A mitad de camino nos sorprendió un pequeño incidente que nos obligó a parar, una rueda que iba muy baja, casi sin aire. Por un momento sospechamos que podía ser un pinchazo, pero estas sospechas desaparecieron enseguida. Tras inflar bien la rueda continuamos la ruta. Tuvimos suerte pues no nos encontramos con más problemas mecánicos durante el resto del día.
Tras observar un par de árboles invadidos por cigüeñas y contemplar los paisajes que nos ofrecía el camino, llegamos casi sin darnos cuenta a Rivas. Una vez allí, vimos la primera de las lagunas y aprovechamos el paisaje y uno de los puntos para observar las aves para pararnos a reponer fuerzas y a comer un poco. Después de esta breve parada continuamos nuestro camino con fuerzas renovadas, bordeamos las lagunas y fuimos a ver la segunda de las lagunas que estaba en nuestro camino.
Enseguida nos encontramos con el puente del antiguo tren de Arganda, el que pita más que anda. Este puente es una bonita forma de cruzar el río, a partir de ahí el resto de nuestro camino discurrió entre el río y las lagunas. Nos fuimos encontrando con diversas lagunas a lo largo del resto del camino, alguno propuso que la ruta debía llamarse “La ruta de las lagunas”, y la verdad, habría sido un buen nombre.
Ya casi al final de la ruta, cuando ya íbamos hambrientos nos encontramos con un restaurante cuyo menú tenía unos platos bastante atractivos y el aroma llegaba hasta nosotros casi sin que pudiéramos resistirnos. Sin embargo, aún nos quedaba camino por recorrer y decidimos dejar pasar la oportunidad y continuar hacia adelante.
Finalmente, tras 50 km de ruta, decidimos parar en San Fernando y terminar allí. Podríamos haber continuado hasta Torrejón pero eran 10 kilómetros más y nuestros estómagos estaban hambrientos. Por último, mencionar el buen tiempo que hizo: sol, nada de lluvia y nada de viento.
La ruta terminó así con una breve despedida en la estación de tren de San Fernando.
¡¡Nos vemos en la próxima ruta BTT!!
Coordinadora: Yolanda Torres