Alpes Julianos (Eslovenia)

Finalmente todos nos vamos encontrando en el Ostello Tergeste (Trieste) donde Maurizio, quien por cosas del amor habla fluido español, nos acoge con una amplia sonrisa aunque un poco abrumado ante el tumulto de montañeros ansiosos por darse un baño en la “playa” triestina, si se puede llamar así a la acera de puro hormigón que discurre junto al mar.

Conseguimos hacer el registro y los afortunados que han recuperado su equipaje de manos de Alitalia (nos perdieron un total de dos maletas de 18, no está mal…),  se desprenden de él y corren hacia el mar para arrojarse… (pausa dramática…) … y salir poco después renovados, bien saladitos, y dispuestos a cenar.

Conocemos por fin a Pedro, el único integrante neófito del grupo, y encontramos a Emiliano, doloso reincidente. Poco a poco nos vamos juntando todos y nos vamos a cenar a un local aconsejado por Maurizio.

No sé si es que no les gusta fregar, o que la crisis atenaza,… el caso es que en la propia carta indican que allí se come con las manos. ¡Y literalmente te cobran por los cubiertos! La comida no está mala, aunque por el precio que cobran ya podían dejarte comer como las personas civilizadas, que para hacer el salvaje ya tenemos la montaña, jejeje.... Aun con esas es de lo más económico sin salir de la zona del albergue.

Cuando volvemos al alojamiento también llegan Cristina, Juan Miguel y Chinto (el otro pobre incauto al que perdieron la maleta). Ya no queda nadie por llegar. ¡Yujuuuuu! Mañana empezaremos todos juntos, hecho bastante recomendable para este tipo de actividades, creo…

Carmen elige transgresoramente dormir en el suelo de nuestra megaterraza, y al resto nos arrulla en nuestras camas el murmullo de las inexistentes olas del mar Adriático.

Día 1 (25 de Julio)

Grupo 1 - Relato de Esther

Desayuno no muy variado pero decente tipo buffet. Nuestro conductor Peter puntualísimo, para evitarse problemas con el cierre del transportín que llevamos para el equipaje, nos hace llevar algunas mochilas dentro del autobús. Creo que me entiende a la primera cuando con unos cuantos aspavientos le comento: “Una y no más, Santo Tomás, que esto es muy incómodo”.

Durante el trayecto de aproximadamente dos horas hasta el Bohinij Jezero, intentando realizar  últimas gestiones y correos, descubro horrorizada que en Eslovenia no funciona el roaming  previamente activado porque mi tarjeta es antigua, quedando de esta forma incomunicada (¡Oh, cielos…!)… Mil gracias a Luisma que ese día y en días posteriores, amablemente me presta su teléfono para muchas de las gestiones.

Llegados a nuestro destino la mayoría elige realizar la ruta larga, y nos dirigimos hacia el parking de inicio de la misma. En el proceso de cambiarnos y preparar las mochilas una tormenta nos amenaza, y unos cuantos de los que iban a hacer la ruta larga deciden abortar misión y optar por la alternativa fácil.

Abandonamos en el parking (no sin cierta sensación de culpabilidad), a los 11 participantes que se atreven con la tormenta, y al poco de arrancar el autobús, comienza a llover a cántaros.

Peter sabiamente se salta a la torera nuestro punto de inicio original y nos lleva directamente a un restaurante que hay cerca de la caseta de tickets de la cascada Savica. Felizmente nos ha ahorrado unos cinco kilómetros de lluvia intensa.

Esperamos en el restaurante cafeteando, escuchando truenos y por el rabillo del ojo vislumbrando relámpagos, y fijamos una hora de salida (que sea lo que Dios quiera): las 13:00 horas.

Contactamos con el refugio para confirmar que ¡para allá que vamos!, y puntuales, aprovechando un momento de lluvia menos intensa, empezamos a subir.

El bosque nos hace de paraguas. Aun así, la mayoría quiere llegar pronto al refugio. Solo dos participantes nos acercamos (previo pago) a ver uno de los saltos de agua más turísticos de Eslovenia: Slap Savica. Mu gonico, si señó.

Al acercarnos a la cascada sale el sol. Durante el resto del camino se alternan pequeños chaparrones con niebla y períodos de sol. No deja de tener su magia. El sendero no tiene pérdida, y en ese sentido, por lo bien mantenido y señalizado que está, nos despreocupamos. 

Decidimos tomarnos con calma la subida intensa y constante, y apenas sin darnos cuenta, nos encontramos en la bifurcación de los refugios. Hacia la izquierda el refugio Dom na Komni, hacia la derecha nuestro alojamiento Koca pod Bogatinom.

Visitamos brevemente la mole de Dom na Komni, claramente orientado más a deportes de invierno, y rápidamente, de nuevo amenazando tormenta, nos dirigimos hacia Koca pod Bogatinom.

Allí la gigantesca refugiera (sospechosamente parecida a Ángela Merkel) nos recibe con el característico talante de las personas mayores de Eslovenia: Tremendamente seria, casi enfadada, pero a la vez tremendamente servicial. Por escasas, se aprecian más amplias sus sonrisas, diría yo…

Parece que no contamos con ducha, pero sí con agua caliente. Nos hacemos un lavadito “checo”, y nos preparamos para cenar la primorosa y más que adecuada cena. Eso sí, bebidas aparte.

Los once participantes que se fueron por la opción larga aún no han llegado. La señora Merkel está muy preocupada. Y a mí no me salen las cuentas tampoco, que esta gente es muy machaka… Imaginamos que la tormenta les ha retrasado.

