ve nada y tenemos que tirar de gps para orientarnos. Tras la última subida la niebla se disipa y en apenas una hora que necesitamos para volver al refugio de Belagua, ya estamos prácticamente secos. Una cerveza y unas risas en el refugio sirven como colofón de esta etapa que hemos disfrutado a fondo. ¡Gracias compañeros! 

Lunes 28 de Junio.

Relato de Luisma – Ruta corta (Achar de Alano, Ralla de Alano, Trasveral, Espelunga, Ruzquía)

Tras el reconfortante desayuno de nuestro alojamiento las 7: 30 A.M., nos dirigimos con los coches hacia el inicio del track, a unos 25 minutos de distancia aproximadamente.  Una vez pasado el camping Zuriza tomamos la pista (en buen estado) que se desvía a la izquierda. Y tras unos tres kilómetros encontramos el aparcamiento de Tatxeras junto a la cabecera del río Veral, donde dejamos los coches.

A las 9 de la mañana iniciamos la marcha junto con los participantes que habían planificado hacer la ruta larga, la cuerda de la Sierra de Alano hacia el Rincón de Alano.

Atravesamos el primer kilómetro (aprox.) de zona forestal y tomamos el sendero que iniciaba una subida algo más pronunciada que discurre sobre la pista pero haciendo trocha ascendente (evitando zetas de la pista).

Tras ascender un par de cientos de metros por este sendero llegamos a un collado. Desde aquí se marca a la izquierda según se sube, la parte más elevada de la sierra de alano y objetivo para el grupo de la ruta larga. Y a la derecha nuestra ruta. En primer plano ya podíamos divisar la imponencia de nuestro primer objetivo del día: el Achar de Alano (2.078 m.).

Tras un refresco y un breve rato de animosa charla entre los dos grupos, nos separamos e iniciamos el camino hacia el paso de Tatxeras, que nos conduciría a nuestro primer pico, el Achar de Alano.

Cuatro componentes del grupo de ruta larga se unieron a nosotros y tras coronarlo y hacernos alguna foto conjunta se reincorporaron a su ruta.

También encontramos en esta primera cima a otro de los participantes de la ruta larga que había empezado su itinerario en solitario por el final de nuestra ruta y en sentido inverso. Tras hacer esa cima se disponía a continuación a enlazar con la ruta larga 

Ya solos el grupo de la ruta corta, descendimos el pico por nuevo camino en dirección Oeste y tras rebasar la Punta de Tatxeras por su base, nos encaminamos por senderos entre vegetación baja hacia el siguiente: Ralla de Alano (2.162 m.).

Cabe resaltar que la vista desde los picos de esta vertiente, de diferentes macizos pirenaicos emblemáticos es espectacular.

Descendimos el Ralla de Alano. en dirección sur esta vez sí, por el mismo sendero de subida. Vamos a por el Trasveral (2.097). Y tras ascenderlo y observar sus vistas hacia la otra vertiente de la sierra, continuamos entre lapiaces cubiertos de vegetación, prácticamente manteniendo la cota y vamos hacia el Trasveral Occidental (2.079) en el que nos detuvimos poco tiempo.

Desde la cima iniciamos un descenso de unos 100 m. hacia el collado del siguiente objetivo en el que dejamos las mochilas e iniciamos la subida en dirección noroeste de los aprox. 120 m más de desnivel que nos separaba de su cima.

Llegamos todos al Espelunga (2.106 m.) con su cima longitudinal y quedamos impactados por la prominencia que se erguía ante nosotros desafiándonos con sus 2.045 m. El Ezcaurre, que con sus vertientes prácticamente verticales y semicirculares, nos recordaba a alguna mega construcción humana de la antigüedad.

Algunas aves alpinas nos sobrevolaban a velocidad de vértigo tan rasantes que casi rozaban nuestra cima y a nosotros. Tras el inevitable rato de contemplación de la maravilla que nos rodeaba, optamos por descender a por las mochilas y encarar nuestro último objetivo del día con la intención de comer algo antes de afrontarlo.

El sendero hacia el Ruzquía (2.074 m.) discurre a ratos entre lapiaces y vegetación que, a ratos, ocultan el track poco transitado. Sin embargo, no habiendo accidentes geográficos importantes la orientación es sencilla con el navegador. La cima del Ruzquía se sitúa sobre una pared vertical la cual, vista desde el sendero de bajada, algunos cientos de metros más abajo, sobrecoge. 

Finalmente hicimos cima en el Ruzquía y bajamos a comer al collado.

El descenso está marcado en su inicio con un gran hito, si bien hay que decir que a unos 10 metros de este hito había otro más pequeño que también marcaba un descenso pero que tras una corta exploración no tomamos en favor del anterior que parecía más pisado aunque igualmente vertical y tan descompuesto como el este.

La primera parte de la bajada son 400 metros de pedrera suelta que se puede hacer fácil (mejor con apoyo de bastones en su parte inicial, más vertical). Aunque si se hace rápidamente se deben llevar los tobillos protegidos contra los golpes de los cantos sueltos que vamos levantando.

Una vez superados los 400 m. de la pedrera, giramos a la izquierda al encontrar la primera masa vegetal y seguimos track (que no siempre camino) para adentrarnos en el último tramo de regreso que atraviesa un bosque de hayas en el que el camino no ha sido mantenido durante años y que está invadido por plantones de hayas jóvenes en varios tramos. Aun así, apartando ramas de haya y sin dejar el track, el camino (ancho) vuelve a a aparecer una y otra vez hasta desembocar en el río junto al aparcamiento dónde dejamos los coches. Eran aprox. Las 17 h. y en este punto encontramos a un participante que decidió hacer una ruta diferente y por su cuenta y estaba esperando a su conductor.

 En general los senderos entre los picos de esta ruta están marcados con algunos hitos, aunque en algunos puntos se desdibujan. Si bien no resulta complicada la orientación siempre que se disponga de track y mapa. 

Excelente ruta.

Gracias

Relato de Esther P. – Ruta larga (Achar de Alano, Agujas de Alano, Mazandu, Rincón de Alano)

7:30 Desayuno en el alojamiento respectivo (dos participantes duermen en un establecimiento diferente).

Nos distribuimos en los coches y nos trasladamos hacia el camping de Zuriza, donde empieza la pista en buen estado de 3km de longitud que nos lleva hasta el parking de Tatxeras, donde comienza la ruta. Mientras nos ponemos las botas se acerca un vehículo de guardas imaginamos que controlando que nadie haya dormido allí.

