A.D. Grupo de Montaña Pegaso

Gredos Invernal

Cabeza Nevada y Morezón

17 y 18 de febrero de 2024

 

 

La actividad, para mí, comienza mucho antes del día de su celebración.

En diciembre inicio ya su preparación, son muchas las cuestiones que debo resolver:

  • ¿Qué rutas realizaremos?
  • ¿Cuántos participantes iremos?
  • ¿Iremos en coches particulares o en Autocar?
  • ¿Dónde nos alojaremos?
  • ¿Cuál deberá ser el coste de la actividad?
  • ………

Parecen decisiones fáciles, pero no es así ya que están íntimamente relacionadas y no se pueden decidir individualmente, cualquier cambio en una de ellas supone la variación de las otras.

Una vez resueltas todas las cuestiones, o eso creo, se publica la actividad en la web del club y dias después comienza la inscripción.

La inscripción va bien y, aunque tuve dudas, decido aumentar el número de participantes de los veinticuatro previstos inicialmente hasta cuarenta.

El jueves antes del inicio de la actividad consulto, por enésima vez, las previsiones meteorológicas para el fin de semana ¡son buenas! ¡menos mal! Parece que tendremos dos bonitos días de montaña, aunque posiblemente con poca nieve.

Llega el viernes y todos los participantes vamos llegando, de forma escalonada, al albergue de Navarredonda de Gredos a lo largo de la tarde. Finalmente somos 38 participantes, ha habido dos bajas de última hora.

Cenamos a las 21:00 h. y, después de un breve “briefing” y de la sobremesa, en el salón del albergue o en el cercano Parador, nos vamos a la cama.

Sábado, 17 de febrero.

Tras el desayuno, sencillo pero variado y abundante, partimos en nuestros coches hacia el pequeño pueblo de la Navalperal del Tormes, una vez llegado a este descendemos por un estrecho camino asfaltado hacia el aparcamiento de las Cinco Lagunas. El trayecto, desde el albergue, nos ha llevado algo más de media hora.

Los últimos comenzamos a caminar a las 9:15 h, como siempre el ritmo es endiablado. El día es esplendido y la temperatura perfecta para la actividad.  

Cogemos la senda PR AV-35 y pronto comienza el ascenso por una pista que atraviesa una majada, una vez superada, tomamos, en descenso, el desvío que sale a nuestra derecha para atravesar el puente de Gredos o de las Ranas, salvamos las aguas que descienden de la Garganta de Gredos y de la que nosotros vamos a seguir, la Garganta del Pinar.

Avanzamos, con el río a nuestra izquierda, por un paraje de abundante fronda con buenos ejemplares de roble melojo, sauces, alisos y temblones, desde donde puede observarse una buena vista de Cabeza Nevada ¡Nuestro objetivo!

En breve llegamos a un nuevo cruce señalizado y conocido como Las Juntas por ser el punto de confluencia de las dos gargantas. Allí atravesamos el puente de las Tenadas que nos permite superar el arroyo del Pinar y, una vez superado, elegimos el sendero a nuestra derecha para remontar la Garganta del Pinar.

Avanzamos con el arroyo a nuestra derecha y aún bajo la sombra del bosque de ribera. Vamos ascendiendo hasta alcanzar los restos de un robledal, a partir de aquí la senda entra en una sucesión de falsos llanos, a media ladera, salpicada de brezales.

Durante más de dos horas avanzamos por esta garganta. Alcanzamos una zona de praderías, los Prados de la Vega, donde un ejemplar de bisbita arbóreo nos anuncia la pronta llegada al Chozo de la Barranca.

Rodeamos el chozo y comenzamos a subir por una empinada trocha, entre grandes bloques y lajas de piedra granítica. Al comienzo se salva un desnivel importante mediante un zigzag con piedra suelta, pero enseguida ganamos altura y la ascensión hasta la Laguna de Majalaescoba se hace más cómoda, además de encontrarse bien señalizada por numerosos hitos de piedra, habituales en Gredos. Los hitos nos hacen superar la laguna por su flanco izquierdo y, de este modo, tomar dirección sureste, hacia el desagüe natural de las Cinco Lagunas por donde ascendemos. En corto espacio de tiempo salvamos un importante desnivel.

La recompensa no se hace esperar, llegamos a la primera de las 5 lagunas, la Laguna Bajera, que se encuentra en un más que prematuro deshielo.

El pequeño grupo de 4 rezagados que cerramos la marcha, tras colocarnos los crampones y asir el piolet, comenzaremos el duro ascenso hacia el portillo del Rey, la nieve está muy dura y la pendiente es pronunciada por lo que fue necesario avivar todos nuestros sentidos ¡Mucha precaución!