Cuando terminamos de cenar salimos a otear el collado por el que deberían aparecer, y por fín… “¡por ahí resoplaaann!”… pero solo nueve de ellos. Los otros dos parece que se han quedado atrás.

Mientras cenan estos nueve, Antonio M. y yo nos vamos a ver si encontramos a los otros dos, pensando incluso que se han confundido y se han ido a cenar al otro refugio cercano. A escasos diez minutos de nuestro refugio nos los encontramos. Han llegado una hora más tarde que el “grueso del grupo”… Tomo nota pues hoy era el día fácil… 

La Sra. Merkel nos informa de que la previsión del tiempo para el día siguiente es de nubes y claros hasta las doce y a partir de entonces, lluvia.

Con tan poco halagüeña previsión, revisamos las opciones de recorridos para el siguiente día y seguidamente nos vamos a dormir.

Grupo 2 - Relato de Carmen

El autobús nos dejó en una de las dos rutas propuestas por el programa para llegar al refugio: la  más larga y con más desnivel acumulado, pero la elegida por la mayoría del grupo, hasta que comenzaron a caer las primeras gotitas.

Mientras nos calzábamos las botas y preparábamos las mochilas, como el día barruntaba tormenta y agua, eso hizo desistir a más de uno, pues los 11 que quedamos de los 20 iniciales nos dispusimos a iniciar el recorrido de la ruta, no sin antes de despedirnos de nuestros compañeros, que ya montados en el autobús se trasladaban a la otra ruta, algo más suave.

A pocos metros de haber comenzado la marcha, la lluvia fina se transformó en tormenta de verano, con rayos y truenos incluidos, que nos obligó a resguardarnos en un techo de madera que había junto al camino, enfrente de un parking. 

Y allí,  entre risas, anécdotas e ilusiones, estuvimos una hora y media hasta que amainó la tormenta.

Después, comenzamos el ascenso por un sendero bien marcado y nos adentramos en la espesura de los bosques de coníferas, helechos, plantas y un sinfín de flores, hasta llegar al refugio Korsijev.

Allí tomamos un caminito que nos condujo hasta un mirador con vistas al lago Bohinj, y también pasamos por una casita de madera que parecía sacada del cuento de Blancanieves y los siete enanitos.

Allí decidimos  hacer una parada técnica para comer (no más de 15 minutos) y hacer  las fotos de rigor. 

Pero algunos quisieron también disfrutar de las vistas panorámicas;  otros optaron por acompañar la comida con una cerveza en el refugio, y al final los 15 minutos se convirtieron en una hora, porque además comenzó de nuevo a llover.

Cuando reanudamos la marcha, subimos al pico Prsivec sin dificultad alguna, salvo un par de trepaditas, en el último tramo de ascenso. Pero desde ahí,  tuvimos que hacer uso de las manos y afinar bien algún paso porque la piedra estaba bastante resbaladiza.

Allí hicimos otra parada para disfrutar del paisaje, e iniciamos el descenso hacia el  refugio Dom na Komni, un poco incómodo por la cantidad de piedras resbaladizas; durante el descenso, al llegar a un lago pequeño, nos despistamos y nos salimos de la ruta, pero pocos metros después logramos retomarla de nuevo, justamente donde comenzaba un pequeño ascenso donde tuvimos que estar bien atentos a las señales que nos dirigían al refugio de  Koca Pod Bogatinom  donde descansaríamos esa noche.

Día 2 (26 de Julio) 

Desayunamos tempranito. Parece que en Eslovenia el café no se lleva para desayunar. Nos ponen una cosa que ellos llaman té… dejémoslo en “infusión indeterminada de color rojizo”… Además del mejunje: pan, mermelada, embutido… etc. El picnic consiste en dos bocatas de embutido ahumado, queso, y pimiento verde crudo, por cinco eurillos.

Cuando salimos del refugio, ni claros ni ná de ná. Niebla y chaparroncillos breves hasta el collado de Bogatin. De nuevo el camino marcadísimo y señalizado en los cruces. Difícil perderte (suponiendo que sabes dónde vas, claro). 

La niebla nos permite apenas vislumbrar restos de edificios militares de la primera guerra mundial. Tras ascensos y descensos alternados, finalmente comienza la bajada que suponemos más dura. Habiendo elegido todos los participantes la ruta corta por lo malo que parecía el tiempo, los 1700 metros de desnivel de bajada a todos se nos hacen menos. Además el tiempo, en lugar de empeorar, mejora.

 

 

Infinitas zetas mullidas por la pinocha del bosque suavizan la bajada y nos llevan hasta el valle del Soca y nuestro alojamiento Kamp Korita.

Un integrante del grupo se va “descolgando” y le esperamos. No es problema porque hoy no hay prisa, la jornada está resultando más corta de lo que parecía.

Llegados al Kamp segregamos a los roncadores, y nos distribuimos en tiendas bastante cómodas con colchones y edredones, y en una habitación igualmente equipada junto a los baños.

Habiendo llegado aproximadamente a la hora de comer, valoramos la posibilidad de bajar a Bovec en autobús público y subir en el transporte ofertado por el gestor de Kamp Korita (otro Peter, qué poca imaginación tiene esta gente…)

Finalmente entre gestionar la actividad del día siguiente, ducharnos, lavar la ropa, darnos un chapuzón en las preciosas aguas del río…, se nos hace la hora de cenar, y nadie baja. 

La cena también abundante y sabrosa, agua no incluida, claro está.

Revisión de la ruta del día siguiente para los que caminan y del plan para los que no, y pal catre. 

Día 3 (27 de Julio)

Grupo 1 - Relato de Esther

Ninguna queja del desayuno. Ni en cantidad ni en calidad. Y encima tienen café. ¡Toma ya!.