Cruzamos el río siguiendo las señales y el sendero perfectamente marcado, atrochando la pista y siempre en ascenso. Pasamos por dos granjas y nos adentramos en la zona de pedrera (sólida y sencilla de caminar), ya con nuestro objetivo (la brecha) bien clara.

Pasito a pasito nos colocamos en el collado, donde descansamos brevemente.

Desconociendo yo la norma concreta del club que prohíbe a los participantes marchar sin acompañante, un participante dice que se marcha solo a hacer Peñaforca y se lleva una emisora para tal fin. (En la cena, ya informada de dicha norma, le comuniqué que ya no podría volver a hacerlo).

El resto nos dividimos. Algunos eligen la corta, otros la larga literal, otros la larga obviando el Achar de Alano y sustituyéndolo por Peñaforca.

Los de la ruta literal y los de la corta nos ponemos en marcha hacia el Achar. Creo que ignoramos el sendero y nos pusimos a subir a las bravas por la hierba, hasta la base del pico. Es trabajoso, pero no tiene dificultad especial. Vemos en el camino algunos de los gigantescos ejemplares de champiñón que ya hemos visto días anteriores. Verdaderas moles.

Al llegar a la base del pico, emerge la roca. El paso hasta la cima se puede hacer de forma directa echando las manos en un paso sencillo, o evitarlo dando un giro a nuestra derecha, aprovechando una plataforma que parece ir en dirección contraria hacia la cumbre, pero que enseguida corrige el rumbo, un poco más arriba.

Hacemos las fotos de rigor, y nos despedimos hasta luego de los participantes que prefieren hacer ruta corta. Nos encontramos con otro participante que ha iniciado la ruta en sentido contrario a la bajada de la ruta corta, que ya nos ha alcanzado. Se baja con nosotros para continuar por la ruta larga con el añadido del Peñaforca.

Bajamos de nuevo al collado y subimos hasta la cuerda por ladera de hierba. Ya en la cuerda el material es piedra, barro, lo que viene a ser una cresta sencilla. Cuando algo no se puede subir, es fácilmente evitable, bajando unos pocos metros. Nos saltamos algún montículo de la cuerda, pero en general cumplimos el track. Vemos a los compañeros adelante, y nos alienta, porque la comparativa del tamaño de las personas con respecto a la montaña nos ayuda a ver que la distancia en realidad no es tan grande como se veía de lejos.

Van cayendo una por una las cimas reseñables en poco tiempo, y llegados al Rincón del Alano, con las vistas espléndidas (especialmente bonitas de la Selva de Oza y el Castillo de Acher con sus colores), decidimos que el lugar y el momento son excelentes para comer.

Los compañeros que van delante han bajado hasta el collado y están comiendo allí. Intentamos contactar también con el participante que ha marchado solo por la mañana, pero no tenemos noticias suyas ni en este momento ni en todo el día, hasta que llega al aparcamiento (momento en que enciende la emisora).

Cuando estamos terminando de comer nos informan de que cuatro de nuestros compañeros más adelantados continuarán hacia el Peñaforca, el resto bajan por el delicado aunque ancho corredor por el que bajaremos hasta el GR que nos llevará hasta el collado de Estribiellas.

Vemos a los cuatro participantes ascender rápidamente por el camino que lleva a Peñaforca y también vemos al resto que han iniciado el descenso por el corredor. Nosotros cuatro (el equipo de cola) decidimos dar tiempo a los que están bajando para no tirarles piedras (la zona está muy rota y resbala bastante). Hacemos grupos de dos, permitiendo al primer grupo bajar hasta zona segura antes de comenzar los últimos la bajada.

Tras la zona de piedras llega un breve descanso en el que la bajada es menos pronunciada, en dirección hacia el collado y de nuevo una zona de hierba, muy pendiente. Hay que bajar mucho para rodear un farallón claramente identificable por el color diferente del material, a nuestra izquierda, cruzando una torrentera.

A pesar de nuestros temores (no había mucha documentación sobre esta bajada y habíamos pensado la alternativa de volver por el PR que va desde el Collado del Rincón hacia el Paso de Tatxeras si veíamos la cosa muy mal) finalmente es una bajada factible para personas habituadas a la montaña aunque requiere bastante atención y cuidado por lo descompuesto del terreno y por la pendiente, y se hace larga…

Finalmente llegamos al valle y claramente vemos el GR que ya en senda bien definida nos sube (bueno, nuestras piernas ya cansadas nos suben) hasta el Collado de Estribiellas.

Por comunicaciones a través de la emisora sabemos que los compañeros del Peñaforca ya han hecho la parte más delicada de la bajada y están a punto de comenzar a subir por el GR, así que seguimos adelante bajando ya por praderas de suave inclinación. Algunos sarrios nos saludan desde las laderas cercanas, y admiramos la naturaleza, que crea unas montañas impenetrables desde una vertiente pero perfectamente accesibles desde la otra. Podría tratarse de una metáfora sobre la gestión de los problemas en nuestra vida diaria…

Pronto llegamos a la pista y al parking, donde algunos aprovechan el agua congelada del río para descongestionar los pies.

Como colofón, una manada de unos treinta sarrios se encuentra junto al río, despidiéndonos mientras marchamos con el coche hacia Villanúa, lugar de nuestro próximo alojamiento.

 Martes 29 de Junio.

Relato de Esther P. – Ruta corta (Barranco de Lecherines)

7:30 Abundantísimo y bien sabroso desayuno en La Putxera.

Nos ponemos en marcha por la estrecha carretera en dirección a Aísa, donde tomaremos el desvío hacia Rigüelo. Allí se dejan los coches aparcados en el arcén de la carretera, lo más cerca posible de la valla.

Contacto con el taxista de la ruta prevista para el jueves, probablemente la cambiemos para el viernes por la meteorología y diversos problemas. Esto retrasa un poco al grupo de la ruta corta, que me espera.

El grupo de la ruta larga hace unos minutos que ha marchado. Quedamos un grupo de cuatro personas para hacer la corta y comenzamos a caminar por la pista pasando junto al Refugio de Saleras. Rápidamente encontramos carteles para cruzar el río, en dirección al Aspe, que seguimos. Un poco más arriba y siguiendo sendero bien marcado nos desviamos a la derecha, dirigiéndonos hacia el valle vecino, en dirección al barranco. Hemos decidido invertir el sentido de la ruta, motivo por el cual vemos a nuestra derecha el collado por el que descenderemos, justo al lado del Pico de la Magdalena.

