Travesía Pirineos 2020
24 de julio al 2 de agosto
Días previos, preparación, cambios de fechas.
“Si no hay coordinador, no se puede hacer”. – Me comentaba Pedro C, un día a finales de mayo que casualmente nos cruzamos por Moratalaz. Había que cambiar la fecha de la travesía, pues a finales de junio aun estaríamos en fase 3, y en teoría no se podía salir de la provincia. Un cambio de fecha supone tener que llamar a todos los alojamientos, ver si permiten el cambio y si hay disponibilidad. Tiene que haber en todos los sitios en las nuevas fechas. No es sencillo. Aplazarlo una semana no era posible, dos tampoco... Finalmente se consigue cuadrar todo 4 semanas más tarde. Pero para la nueva fecha el coordinador inicial no podía ir. Llevamos 4 meses sin actividad en el grupo, hay que intentarlo. La Travesía Pirineos es un clásico en Pegaso.
La incertidumbre por el COVID también se hace notar cuando se abre la inscripción. De las 20 plazas reservadas, solo se cubren 9, y unos días antes hay que volver a contactar con los alojamientos para reducir la reserva. Al ser un grupo menor, en algún sitio ya no ofrecen media pensión. Pero llega el viernes 24 y partimos hacia el Pirineo, a diferentes horas y desde diferentes puntos de España apoyándonos incluso en algún coche de los del fin de semana. Todo va a salir bien.
Agradecer a Ester todas las gestiones iniciales y al grupo toda la comprensión por esos cambios y la buena disponibilidad. Creo que ha sido una salida perfecta donde ha reinado el buen ambiente y el apoyo mutuo. Mi agradecimiento también a los que nos han ayudado entre los participantes de ambos fines de semana, facilitando mucho la logística de coches. Especialmente a Esther, Javier, Nacho y Sara. Sin su ayuda los traslados y recuperación de coches habrían sido bastante más complicados.
Sábado, 25 de julio. Circular a Peñaforca
-“El desayuno, a las 7:20”. Circulaba este mensaje por los grupos de wasap la noche anterior. En principio iba a ser a las 7:00, pero por lo visto, esa hora la había pillado ya otro grupo de montañeros con los que compartíamos hotel y espacio en el comedor.
El otro grupo está terminando de desayunar cuando los “pegasianos” vamos llegando y ocupando nuestra mesa. Es un grupo más entrado en años que el nuestro. -Ellos pensarían lo mismo de nosotros-. Media hora más tarde estamos ya distribuyéndonos en coches para recorrer los 10kms que nos separan del punto de partida de las rutas. La Selva de Oza.
La mayoría de los participantes en la Travesía optamos por la ruta corta. Luego no resultó ser tan corta, pero queríamos probarnos y reservar fuerzas por lo que pudiera venir. Nos quedan aún muchos días de caminata donde ya las rutas no serán circulares y no habrá posibilidad de acortarlas.
La subida se hace llevadera, primero por un hayedo a la sombra y luego ya en campo abierto hasta llegar a la pedrera del canuto de Lenito. Allí se alarga el pelotón, y es que, el canuto se las trae, pues va acentuándose la pendiente y la estrechez conforme se gana en altura.
Finalmente, unos antes y otros después, vamos alcanzando la cumbre de Peña Forca. La visibilidad es excelente. Se observa perfectamente el Moncayo, los montes vascos y navarros, y al este, casi todo el Pirineo de Huesca donde distinguimos las cumbres que ascenderemos los días posteriores: Castillo de Acher, Bisaurín, Lurien, Balaitús, Infiernos.
En la bajada algunos compañeros deciden subir a Lenito, que desde el collado parece estar a un tiro de piedra, mientras otros bajan la pedrera con cuidado y acordamos quedar abajo, donde la ruta corta se separa del camino de ida. En ese punto una roca ofrece sombra suficiente para la espera.