El grupo se divide: diez de nosotros nos vamos a disfrutar del río Soca “cabalgándolo”, y otros diez se van a caminar.

Parece que con tanto trasteo con los tracks y el CompeGPS, al final dejé invertido el desnivel de la ruta de hoy. En lugar de los 500 m. escasos detallados en la información, los que caminan tendrán aproximadamente 1600m. de desnivel!!! … ¡menuda cagada!... (aunque no tan terrible porque queda la alternativa del bus). Menos mal que el grupo está en buena forma y puede con ello.

Los que nos vamos a hacer rafting, nos ponemos en marcha. Nos llevan hasta un cobertizo donde nos entregan el equipo y recogemos las embarcaciones, y después nos llevan al punto de partida. Allí nos distribuyen en dos rafts, mezclándonos en uno de ellos con una pareja de belgas.

Nuestro monitor es simpático y dicharachero, y anima mucho la actividad. 

Hacemos un par de paradas para tirarnos por un improvisado tobogán, y luego para saltar desde unos seis metros de altura a las gélidas aguas, y en el transcurso, de vez en cuando podemos disfrutar de la mística neblina sobre el río.

Finalizada la actividad nos dirigimos a Bovec para comprar el material para ferrata que necesitaremos en los siguientes días y que Alitalia nos ha perdido.

Nos organizamos para tomar un taxi en dos tandas que nos lleve al paso Vrsic, donde se encuentra nuestro refugio Ticarjev Dom, ya que el horario de autobuses no nos cuadra.

Dejamos las cosas rápidamente, comemos algo, y con nuestro recién estrenado equipo (algunos) y un helicóptero de rescate sobre nuestras cabezas evacuando a un herido para dar más canguele, nos dirigimos hacia la Mala Mojstrovka, y su catalogado como “dificilísimo” camino Hanzova Pod.

La niebla no anima mucho, y, dado que tenemos que movernos con cierta velocidad debido a lo tarde que es, una participante previsoramente decide darse la vuelta antes de llegar a la entrada de la ferrata.

Los demás, llegados al claro inicio de la ferrata (marcado con una placa en la pared), nos vestimos de ferrateros y afrontamos la ferrata con ilusión y mucho cuidado. En estos primeros metros está muy bien equipada. De hecho, en algunos pasos incluso consideramos que sobre equipada. 

A ratos sale el sol y el paisaje es impresionante. Progresamos con soltura pero con cuidado. Muchos de los cables se pueden usar simplemente como pasamanos. Ya en los últimos metros el equipamiento se limita a clavos sin cables hasta llegar a la cima, en la que nos encontramos solos. Debido a la niebla no podemos ver el refugio más abajo. Una pena.

No podemos perder mucho tiempo, pues aún nos queda la bajada y tenemos que llegar a cenar a las ocho. 

Nos ponemos en marcha y tras un rato decidimos ignorar un poco el track que llevamos que parece que se enrisca sin tocar el camino claro y señalizado que baja desde el pico.

 

Tras pasar la resbaladiza e inclinada primera parte, nos encontramos con unos jóvenes, evidentemente turistas, sin equipar, que tienen planeado subir al pico y bajar por el otro lado. Son las siete de la tarde y amenaza lluvia. Les advertimos que es una locura y que no deben intentarlo (y menos sin equipo de ferrata y sin botas) y seguimos bajando. Esperemos que el helicóptero de rescate no tenga que volver.

Llegamos a una especie de hoz, donde de nuevo el camino se pone más vertical y resbaladizo, aunque sigue claramente marcado.

El descenso es bastante rápido a pesar de los resbaloncillos. Cuando llegamos a la parte más estable del camino aceleramos.

Los últimos metros llueve intermitentemente pero la lluvia nos da la tregua justa para llegar al refugio relativamente secos.

Allí los participantes que han ido caminando nos esperan tranquilamente sin haber conseguido ducharse.

Al preguntar por la previamente confirmada por e-mail ducha, el arisco Sr. Bigotes nos dice que máximo tres personas de ducha, ¡no veinte!  Cuando enarbolo el correo en el que me confirman que hay ducha, el señor mira a otro lado y me ignora. Dado que nos quedaremos dos noches, prefiero que haya paz… y me callo.

Cenamos un gran plato de macarrones a la boloñesa como plato único y un gran pedazo de strudel. Sin pan. Sin agua.

La chica del refugio nos da una previsión del tiempo para mañana que yo creo que ni la ha mirado. Dice que más o menos igual que el día de hoy. Habrá que arriesgarse, aunque está visto que aquí no dan una con el tiempo…

Parece que los turistas finalmente nos hicieron caso y se dieron la vuelta y están en la entrada del refugio completamente calados, pero enteros.

Estudiamos las opciones para el día siguiente y nos vamos a dormir.  En lugar de contar ovejitas, mentalmente voy redactando la carta de queja por la ducha que enviaré a la organización responsable de este alojamiento cuando vuelva a Madrid.

Grupo 2 – Relato de Naty

Más temprano de lo habitual, pues creo que hacia las 8.00 h. venían a recoger a los compañeros aventureros que optaron por descender parte del río Soca en piragua, nos dispusimos a desayunar en el restaurante del Kamp Korita. Esta vez había café con leche. Y lo digo porque en algunos refugios se sustituye por un té color rosa con el que a mi parecer difícilmente puede competir. Como casi siempre que iniciamos una jornada,  algo nos costó encontrar el camino. Menos mal que entre los acampados, hubo quien ante nuestras evidentes vacilaciones supo reconducirnos.