Cuando abandonamos el PR el sendero se desdibuja, pero existen hitos y senda a tramos, y el destino es evidente, por el barranco de nuestra izquierda.

El barranco es un caos de rocas y vemos algunos neveros que deberemos pisar. Esperemos que no estén muy duros.

La ascensión es lenta, pero segura, siguiendo los hitos y las trazas de camino, y al llegar a los neveros están en perfectas condiciones, no es necesario material, puesto que la pendiente tampoco es excesiva. Un compañero se da un sustillo, hundiéndose en agujero hasta la cintura, pero sin más consecuencias.

Al llegar al collado tenemos a nuestra izquierda la impresionante pared del Aspe, la llamada Arista de los Murciélagos. A nuestra derecha otra pared, el flanco occidental de la Garganta de Aísa. Bordeando el pico hacia el norte, una senda estrecha pero bien definida que atraviesa algún nevero, y supera una gran faja frente a nosotros a la derecha, donde el sendero gira hacia el siguiente circo.

Es un sendero estrecho, arisco y muy montañero. Al girar para entrar en el circo descubrimos otro nevero bastante extenso y pendiente. Encontramos la forma de sortearlo, pero no vamos bien equipados y desconociendo lo que hay al otro lado del collado, y sin saber si tendremos que volver por ahí con el riesgo que supone, tras comer, decidimos darnos la vuelta por donde hemos venido, eligiendo no correr riesgos innecesarios.

La vuelta la realizamos por camino conocido. Disfrutamos dando algún que otro culetazo por los neveros de poca pendiente, y visto desde arriba encontramos el sendero de vuelta con más facilidad.

Nos tomamos la vuelta con cierta calma. Aún así, llegamos a los coches cerca de las cuatro de la tarde. 

Relato de Fernanda – Ruta larga (Llena de Bozo, Llena de la Garganta, Aspe)

Empezamos la ruta a las 9:00 tras dejar los coches en el pequeño aparcamiento de Rigüelo. La sesión de hoy, con picos a la carta, nos permitirá elegir entre ascender tres, dos o un solo pico en la sierra de Aisa o macizo del Aspe. Con una buena temperatura para caminar, 15 pegasos comenzamos la marcha larga con el ánimo a tope, disfrutando del verde valle y de las cumbres que lo circundan, las tres nombradas y además, los Lecherines y su espectacular Mallo, el Sombrero y la Punta Rigüelo, picos propuestos en la marcha corta.

Remontando el valle, llegamos a la zona de pedrera y canchal. El grupo se va estirando, y cada uno subimos el canchal por donde nos parece más cómodo: por la zona de bolos calizos de la derecha parece más cómodo, y no tiraremos piedras a los compañeros de abajo. Llegamos al collado (11 am) y con nosotros sube la niebla. Por un sendero cómodo llegamos al collado de Napazal o brecha Wallon, que separa las dos primeras cimas de hoy, y hacia la izquierda remontamos las pendientes de hierba siguiendo un sendero que nos deja en la base de la caliza. Un compañero que ya baja nos acompaña de vuelta a la cima y nos lleva por una ruta de cornisas calizas, con hitos, que nos deja en la cima a las 11:55. Llegamos ocho personas.

Parte del grupo se ha ido directamente a Liena de la Garganta. Nosotros nos liamos malamente por la pedrera-canchal de la pared oeste de este pico, cuando hay un sendero cómodo que la atraviesa hasta el inicio de la trepada, que por buena caliza y con buenos agarres nos eleva rápidamente hasta las estribaciones finales del segundo pico, a donde llegamos a las 13.30 y, ahora sí, la niebla se despeja y nos deja disfrutar de magníficas vistas.

La bajada, laboriosa pero hitada, bordea este pico por canales muy inestables, y un nevero intransitable sin crampones nos complica un poco la vida (no mucho), hasta llegar al paso de la Garganta del Aspe y remontar por un sendero muy marcado las pedregosas laderas del Aspe, en cuya cima (15:27) nos esperan los compañeros que han acortado la ruta.

Nos queda la bajada atravesando el karst, que hacemos por la ruta normal al Aspe, en vez de por el track, que nos llevaría por la parte más elevada de la caliza, a la derecha. El karst, peligroso con nieve, si ella es espectacular. Como ocurrirá todos los días de la semana, por la tarde se despeja el día y la luz nos ofrece un espectáculo indescriptible. Llegamos al coche a las 18:30, muy cansados pero muy muy contentos. 

Miércoles 30 de Junio.

Relato de Arturo A. – Ruta corta (La Moleta)

La opción corta de la marcha contemplaba la subida al pico de la Moleta, 2.572m.  Una vez aparcado el vehículo en la pista que conduce al barranco de Izas, comenzamos la subida por el sendero que transcurre por el barranco de Izas, compartiendo gran parte del camino de subida con el utilizado para la subida a la Pala de Ip. El camino mantiene a nuestra izquierda el arroyo hasta alcanzar las praderas donde se encuentra el refugio de Izas. En este punto el camino gira a la izquierda, subiendo por una pendiente pronunciada para llegar al refugio de Iserias, donde paramos a descansar.   Poco después retomamos el camino y aproximadamente treinta minutos más tarde llegamos al Ibón de Iserias, punto donde nosotros abandonamos el camino que va a la Pala de Ip para bordear el Ibón de Iserias primero y luego dirigirnos al Collado de la Moleta (2.400m) después. Desde este punto, después de un nuevo descanso, nos dirigimos al Pico de la Moleta por un camino muy marcado, que sube hasta la falda del pico, para tomar después una pequeña faja que al poco tiempo hay que abandonar para alcanzar una suave loma que lleva a la cumbre, donde descansamos. 

En el collado de la Moleta nos adelantó Jon, que inicialmente tenía intención de subir a la Pala de Ip, pero que, al no llevar crampones y piolet, se había visto obligado a regresar para intentar la subida por el camino previsto para la bajada, es decir subiendo a la Moleta y continuar luego por la cuerda hasta la cumbre de la Pala de Ip.