- “Lo menos hay 100 ovejas, - quizá haya hasta 200”. Hacemos cuentas a ojo observando un rebaño a lo lejos, apostado sobre un nevero. El pastor nos saca de dudas: “1.600!, y, para bajar por el Barranco Aguas se puede, por donde sea, pero mejor por la izquierda. Hay una cruz. La cruz del Fraile le llaman…”. Pero tiramos por la derecha, siguiendo el track, sin camino definido. Pasamos por un prado cubierto de lirios pero poco después estamos enfrascados en una bajada muy pendiente entre hierba alta que no deja ver los hoyos del terreno. –“Teníamos que haber hecho caso al pastor”. Ya llegando a la cota de bosque, vemos toda una zona con la hierba tumbada, como si hubiera pasado un aluvión. Un aluvión no, pero si 1.600 ovejas que bajan casi a diario por la ruta buena. A partir de ahí, una traza ancha y muy definida nos conduce a la carretera junto a un puente peatonal, a poco más de 1km de donde teníamos los coches. Un camino paralelo, al otro lado del río, evita la carretera. Decidimos ir por ahí, aunque luego no resultó ser tan paralelo. Es el doble de largo y con sube y bajas añadidos. Cuando por fin llegamos a los coches, comprobamos que casi todos los que hicieron la ruta larga ya habían terminado.
Domingo, 26 de julio. Oza – Castillo de Acher – Gabardito.
Hoy el desayuno a las 7:15. La noche anterior se había sometido a votación si lo queríamos a las 6:45 o a las 7:15. Y de los 22 presentes (travesía + finde), 11 votaron una cosa y 11 otra. Finalmente, como la mayoría de los de Travesía, habían votado a las 7:15 se acordó esa hora que sería la habitual el resto días.
Una persona decide hoy hacer una ruta mucho más corta e ir andando directamente a Gabardito por la pista, así aprovecha para hacer algunas compras en el pueblo. El resto nos acoplamos entre los coches de “solo finde”, para así dejar aparcados en Hecho los de la Travesía. Algo que nos ahorramos para cuando haya que recuperarlos una semana más tarde.
El Castillo de Acher es una cumbre emblemática en la zona. Un perfecto sinclinal suspendido producto de la erosión a lo largo de cientos de miles de años. Su cumbre, rodeada de farallones, parece infranqueable, pero tiene un punto débil en su cara sur por donde trepa la vía normal. Se nota que es domingo y hay mucha gente haciendo la misma ruta. Los de la travesía, con las mochilas cargadas para una semana, envidiamos la ligereza con la que ascienden el resto. Alcanzada la cota 2000, la ruta de ascenso a la cumbre se separa del GR que va directo al Puerto de Acher. Aquí dejamos algunos las mochilas un poco escondidas y subimos a la cumbre. Sin peso, pero con cierta inquietud de haberlas dejado abandonadas. Lo de dejar las mochilas mientras se sube a una cumbre sería la práctica habitual en los días siguientes, y ya no nos preocuparíamos en esconderlas lo más mínimo. Afortunadamente, siempre las encontrábamos luego tal como las habíamos dejado.
De nuevo en las mochilas, esperamos para reagruparnos los traveseros más rezagados. “¿La Senda Camile va por aquí?,..¿ para ir al Refugio Gabardito?”. Me pregunta una chica de uno de los muchos grupos que están por la zona. Miro el mapa. ”Sí, hay que pasar por tres collados. Desde aquí se ven más o menos ven los tres. Hasta el tercero no se empieza a bajar”. Mientras esperamos, probamos las emisoras y consigo comunicarme con Pedro. Le perdí la pista al empezar la ruta. Va delante, ha ido directamente hacia los collados sin subir al Castillo. Genial!, Estamos todos. Proseguimos.
Pasamos el primer collado, maravillándonos por el contraste entre el verde de la hierba, la roca roja, y los blancos farallones calizos de la Costatiza. El paisaje desde luego, es fascinante. En el segundo collado (Puerto de Acher) volvemos a encontrar a la chica que me había preguntado horas antes. Retrocedían viniendo como de Francia. Se habían equivocado, y la verdad es que este punto es conflictivo pues el camino más marcado baja hacia el ibón de Estanés. “Ya os lo dije: tres collados, y hasta alcanzar el tercero, no se baja”. En el tercer collado hacemos la parada para comer y nos despedimos de compañeros del finde que nos habían acompañado hasta ahora, y vuelven a Oza buscando una ruta nueva. Nosotros no tenemos prisa, esperamos que en una hora o poco más podemos llegar al refugio, así que, conforme vamos acabando de comer, nos vamos acomodando en posición horizontal, y allí mismo cae una buena siesta.