En la subida me voy acercando a un pequeño grupo de compañeros, 6 ó 7, que nos preceden, ascienden muy despacio y con cierta dificultad, al llegar a su altura me comentan que uno de ellos no lleva unos crampones adecuados para esta subida, sus puntas no clavan bien sobre la nieve helada, Juan D va el primero tallando escalones a punterazos asumiendo el sobreesfuerzo que esto supone, los adelanto ya en los últimos metros e intento ayudar en el tallaje de escalones. ¡Por fin, y no sin cierta dificultad, conseguimos hollar la portilla!  ¡Gracias, Juan!

Una vez llegados al portillo y tras un breve descanso y reagrupación nos dirigimos, en un entretenido ascenso por una cresta rocosa sin mucha exposición, hacia Cabeza Nevada, punto culminante de nuestra ruta.

En la cumbre conseguimos reagruparnos aproximadamente la mitad de los 38 participantes que iniciamos la marcha.

¡Ahora “solo” nos queda descender!  

Advierto al grupo de que la bajada es larga y que no nos podemos entretener ya que la noche se nos puede echar encima.

Comenzaremos el descenso por la loma en dirección noroeste que nos lleva hasta los Dos Hermanitos, una vez finalizada la zona con nieve comenzamos a dispersarnos, unos bajan por la izquierda (según lo previsto en el track), es una zona llena de piornos cerrados por lo que otros decidimos ir por una “senda hitada” atraves de una pedrera “desagradable”.

En este tramo me he adelantado a los últimos unos cientos de metros, pero siempre vigilante, pasada la pedrera me detengo de nuevo para localizar y situar a los compañeros que vienen por detrás. Detecto que los cinco últimos se han detenido en la pedrera, espero para que reinicien la marcha, pero no lo hacen, llevan detenidos más tiempo de lo normal, me comienzo a preocupar, intentamos contactar con ellos por medio de las emisoras, no lo conseguimos. Tras esperar unos minutos llegan a nuestra altura 4 montañeros que han estado con nuestros compañeros y nos comentan que una mujer rubia tiene problemas físicos, que no puede andar y que han llamado al 112.  

Me doy media vuelta y asciendo hacia ellos, cuatro de los cinco compañeros han comenzado a bajar.

Llego a la altura de la lesionada, V, que baja acompañada de Jon, me comentan lo sucedido y porqué Pablo se ha quedado, está esperando que el 112 contacte con él para confirmarle si pueden enviar un helicóptero o un equipo de rescate por tierra.

Me quedo con V, Jon sube hacia Pablo ya que, a pesar de estar en su visual, no puede hablar con él.

V, aun con dolor, puede caminar, ¡parece que los antiinflamatorios han hecho efecto!

Llegamos a una amplia pradera, donde el helicóptero puede acceder sin problemas, pero queda menos de una hora de luz y la noche y el frio se acercan. En condiciones normales, estaríamos a unas dos horas de los coches.

En este momento se me plantea un dilema, no sé si, debido a la hora, mandarán el helicóptero. La cobertura telefónica es escasa o nula por lo que no sabemos si el 112 podrá contactar con nosotros. Decido, dada la hora y mientras V pueda caminar, continuar hacia los coches.

Jon (que me reprenderá por no parar) y Pablo se nos aproximan rápidamente y se reúnen con nosotros en la pradera, nos informan que el 112 ha confirmado que a las 18:50 h llegará el helicóptero y que puede evacuar a 2 personas ¡Quedan unos 30 minutos para esa hora!

Somos un grupo de 8-9 personas, decidimos quedarnos tres (Jon, yo y V) y que el resto prosiga, sabemos que la noche se nos va a echar encima, localizamos los frontales que pronto deberemos usar.

Comienza a hacer fresco y lo notamos. Nos abrigamos ya que no sabemos cuánto tiempo estaremos esperando.

Apenas pasados unos minutos, y antes de los esperado, oímos en la lejanía el inconfundible sonido de un helicóptero, pero no lo visualizamos. El ruido se desvanece hasta que se nos hace imperceptible, ¿se habrán ido hacia otro valle?  Son unos minutos de incertidumbre hasta que, por fin, en el horizonte lejano, lo vemos, nos enfila y rápidamente se acerca hacia nuestra posición.

Tumbamos las mochilas y metemos en ellas los objetos que puedan salir volando (gorras, gafas, …), hacemos la señal de socorro.

La maniobra de acercamiento, a nuestros ojos poco legos, nos parece extraña. El helicóptero aterriza a apenas 10-15 m de nosotros, el ruido y el viento es ensordecedor. Baja el rescatador y se dirige hacia nosotros, coge la mochila y los bastones de V, la coge de un brazo y la ayuda a llegar y subir al helicóptero no si antes decirme que yo también puedo subir, le agradezco el ofrecimiento y a base de gritos y señas le hago saber que somos dos y que volveremos andando. Me pregunta si tenemos luz, a lo que respondo afirmativamente. Con un gesto me despido de los rescatadores y rescatada, mientras observo como la aeronave va tomando altura.  