Una vez que descansamos, bajamos de la cumbre para regresar de nuevo al collado y desde allí emprendimos el camino de bajada en dirección a la pista donde teníamos los coches La primera parte de la bajada es muy empinada y transcurre sorteando los contrafuertes construidos para evitar los aludes, mientras que la parte final es una interminable serie de zetas atravesando el bosque.  El sendero termina en la pista donde habíamos dejado aparcados los coches por la mañana. 

Relato de Esther P.  – Ruta larga (Pala de Ip, Punta Tronquera, Moleta)

7:30 Desayuno en La Putxera, de nuevo abundante y riquísimo.

Cogemos los coches y nos dirigimos hacia el barranco de Izás, la pista del Col de Ladrones. Hay que pasar por un tramo de pista en buen estado para los coches. Algunos dejamos el coche justo en la llegada de la ruta, donde hay algo de sitio. Más arriba hay un parking más amplio, y allí dejan el coche el resto de participantes.

Comenzamos a caminar todos por la pista, y pronto encontramos un desvío señalizado como “Canfranc”. Tomamos dicho sendero, y en ese momento un participante que ha arrancado el último parece haberse desorientado. Con ayuda de la emisora finalmente encuentra al grupo de cola, y se une a él.

Continuamos por el sendero de pendiente moderada, llegando a una parte de praderas, donde pronto, llegados a una gran roca, encontramos el desvío señalizado como PR. Teníamos la idea de que este sendero se desdibujaba, pero afortunadamente no es así. Está perfectamente marcado trazando multitud de “zetas”, facilitando mucho el ascenso, y permitiendo realmente disfrutar del camino por su sencillez y buenas vistas a medida que ascendemos. Pasamos primero por el pequeño refugio de la Vuelta de Iserías y después, continuando el sendero, este tramo ya en fuerte subida, el grupo con el que voy se toma un respiro. Ellos piensan hacer ruta corta, así que yo me adelanto y encuentro al grupo adelantado en el Ibón de Samán o de Iserías, que ofrece colores algo inusuales y realmente bonitos.

El grupo adelantado también estaba descansando, y cuando se ponen en movimiento de nuevo, me uno a ellos.

Pasamos hacia el circo de la Tronquera, con su pacífica pradera, resto probable de otro ibón. Ahora toca subir por uno de esos terrenos incómodos en los que se van las piedras y tienes que caminar como si fueses pisando huevos, en busca del corredor que nos llevará al Collado de la Tronquera. Y ahí está, lleno de nieve. Afortunadamente nuestra experiencia del día anterior con la nieve nos sirvió de advertencia y la mayoría llevábamos equipo para cruzarlo. Un participante que sólo llevaba piolet, decide bajarse, prestando su piolet a otra compañera que solo llevaba crampones, y completando de esa forma el equipamiento de ella. Él se vuelve por donde ha venido, con el plan de llegar al Collado de la Moleta con los de la ruta corta, y hacer la cuerda en sentido inverso hasta encontrarse con nosotros.

Algunos abren huella por el nevero de cierta inclinación y poco a poco todos van subiendo aprovechando la huella, o creando la suya propia.

Yo encuentro que por el flanco derecho (libre de nieve) con cuidado se puede subir trepando un poco, y con la idea de bajar o incorporarme al corredor de nieve si llego a un punto en el que se complique la trepada demasiado, allá que voy. Finalmente no encuentro ninguna complicación y llego hasta el collado sin mayor contratiempo.

Todos nos reunimos en el collado y observamos el otro lado, la normal de la subida a la Pala de Ip, una ruta mucho más sencilla desde el embalse de Ip.

Ante nosotros tenemos la cuerda, por la que vemos venir a una pareja, que nos da la idea de cual es el camino.

Desde el collado el camino está hitado y no tiene pérdida. Dejamos escondidas nuestras mochilas y primero faldeamos flanqueando por el sur, para llegar a la cresta y luego a la precima,  y tras ella, una amplia arista que no requiere más que caminar nos lleva hasta la cima misma, que casi nos saltamos.

 Es difícil distinguir un punto más alto en el área, todos son más o menos iguales.

Practicamos a nombrar todos los picos que nos sabemos en la zona y disparamos las consabidas fotos, pero desprovistos de comida (nuestras mochilas están en el collado), la parada es breve. Volvemos hacia el collado donde nos disponemos a comer. En ese momento el participante que se había dado la vuelta en el corredor nos alcanza y mientras comemos, sube para coronar el pico.

Un pequeño grupo se queda a esperarle, y los demás, que vamos más despacio, nos ponemos en marcha, en dirección a la cuerda. Primero La Tronquera, siguiendo siempre el camino lógico, buscando el filo. El camino es sencillo, una vez hay que echar las manos, pero el resto de la cuerda es solo caminar.

La cuerda se hace corta, muy sencilla, pasando por La Moleta que parece muy amenazante pero que se sube en un pis-pás. En la planicie del pico hay que encontrar el hito que marca la bajada hacia el Collado de La Moleta. Nos cruzamos con unos jóvenes que hacen cima cuando nosotros estamos bajando. Nos alegra ver que la juventud se interesa por la actividad de montaña, y no solo por los videojuegos y las discotecas y el alcohol…

Al llegar al collado encontramos esperando allí a la pareja de una participante de nuestro grupo (habían quedado en encontrarse a lo largo de la ruta) y lleva prácticamente todo el día pacientemente esperando con sus dos perretes. Tras los saludos pertinentes, nos ponemos en marcha, pues queda toda la bajada.

Empiezo a dudar si será necesario retrasar la hora de la cena, pero prefiero no alterar los horarios de cena y desayuno, que ya están bastante ajustados con respecto a las horas de sueño y de actividad.

Cuando encontramos el sendero bueno, unos metros más abajo del collado, es muy sencillo de seguir. Tras alguna “trocha”, nos incorporamos al GR con innumerables “zetas”. Al principio lo encontramos cómodo y disfrutón, aunque tras trazar la zeta un millón, se nos hace algo pesado. Cuando llegamos a la pista tenemos que seguir hacia arriba muy brevemente, hasta que se termina en un campo de hierbas altísimas, ideal para que cacen los velocirraptores. Lo atravesamos por el trazo probablemente abierto por los compañeros de la ruta corta. Un cartel indicativo avisa de que el tramo siguiente es un “sendero difícil”, pero nos aventuramos por allí, sabiendo que, como comprobamos después, a pesar de ser ciertamente inclinado, no es un gran reto para el montañero acostumbrado a este tipo de terrenos. También encontramos algunas ayudas, cables y alguna grapa, para superar los pasos más complicados, imaginamos que pensando más en atravesar el terreno mojado.