No era una hora lo que quedaba, sino casi 3, pero finalmente llegamos al refugio con tiempo para duchas, para acercarse 200m al cerrillo donde hay cobertura móvil, e incluso para una cerveza en la terraza.
Lunes, 27 de Julio. Gabardito – Bisaurín - Lizara
¿Corta, Media, Larga, o una mixta combinación de ellas?. Finalmente nos decidimos por la media pero saltándonos las “Cutas”, cumbres la sierra de Gabás, yendo por el GR11 directamente al Collado Foratón.
Allí dejamos las mochilas al cuidado de las vacas y vamos a atacar el Bisaurín. El pico más alto de los Pirineos occidentales. No hay otro que lo supere al oeste del puerto de Somport, ni en toda la cordillera cantábrica. Alcanzamos la cumbre, volvemos a identificar los picos que queremos subir los próximos días, hacemos las fotos de rigor y nos dividimos. Tres de nosotros que habíamos cargado con el petate, tenemos pensado bajar por otro lado: Las Fajas de las Fetás.
Esta ruta de bajada nos sorprendió gratamente. Con todos los ingredientes de alta montaña: cresteo, neveros, pasos escondidos que de lejos no se aprecian, y muy variada. Aunque a veces parecía perderse el camino, con intuición conseguimos encontrar los pasos que nos condujeron al GR11 justo en el refugio de Forestales.
El refugio está limpio y ofrece sombra y fresco. Paramos a comer y luego a remojar los pies en el arroyo cercano. De allí a Lizara solo resta apenas una hora por buen camino. Llegamos casi a la vez que el resto del grupo que habían parado a unos centenares de metros del destino a comer y sestear. Un buen chaparrón con tormenta nos sorprende poco antes de la cena, y nos obliga a salir a recoger la ropa tendida. Es breve, y minutos después despedimos el día contemplando el arcoíris sobre los altos de Napazal.
Martes 28 de Julio. Lizara – Pico Aspe – Canfranc-Estación
En ocasiones, hay que improvisar y buscar una solución mejor sobre la marcha. Y eso hicimos este día. La ruta planificada era larga, y no solo eso, sino que terminaba en Canfranc y el alojamiento estaba en Canfranc-Estación, 4 kms más al norte. Había que pillar un bus o sumar esos 4 kms al ya dilatado track. Esto la ruta corta, la larga que añadía la subida al Aspe de ida y vuelta suponían unas 4 horas más y casi 1000m más de desnivel.
Consultando mapa, y viendo los caminos señalizados que parten de Lizara hacia el este vemos que está el GR11.1 que va a Canfranc (la ruta planeada) y el GR11, que va a Candanchú, y según las estimaciones, se tarda unos 45 minutos menos. Pero además, antes de llegar a Candanchú, se puede tomar un desvío que baja al cuartel de Rioseta, no muy lejos ya de Canfranc-Estación. Se puede ir andando y así no depender del bus. Además, la ruta va por cotas más altas, por caras norte por lo que hará menos calor y según el guarda de Lizara, es más bonita.
Fue un acierto, la ruta que va alternando caras sur y norte, cruzando collados con vistas a diferentes valles, tiene una variedad de paisajes tremenda. Comienza con una fuerte subida al collado del Bozo donde se dividen el GR11.1 y el GR11. Este último sigue subiendo pero ya de forma más suave internándose en el valle de Ribereta del Bozo, bajo los escarpes calizos de la Sierra de Bernera por un lado y la Llena del Bozo por otro. Se alcanza el Puerto de Aisa, dando vistas ya al Valle de Aspe cubierto por un mar de nubes, y las impresionantes caras norte del Aspe y Llena de la Garganta. El Midi d'Ossau y el Balaitús destacan al fondo.
