A.D. Grupo de Montaña PEGASO

Montañismo

Los valles tranquilos

31 de octubre a 3 de noviembre de 2024

Descripción de la actividad:

Llegó por fin el puente de “Todos los Santos” y con el corazón encogido por los estragos de la DANA en Valencia esa misma semana, 26 participantes (después de tres bajas de última hora) viajábamos de nuevo al Parque Natural de los Valles Occidentales, en el Pirineo oscense.

Después de una semana de incertidumbre meteorológica (nieve una semana antes en cumbres y alertas rojas saltando de un lado a otro de la Península), parece que haciendo honor al nombre de la actividad, iba a reinar la calma en los Valles Tranquilos. Por si las moscas, casi todo el grupo, disciplinados como somos en Pegaso, había empaquetado la equipación invernal, que finalmente acabó en el fondo de los maleteros todo el fin de semana. 

Repartidos entre el alojamiento y “Lo Salto la Vieja”, el bar del pueblo, nos fuimos acomodando según llegábamos el jueves por la tarde, para cenar y ponernos al día.

Aunque a estas edades el cuerpo empieza a apreciar la comodidad de los hoteles, esta vez nos alojaríamos en el Albergue de Siresa (antiguas escuelas del pueblo), donde a pesar de las austeridades propias de un albergue, nos trataron como en casa y nos dieron de desayunar y cenar estupendamente.

Viernes 1 de Noviembre

La jornada comenzaba aún de noche y con una niebla baja que le daba al Valle un toque misterioso y mágico (alguno pensará que no soy objetiva cuando hablo de “mi pueblo”, toda la razón! ).

A las 7.15 am, el desayuno, razonablemente abundante y con algún pequeño lujo como el zumo natural (aunque hubiera que exprimirlo); a las 8 am, en los coches; y a las 8.45 am, empezábamos ya la ruta después de la foto de grupo de rigor.

Dos compañeros harían la opción corta: ida y vuelta a Chipeta desde el parking de Guarrinza. Todos los demás emprendíamos en fila india la subida del barranco de Estriviella para hacer la opción larga propuesta. Pero alguno ya rumiaba desde el día anterior la idea de meterle un “pequeño extra”, y como la vista del Peñaforca durante toda la subida era demasiado tentadora, allá que se escaparon unos cuantos. El resto del grupo, los de “qué necesidad de pegarme esa paliza”, nos lo tomamos con tranquilidad, con varias sesiones de “photocall” (los cortados de Chipeta y las vistas del Acher se prestaban a ello) y una larga parada de sesteo antes de llegar a Chipeta, donde nos reunimos con Zapata y Alfredo, que ya llevaban allí un buen rato, y comimos.

Se empezaba a cubrir el cielo de nubes, así que decidimos empezar la bajada, muy cómoda y disfrutona hasta llegar a la pista de Guarrinza, donde no nos libramos de que nos cayera alguna gota, ya casi llegando a la Selva de Oza. A las 5 pm ya estábamos los primeros en Siresa, donde dio tiempo de sobra a una buena ducha y sesión de “tardeo” en el bar. Los del “extra” de Peñaforca llegaban poco más tarde, y Pajares y Eva, que se marcaron sin quererlo un “doble extra”, llegaban ya de noche pero con su sonrisa habitual, a pesar del palizón.

Sábado 2 de Noviembre

Con puntualidad británica repetíamos el horario del día anterior y a las 8.45 am comenzábamos la subida al Castillo de Acher, un clásico en la zona y, no lo puedo negar, mi pico favorito. Hoy, con dos participantes menos, que prefirieron explorar un rincón del valle menos conocido y un tercero, que prudentemente decidió darle un descanso a sus rodillas. A las dos horas estábamos en las faldas del Acher, quedándonos aún otra hora más para la cumbre.