Rápidamente llegamos a los coches, y llegamos a la cena a tiempo. Apretados, pero a tiempo.

Un día bonito, una ruta bonita… la cena nos sienta de maravilla, a pesar de las prisas. 

Jueves 1 de julio.

Relato de Esther P. – Ruta corta (Navariecho, Toronzué)

7:30 Desayuno en el alojamiento.

Debido a problemas de logística debemos intercambiar rutas, y hoy realizamos la ruta prevista para el viernes, dirigiéndonos en la opción corta hacia el Navariecho y el Tozal de Toronzué desde Linás de Broto.

Aparcamos junto a una capilla y bajamos un poco por la carretera hasta encontrar el inicio del Barranco de Sorrosal. Evitando la pista por la que se suele subir al Tendeñera y que discurre por el barranco, elegimos el camino, empedrado, tipo calzada romana, que progresivamente nos acerca a nuestros objetivos. Pasamos sobre un bonito puente y después seguimos las indicaciones hacia la cascada.

En la bonita cascada encontramos descansando a dos compañeros. Uno de ellos no se encuentra muy bien, y está valorando darse la vuelta, por problemas de cervicales. Tras recibir un casto masaje por parte de otro participante con el fondo del agua cayendo, se anima a continuar.

Llegamos al Refugio de la Faja, junto al cual una participante nos está esperando porque quiere darse la vuelta. Tras unas bromas y la toma de la decisión, se bajan hacia el coche el participante con problemas de cervicales y ella.

Los demás continuamos, primero por camino, y a tramos perdiéndolo. Atravesado el río, a nuestra izquierda está la subida por pradera y por pedrera al final que nos conduce al collado de las moscas. Quiero decir… al collado que nos da acceso al pico de Navariecho. Vemos al grupo de cuatro que nos precede ya en la cuerda (después nos hablarán de sus aventuras con el rebaño de cabras que dejó allí las moscas, según parece cabras bastante atrevidas y hambrientas).

Subir por la pendiente nos cuesta un rato, y al llegar arriba, y llegar a la cuerda, viramos siguiéndola. Un poco más adelante encontramos un lugar con menos insectos molestosos, y nos sentamos tranquilamente a comer algo, mientras vemos que el otro grupo ya ha llegado al Toronzué, y parece que también se disponen a comer allí.

Cuando terminan nos avisan por radio que inician la bajada, y nosotros nos ponemos en marcha también, para continuar lo que nos queda.

Calculamos que nos queda poco, pero el camino es bastante incómodo, lleno de tojos, y piedras… a pesar de que es evidente por dónde marchar y más cuando alcanzamos el sendero, avanzamos más despacio de lo que esperábamos y llegamos al pueblo cansados del incómodo camino.

Una cerveza en el albergue, noticias a través de radio de los “Tendeñeros” que ya están bajando, y para casa, a la ducha.

Relato de José A. – Ruta larga (Tendeñera)

Jueves 1 de julio. Sexto día de actividad consecutivo.

La marcha del día anterior fue dura, muy dura, y hoy tenemos que afrontar otra paliza.

Las piernas pesan, pero lo peor son las rodillas, que acusan los dos años que llevan sin ser sometidas a tan largas pateadas y “delicados” descensos. En los últimos días llevamos más de 10.000 m. ascendidos y, otros tantos, descendidos.

El día comienza como todos los demás, suena el despertador de Luis, ¡que pereza!, abandono la cama, ducha de agua fría, no por gusto, para activar los músculos y, sobre todo, la mente.

Bajamos a desayunar, el desayuno, sencillo pero abundante, me da fuerzas para afrontar lo que hoy me espera.

Puntualmente, según lo planificado, subimos a los coches y en unos 20 minutos llegamos al pequeño aparcamiento junto al cementerio de Linas de Broto.

Crema solar, gorra, gafas y mochila a los hombros.

Como todos los días hay dos opciones de marcha, y hoy no va a ser menos, que se denominan, mal, corta y larga. Tiro la moneda al aire y vuelvo a perder, otra vez me toca la “larga”.

Son poco más de las 9:00 h. y, diez inconscientes, de los 20 que componemos el grupo principal, iniciamos esta ruta.

Descendemos unos 300 m por la carretera hasta el puente del Rio Sorrosal y, sin cruzarlo, cogemos, a la izquierda, una pista forestal (Camino de Suaso).

Las piernas van cogiendo temperatura, en unos tres kilómetros la pista se convierte en una bonita y sombría vereda que vamos remontando progresivamente hasta el Puente de la Mercera. Cruzamos el puente y al poco tomamos un desvío hacia una bonita cascada y seguimos por una pequeña senda ganadera que, entre helechos, gana altura hasta el Refugio de la Faja.

Al poco de iniciar el camino me encuentro una grata sorpresa, un compañero de pasadas aventuras que estaba por la zona, José Antonio, se ha sumado a nuestro grupo y nos acompañará toda esta jornada. Conversamos, no sin ver la cara de perplejidad de otros compañeros que no entienden nada de lo que decimos (¡vaya par de friquies! leo en sus caras), hablamos de casetes, platos, grupos, cubiertas, …, o sea de otra de nuestras pasiones, las bicis.

Continuamos ascendiendo paulatinamente hasta la cabecera del Barranco del Cebollar y en un pastizal, en el que podemos ver cientos de vacas, giramos a la derecha (rumbo noreste), seguimos los hitos hacia el collado que se desprende de uno de los contrafuertes de la cadena principal. Es una corta pero agotadora subida, la pendiente es fuerte pero lo peor es terreno en el que no se ve rastro de senda alguna. Tras esta subida hacemos una pequeña parada después de la sudada, nos hidratamos y tomamos unos frutos secos.

Retomamos la marcha girando a la izquierda (cota 2080 m) y vamos ganando altura por terreno calcáreo, pedregoso, no conviene salirse de la traza (que la hay). Oteamos el horizonte, se ven aun algunos neveros de fin de temporada que, sin problema, podemos sortear.

Llegamos al paso de la Tendeñera (cota 2700 m) y sin complicaciones, salvo por el esfuerzo requerido para ascender a esta altitud, llegamos a la arista cimera y, en pocos minutos, a la cumbre de LA TENDEÑERA.