En este collado nos volvemos a reagrupar. Ahora toca una bajada hacia la base del circo glaciar del Aspe. Un cable de acero da seguridad en el punto más estrecho e inclinado: el “Paso de la Oreja”, una repisa inclinada entre pliegues calizos que recuerdan esta forma.
Cada vez más distanciados vamos llegando al tercer collado. El de la Tuca Blanca. La torreta de un remonte de la estación de esquí Candanchú sirve de referencia. De nuevo reagrupación y puesta en común de indicaciones. En este punto nos separamos en dos grupos: unos irán directamente a Canfranc-Estación por Rioseta y tienen que tener claro el punto donde han de desviarse del GR11. Desde el collado se ve a lo lejos el cruce de caminos. El otro grupo vamos a intentar ascender el pico de Aspe con lo que buscaremos un atajo que nos lleve a la ruta de subida ya por encima del circo de Tortiellas para no perder demasiado desnivel. Nos cuesta un poco encontrar el paso. Al principio tomamos un camino que parecía definido pero se perdía en unas repisas sin continuación posible, finalmente, retrocediendo y descendiendo un poco más, llegamos a un paso con cable que permite salvar por su punto más estrecho una pared que recorre sin discontinuidad el flanco norte del circo de Tortiellas. Ya sin mochilas, ascendemos los 600m de desnivel que nos separan de la cumbre.
Poco más de 2 horas nos lleva el subir y bajar, y tras una breve parada al recuperar las mochilas, emprendemos la ruta de bajada, primero por una zona mancillada por la estación de esquí y más tarde por un sendero zigzagueante que astutamente busca los pasos para salvar el circo del barranco de Rioseta y nos lleva a la carretera de Somport pocos kilómetros más arriba de nuestro destino. Tomamos un camino que evita el último kilómetro de carretera y al pasar sobre el cauce del barranco de Izas es imposible resistirse a la tentación de un bañito reponedor en sus pozas finales. Llegamos a Canfranc-Estación con tiempo suficiente para comprar provisiones en el super, duchas, y hacer algo de colada antes de ir a cenar al restaurante.
Miércoles 29 de Julio. Canfranc-Estación - Escarrilla
Hoy hay que ir desde Canfranc-Estación a Escarrilla. Es la etapa más larga de la Travesía. Cuando se planificó meses antes, esta etapa iba a terminar en Formigal o Sallent de Gállego, pero los cambios de fechas provocados por la incertidumbre del COVID, obligaron a cambiar el alojamiento de Sallent a Escarrilla, obligando al cambio de track y añadiendo casi 5kms más.
Uno del grupo decide hacer el trayecto en transporte público. Los servicios de bus entre Jaca y los valles de Aragón y Gállego ofrecen una combinación posible. El resto, desistimos de hacer la ruta larga y nos conformamos con la opción corta que ya de por sí es larga. Además, amanece el día algo nublado y hay previsión de algo de lluvia a medio día. Así, después del desayuno en el restaurante tomamos el camino que conduce al Col de los Ladrones, punto de entrada al Canal de Izas. La subida es mantenida y avanzamos a buen paso. En el refugio de Iserías nos reagrupamos, y decidimos, para hacer la subida al collado más atractiva, pasar por el Ibón de las Foyas.
A medio día alcanzamos el collado, pero aún queda más de la mitad del camino. El valle de Escarra es más largo que el de Izas. Vamos bajando buscando un lugar cómodo y bonito para parar y comer. El ibón de La Sierra parece un buen lugar pero está ya ocupado por otro grupo. Bajamos un poco más, y al cruzar el barranco Furco, el sonido de una cascada cayendo a una pequeña poza invita a darse un baño. Una hora después, unos antes que otros, conseguimos despegarnos del hechizo de la poza y continuamos el camino que sin nada más que reseñar nos llevó hasta Escarrilla, donde teníamos reservado alojamiento en el Hotel Sarao para descansar de la caminata y reponer fuerzas con su estupenda cocina. A pesar del dolor muscular, durante la cena, casi todos nos levantamos varias veces a escanciar sidra del barril, que tuvieron que reponer, pues conseguimos acabar el que ya había.
