El dueño del hotel, Sr. Joaquín, nos indicó que la pista era transitable, así que decidimos no modificar nuestros planes, de momento, a la espera de confirmar por la mañana las condiciones meteorológicas de primera mano.
Sábado 27 de Febrero
Distancia: 33,9Km. Desnivel: 1100m.
Tras una noche de viento intenso y constante, desayunamos copiosamente, disfrutando de la torta de manteca de la zona, tostadas y de la barra libre de café, y nos dirigimos con nuestros coches hacia el principio de la ruta. Ya en la carretera alguno de los coches empezó a patinar sobre la capa de nieve-hielo que se estaba formando en ese momento.
Al llegar a la entrada de la pista, y viendo su estado, el grupo decidió volver a Castril, ya que la previsión era que continuase nevando como lo hacía en ese momento. El temor a tener problemas con los coches, junto con las perspectivas de fuerte viento en las cumbres, nos obligaron a desistir de nuestro objetivo inicial, coronar el pico Empanada.
Ya de vuelta en Castril nos dividimos: un grupo se fueron a hacer turismo a los pueblos cercanos, otros decidieron realizar una ruta por las cerradas del rio Castril, en el pueblo, junto con un paseo por los olivos cercanos y el grupo más numeroso decidimos visitar y conocer el nacimiento del río Castril, que, según los paisanos, merecía la pena.
Para ello empezamos a caminar por una pista que salía a pocos metros del hotel, que bordeaba por su derecha el embalse de El Portillo, cercano al pueblo, y tras varios kilómetros se adentraba en el cañón, formado por el cauce del río Castril, para llegar al nacimiento del mismo.
La nieve, constante a lo largo de la mañana, fue nuestra compañera. Afortunadamente se trataba de nieve ligera, seca y compacta, que no se asentaba en nuestros chubasqueros, permitiéndonos completar nuestra ruta prácticamente secos.
Nuestra primera parada realmente no desmereció. El río brotaba de la misma roca en muchos puntos, con un fuerte caudal. Había dejado de nevar, así que aprovechamos el momento para comer algo antes de empezar a bajar.
Los intervalos de nieve y sol nos animaron a llegar al desvío de la Cerrada de la Magdalena, a seguir el sendero de 1,5 km.por la ladera de la montaña, más estrecho, hasta el imponente salto de agua.
A todos nos cautivó y se ganó una avalancha de fotos.
Ya de vuelta siguiendo el mismo camino, el tiempo había dado tregua a la pista, derritiendo la nieve sobre todo en los últimos kilómetros hasta el pueblo.
Estos últimos kilómetros se hicieron algo más largos, aunque casi todos nos sorprendimos cuando averiguamos la distancia y desnivel recorridos, pues esperábamos que fuese menos.
Ya en la cena intercambiamos experiencias con nuestros compañeros, disfrutando de la excelente y abundante cena ofrecida por el hotel. Un lugar para repetir.
Algunos se dieron un corto paseo por el pueblo antes de dormir.
Domingo 28 de Febero
Los que no habíamos realizado la ruta de las pasarelas el día anterior, fuimos a visitarlas. Un recorrido muy parecido al famoso “Caminito del Rey”, algo más corto, pero, eso sí, abierto a todo el público, y después marchamos a hacer turismo por los pueblos cercanos.
Sin más, agradecer a todos los participantes su buena predisposición general y su colaboración en el buen desarrollo de la actividad.
Coordinador: Luis M. Andrés Plaza