IV Cordal 2012. 8ª Actividad
Garganta del Bohoyo. 26 de Mayo 2012.
– El sábado, 26 de Mayo, sobre las 10 de la mañana comenzamos nuestra subida desde Bohoyo. Es nuestra octava salida del trofeo Cordales del año 2.012.
– Hemos llegado 38 y cuatro de ellos no están federados por lo que tramitamos su seguro como es costumbre. Al llegar a Bohoyo tomamos el camino de Navamedia hasta el aparcamiento desde donde comenzamos nuestra ruta. En Bohoyo las noches son muy frías pero a esas horas ya va haciendo calor que se acentuará a lo largo del recorrido.
– Aquella casa; la del terraplén, es la de Casiano, el hijo de Cosme, el que vende pollos en la Feria. Marchó a Venezuela y regresó como se fue, con las manos en los bolsillos, pero aquí es feliz con sus pollos y la huerta –. Nos dice un compañero buen conocedor del lugar. Y desde más arriba la contemplamos mejor, construida de una piedra arrancada de las entrañas de Gredos queda admirablemente mezclada con el paisaje. La casa forma simplemente parte de él y resulta una miniatura a la sombra de las imponentes moles que irradian una luz azulada y verdosa en la mañana que caminamos. La salida es muy amigable entre el robledal.
– Nuestro compañero nos explica que El Cervunal, El Caramillo y La Llana son las tres cuerdas que se enfrentan a Bohoyo y forman dos gargantas; que antiguamente fueron glaciares, y por ellas baja el agua con estrépito en el deshielo. – Aunque la mayor parte cae hacia el otro lado –; añade, deteniéndose y haciendo un movimiento significativo de lejanía con la mano. A este lugar lo llamamos El Molino y ese de enfrente el prado de Las Navazuelas.
– La garganta de Bohoyo comienza en la Apreturilla, lugar donde se angosta el camino. Seguimos monte arriba, dejando unas veces a la derecha el arroyo y otras veces a la izquierda, el piorno está amarillo reventón y la retama alta. Nuestro compañero nos va citando los nombres de las fuentes en las que bebemos… La Secá, La Redonda, Las Tablas. Hemos visto tres refugios de pastores bien conservados. – Cinco hay en total hasta llegar a Belesar –. A la derecha bajan multitud de arroyos, hoy secos, que forman valles minúsculos.
– Toda esta parte a la derecha, de umbría, es Cuerda Llana. Y ese el glaciar de La Gargantilla; nos dice el compañero cuando nos detenemos a admirar la grandeza del lugar. – Y aquél de más arriba es el Risco del Bollo que forma su propio glaciar –. En realidad todos estos arroyos de la derecha es lo que queda de pequeños glaciares – Y ese agua baja de la Loma de Las Batallas que está más arriba a 2.258 metros, aunque no es el más alto de la zona.
– Hay un rumor invisible que hipnotiza, enredado con un silbido del aire que se produce al atravesar el piorno que dormita en pequeños pradillos verdes que nos siguen acompañando.
– Y esta parte de la izquierda es la Cuerda del Caramillo que se eleva hasta el Meapoco con 2.407 metros –. Alcanzamos El Lanchón. El Lanchón es una bella roca pulida por la acción del hielo. – Y esa es la poza de Las Sirenas; su agua es gélida aun en esta época del año.
– Hacemos un pequeño descanso y contemplamos media docena de vacas y cuatro becerros. Los ojos de los becerros son bellísimos, brillan con una luz espectral, y si te fijas bien podrás ver en ellos reflejada la roca cuando cae la tarde.
– Ascendemos moderada y continuamente pero al llegar a la hoya de Belesar encontramos un fuerte desnivel que nos exige mucho más esfuerzo. Después encontramos un nuevo chozo, en el verde prado, al lado de un arroyo, donde nos detenemos agradecidos de hacerlo. Hemos recorrido unos nueve kilómetros hasta la Fuente de los Serranos, contemplamos las cabras indiferentes a la belleza de un cielo escandalosamente azulón que pronto será caduco. Son las dos y media de la tarde y decidimos reponer fuerzas aquí.
– Poco dura nuestro descanso porque ahora vendrá la parte más dura de nuestro recorrido.
– Aquello que veis a lo lejos es el embalse de Rosarito y esas moles grises son El Pucurucho, el Almanzor y La Galana –. Abajo las Cinco Lagunas nos enseñan el azul de sus aguas, el espectáculo es grandioso.
Mucha piedra suelta bajando a la Portilla del Rey. Como a algunos aún les pareció poco el recorrido, deciden subir La Galana con 2.544 metros. Son nueve los insaciables.
– Nos encaminamos a la parte baja del Gargantón mientras la tarde sigue avanzando. La tarde en Gredos, a la caída del sol, huele a café recién molido y a melancolía de cocina vieja. El cansancio se va apoderando poco a poco de nosotros y a las ocho; mucho antes de lo previsto van llegando los primeros a La Plataforma donde nos aguarda nuestro autobús. Entre risas salimos a las nueve hacia Madrid. Ya alguno dormita en la penumbra de su asiento. Me despido de nuestro compañero que tanto me ha enseñado del lugar.
– Ha sido una jornada dura aunque hermosa y sin incidentes. En nuestra mente siguen apareciendo paisajes repletos de tiempo y a los que, sin duda, regresaremos de nuevo.
