Esta isla existe y tiene un nombre: Madeira.
Madeira es una tierra de belleza única e innumerables encantos y desafíos, sin duda. Pero experimentar personal y activamente el deslumbramiento o, al menos, los paisajes más espectaculares de esta isla es privilegio de sólo unos pocos.
El MIUT® – Madeira Island Ultra Trail proporciona un desafío emocionante, en toda la isla, de mar a mar, en dirección noroeste-sureste, a partir de Porto Moniz, al nivel del mar, con pasajes por los puntos más altos de la isla, volviendo otra vez al nivel del mar, en Machico. Un viaje que transportará la imaginación de los participantes a otras épocas en que el alma de Madeira fue superando las vicisitudes de la orografía de la isla.
El equipo de carrera de montaña de Pegaso, debía ir allí!!!
Es por ello que a finales del año pasado tras publicar el anuncio en el grupo se apuntaron dos inconscientes socios del grupo Alkayata del equipo Pegaso, Alex Moreno y el que os narra: Fernando Calderón de la Barca, con la intención de competir en tan distinguida a la par que complicada carrera, que contaba con un perfil que asustaba: 115 kms y unos 8.000 metros de desnivel positivo con otros 8.000 negativos.
Tras un viaje de placer en un avión, guiado por uno de los pocos pilotos que se atreven a aterrizar en la pista de aeropuerto posiblemente más pequeña del mundo, llegamos sin incidencias al hotel, para a continuación ir a recoger el dorsal y a descansar un poco para la carrera.
Nos asusta bastante que desde que llegamos no haya parado de llover, de hecho, nos enteramos que algunos vuelos tras el nuestro tuvieron que ser desviados por la gran tormenta que se desarrollaba en la isla, caían chuzos de punta y solo pensábamos en lo que nos habían advertido sobre el terreno técnico y peligroso en el que se desarrollaba la carrera.
A esto había que añadirle el golpe en la rodilla que se había dado Alex en el último entreno de la semana anterior (la tenía muy hinchada aún) y los problemas que también por mi parte venía arrastrando en los tendones. Había mucha ilusión, pero la preocupación era severa.
La salida tiene lugar a las 00:00 horas del viernes, por lo que la primera fase transcurre de noche.
La primera fase del MIUT® (noche) se despliega en el macizo montañoso occidental, entre Porto Moniz y Encumeada, y se caracteriza por un constante subir y bajar, con dos subidas muy desafiantes (Fanal y Estanquinhos) y un descenso particularmente técnico en Chão da Ribeira, exigiendo atención. En nuestro caso se complicó mucho esta fase pues empezó la carrera con llovizna y con todos los caminos embarrados y la piedra mojada, una buena elección de zapatillas era providencial.
Poco después del comienzo y después de un primer ascenso y descenso, el paso por el puente de la boca de la ribeira da Janela (el arroyo más largo de Madeira) es muy emocionante y nos encontramos muchos espectadores y compañeros esperando, celebrando y dando aliento a los atletas para el largo ascenso hacia la zona del Fanal, una reserva de descanso y silencio, y de selva tupida de vegetación que intuimos a la luz de frontales, que integra la zona del Parque Natural de Madeira. Un lugar idílico con un bosque de centenarios Tís, algunos de los cuales ya existían antes del descubrimiento de la isla. Una vez este fue el camino utilizado por las personas de este municipio para ir a las montañas a buscar leña y ahora es recorrido por temerarios ultra runners chapoteando por el barro de los caminos tras las intensas lluvias.
La llegada a Estanquinhos marca el final de esta temeraria primera fase, e invita al participante a un largo descenso hacia São Vicente repleto de temidas “escaleiras”, antes de una nueva subida a Encumeada con mas “escaleiras” aun, en el cual los participantes seguirán por senderos dentro del frondoso bosque de laurisilva, en una zona que rodea el parque forestal del Chão dos Louros – un área que pertenece a la Red Europea de Lugares de Importancia Comunitaria – Natura 2000.
Lo cierto es que debido a la difícil orografía del terreno y con la intención de comunicación entre los pueblos, y también debido a la gran humedad y lluvias torrenciales que caen en la Isla, desde antaño todos los caminos se nutren además de una compleja red de levadas, de escaleras de madera a las que “cariñosamente” llamamos escaleiras que hacen que correr por allí sea un auténtico destroza-rodillas.