Jueves 30 de Julio. Fabregues – Pico Lurien - Arremoulit
Hasta ahora habíamos recorrido en 4 días parte del Pirineo Aragonés de Oeste a Este, desde Oza hasta Escarrilla. Los 4 días siguientes recorreríamos de Norte a Sur el macizo Balaitous-Infiernos desde Fabregues a Panticosa.
Para llegar al punto de partida de este segundo tramo había que tomar unos taxis que puntualmente nos estaban esperando a las 7:50am. Media hora más tarde estamos ya en territorio francés, cargando las mochilas al hombro y afrontando la cuesta hacia el Col de Lurien. Son más de 1000m de desnivel por un valle que va ganando en belleza y altura. Fijamos dos puntos de reagrupamiento intermedios fácilmente identificables. Sendas cabañas de pastores que deberíamos encontrar en la ruta.
-“Bonjour”, -“Bonjour”,.. Intercambiamos saludos con grupos que adelantamos durante la subida y luego nos vuelven adelantar en las paradas: Una pareja con un perro, una francesita sola, dos personas más mayores que cuesta alcanzar… En la segunda cabaña volvemos a encontrar a la francesita. -“Bonjour”, -“Hola”,… Resulta ser de Jaén.
Disfrutando del paisaje la subida se hace rápida y pronto estamos ya en el collado. La mitad del grupo va a seguir hasta el refugio parando en el bar de la estación final del Tren de Artouste, mientras el resto queremos intentar la subida al pico Lurien elevado 500m sobre el collado y que estimamos subir y bajar en 2horas. Realmente fueron 3h, pero es que estamos hablando ya de alta montaña donde hay pasos algo delicados y donde la velocidad media baja mucho: pedreras, dos chimeneas en las que hay que ayudarse de las manos, una de ellas con agua, la arista cimera bastante aérea… Pero conseguimos hacer cumbre y contemplar las estupendas vistas del Midi, los Infiernos y el Balaitús cada vez más cerca.
Tras regresar al collado donde habíamos dejado las mochilas, y hacer una breve parada para comer, seguimos los pasos de nuestros compañeros bajando hacia el lago Artouste. Se nota que está abierto el trenecito pues encontramos mucha gente en las inmediaciones del lago. Por la emisora nos comenta el grupo de cabeza que ya está llegando al refugio. Una vez allí nos instalan a todo el grupo en una carpa exterior con 16 plazas, pero solo para nosotros. Eso sí, el guarda nos avisa que cerremos la puerta, pues a partir de las 8pm se espera lluvia y rachas de fuerte viento. Cuesta creerlo, pues son las 6 de la tarde, hace un día estupendo, sin una nube, y hasta algunos nos animamos a darnos un baño en el lago de aguas cristalinas alimentadas por el deshielo de los últimos neveros, restos del extinto glaciar de Arriel. El que hasta hace pocos años era el glaciar más occidental del Pirineo.
Apenas unos minutos antes de las 20h, se oscurece todo el cielo y empieza a descargar un fuerte aguacero. Justamente a esa hora teníamos que salir de la carpa, e ir al edificio del refugio, pues nuestra hora de cena era a las 8. Salimos como podemos haciendo uso de la ropa de lluvia aun sin estrenar durante la travesía. La lluvia duró poco, pero el viento no cesó en toda la noche agitando la carpa con unos bamboleos que hacía preguntarnos en qué punto del mapa íbamos a amanecer al día siguiente.
Viernes 31 de Julio. Arremoulit –Balaitús / Palas - Respomuso
Durante el desayuno ponemos en común lo que pretende hacer cada uno. Nos vamos a dividir en tres grupos: Tres de nosotros piensan ir directamente a Respomuso, para dejar allí las mochilas y por la tarde, si hay ganas, intentar subir a la Forcheta, otros tres quieren subir al Balaitús por la Gran Diagonal y los tres restantes, al Palas.
Apenas a un centenar de metros del refugio ya se separan los caminos. El que va directo a los lagos de Arriel y Balaitús por el Col de Arremoulit y el que se dirige al Col de Palas. Un grupo de vascos va unos metros por delante también camino del Palas. Llegando al collado, el camino se difumina y tomamos la delantera a los vascos, más tarde son ellos los que por una traza mejor vuelven a adelantarnos, así una y otra vez. -“Hay que tomar la tercera chimenea, que tiene una placa amarilla. Las otras dos parecen fáciles pero no llevan a ningún lado”, nos comentan los vascos cuando los pasamos por última vez mientras dejan sus mochilas antes de atacar la cumbre.
