Viernes 23 de Enero de 2014. La actividad dio comienzo con la llegada de los participantes durante la tarde-noche del viernes 23 al refugio de San Bernardo en el pueblo de San Martín de Castañeda y que es propiedad de la Agrupación Montañera Zamorana. En la salida se habían inscrito 49 personas, superándose el número inicial de 40 plazas reservadas, pero como el refugio contaba con suficiente espacio no vimos inconveniente en aumentar las plazas ofrecidas a los socios.
El refugio se encuentra en un estado impecable, cuenta con varias habitaciones con literas y una sala grande en el segundo piso con colchonetas corridas. Tenía con dos chimeneas que se encontraban funcionando a pleno rendimiento y radiadores en todas las habitaciones, así que nadie pudo quejarse de frio. Al llegar nos estaban esperando los socios de la Agrupación que estaban a cargo del refugio ese fin de semana (Eleuterio, Leni y Jesús).
Los que llegamos por la tarde aprovechamos para cenar en el restaurante del pueblo recomendado por los responsables del refugio. El trato del dueño fue exquisito y la comida inmejorable, especialmente si se tiene en cuenta el precio de 10 euros.
Progresando por la nieve blanda
Sábado 24. Después de desayunar a las 7 de la mañana, tomando lo que habíamos traído desde Madrid, nos subimos a los coches para a continuación ir al aparcamiento de la Laguna de los Peces. Llegamos en el momento en que comenzaba a amanecer, con un cielo encapotado, lluvia y un fuerte viento del norte, aunque la temperatura no era demasiado fria, teniendo en cuenta fecha y la hora en que nos encontrábamos.
Ante la perspectiva del mal tiempo, Carmen e Ismael tomaron ya en el mismo parking la decisión de bajarse a Ribadelago para hacer la marcha que asciende a la Laguna de Sotillo y que estaba reservada para el domingo, lo cual se demostró después que sería la mejor elección. El resto, con la esperanza de que el tiempo mejorase a lo largo de la mañana decidimos iniciar la ascensión siguiendo el track que teníamos grabado como camino de vuelta y que se inicia en una pista que se encontraba completamente cubierta por la nieve.
Sin embargo, según avanzaba la mañana no se percibía ninguna señal de mejora en el tiempo, al contrario, el viento arreciaba más y la marcha se hacía más penosa según se iba empapando la ropa. La nieve, blanda y húmeda hacia la progresión muy lenta, dándonos cuenta que alcanzar Peña Trevinca en esas condiciones era una tarea imposible. De tal forma que a las 11 todos, menos cinco personas, tomamos la decisión de volver sobre nuestros pasos y retornar al parking para bajar después al refugio.
De regreso
En el refugio, después de poner a secar la ropa y comer algo, decidimos dedicar la tarde al turismo, visitando el centro de interpretación del pueblo de San Martin de Castañeda, Ribadelago, las playas del Lago de Sanabria, acabando en Puebla de Sanabria. El tiempo por la tarde en las zonas bajas era primaveral, aunque las cumbres de la sierra se veían cubiertas de nubes.
Por la tarde, ya de vuelta en el refugio empezamos a preocuparnos por la tardanza en el regreso de las cinco personas que habían decidido continuar la marcha. Tomamos entonces la decisión de subir de nuevo al parking de la laguna de los Peces, donde pudimos ver varias luces de frontal que se aproximaban al parking. Afortunadamente eran nuestros compañeros, que salvo el calambre de uno de ellos, se encontraban en buen estado.
Nos relataron las dificultades con que se habían encontrado en la vuelta, al haber elegido volver un camino diferente al de la subida. La nieve blanda acumulada en algunas vaguadas y el calambre de uno de ellos habían hecho que tardaran cerca de ocho horas en volver al parking desde que tomaron la decisión de volver a la 1 del mediodía.
Cenamos de nuevo en el restaurante El Recreo, está vez pote Sanabres de primero y entrecot de segundo, nadie quedó insatisfecho de la comida.
Domingo 25. Nuevamente desayunamos a las 7 de la mañana, para coger los coches a las 8 e irnos en dirección a Sotillo de Sanabria. El día amaneció con sol y nubes dispersas, sin viento y con una temperatura muy agradable para caminar. Una vez en el pueblo, tomamos el camino que empieza al final del pueblo, atravesando un denso bosque de robles y que asciende suavemente hasta que se atraviesa un puente de madera que cruza el arroyo por donde desagua la Laguna de Sotilla. En ese punto el camino se vuelve más pendiente, pero continua siendo muy cómodo, muchas veces con peldaños hechos con troncos de madera y algunos pasamanos en las zonas más expuestas.
Empezando la marcha por el bosque de robles
A medio camino de la ladera, el camino conduce a la cascada de Sotillo que en ese momento, como consecuencia del deshielo de las últimas nevadas, tenía un caudal impresionante.
La cascada de Sotillo
Después de las fotos de rigor, continuamos ascendiendo, apareciendo los primeros trazos de la nieve
Andando en la nieve hacia la Laguna de Sotillo
Ya en el cordal el camino lleva directo a la gran Laguna de Sotillo, el camino trascurre por la orilla izquierda hasta alcanzar el extremo opuesto a la pared de la presa, desde donde tomamos un sendero que alcanza la cañada Sanabresa
La Laguna de Sotillo
Al atravesar la cañada nos dimos de bruces con una cacería, bastante cercana por como sonaban los tiros. La cañada se abandona por un sendero que desciende a Sotillo atravesando un bosque de roble. El camino está en algunos sitios abandonado y se pierde, pero con la ayuda del GPS pudimos retomar el camino. La única dificultad la encontramos en el propio pueblo, con unas calles laberínticas y unos paisanos que nos dieron indicaciones confusas, que nos hicieron perder alrededor de 30 minutos para llegar a los coches.
De vuelta al pueblo