El día, amenazaba lluvia. Así que sin abandonar el equipo de agua, un grupo de siete preferimos no desperdiciar una de las jornadas más clásicas y representativas del senderismo esloveno. Difícil fue durante varios kilómetros dejar de ver las cristalinas aguas del rio. Un sendero muy bien señalizado asistido por pasarelas y puentes discurría sucesivamente  a ambos lados. 

La ruta, aunque sin dificultad, se mostró exigente. Subidas y bajadas remataron la jornada con más de 1.500 mts. de desnivel. Teníamos todo el día, por lo que nos lo tomamos con bastante calma. Tanto que los más adelantados y con el fin de resguardarnos de la lluvia, esperamos al poco de salir,  al resto de  compañeros bajo un puente. Risas y más risas. ¡Otra nueva experiencia! 

Hasta la llegada a Trenta el río con su color verde esmeralda cuando se mostraba más caudaloso, no dejó de acompañarnos.

Consultando el GPS nos percatamos de la proximidad de un pueblo. ¡Qué decepción! ¡Ni  un bar!. Los más escépticos se resisten a continuar sin tan siquiera  tomar una cerveza. Antonio se adelanta, pues una zona más urbana se contempla en lo más alto. Último esfuerzo del resto.  ¡La civilización lo requiere! Ya huelo a Supermercado, café. Parque… En Trenta, encontramos todos los servicios propios del pueblo turístico que representa. Allí tomamos cerveza, café, compramos fruta (alimento altamente deseado en las travesías). Repusimos fuerzas y llenamos las mochilas de galletas y demás “fruslerías”.

Nos quedaba más de la mitad del recorrido. Así que sin demorar nos dispusimos a iniciar la segunda parte de la jornada.

Al poco y con la intención de visitar el monumento a Kugy, nos apartamos del camino. No nos costó descubrirlo. Al parecer el escalador es todo un símbolo en la montaña eslovena. Fotos y alguna que otra atrevida aproximación. Al Cantarero tanto le impresionó que decidió subir a su regazo. La bajada ya le costó. Sin encontrar apoyos… ¡menudo salto!

¿Y Cristina? ¿Dónde está? A decir verdad no nos habíamos dado cuenta que no nos acompañaba. Bueno. Lleva GPS y se maneja bien. ¿Qué hace? ¡Está apercibiendo a un granjero que sólo habla esloveno! Pues no sé cómo lo hizo pero le entendió. Le estaba diciendo que una cabra se había metido en el huerto y se estaba comiendo todas las coles. ¡Qué agradecido quedó el propietario…Intuimos por los gestos!

 

Alejándonos de la carretera principal y en dirección Oeste, vamos siguiendo una cómoda pista hacia el refugio de Koca pri Izviru Soce (¿lo habré puesto bien?). ¡Qué buena pinta tiene este establecimiento! ¡Y es la hora de la comida! El sentido común nos dice que si comemos antes de acercarnos al nacimiento del río es muy posible que abandonemos el propósito. Así que con la mente puesta en la vuelta, nos disponemos a subir y luego bajar por el mismo camino para comprobar que Esther no había exagerado la descripción. Nos recomendó que lo viéramos y así lo hicimos. Después de una “complicada” aproximación quedamos impresionados por  la profundidad. A pesar de la existencia de cables y escalones para su ayuda, no faltó la niña que cual gacela te adelanta y se impacienta por no poder pasar.  Es el momento en que con las piernas temblorosas y el sudor frío te preguntas: ¿Qué hago yo aquí?.  

Vamos bajando hacia el refugio donde nos esperaban las ansiadas salchichas con patatas y salsa de pimientos (riquísmas!!), el goulash (nada despreciable) y mi postre favorito: “Apple strudel” (y más barbarismos).

Nos quedan 800 mts. de subida! De muy cómoda pero exigente subida! . De vuelta a la pista buscamos las marcas del sendero. A decir verdad, nos costó más de lo esperado. Más de dos horas entre bosque. “Chino, Chano” Subida constante pero relajada. Sin lluvia. Muy buena temperatura. De charla, comentarios, proyectos…vamos llegando a nuestro nuevo alojamiento: Ticarjev dom. Aquí pasaremos dos noches. Así que procuro adelantarme para coger “buen sitio”. A pesar de disfrutar en la montaña, a la hora de coger litera, procuro evitar las alturas.

Según nos aproximamos al refugio vemos que los compañeros que no han subido a Mojstrovka se dirigen hacia nosotros. Consideran que es tarde para la ferrata por lo que han decidido salir a nuestro encuentro.

Tras intercambiar experiencias con los navegantes que se mostraron muy satisfechos por la jornada, nos disponemos a tomar habitación, colocar mochilas y ¿ducharnos?. No fue posible el primer día. A pesar de haberse  contratado este servicio, y hay prueba de ello, no se nos permitió. Descubrimos que tan sólo disponen de una y es para uso “privado”. La insistencia y habilidad de los “Pegaso” permitió que al día siguiente todos pasásemos por ella.

Ya todos “en casa” como anunciaba la información adicional nos esperaba una suculenta cena donde la polenta, alimento estrella en las travesías alpinísticas, hizo su presencia.

Día 4 (28 de julio)

Grupo 1 - Relato de Esther

En el desayuno el Sr. Bigotes se enmienda: huevos, embutido, pan con mermelada, etc… aunque de beber el extraño aguachirri que llaman té. Por supuesto puedes pedir un café por 1,50 euros.

Y te puedes llevar de picnic un solo bocadillo, esta vez sin pimientos, por 5 euros (lo que te sale a el doble que en el refugio de la Sra. Merkel!).

Seis participantes nos vamos a ascender el Jalovec, que catalogan de muy difícil.

