A.D. Grupo de Montaña Pegaso
Senderismo
La Pedriza Anterior
Sábado, 18 de noviembre de 2023
La Pedriza es el sitio más singular que un montañero puede encontrarse. A pesar de que está muy cerca de Madrid y está muy visitada y explorada, siempre da lugar a algunas sorpresas agradables. Siempre ha sido un sitio para hacer escalada, alpinismo y senderismo intenso. Es nuestra escuela de montaña a pequeña escala, bagaje necesario del montañero madrileño para luego acceder a otros sistemas más famosos y reputados.
Esta actividad surgió como un pequeño tour por los caprichos rocosos de este valle del Sistema Central. Cuevas, caracoles, elefantes, indios, cálices que han despertado la imaginación de cualquier visitante.
Tuvimos que iniciar la actividad con media hora de retraso: la fama de la Pedriza tensiona la capacidad de plazas de aparcamiento y a muchos nos hizo dejar coches a bastante distancia del punto de inicio. No obstante, iniciamos la marcha hacia la pradera del tamboril, lindando con casas de Manzanares y cogiendo altura lentamente, entre arroyos improvisados por las recientes lluvias.
A media hora de la actividad nos desviamos de la senda principal para dirigirnos a la Cueva del Diente. Conocí esta cueva una tarde de verano, al borde del anochecer, de mano de mi amigo Miguelito el Cariñoso, que es una enciclopedia andante de la Pedriza. La ascensión fue dura, trepando por rocas y recovecos por una senda meramente pisada y con algunos hitos. Llegamos a una terraza con unas buenas vistas de Manzanares y el embalse de Santillana, donde, cruzando por unas jaras llegamos a la Cueva. De pronto, 20 senderistas se convirtieron en chavales de 10 años que trepaban por las rocas. Algunos de estos “niños”, como Pedro Cristobal, se encaramaron por una chimenea hacia una salida superior del la cueva que no llevaba a ninguna parte (como muchos callejones de este lugar).
Volvimos sobre nuestro pasos para continuar por la senda de los “puntos rojos”, pasando por Alcornoque del Bandolero, El Indio y saltando entre rocas hasta ascender fuertemente hasta el Collado de la Virgen, donde después de un breve respiro, ascendimos por la Senda Maeso a la vista del Pantano de Santillana y El Cerro de San Pedro hasta el desvío de la cueva Ave María. En un principio me despisté y me pasé de largo unos metros pero volvimos sobre nuestros pasos para acceder a esta cueva, no tan bonita como la anterior, pero igualmente curiosa por a ubicación oculta.
De vuelta a la Senda Maeso ascendimos hasta cruzar la Gran Cañada, sin dejar el PR-M1, que es el nombre oficial de la Maeso. Ascendimos entre rocas y zonas medio inundadas, dejando a nuestra derecha el Caracol, con sus “coletas” añadidas por algún guasón. A poco de este punto nos desviamos a la izquierda, buscando el Elefantito. En este punto nos reagrupamos para esperar a algunos compañeros que pararon para recuperar resuello después de esta exigente subida. Algunos ya decían “esto no parece senderismo”. Cosas de la Pedriza, cuyos números nunca expresan realmente la dureza de la progresión en esta zona.
Nos dirigimos hacia el Elefantito por una senda poco marcada que en algún punto nos daba lugar al error, pero llegamos bien a este punto, donde descansamos un poco y un par de montañeros, que se conocían la zona, se adelantaron para terminarla a lo “Pegaso”.
Continuamos por una zona bastante difusa hasta volver a la Gran cañada, donde parte de los integrantes cogieron el GR1 directo hasta el Tranco mientras el resto seguimos el tramo oficial por el mismo GR1 hasta Canto Cochino por un tramo de bajada más amable que el siguieron nuestros otros compañeros.
Después de un refrigerio en uno de los chiringuitos, seguimos el curso del río Manzanares hasta volver al Tranco. Alguno se nos extravió brevemente por el camino, pero al final todos llegamos felices y satisfechos al final de la ruta.
Coordinador: Antonio Oñate