Somos cuatro los primeros en llegar, Pepe F., Sara, José Antonio, y yo.  A los otros compañeros aún se les ve lejos, tardaran en llegar.

Desde la cumbre contemplamos las vistas de Ordesa, Vignemale, Infiernos, Balaitús y hasta el Midi d'Ossau, Annie, La Mesa, La Collarada y al sur la Canal de Berdún.

Hacemos los “inefables” “selfies y, antes de emprender el descenso, reponemos fuerzas.

Poco a poco van llegando el resto de los integrantes del grupo, Jon, Juanjo, Luis, Ricardo, Arturo, Fernanda, Javier C.

Miramos por donde descender, no está muy claro, acojona un poco. Podemos darnos la vuelta y, sin complicaciones, regresar por el mismo camino ascendido.

Decidimos darnos un chute de adrenalina, otro más, e iniciamos el descenso hacia el collado contiguo, es un descenso delicado tanto por la pendiente como por el terreno, inestable, de piedra suelta.

El camino desde el collado es algo más fácil, atravesamos un karst, lleno de grietas, aristas afiladas y bloques de piedra, que pone a prueba nuestra pericia.

Vamos pendientes de nuestro GPS y buscando los pocos hitos existentes. Llegamos “al paso” de una chimenea, ocho metros de caída, hay instalada una cuerda que solo llega hasta la mitad de la grieta, los cordinos que rodean una gran roca, y a los que está amarrada la cuerda, no me ofrecen ninguna confianza, decido no usarla, destrepo, con sumo cuidado, usando los pequeños escalones y regletas de la roca.

Tras un pequeño respiro continuamos, tenemos que seguir muy atentos a los hitos que nos ayudaran en el descenso. Por fin llegamos a un collado a 2200 m de altitud, desde aquí divisamos el camino de la mañana, el terreno cambia radicalmente, bajamos ya por pendientes herbosas que nos conducen hasta el refugio de La Faja, antes del refugio aprovechamos para refrescarnos en una pequeña poza a los pies de una de las cascadas que encontramos en el camino.

Desde el refugio, y por el camino ya pisado por la mañana, regresamos hasta Linás donde, tras tomarnos una (más bien unas) cerveza, damos por terminada la jornada a las 18:00 h.

No quiero dar por finalizado este pequeño relato sin expresar (negro sobre blanco) mi reconocimiento y agradecimiento por el gran trabajo, tanto en cantidad como la calidad, realizado por Esther. Gracias a ella yo, y creo, todos los integrantes del grupo hemos podido disfrutar de una espléndida “travesía” por los Pirineos. 

¡Gracias Esther! 

Viernes 2 de julio.

Relato de Luis B. – Ruta corta (Peña Parda, Peña Telera)

Hoy vamos a visitar una zona que por su difícil acceso está muy poco transitada. Salvando este inconveniente gracias a unos taxis, nos situamos casi donde teníamos previsto.

Del grupo principal nos desligamos unos pocos, cinco, con menos carga de ambición (o fuerza) en esta ocasión. Como también somos de carácter indómito y rebelde optamos por hacer una mezcla de las rutas larga y corta…subiremos a Peña Telera y luego iremos viendo.

Iniciamos todos juntos la fuerte subida y al final las vueltas del camino nos llevan a alcanzar Peña Parda, con lo que ya, sin real intención, nos anotamos una bonita cumbre. Desde allí podemos ver a nuestros compañeros de la “larga” iniciar ya el ascenso al Telera. Siguiendo sus pasos subimos sin demasiada fatiga pues ya estaba casi todo el trabajo hecho antes. Tras un buen rato disfrutando en la cumbre, y de una reparadora comida en el collado al abrigo del continuo viento, iniciamos la bajada.

La senda no está definida, pero vamos viendo con suerte algunos hitos que nos encauzan en la buena dirección. Un lapiaz más y poco antes de la cueva de Zarambucho alcanzamos el track para realizar la bajada.

Casi al final sufrimos el “ataque” de una imponente manada de vacas demasiado amistosas, seguramente sin malas intenciones, pero que nos produjeron tal respeto que, pese al cansancio acumulado, consiguieron sacar de lo más profundo de alguno de los presentes el alma de velocista (lástima que en este año olímpico la marca no fuera registrada).

Sin más sobresaltos llegamos al punto de recogida, y en 15 minutos aparece el taxi que nos devuelve al asfalto. Una (otra) fantástica jornada. 

Relato de Esther P. – Ruta larga (Peña Parda, Peña Telera, Pabellón, Puerto Rico, Peña Retona)

7:00 Desayuno en el alojamiento, y nos montamos en los taxis, con los que hemos quedado a las 7:35. Con puntualidad británica nos distribuimos y con nuestras mascarillas embozadas los taxistas nos suben hasta el refugio de más abajo, a un kilómetro y medio del punto de inicio esperado. Se supone que el taxista ha comprobado el camino con anterioridad y este es el punto máximo al que puede subir.

Desde donde nos han dejado, un participante conoce un pintoresco camino que se supone nos llevará fácilmente hasta la base de la Peña Parda, y a todos nos parece bien probar la alternativa.

La parte del agujero es francamente divertida, pero después nos encontramos en una ladera muy empinada y repleta de pinchosos tojos, que los compañeros que llevan pantalones cortos sufren especialmente. Tras ese tramo más complicado, encontramos finalmente la traza del camino dibujado en el Topopirineos, y conseguimos más o menos seguirlo, a través de un lapiaz algo menos “severo” que el del primer día, en la zona del Anie.

Encontramos el paso a la Peña Parda, una corta canalilla que cuando hay nieve se complica un poco más de lo que encontramos en esta ocasión. Nos ha costado casi una hora y media llegar a conectar con el track original, pero aquí estamos.

Comienza la subida “a lo bestia”. Con hitos algo difíciles de seguir, trabajosamente ganamos metros, yo me encuentro un bastón algo herrumbroso (señal de que lleva ahí un tiempo), pero aún en buenas condiciones y por fin nos colocamos en la Peña Parda. Frente a nosotros se encuentra la Peña Telera, y hacia allí nos dirigimos, aunque con el ánimo algo decaído.

Seguimos sendero y después las marcas verdes hacia la cima. El desánimo finalmente se instala cuando vemos la cuerda que nos queda por completar frente a nosotros. Realmente parece larguísima.