Tenemos por delante una larga aproximación y hace medio frío, así que partimos con cierta velocidad para ir entrando en calor. El sendero es estrecho y en muchos casos la caída se ve bastante vertical, pero es un sendero muy cómodo. Llegamos con bastante rapidez hasta el desvío que indica Jalovec. Desde ahí el camino es tremendamente empinado. Menos mal que no hace sol, porque si lo hiciese, sería agotador. 

La cuesta no termina nunca, y aunque poco a poco nos vamos aproximando a las verticales paredes, nos está costando. 

Cuando por fin llegamos a la parte ferrateada, descubrimos que nuestro equipo prácticamente no vale para nada. Son muy pocos los puntos en los que te puedes anclar. El equipamiento de la pared consiste sobre todo en clavos que nos permiten ascender por la expuesta pared.

Tras unos cuantos pasos equipados, comienzan las pedreras, de esas en las que avanzas un paso y retrocedes tres.

El camino está bien señalizado, aunque debido a la niebla en ocasiones dudamos.

Llegando a la cresta cimera nos encontramos con las únicas personas que vemos en todo el recorrido. Dos jovencitos que han dejado el equipo de ferrata en casa.

Cresteamos para llegar al pico y allí nos hace prácticamente sol, que aprovechamos para comer escondidos del viento en un abrigo.

Aunque las nubes por abajo no nos dan la perspectiva que veremos de vuelta de nuevo por la cresta. En ese momento, ya volviendo por la cresta, es cuando apreciamos la verticalidad de la ruta, y el motivo por el cual lo catalogan de difícil. 

Desandamos el camino hasta el collado donde encontramos una bifurcación que indica Vrsic y Trenta.

Con objeto de realizar al menos una parte del recorrido circular, nos dirigimos hacia Trenta. El camino continúa perfectamente señalizado, y sin mucha demora nos metemos en algún paso equipado de nuevo simplemente con clavos que se salvan con cuidado y sin mucha dificultad.

Pronto llegamos a la altura del refugio Zavetisce pod Spickom que nos limitamos a mirar de lejos y acortamos por un atajo también señalizado hacia el camino principal, donde por fin nos quitamos nuestro equipo de ferrata. Antes de seguir nuestro camino echamos una última mirada a los paredones que configuran el circo donde se encuentra el refugio, bastante impresionantes, y jugamos a encontrar perfiles de criaturas mitológicas en las sombras que configuran la pared. 

Desde este punto el camino nos coloca rápidamente en la bifurcación desde la que empezamos por la mañana a subir hacia el Jalovec. Luego alternará subidas y bajadas sin dificultad. Un último paso cableado que ni habíamos apreciado por la mañana, ya cerca del refugio, se presenta algo más delicado de bajada, con la piedra mojada, y ya cansados.

Llegamos al refugio satisfechos por la jornada donde nos espera aún una buena noticia: Nati, con su buen hacer, ha conseguido convencer al Sr. Bigotes para que nos permita ducharnos. ¡Vaya lujazo! El agua caliente da, lejos de “para tres personas” (como decía el Sr. Bigotes), para los veinte.

La cena hoy es tipo plato combinado y además nos ponen pan.

El tiempo que esperamos para mañana (según la previsión de la chica del refugio): de nuevo como el de hoy, cosa que no deja de ser buena.

Repaso de las alternativas del día siguiente, y nos vamos a dormir.

Grupo 1 - Relato de José A.

Como cada noche después de la cena Esther repasa la etapa que acometeremos al dia siguiente, en esta ocasión nos presenta 3 alternativas que, cada uno de los integrantes del grupo, en función de su fuerza, destreza o ganas, decidirá que hacer.

La alternativa 1 es ir al Jalovec, se trata de una larga aproximación que, en su parte final, presenta algunos tramos técnicos y aéreos para los que habrá que llevar equipo de ferrata.

La seguna opción es el Prisank que a su vez tiene dos variantes, con o sin ferrata.

Son apenas las 6 de la mañana del martes 28 de julio cuando, como casi todos los días, ya estoy despierto, ¡todavía falta una hora para el desayuno! Mis companeros de  habitación duermen y, tal como me han “sugerido”,  no puedo hacer ningún ruido al menos hasta las 6:45 h., permanezco otros 15 minutos en la cama dando vueltas al coco hasta que, ya cansado, decido levantarme “sigilosamente”. Salgo al pasillo y bajo un primer tramo de escaleras para asomarme a la ventana, lo que diviso no es alentador, ha estado lloviendo gran parte de la noche (otra más) y la niebla lo inunda todo. Las expectativas son poco alentadoras.

En el desayuno, momento en el que nos reunimos todos, vamos escrutando las intenciones de cada uno ¿tú dónde vas? es la pregunta mas repetida, las respuestas no son muy escalrecedoras.

Mi intención, ya desde España, es hacer la ferrata al Prisank ya que por los datos que he recabado (imágenes y videos de youtube)  me parece el recorrido mas atractivo. ¡Espero que no llueva! ya que si es así el recorrido aumenta su peligrosidad y se haría bastante desagradable.

Son las ocho cuando salimos al exterior del “Ticarjev dom” cargados con nuestras hoy ligeras mochilas, regresaremos a pernoctar al mismo sitio. La niebla meona y persistente sigue acaparando todo.

Un grupo, el menos numeroso, de 5 o 6 personas  van hacia el Jalovec, el resto partimos hacia el Prisank.

He iniciado la marcha y todavía no sé por dónde subiré, no me queda mucho tiempo para decidir, apenas media hora. Ascendemos por un tramo de pista y a los pocos minutos encontramos un gran cartel que nos cuenta la  historia del rostro de mujer que hay tallado en la roca de los farallones que supuestamente tenemos enfrente y que no podemos más que intuir. 

