Organizamos los coches y dejamos alguno al final de la ruta –pues no está previsto hacerla circular- e iniciamos la marcha a las 08:10. Las negras previsiones climatológicas, de principios de semana, se habían desvanecido y se presentaba un tiempo más que aceptable para sacarle todo el provecho posible.
Nos encaminamos hacia los Altos de Valdeón y la Remoña para un poco más tarde progresar a buen paso entre paredes verticales por el Canal de Pedavejo hasta alcanzar la Vega de Liordes, allí contemplamos este amplio valle verde rodeado de un imponente macizo.
El día claro y luminoso invitaba al disfrute del paisaje y a una animada y despreocupada conversación lo que provocó que algunos compañeros se apartaran del track previsto, sin ninguna consecuencia más allá de hacer algún kilómetro extra.
Conseguimos reagruparnos y continuamos la marcha. Al poco, el grupo que iba en cabeza nos indica que la ruta que marcaba el track bajo el Tiro Llago no era adecuada, pues debido a unas recientes nevadas transcurría por zonas con algún nevero impracticable.
Tras estudiar la situación largo rato, y como teníamos a la vista el refugio de Cabaña Verónica se decide ir hacia él y coger en sus inmediaciones la senda que sube a la Collada Blanca (el camino de subida más habitual). La progresión es fácil aunque trabajosa, con numerosas subidas y bajadas, siguiendo el camino marcado por puntos rojos. En poco más de una hora ya teníamos frente a nosotros la pared de Torre Blanca.
Así, después de una entretenida subida con trepadas sin dificultad excesiva, pero que requieren dedicación y cuidado para no desplazar piedras, alcanzamos la cima en torno a las 15:00 horas.
Aunque nos habíamos demorado más de lo previsto en la subida, no pudimos dejar de tomarnos nuestro tiempo para la contemplación de unas vistas magníficas: El Llambrión, Tesorero, Horcados Rojos, Peña Vieja….. No siempre se recibe un premio así al coronar un pico.
Una vez cargados de buena energía por estos singulares paisajes iniciamos el descenso. Igualmente que en la subida los destrepes fueron laboriosos pero con nuestra característica pericia no supusieron mayor problema.
Al regresar a Vega de Liordes algunos compañeros se acercaron a buscar agua a la fuente, el día estaba siendo largo y caluroso y las cantimploras mostraban síntomas de agotamiento.
Un grupo decidió hacer la ruta circular y regresar a por los coches al punto de inicio, el resto, como estaba planeado, se dirige por la Canal de Asotín a Cordiñanes.
La bajada por la Vega de Asotín (o La Sotín como dicen las gentes del lugar) nos proporcionó unas vistas esplendidas del atardecer sobre la Peña Santa de Castilla que teníamos enfrente.
El paso por el hayedo, con la niebla que a veces nos envolvía y el ulular de alguna rapaz nocturna, que avisa de que la luz del día acaba, nos apremia a terminar la jornada.
El camino discurre por estrechos e impresionantes pasos excavados en la roca hacia Cordiñanes, del que ya divisamos sus luces más abajo. Poco después llegamos al destino y ponemos fin a esta dura y gratificante etapa de montaña, que se vería culminada por una buena cena en el Albergue. Hay que agradecer a las encargadas su amabilidad y buena disposición en todo momento.
Domingo.- Tras de la jornada de ayer, nos merecemos poder tomarnos un poco más de descanso y el desayuno lo efectuamos a las 8:00.
Un pequeño grupo opta por afrontar la subida a Torre Friero y otro se dirige al Pico Gildar.
El resto decide dedicarse a disfrutar de las excelencias culturales (gastronómicas incluidas) que ofrece la zona. Ninguna de las opciones defraudó.
Los datos: 28 integrantes, 27 de ellos federados o con seguro. 8 mujeres y 20 hombres. 28 km en un poco más de 12 horas. 2.000 km de desnivel positivo y 2.350 de negativo. Disfrute: inmensurable.
Organizador. L. Ballesteros