Un grupo detrás hace cima en la Peña Parda. Nosotros seguimos hacia delante, con el propósito de seguir hasta la bajada de la opción corta, y caminando a una velocidad orientada a perder tiempo hasta que el taxi nos recoja.

Tras la Peña Telera la bajada tiene algún paso de trepada, pero lo salvamos fácilmente.

Es la zona más entretenida y vemos que hemos llegado muy pronto al primer collado, saltando la cima del Capullo y la Cima sin Nombre. De pronto hemos avanzado muchísimo.

Yo en realidad continúo albergando esperanzas de completar la ruta llegando hasta la Peña Retona y me angustio un poco pensando que a ese paso “abandonado” realmente no vamos a llegar, y les propongo retrasar el taxi de vuelta, e intentar completar realmente la ruta. 

Planeamos una posible escapada, renunciando a la cima de la Peña Retona, y otro compañero y yo comenzamos a subir mientras el resto para brevemente a comer y finalmente nos sigue.

En realidad avanzamos bastante rápido, y siguiendo el track, a tramos por sendero, otros simplemente como nos indica la intuición vamos completando la ruta, esta vez subiendo a cada cima restante (Pabellón y Puerto Rico).

Parece que a lo tonto al final si que terminaremos la ruta… llegados al collado de la Canal Plana la subida a la Peña Retona se antoja larga…

Como soy la más lenta y los que van a subir ya han comenzado la trepada, decido para unos minutos y después bajar, puesto que no quiero retrasarles aún más. Un participante dice que se adelanta a bajar, porque quiere ir despacio para cuidar las rodillas.

A los cinco minutos Jon me llama por radio insistiendo en que suba, me está esperando. Los otros dos participantes que se habían quedado conmigo siguen en la bajada al primer compañero que había comenzado la bajada por la pedrera. Dudo brevemente, pero me siento fuerte y me dejo convencer. Abandono temporalmente mi mochila en el collado y aunque la subida está muy descompuesta y es delicada, avanzo con rapidez. En seguida encuentro a Jon, y ya los dos progresamos más rápido de lo esperado. Acercándonos a la cima encontramos camino señalizado, y en los últimos metros encontramos un único paso en el que echar las manos.

Las vistas nos recompensan, y debo reconocer que esta cima me hace particular ilusión, frente al resto de las rutas de la semana. Conste mi especial agradecimiento al “Comando Retona”: a Javiti, a José A., y a Jon en especial por acompañarme primero cuando todos habían abandonado y convencerme cuando la que había abandonado era yo. Gracias, gracias, gracias ????.

La parada en la cima no puede ser muy larga, ya vamos algo justos de tiempo. Hacemos algunas fotos y desandamos pasos. Aprovechando los tramos de pedrera que se bajan como cunado bajas por nieve llegamos enseguida al collado, recogemos las mochilas los que las habíamos dejado y continuamos en busca de más pedreras, que afortunadamente encontramos. Hasta la zona de El Huerto la bajada es meteórica aprovechando pedreras y neveros, y a partir de ahí tampoco es que vayamos despacio, aunque las pedreras-descensoras desaparecen.

En esta parte de la ruta los hitos son meramente testimoniales. Contamos con el track y con el mapa de Topopirineos que afirma que por ahí hay un sendero (¿?) y entre una cosa y otra nos apañamos para llegar al Cuello de Cicutar. Aquí se suaviza la pendiente e incluso encontramos una surgencia de agua que por supuesto aprovechamos, un poco rapiñando pues el chorro está muy a ras del suelo. Alguno habíamos acabado con la mayor parte de nuestra reserva de agua en la primera subida, entre los tojos pinchosos, no pensamos renunciar al trago, que está fresco y delicioso.

Pronto vemos el siguiente collado que tenemos que cruzar, en ese momento el grupo adelantado nos informa que acaba de cruzarlo.

Intentamos no perder nivel, pero finalmente encontramos más sencillo seguir camino y descendemos algo, rodeando el Plan de Igüer, en busca del Pilón de Acumuer. Esta última subida hasta el Pilón se hace algo más dura, ya llevamos muchas horas andando, pero no queremos tampoco que el resto de compañeros tenga que esperar demasiado y nos apresuramos. Pasamos al siguiente puerto y a la bajada, ya con el primer refugio del Plan de Usabas a la vista, y junto a él un montón de vacas.

En esta bajada ya contamos con sendero señalizado con puntos azules. El grupo delantero nos avisa de que las vacas son bastante intimidantes, porque han salido corriendo hacia ellos en masa, imaginamos que creyendo que son el pastor provisto de sal, o algo parecido.

En nuestro grupo de cuatro dos van por delante y los que vamos detrás vemos a muuuuu!-chas vacas de pronto correr hacia ellos… realmente da algo de miedo, pero el episodio no tiene más consecuencias que las bromas derivadas relativas a los improvisados San Fermines Pirenaicos.

Al llegar a la pista la abandonamos aprovechando una última trocha, continuando por el sendero de los puntos azules, y en el último kilómetro y medio comprobamos que la pista está perfectamente practicable para las furgonetas un buen tramo. Anoto mentalmente que ese hecho merece una reclamación. No tardamos mucho más que el grupo delantero en llegar.

Bajamos en la furgoneta e intento organizar la cena de forma completamente infructuosa. Como aún tendremos tiempo, decido dejarlo para cuando estemos abajo. Aprovecho para llamar al taxista y reclamar, gestión absolutamente inútil e improductiva, pero que al menos me quita un poco la rabieta.

A pesar de los inconvenientes ocasionados por el taxi, la ruta me ha encantado. Muy bonita y muy montañera, aunque algo durilla.

 Sábado 3 de julio.

Relato de Fernanda – Rutas corta y larga (Garmo de la Mina)

La previsión meteorológica aconseja realizar la ruta corta, que comenzamos en el polideportivo de Sallent a las 9 am. Nos apuntamos la ruta casi todos, los compañeros del fin de semana, los más animosos, en cabeza. Algunos de la travesía vamos muy cansados, pero con ganas de seguir disfrutando del espectacular Pirineo. Tomamos un camino que indica a los “Picos de los Infiernos”: efectivamente, salvando 1.900 de desnivel y 10 km, llegaríamos a los Infiernos.