Unos pequeños subibajas y en pocos minutos llegamos al punto donde los caminos se separan ¡ya no hay más tiempo para pensar!, ¡hay que decidir! Haré la ferrata ya que aunque la niebla, no demasiado espesa, sigue acompañándonos parece que no lloverá. Comunico mi decisión a Asun y Carmen, que el dia anterior me habian expresado su intención de hacer tambien esta ruta, los tres partimos juntos. ¡Me sorprende que nadie mas haya optado por esta alternativa!.

Cogemos un estrecho sendero claramente marcado, en ligero descenso al principio para, más adelante, aumentar significativamente su pendiente descendente. Progresamos despacio y con prudencia ya que el terreno es piedras sueltas.

A los pocos minutos escuchamos voces cercanas aunque ininteligibles, no somos capaces de identificar el idioma, delante de nosotros. Divisamos a cuatro personas paradas que segundos  antes de llegar junto a ellas emprenden la marcha.

Estamos en la base de una gran pared donde se inicia el primer tramo de ferrata. Sacamos toda la “ferretería” de nuestras mochilas y comenzamos la liturgia (a modo de matadores de toros) de vestirnos, el arnés, el disipador, el cabo de anclaje, el casco y para finalizar la comprobación, unos a otros, de que todo está bien.

Otra vez nos cargamos la mochila, ahora aun mas ligera, a nuestras espaldas y “parriba”. Son aproximadamente las 9 h cuando comienza el largo Clic- Clac de los mosquetones. Avanzamos por una diagonal en una pared vertical, el cable “gordo” de unos 10 mm con los anclajes bastante próximos, el estado de la instalación es bueno y da sensación de seguridad. 

El entorno es magnifico, impresionante o al menos eso intuimos ya que, ver lo que se dice ver, vemos poco. Vamos ganando altura rápida pero pausadamente, disfrutando de la vía. Mis compañeras ya han dejado atrás sus nervios iniciales y avanzan sin ningún tipo de dificultad.

El recorrido de ascenso es muy variado, hay tramos con clavijas, tramos de sendero, pequeñas trepadas sin exposición otras fáciles pero expuestas, grapas. La protección del cable suele ser buena pero a veces lo echas de menos en algún paso corto y fácil pero expuesto y en ocasiones te parece que está de más.

Hemos encontrado tramos de cable rotos, clavijas sueltas y cable deshilachado ¡cuidado con las manos!

El camino esta perfectamente marcado, tal vez excesivamente, con puntos blancos rodeados por un circulo rojo y lineas rojas, aun así un par de veces nos hemos salido del camino, apenas 20 ó 30 metros, debido a la niebla y hemos tenido que dar marcha atrás para buscar las marcas y comprobar con el GPS.

Cuando llevamos algo mas de tres horas desde que iniciamos el camino en Ticarjev aparece frente a nosotros una gran pared horadada en su parte central ¡Un gran agujero  atraviesa la montaña de parte a parte! El camino nos conduce hacia esta gran ventana, vamos atavesando la montaña de abajo hacia arriba, me siento realmente conmovido cuando me encuentro en su interior, es como estar en la matriz de la montaña dirigiéndome hacia la luz, que penetra por el otro extremo. Pocas veces, despues ya de muchos años de montaña, he encontrado un paisaje tan impresionante y sobrecogedor ¡y eso que la niebla no me ha permitido ver su verdadero esplendor! Un último tramo vertical, de unos 40 m., equipado con grapas nos lleva hasta la arista, punto donde nos unimos al camino que el resto de compañeros que ascienden al Prisank han seguido. Hemos tardado 4 horas. 

Aun queda un largo trecho hasta la cumbre, seguimos ascendiendo sin poder contemplar el entorno, ¿majestuoso?, que nos rodea. Nos cruzamos con un par de personas que, temerosas, descienden agarradas fuertemente al cable, adelantamos a otras dos que ascienden y que se han parado en el punto más técnico y aéreo de esta vía  ¡van sin ningún tipo de material de seguridad!.

Es hora de tomar algo, llevamos ya más de cuatro horas de actividad y no hemos comido nada. Paramos 15 minutos para tomar la barrita, el plátano y unos frutos secos. Un grupo de 3 personas con un guía nos adelanta, uno de ellos habla algo de español y cruzamos alguna palabra con él.

Retomamos la marcha y alcanzamos al grupo del guía que nos precede, no tenemos por qué arriesgar adelantándolos y  preferimos continuar tras sus pasos hasta la cumbre donde, al llegar, nos felicitamos los unos a los otros y hacemos la foto de rigor. Hemos tardado 5 h 30 min. 

Mi experiencia me dice que la cumbre es momento de enhorabuenas pero no de celebración, esta no debe hacerse hasta que no se llega al valle.

Apenas cinco minutos en la cima, no se ve nada y la tempertura no es demasiado agradable,  e iniciamos el descenso, ¡a ver qué opina mi rodilla! Los primeros metros los hacemos desandando el camino ascendido para, a los pocos minutos, coger un sendero que sale a nuestra izquierda y que está equipado con un tramo de cable.

El descenso es bastante rápido, sacamos los bastones pero los tenemos que volver a recolocar en las mochilas ya que a veces necesitamos las manos para destrepar. 

Cuarenta y cinco minutos después llegamos a una zona con bastante menos pendiente y buen sendero, podemos seguir con tranquilidad, la niebla que ha levantado en parte nos permite disfrutar del paisaje.

