Jueves, 29 de marzo
A las 8 de la mañana, después de tomar el desayuno del hotel nos preparamos para salir. El día había amanecido cubierto y las previsiones que habíamos visto en la web daban lluvias dispersas durante la mañana pero de baja intensidad, por lo que decidimos mantener la marcha prevista. Aproximadamente a las nueve menos cuarto tomamos los coches hacia el pueblo de Huergas de Babia, que se encuentra en la carretera nacional en dirección a León y que habíamos recorrido el día anterior en sentido contrario, cuando vinimos de Madrid.
Al llegar al pueblo de Huergas tomamos un desvío de 2,5 km, por una pequeña carretera bastante estrecha, pero con un buen firme, que nos llevó al pueblo de Riolago desde donde empezaba la marcha. Aparcamos los coches en un gran parking cubierto de hierba a la entrada, completamente vacío y empezamos la marcha atravesando el pueblo y pasando junto al imponente Palacio de Quiñones, que en la actualidad es la Casa del Parque de Babia y Luna.
La marcha dio comienzo en una pista forestal, que sube por el valle dejando a la izquierda el arroyo de la Vega. Después de unos 45 minutos la abandonamos y cruzamos el arroyo alcanzando un refugio de pastores, lugar donde el camino se convierte en sendero. En ese punto la nieve era ya bastante abundante y los que llevaban raquetas aprovecharon para ponérselas, a continuación, el camino continuó ascendiendo por la pendiente de nuestra izquierda hasta alcanzar la cuerda. Como la pendiente era cada vez mayor y la nieve más dura, decidimos ponernos todos los crampones que no nos quitaríamos hasta retornar de nuevo a la pista de subida.
Una vez alcanzada la cuerda, nos dividimos en dos grupos: una docena de personas, con un ritmo más rápido se adelantaron mientras que los otros seis nos quedamos más retrasados. Una vez en la
cuerda, el tiempo empeoró con una ventisca acompañada de nieve y niebla espesa que nos impedía ver más de 20 metros y que nos obligó a avanzar con el GPS en la mano sin poder apreciar el paisaje ni prácticamente saber dónde estábamos. El viento había arrastrado la nieve blanda y borrado cualquier rastro de camino, dejando únicamente una capa de hielo dura donde la progresión era fácil con los crampones.
Llegamos al Alto de la Cañada en medio de la ventisca, con frío y lluvia, por lo que decidimos bajarnos directamente al valle el pico y no continuar por la cuerda. El comienzo de la bajada nos encontramos un tramo bastante pendiente que superamos sin problemas gracias a los crampones y el piolet. Como en toda la cuerda, la nieve dura había tapado completamente el camino de bajada y solamente gracias al uso de los GPS pudimos alcanzar la pista del valle, llegando al pueblo alrededor de las 4 de la tarde.
Las malas previsiones de tiempo para el viernes y el jueves que daban las páginas de información meteorológica finalmente se cumplieron, con una nevada durante la noche que hizo que el viernes el pueblo de Villablino amaneciera con una fina capa de hielo y nieve en las calles. Aunque la carretera nacional no planteaba problemas, nos dio miedo que en el desvío a la carretera comarcal algún coche se pudiera salir a la cuneta o que pudiera tener un percance aún más grave, así que tomamos la decisión de no mover los coches y hacer alguna marcha desde el mismo pueblo.
Mirando wikiloc elegimos una marcha de unos 12 km que sale de la parte norte pueblo, junto a unas granjas de vacas.
Desde el inicio, el camino estaba cubierto de nieve, ascendiendo suavemente entre paredes de piedras para para alcanzar una loma desde la que tuvimos una vista nevada del propio Villablino. En ese punto tomamos un desvío a la derecha para alcanzar un antiguo castro que se encuentra en un mirador desde el que se tiene una espléndida vista del pueblo de Sosas de Laciana, nuestro destino.
Desde el mirador volvimos por nuestros pasos para retomar la pista que habíamos iniciado en Villablino, para descender al pueblo de Sosas. Allí decidimos alargar la marcha, dirigiéndonos hasta el barrio de arriba, donde tomamos una pista que asciende por el valle del río Orachuelo. La idea era continuar hasta unas brañas en un paraje conocido como Secuecho, para tomar allí otra pista que nos llevaría directamente de vuelta a Villablino.
Después de una hora de marcha y ante el empeoramiento del tiempo, con nieve acompañada de niebla, y un fuerte viento en las partes altas de la cuerda, optamos por regresar por la misma pista de subida para volver de nuevo al pueblo de Sosas. Allí encontramos un antiguo lavadero restaurado donde aprovechamos para comer.