De nuevo la opción larga, que no estaba mal para las horas de luz que teníamos, se le quedó corta a una decena de “insubordinados” (desde el cariño :>), que decidieron añadir el Secús como extra (he de reconocer que el día se prestaba a ello y yo me quedé con muchas ganas de hacerlo). Resultado: múltiples variantes de la ruta oficial (que si subida al Secús y luego a Acher por la Canal… que si lo mismo en sentido inverso,..que si Acher y Secús por la normal… que si atroche por el bosque..  etc etc) a cual más bonita, así que todos contentos!.

Los de la ruta oficial también disfrutamos a tope. Algunos añadían ese pico por primera vez a su currículum montañero, y los que ya lo conocíamos, concluimos que aunque estuviera algo concurrido ese día, Acher nunca decepciona. Y es que aunque sea un pico modesto en altura, el murallón calcáreo de su cumbre, combinado con el rojo intenso de sus arcillas, es un regalo para la vista.

Después de descender de la cumbre, parada de casi una hora al estilo “Los lunes al sol”, que dedicamos a comer, echar una cabezada, seguir con la vista a los pegasos que subían al Secús y fotografiar desde todos los ángulos posibles la cara “oculta” del Acher. El regreso por el barranco de lo Barcal fue otro espectáculo; un contraste increíble de colores y llegando a Guarrinza, un hayedo precioso que se resistía a tirar la hoja.

Allí pusimos el piloto automático para bajar por la pista, que aunque se hizo un pelín larga, estaba igualmente bonita. Sobre las 5.15 pm llegábamos al parking de Oza, y viendo que a nuestros compis aventureros se les iba a hacer de noche, Víctor subió a recoger a los conductores ahorrándoles varios kms de pista y a nosotros un buen rato de espera.

Más tarde que pronto, todos los coches y ocupantes llegábamos sin contratiempos a Siresa, hambrientos y contando los minutos que faltaban para la cena.

Domingo 3 de Noviembre

Ese día dimos un respiro a las cocineras del albergue y desayunamos 15 minutos más tarde. Teníamos una ruta bastante corta, aunque la aproximación en coche hasta Linza, en el Valle de Ansó, nos llevaría casi una hora.

Algunos decidieron adelantar la vuelta a Madrid, aprovechando que un coche se bajaba antes, otros optaron por hacer una ruta más cercana desde Siresa y la gran mayoría hicimos la ruta oficial, que subía al Maz o Txamantxoia, un muy modesto pero vistoso pico que custodia el refugio de Linza.

La ruta comienza en subida constante por un bonito hayedo que desafortunadamente, pillamos ya sin hoja, pero que en pleno otoño debe de ser una delicia. Saliendo del hayedo, el pico va mostrando su perfil más orgulloso y el camino se va empinando pero sin presentar dificultad alguna. Él último tramo, más tendido, nos deja en apenas hora y cuarto en la cima, desde donde hay unas vistas preciosas del hayedo de Gamueta, Belagua, las cumbres navarras y el Valle de Hecho, de donde venimos.

Descendiendo en circular por la opción larga, Luis improvisa un atroche del track oficial y como ya se sabe que “no hay atajo sin trabajo”, alguno casi acaba teniendo que recurrir al piotet para bajar por las laderas de hierba :>).

A la 1.15 pm ya estábamos de vuelta en Linza, donde nos despedimos tan contentos de que el tiempo nos hubiera  regalado estos tres días estupendos de otoño.

Algunos lo celebraron con unas cañas en el refugio; un compañero, incombustible, se apuntó el Petrechema de postre, y otros cuantos nos resistimos a dar por terminada la jornada y lo celebramos con unas Migas de Pastor en Borda Chiquín, un “must” en las rutas gastronómicas de estos Valles.

Ha sido un gustazo haber caminado estos días con vosotros, chic@s, espero que lo hayáis disfrutado tanto como yo. Gracias a todos y nos vemos en las montañas!

Coordinador/a: Sara Diaz Marti