No vemos la placa amarilla, pero si la tercera chimenea, que en diagonal hacia la izquierda parece atravesar toda la pared sur del Palas. Es una trepada fácil y relativamente segura al estar protegidos de la verticalidad de la pared por la fisonomía de la propia chimenea. A las 10:30 am alcanzamos la cumbre, posiblemente la más importante de todo el Pirineo en términos administrativos. Pues como una pirámide tetraédrica divide el mapa en tres sectores. Al sur España, y al norte las dos regiones mayores de Francia y que comparten Los Pirineos: Nueva Aquitania y Occitania.
No estamos mucho tiempo en la cima, que es bastante estrecha, para dejar sitio a los vascos, que ya llegan. El descenso por la chimenea resulta más fácil de lo esperado y pronto estamos de nuevo donde habíamos dejado las mochilas. Sin embargo la bajada posterior a los Lagos de Arriel, se hace lenta. Una pendiente cubierta de piedras inestables y tramos de hierba obliga a andar con mucho cuidado. Es fácil hacer rodar piedras que podrían provocar un accidente.
Ya en los lagos hacemos una parada. Las rodillas se resienten del castigo al que le estamos sometiendo estos días. Intentamos contactar por la emisora con los otros grupos pero no conseguimos establecer comunicación. Los del Balaitús llegarían a la cumbre sin incidentes salvo algún despiste y confusión al afrontar la Gran Diagonal. Pero no nos enteraríamos hasta ya bien avanzada la tarde cuando por fin llegaron al Refugio Respomuso. De los que llegamos antes ninguno intentamos La Forcheta. Fue una tarde de descanso: siesta, bar, y contemplación del espléndido panorama visible desde el mismo refugio. Gran Facha, Campo Plano, Llena Cantal, Piedrafita, y Tebarray…, 5 picos perfectamente piramidales desafiantes. Al último de ellos subiríamos al día siguiente la mayoría de nosotros.
Sábado 1 de Agosto. Respomuso – Infiernos – Ibones de Bachimaña
¿Cuánta agua llevamos? ¿Cómo es la ruta hoy? ¿Cuánto se sube?… Intentamos responder las mismas preguntas de casi todos los días. ¡ Pero, es que hoy vamos al mismo Infierno !. Sí, por el cuello del Infierno tenemos que pasar todos. Algunos subirán a los tres infiernos y uno del grupo incluso también subirá a la aguja de Pondiellos.
Tras el desayuno, a las 7:15 como todos los días, vamos saliendo del refugio por el GR11, hacia el collado de Tebarray. La subida, en sombra hasta el ibón de Llena Cantal, se hace llevadera, y más adelante, atravesando algún nevero y la chimenea final, donde un cable ayuda a ganar los últimos metros de fuerte pendiente va siendo superada por todos. Mientras nos reagrupamos en el collado, la mayoría aprovechamos a subir el pico Tebarray, muy cercano y asequible, y proseguimos hasta el siguiente collado, el del Infierno. Aquí nos separamos. 4 bajarán directamente a Bachimaña, otros 4 queremos a hacer la cumbre de los Infiernos y volveremos más tarde al collado donde dejamos las mochilas. Y uno de nosotros, que ya ha tomado delantera, sube cargado, pues bajará por Pondiellos directamente al refugio tras intentar alguna cumbre adicional.
Es sábado y se nota, se ve mucha gente en la montaña. Varios grupos van por delante camino de la cumbre, y aunque en los pasos más delicados no llegan a formar cuellos de botella, sí que hay que andarse con ojo por si provocan alguna caída de piedras. Subimos con cuidado, disfrutando del ambiente montañero de la ruta y el contraste que presentan las enormes placas de mármol contra la roca oscura del resto del macizo. Alcanzamos la cima occidental, y enfilamos la arista caliza que nos separa de la cumbre más alta. Si no se tiene vértigo resulta fácil, y en un momento se alcanza el Central. Donde el Infierno toca el cielo, el punto más elevado de todo el conjunto Infiernos-Garmo Negro, que agrupa más de media docena de tresmiles.