Vamos siguiendo un camino claro entre pastos, que en cierto momento se bifurca, llevándonos hacia el barranco de Pondiellos y liándonos entre las ramas de los pinos. Subimos prados arriba unos pocos metros hasta encontrar otro camino bien marcado e hitado que nos deja a los pies del pico. Un rato antes ha empezado a llover; ante las previsiones de tormenta que teníamos, el grupo de retaguardia se da la vuelta.

La ruta a partir de aquí es circular, abordamos el pico por la vertiente sur, siguiendo el barranco de las Albas, por un camino con cortantes rocas pizarrosas y pedrera. Cuando llegamos al ibón de Chiminel o de la Sartén atacamos la cima, trepando por pizarra inestable y muy descompuesta. Tres compañeros deciden no continuar trepando, mientras el resto lo vamos pasando con mucho cuidado. Cuando parece que hemos llegado a la cima ¡sorpresa! Aparece una cresta de unos 150 m de longitud que nos separa de la cima. Dos de nosotros abandonamos preocupados por la bajada que nos espera. Cuando vamos desandando el camino de bajada, nos encontramos con que nuestros tres compañeros están subiendo por la cara herbosa de la montaña, silbando y tan contentos (la cara caliza amable de la montaña). Nos unimos a ellos y en poco tiempo llegamos a la cima sin mayor contratiempo. Los afanados de la arista ya van bajando por esta misma ruta. Desde la cima vemos al lado la marmolera de los Infiernos, la morrena del Argualas, el salto de Pondiellos, además del pico Cerrez que era otros de nuestros objetivos de hoy.

El camino de vuelta, que circunda el pico por el norte, por su cara caliza, de pastos, discurre tranquilamente hasta volver a enlazar con el cómodo camino que tomamos a la subida, que nos deja en Sallent a las 4 de la tarde.

Domingo 4 de julio

Relato de Esther P. – Rutas corta y larga (Peña Gratal, Gorgas San Julián)

Aunque parezca mentira, después de tantos días hay participantes que siguen teniendo ganas de andar, influidos también por la sangre renovada por los participantes del fin de semana, incorporados ayer mismo y que tienen muchas más ganas que nosotros.

Nos despedimos de los participantes que deciden volver a Madrid directos, y en total doce personas entre participantes de la travesía y del fin de semana nos dirigimos hacia Nueno, acortando ya la vuelta a Madrid.

En las afueras del pueblo se encuentra la Urbanización Parque de Guara. El firme en el último kilómetro no es tan firme, tiene bastantes agujeros, pero es practicable para turismos. Aparcamos a los lados de la “carretera”, junto a unas piscinas, en el lugar donde se cruza la pista en la que comienza la ruta.

Nos ponemos en marcha y ya hace bastante calor. Hemos desayunado tarde y hemos tardado un buen rato en llegar hasta allí, pero la ruta en teoría es corta. Desafortunadamente aquello es un poco “secarral”. No hay ni una sombra y todas las veces que abandonamos las pistas los arbustos nos agreden, resultando algo incómodo el paseo. Como nosotros somos cabezones y tenemos el descanso de las pistas, nos empeñamos.

Alternar varios tramos de pista y sendero punzante, llegamos al collado situado entre el Tozal Chico y la Peña Gratal. Desde ahí tenemos pista y después algo parecido a una pista (por la anchura) pero totalmente descuidada y cubierta por la maleza, salvo en lo que parece dibujar un sendero que nos coloca en la falda norte del pico para subir en sendero muy empinado pero bien marcado hasta la cima.

Las vistas bien valen las incomodidades, hay que reconocerlo. La pared de los Pirineos llama especialmente la atención, bien cerca se reconoce el Macizo del Monte Perdido, y al Oeste del mismo, muchos de los picos que hemos ascendido durante la semana. Mirando al sur la planicie inmensa, al Este la sierra de Guara… vale la pena, la verdad.

Hacemos fotos y curamos a un compañero que se había golpeado en la cabeza con una rama y como resultado había sangrado escandalosamente, a pesar de que la herida no pasaba de ser un pequeño raspón.

Comemos algo y nos disponemos a bajar. El camino resbala un poco y es pendiente, pero en peores plazas hemos toreado. Llegamos rápidamente de nuevo al collado, donde rodeamos el Tozal Chico por el lado contrario al que hemos subido. El Tozal está muy a mano desde el colladete, pero el calor no anima a subirlo ni a los más “viciosos”.

Repetimos tramo pinchoso, y siempre pendientes del track, nos desviamos por una falda que parece dirigirse a un pequeño barranco.

Efectivamente, por el fondo del barranco discurre un arroyo en el que nos proveemos de agua para continuar por el sendero que, aunque no tiene pérdida, sigue siendo lacerante. Los arbustos son muy altos, y no sólo nuestras piernas los padecen.

Un poco más adelante, tras una leve cuesta arriba, encontramos la ermita, donde también hay una fuente (en el interior). Uno de los participantes que canta en un coro nos deleita brevemente con unos cánticos gregorianos y descubrimos que el participante del golpe en la cabeza está perdiendo una suela de una bota. Menos mal que viene él, así seguro que al resto no nos pasa nada ;p.

Queda poco para terminar la ruta, así que le atan un cordón para que no pierda la suela del todo, y continuamos.

Encontramos un desvío a la izquierda y un letrero a la derecha que indica Nueno. La mayoría, salvo el participante de la bota rota y otros dos que le acompañan, tomamos el sendero de la izquierda para ir a visitar las Gorgas.

La verdad es que sorprende la estructura en un sitio donde no parece haber nada. Alguno llega hasta el final para meter los pies en la poca agua que se acumula, pero pronto volvemos al camino. A partir del desvío el sendero se convierte en PR y es mucho más transitable en lo que a pinchos se refiere.

Contactamos con los tres compañeros que se han adelantado y que ya están en los coches y poco después llegamos nosotros.

Algunos sacan alguna bebida y comida para compartir y celebrar el buen fin de la “travesía” en este inusual año.

No quiero finalizar la memoria sin dar las gracias a la gran mayoría de participantes que, con su colaboración y buena predisposición, me habéis facilitado mucho la tarea de la coordinación, algo más compleja que de costumbre. Y por supuesto reiterar las gracias al “Comando Retona”.

Y por último agradecer las excelentes redacciones con las que habéis contribuido a la elaboración de esta memoria: Richie M., Luisma, Fernanda, Arturo A., José A. y Luis B. Todos arrancáis con positivos para el curso que viene ????

Los niños de este colegio sois los mejores ????

 

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