Unos carteles nos indican que en 45 minutos estaremos en el refugio. Comienzan a caer algunas gotas que, tras colocar las fundas a las mochilas, dura apenas 10 minutos.

Pocos minutos después llegamos a un punto conocido, donde por la mañana nos separamos del grupo principal, estamos ya muy cerca y aun es temprano, continuamos muy tranquilamente, otra vez estamos frente al cartel, ahora si podemos ver la cara que a primera hora se encontraba oculta por el velo neblinoso.

 

Son las 16:30 h. cuando atravesamos la puerta del refugio. ¡Parece que hoy nos podremos duchar! Y, tras hacerlo, doble celebración con Unión y Lasko por supuesto.

 Día 5 (29 de Julio)

Grupo 1 - Relato de Arturo A.

El día amaneció lluvioso en el refugio Ticarjev Dom, por lo que se tomó la decisión de retrasar la salida esperando que el tiempo mejorase. A las 8h40 dejó de llover repentinamente y  seis participantes decidieron iniciar la marcha con la esperanza de que la lluvia desapareciera el resto del día, como había ocurrido los días anteriores de la semana. El resto de los participantes tomó el autobús para ir directamente al destino, el refugio Aljazev Dom. 

Durante los primeros treinta minutos el camino coincide con el sendero que va en dirección al pico Prisojnik (Prisank), abandonándolo en el momento en que este empieza ascender, punto en el que el camino desciende unos 200m,  momento en el que  la lluvia volvió a hacer acto de presencia. 

La  lluvia al principio se hizo llevadera al estar protegidos por un bosque de pinos, sin embargo, según ascendía el sendero y se perdía el techo de los árboles empezamos a notar la lluvia en su cruda realidad.  Aproximadamente después de una hora de iniciar la marcha nos encontramos la primera dificultad: el camino atravesaba una serie de lajas de piedra lisas con un profundo precipicio a la derecha. En condiciones normales el paso no habría tenido  dificultad alguna, porque los previsores eslovenos habían puesto barras de hierro para sujetarse, sin embargo,  justo donde se situaban estas barras caía una cascada de agua de lluvia, además las barras no cubrían toda la parte expuesta, quedaban unos metros de piedra lisa que se encontraban totalmente cubiertos de agua. Ante el peligro de caída, decidimos salir del camino  y remontar la ladera  hasta encontrar un paso accesible, lo que nos hizo perder al menos una hora. 

Recuperado el camino, continuamos ascendiendo por el camino que sube al pico Razor por una senda cada vez más expuesta y que debe tener unas vistas espectaculares un día soleado. Estaba perfectamente  equipado con cadenas y clavos, con el único inconveniente que los tuvimos que atravesar bajo la lluvia incesante. La senda continuó ascendiendo hasta alcanzar los 2.400m, a partir de los cuales mantuvo la altura hasta llegar al collado  Sedlo Planja, que se encontraba a una hora de la cumbre pico Razor, aunque la lluvia persistente no nos animaba en absoluto a subirlo.

Desde ese punto y mediante una bajada pronunciada, el camino nos condujo al pequeño refugio de Pogacnikov Dom a 2.050 m, donde nos refugiamos de la lluvia mientras tomábamos una sopa de verduras. 

Después de unos 30 minutos de descanso  y aprovechando una tregua de la lluvia, retomamos de nuevo el camino  y,  para nuestra sorpresa, nada más salir del refugio, nos  encontramos con un cartel indicando 4 horas al refugio Aljazev  Dom, a pesar de que nuestro GPS indicaba que nos restaban únicamente 5,9 km. Al no coincidir la dirección del cartel con nuestro track supusimos que se trataba de otro camino, más suave  aunque más largo.

Nuestro sendero  empezó a ascender de nuevo por zonas aéreas pero siempre equipadas de clavos y cadenas en los lugares más expuestos,  hasta alcanzar de nuevo los 2.400m, alcanzando una meseta de piedra caliza blanca con numerosas simas que a todos nos recordó Picos de Europa. En ese punto nos encontramos con un cartel que indicaba de nuevo 4 horas, a pesar que según nuestro track en ese punto restaban menos de  5 km al destino, bastante desconcertados continuamos todo lo rápido  que podíamos. 

Uno de los compañeros resulto ser muy lento en las bajadas, por lo que tomamos la decisión de que tres personas se adelantasen  al refugio y mientras que otras dos se quedaban a acompañarlo, eran las 6h30 y según nuestro GPS quedaban 4,5km al refugio Aljazev Dom, momento en que empezó de nuevo a llover de manera torrencial.

Según avanzábamos nos quedó claro que no había relación entre la distancia que recorríamos físicamente y la que mostraba el GPS, lo que solo podía estar motivado por haberse reducido el número de puntos del track, con lo que se habían borrado los numerosos giros y zetas que hacía el camino.

En medio de la lluvia  y teniendo que esperar al compañero que iba más despacio, a los tres últimos se les hizo de  noche, llegando al refugio a las 9h30, una hora después de los tres primeros, con la noche completamente cerrada.

La recepción por parte de la mujer encargada del refugio fue excepcional, no solamente nos tenía guardada la cena, lo cual tiene mucho mérito conociendo la hora de cena habitual de  la zona, sino porque que nada más vernos nos dio una taza de  té caliente que agradecimos de todo corazón.

Grupo 2 – Relato de Esther

De nuevo un desayuno bastante aceptable, aunque desde primera hora está lloviendo.

El plan de los que subimos el día anterior el Jalovec era realizar la ferrata del Prisank, y luego ir en autobús público hasta Mojstrana, para desde allí completar los diez kilómetros y pico hasta el refugio Aljazev.