Nos reunimos los cuatro pegasianos que hemos hecho cumbre. Foto de rigor, y emprendemos la bajada por la misma ruta hasta el collado. En el puntal del Garmo Blanco, volvemos a encontrarnos con unos chicos que vimos a la subida y estaban esperando, pues uno de ellos había sufrido un espasmo muscular que le impedía continuar. Llevan así varias horas y ya han llamado al helicóptero. Media hora más tarde, ya desde el collado del Infierno, lo veremos llegar, y en una actuación ejemplar efectuar el rescate en pocos minutos.
Bajando hacia los ibones azules hay que atravesar dos grandes neveros. Cruzándolos con prudencia y evitando la zona más inclinada no presentan peligro y sin percances pasamos por los ibones, muy concurridos ese día, y una hora más tarde nos reunimos todo el grupo en el refugio de Bachimaña. Minutos después aparecen participantes del segundo fin de semana. Venían detrás de nosotros bajando desde los Infiernos. Compartimos impresiones y acordamos quedar al finalizar la ruta del día siguiente para facilitar la logística de coches.
Domingo 2 de Agosto. Ibones de Bachimaña – Balneario de Panticosa
Los primeros días pasaban despacio, pero como suele ocurrir en los viajes, el tiempo parece acelerarse y casi sin darnos cuenta hemos llegado al último día. Queremos estar a las dos de la tarde ya en La Casa de Piedra para que algunos de nosotros podamos acoplarnos en algún vehículo de los participantes del segundo finde y bajar hasta Panticosa o Sabiñánigo, economizando viajes y facilitando la logística de recuperación de coches.
En bajar directamente al balneario se puede invertir poco más de hora y media, así que da tiempo a hacer un paseo adicional. Excepto dos de nosotros bajan directamente, el resto dejamos las mochilas guardadas en las taquillas del refugio y nos dirigimos a buscar el camino hacia el Pico Serrato. No llevamos track, pues la idea inicial era haber hecho una ruta por otro lado y sin vuelta al refugio, pero con intuición vamos encontrando el camino que más tarde es solo una sucesión de hitos. Así llegamos al ibón de Xuans. Las cumbres de Punta Xuans y El Serrato, se ven muy cerca, pero para llegar a ellas hay que superar una pedrera complicada y luego una cresta que no se ve sencilla. Por la hora que es, vemos que vamos a estar muy apurados de tiempo si queremos estar a las 2 en la Casa de Piedra, así que decidimos prescindir de hacer cumbre y volver al refugio de Bachimaña pasando por los Ibones de Brazato, por donde subía el track de la idea inicial.
Volvemos tranquilamente disfrutando de las últimas horas del Pirineo, entre ibones y prados verdes que contrastan con la desnudez de la roca granítica. Un recorrido bastante solitario, todo lo contrario de lo que encontramos luego en el camino de bajada al balneario. Mucha, mucha gente que ha venido aquí este domingo buscando el aire limpio y sano de las montañas.
A las dos en punto llegamos los primeros del segundo grupo a La Casa de Piedra. Aún no han llegado los participantes del segundo fin de semana y da tiempo a tomar unas cervezas mientras nos vamos reuniendo todos. Nos repartimos en los coches y emprendemos el viaje de vuelta con algunas escalas logísticas y cambios de vehículo para optimizar trayectos.
Ya en Madrid, volviendo en metro casa, recibo mensajes del resto del grupo. Todos van llegando bien: Lola, Ana, Pepe, José Luis, Pedro, Sergio, Antonio, Raúl, … Después de 9 días compartiendo rutas, habitaciones, comidas,… han sido mucho más que compañeros. Como una segunda familia de que ha dado lo mejor de sí en esta travesía en la que las circunstancias obligaban a prescindir de apretones de manos y abrazos y cargar en la mochila un material que no estamos acostumbrados, gel desinfectante y mascarillas.
Coordinador: Luis Cano
A.D. Grupo de Montaña Pegaso.