Desde el pueblo un grupo decidió volver al pueblo de Villablino atravesando de nuevo la ladera por la montaña mientras que otros optamos por hacer un tramo de carretera de aproximadamente 1 km para luego tomar una pista que nos condujo también al pueblo.
Sábado, 31 de marzo
Después de toda una noche nevando, el sábado amaneció con el pueblo de Villablino cubierto con varios centímetros de nieve, lo que no nos dejó otra alternativa que hacer una marcha por el entorno cercano ante el peligro que suponía el mover el coche por las carreteras comarcales de la zona.
Elegimos una ruta por el norte del pueblo, que da comienzo junto a la Iglesia de San Miguel y que finaliza en el mirador de Feixolin, con una distancia de 20 km y 900 m de desnivel.
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/villablino-mirador-del-feixolin-villablino-22136424
El camino comienza junto a la ermita de San Miguel, atravesando un espectacular bosque de robles. La nevada de la noche anterior había cubierto el sendero con más de 10 cm de nieve polvo, pero como éramos un grupo numeroso, la huella que hacíamos era profunda, a lo que ayudaba que la nieve era polvo era bastante llevadera, por lo que no nos pusimos todavía las raquetas.
Según ascendía el camino, el bosque dejó paso a una zona de prados, donde el camino desembocó en una pista que finaliza en un conjunto de casas en muy buen estado que se conocen como Brañas de San Miguel, donde nos resguardarnos un rato mientras comíamos algo para recuperar las fuerzas. En ese punto la capa de nieve superaba los 20 cm, siendo además muy inestable al ser nieve recién caída, con muchos agujeros donde nos hundíamos hasta más allá de la rodilla. Ante este panorama, todos los que llevaban raquetas se las pusieron.
En este punto el camino giraba a la izquierda ascendiendo por la ladera izquierda del valle, pasando por una zona conocida como Mustallar, donde encontramos los restos en buen estado de una mina de carbón. Se podían ver los dos pozos de entrada que habían sido tapiados, junto con dos naves que conservaban intactas techos y ventanas. La pista giro de nuevo para dirigirse a lo alto de la cuerda.
Una vez alcanzada la cuerda, el camino condujo a una segunda mina de antracita, junto a la que aprovechamos para comer al resguardo de una pequeña cornisa de nieve.
Desde este punto la pista, que se encontraba asfaltada, descendía suavemente hacia el valle de Laciana, pasando primero por la zona conocida como Los Cuarteles, luego por encima del pueblo de Villager de Laciana para terminar en el pueblo de Villablino, junto al Hospital de Valle de Laciana.
El día amaneció nublado, no había nevado durante la noche, y las previsiones eran de tiempo estable al menos durante la mañana. El domingo se había previsto subir al pico Nevadín desde el pueblo de Rabanal de Arriba, pero la cantidad y el estado de la nieve, el desnivel previsto de más de 1.000m y una distancia a recorrer de 17km, hacían imposible que se pudiera terminar la marcha en una hora prudencial para volver a Madrid. Por tanto, decidimos buscar una alternativa, eligiendo un recorrido circular hasta las Brañas de Buenverde a 1550m que se encuentran en la base del pico Matalachana (1.732m) situado al sur de Villablino.
Después de desayunar tomamos los coches para ahorrarnos los 3km de carretera, aparcando a la entrada del Camping Laciana. Desde allí cruzamos la carretera para tomar una pista que nos llevó a la base de la montaña donde conectamos con la pista que asciende a las brañas
El camino, que inicialmente tenía poca nieve, se fue poco a poco cubriéndose hasta alcanzar una altura cerca de la rodilla, afortunadamente la pista tenía una pendiente suave y la ascensión fue llevadera.
La pista en primer lugar atraviesa las brañas Chiburnial, desde allí aumentó el grosor de la nieve acumulada, pero con la ayuda de Marian que tomó la tarea de abrir huella conseguimos llegar hasta las brañas de Buenverde.
Se trata de unas casas en muy buen estado localizadas en unos prados 200 m por debajo de los picos. Las casas están en muy buen estado de conservación y con una nieve acumulada que llegaba hasta la altura de las ventanas
Después de descansar junto a una de las casas y recuperar fuerzas, iniciamos el regreso al punto de partida siguiendo el track que estábamos siguiendo. En el sendero de bajada se había acumulado mucha más nieve que en el de subida y con muchos agujeros ocultos donde nos hundíamos hasta la cintura. La nieve había borrado completamente las trazas del camino, pero afortunadamente podíamos seguir las huellas de una persona que había pasado antes de nosotros.
Por fin conseguimos alcanzar la pista a donde habíamos alcanzado la marcha alrededor de la 1 de la tarde, una buena hora para regresar a Madrid.