Son las 19:00 h, cuando los “últimos de la fila”, reemprendemos el camino, vamos a buen ritmo, calculamos que, si no hay más contratiempos, en poco más de hora y media estaremos en los coches.

Pasa una media hora, ya con escasa luz, y unos cientos de metros por delante vemos las luces de los compañeros que nos preceden (son los penúltimos de la fila).

El sendero de descenso, aunque pendiente, no tiene gran dificultad, pero la falta de luz hace que tengamos que ir con precaución para evitar algún tropiezo.

Llegamos todos juntos al Soto, donde nos encontramos el camino que, en sentido contrario, recorrimos por la mañana y que ahora desharemos, nos quedan poco más de 2 km, por camino/pista fácil, hasta el aparcamiento del Tormes.

En el Soto hemos encontrado a Rafa (¡¡¡solo¡¡¡) que va bastante despacio padeciendo las botas de “expedición” que lleva durante todo el día.

El pequeño grupo (de 9 o 10), a falta de poco más de un kilómetro, se vuelve a dividir.

Me quedo con Rafa y recorremos los últimos metros disfrutando de la agradable noche y de nuestras historias de gravel.

Paro el GPS al llegar al aparcamiento, faltan cinco minutos para las nueve y llevo “andando” 11 hora 35 minutos.

Algunos compañeros, que han esperado a nuestra llegada y ya subidos a sus vehículos, parten hacia el albergue ¡A ver si nos dan de cenar!

A pesar de llegar media hora más tarde y del “estricto” horario del albergue nos dan de cenar.

Agradecer a V que, tras su “viaje espacial” y el paso por el médico, cuando regresó al albergue gestionase el retraso de la cena para los rezagados. También agradecer la compresión y buena predisposición del personal del albergue.  

Domingo, 18 de febrero.

Repetimos los horarios del desayuno y salida de coches del día anterior.

Hoy el trayecto hasta la Plataforma es algo más corto, tardamos unos 20 minutos en llegar. También la ruta prevista es mucho más corta y sencilla ya que ayer nos dimos una buena paliza y al finalizar deberemos regresar a Madrid.

Al llegar a la Plataforma la temperatura es algo más baja de lo esperado, vamos saliendo en pequeños grupos para nos enfriarnos con la espera.

Los últimos salimos del aparcamiento de la Plataforma de Gredos sobre las 9:20 h. Cogemos el camino empedrado de subida. Al llegar al collado, vemos la indicación del Refugio Reguero Llano hacia a la derecha, nosotros seguimos unos 150 metros y, pasado el pluviómetro, giramos a la izquierda por una senda en dirección suroeste.

Cogemos la cuerda que, tras poco más de dos kilómetros, nos conduce al cruce con la vereda del refugio del Rey, continuamos de frente, hacia el Cerro de la Cagarruta que rodeamos a media ladera, dejándolo a nuestra izquierda, hasta llegar a la pradera de Navasomera desde donde ya veremos el último tramo de subida hacia El Morezón (2.389 m), hacia el que nos dirigimos.

Llegamos a El Morezón, el día es esplendido, y podemos disfrutar de las vistas del Circo de Gredos con el Almanzor al fondo.

Comenzaremos el descenso por la cuerda de los Altos del Morezón en dirección al Mirador de los Barrerones. Toda la senda está marcada con hitos y es muy agradable ya que tenemos visión a las dos vertientes.

Llegados a el camino de la Laguna Grande de Gredos y en dirección Noreste nos dirigimos hacia la fuente de los Cavadores, Prado de las Pozas y, finalmente, a la Plataforma de Gredos.

El día es soleado y muy agradable por lo que no perdonamos, en la improvisada terraza del chiringuito de la plataforma, la ganada cerveza (la mía sin alcohol), y tras los abrazos de despedida salimos hacia Madrid a las 15:30 h.

En el trayecto por carretera, a pesar de ser domingo, no encontramos retenciones a las 18:15 h.

 

Epílogo.

 

Los coordinadores, o al menos yo, no solemos disfrutar plenamente de las actividades que coordinamos. Ser coordinador no te lo permite ya hay que estar pendiente de muchos pequeños aspectos, esto es algo que tengo asumido y acepto.

Aunque esto ha sido así también en esta actividad puedo decir que me considero recompensado y ha sido gratificante para mí ya que, por lo que he podido ver, y algunos compañeros me han expresado, creo que la mayoría de los participantes ha disfrutado de la actividad, a pesar de algunos contratiempos que, aunque no fueron graves si pudieron serlo.

No quiero finalizar sin agradecer a todos los participantes su asistencia y buen talante, especialmente a los compañeros que me han apoyado y ayudado en algunos momentos “críticos”.

 

¡Muchas Gracias!

Coordinador: Jose AM

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HORARIO:
18:30h. a 21:00h. 
(Sólo días concretos, cuando hay reunión presencial) 
 
 

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