Comienza entonces la segunda fase (Encumeada-Areeiro), ya en el macizo montañoso central, con una incursión en Curral das Freiras, refugio antaño de monjas que corrían tan rápido como podían para escapar de los ataques de los corsarios, y donde comienza la subida a los picos más altos de la isla (Ruivo y Areeiro).
Imaginándonos en la piel de esas monjas, a resultas seguramente de los efectos psicotrópicos de sustancias que llevamos en los zurrones, afrontamos las subidas largas y agotadoras, mitigadas y compensadas, en parte, por las impresionantes vistas de los valles, crestas y mesetas y de la red de riachuelos y barrancos que alimentan los arroyos, o por la visión de un mar de nubes que eventualmente colapsa en la parte superior del trayecto.
La ruta entre los picos Ruivo y Areeiro será una imagen marcante del evento, no sólo por su dureza y belleza intrínseca sino también, por ejemplo, por ser el único lugar conocido en el mundo donde se produce la anidación delpetrel Freira (Pterodroma madeira), una especie endémica de la isla y considerado como la ave marina en mayor peligro de extinción de Europa, quien, solo a veces, parecía que se comunicara con nosotros con su terrible graznido.
Desde el Pico do Areeiro, entramos en la tercera y última etapa de la competición, en el macizo oriental, descendiendo en su mayor parte pero con numerosas subidas de por medio. El paso cerca del Poço da Neve, un patrimonio construido en el perímetro del parque ecológico de Funchal, donde era guardado hielo, que después se cargaba en bolsas de cuero, en las espaldas de los valientes que recorrían cuesta abajo a Funchal, nos lleva a pensar en otros tiempos, no muy lejanos...
Después de Ribeiro Frio, una parada turística obligatoria, comienza quizás la última gran subida, digna de ese nombre, que llevará los participantes a Poiso.
Hasta aquí hemos ido defendiendo un gran tiempo de carrera, teniendo en cuenta que los mejores del mundo corren con nosotros (o más bien delante de nosotros). Es el km. 100, son las 19:00 horas de la tarde del sábado, desde las 00:00 h que empezamos, por lo que llevamos 19 horas de carrera y casi todo el desnivel positivo (8.000 m) completado; solo quedan 15 kms de bajada en su mayoría y debemos llegar a meta, sin embargo ambos estamos ya muy tocados y nuestras respectivas lesiones reaparecen para no dejarnos ya correr, sino casi solo caminar.
Son los momentos más duros de la carrera, pero, al menos, vamos a intentar llegar juntos a meta. El sol comienza a esconderse tras las montañas.
Seguimos adelante y vamos contándolos kilómetros, ya está cerca la meta, duele mucho todo, claro que duele, debe doler, solo tiramos de cabeza, cabeza, cabeza, el cuerpo tiene que obedecer, debe obedecer, no hay que parar…
Se hace de noche de nuevo... El descenso técnico de la Degolada para el sendero del Larano, en dirección de la Boca do Risco revelará por supuesto, para los que aún pasen allí en plena luz del día, los elite que van en primeras posiciones, vistas inolvidables de la inmensidad del límpido mar del norte pellizcando la base de los acantilados que caen literalmente bajo nuestros pies, a nosotros, sin embargo, solo nos revela las sombras de un acantilado demasiado cercano y en el que un tropiezo sería el fin. En este nuevo tramo de la carrera que han abierto este año, cambiaron el recorrido y ya no nos salen las cuentas, donde la ficha técnica de la carrera decía 5 kms hasta el avituallamiento, nosotros contamos con nuestros GPS 10 kms. Esto, al límite de nuestras fuerzas es un mundo, y aunque solo quedan 10 kms. para meta a ambos se nos pasa por la cabeza retirarnos en varias ocasiones.
El tramo final, en la levada do Caniçal se hace terrible, ya se ve la ciudad de Machico a nuestro pies, el lugar de la parada final de este viaje. Sin embargo en este punto lo que parece lógico, que sería seguir las marcas de la carrera, a veces no nos lo parece y a punto estamos de bajar al pueblo saliéndonos del trazado lo que supondría la descalificación, estamos exhaustos, nuestra cabeza ya no rige… pero finalmente la lógica impera y la última neurona se abre paso en nuestro cerebro para dar orden al despojo que es ahora nuestro cuerpo a afrontar esos últimos 5 kms. Hasta meta.
Hasta la gloria y reconocimiento personal, pues en esta carrera compites contra ti mismo, contra tus miedos, tus inseguridades y, sobre todo, buscas ante todo la superación personal, resultado de una droga que es la ultradistancia… META!!
Fernando Calderón de la Barca