Sólo unos pocos valientes se animan a realizar la ruta difícil de hoy. El resto se van directamente en el primer autobús que pasa, y llegan en taxi hasta el refugio Aljazev.

Les deseamos buen día a todos y nos disponemos a esperar a que deje de llover para hacer la ferrata hasta la hora que debamos volver para tomar el último autobús.

Visto que aquello no para (nuestro gozo en un pozo) y que se nos echa el tiempo encima, finalmente decidimos bajar a Kranjska Gora en el siguiente autobús.

Llegados a Mojstrana hacemos algo de compra en el supermercado, nos tomamos un café en la pizzería al olor de las pizzas horneadas con leña que empiezan a cocinar, y aprovechando un intermedio en la lluvia, comenzamos a caminar hacia el refugio.

Por el camino paramos en el Museo del Alpinismo a echar un vistazo a las coloridas fotografías de los Alpes Julianos que hay en el exterior (confirmando que nos quedan muchas cosas que visitar y que merecen un “Eslovenia, segunda parte”), y continuamos andando, a ratos por carretera, a ratos por pista/sendero.

A unos cinco kilómetros del pueblo encontramos un refugio, y un pequeño circuito que nos permite visitar la preciosa catarata Pericnika, que tiene un corredor que permite verla incluso desde detrás del chorro. 

Aunque llueve a mares, la visita vale la pena. No hace frío, así que la humedad se limita a ser incómoda.

Esperamos que nuestros compañeros, casi 1500m. por encima de nuestra altura, estén teniendo mejor tiempo.

Nos recomponemos un poco en el refugio que hoy está cerrado ante la evidente falta de visitantes, comemos algo, y continuamos hacia Aljazev.

Los últimos metros atraviesan una galería y algunos prados evitando la carretera. 

La lluvia es intermitente de nuevo, y no muy intensa, y llegamos al refugio sin mucha demora ya.

El refugio tiene un edificio adyacente algo más moderno en el que nos alojamos.

Deshacemos la mochila, nos duchamos, y nos preguntamos dónde andarán los compañeros que han hecho la ruta larga de hoy.

Llega la hora de la cena y los que estamos, cenamos.

La cena consiste en un plato único a elegir entre tres. Si tienes ensalada no tienes postre. Sin bebidas. Con pan.

La señora pequeñita del refugio y la que creo que es su hija, verdaderos apoyos para los montañeros, cuando finalmente aparecen los que faltan completamente empapados, se apresuran a llevarles zapatillas secas y té caliente. 

Finalizada la cena, valoramos las alternativas para el día siguiente.

Las previsiones meteorológicas son pésimas, así que se descarta el ascenso al Triglav.

Se acuerda desayunar temprano igualmente para tener margen de maniobra, aunque no sabemos muy bien lo que vamos a hacer…

Día 6 (30 de Julio)

Lo primero que hacemos es consultar la previsión meteorológica. Descubrimos que mañana el día será espléndido.

Mientras desayunamos nos planteamos cambiar el día de turismo planeado para mañana y hacer las visitas hoy.

Afortunadamente nuestro servicio de transporte privado ha aprendido a lidiar con nuestros contratiempos y reacciona con rapidez: conseguimos cambiar sobre la marcha el viaje, y por once euros más por persona de transporte, invertimos el orden de nuestro programa.

Visitamos el barranco de Vintgar, Bled, y realizamos el tour por Ljubljana previstos para el día 7. Eso sí, con unas tres horas menos de margen para las visitas, lo que nos hace sentir un poco japoneses. A alguno casi se le achinan los ojos…

Tras las visitas volvemos al refugio: mismo esquema de cena.

Nos vamos pronto a la cama, pues hemos programado el desayuno a las seis, por si hubiese que improvisar, ser capaces de llegar al bus a las ocho de la tarde.

 

 

 

Día 7 (31 de Julio)

El día no se presenta despejado como prometía, y mientras desayunamos surgen dudas. Algunos que querían subir deciden que se quedan por el refugio, junto con los que no han traído material de ferrata y pensaban dar un paseo por las cercanías.

Los catorce participantes restantes emprendemos entre la niebla el ascenso. Confiamos en que las previsiones meteorológicas se cumplirán.

Prácticamente junto al refugio el primer cartel indicativo. 

A escasos diez minutos primer desvío que nos indica la Vía Tominsek. Desde que cruzamos el río, el camino es muy vertical. No da tregua.

Ascendemos rápidamente, aunque tenemos que ir con cuidado porque está algo resbaloso.

Encontramos algunas clavijas aquí y allá, y hasta pasados los 1700 metros no encontramos el primer cable. 

 

 

Desde ese punto se encadenan varios cables a los que algunos se anclan y que otros usamos a modo de pasamanos. La dificultad desde luego, es muy subjetiva.

En el desvío de abajo los letreros dicen que hasta el Triglav tenemos 6:30 horas. Al llegar al siguiente desvío, desde el que se podría tomar la Vía Prag, ya a bastante altitud, nos sorprende ver que tras apenas dos horas andando, nos indican ya que para el Triglav quedan solo 2:30 horas. 

Llegamos al Triglavski dom, donde nos encontramos con dos compañeros que habían puesto la directa y están haciendo tiempo para acortar distancia con el resto.

Los helicópteros que transportan gente y víveres no dejan de llegar y partir. Cada pocos minutos el ruido atronador de los motores nos incomoda.

Tras tomar unos posos con café en el refugio, retomamos la ruta. 

Durante esta pausa los compañeros que iban por detrás nos han tomado la delantera. La cresta empieza a estar bastante frecuentada debido a que la gente que ha subido en helicóptero se une a los que subimos por las distintas vías, y hay que adelantar a algunos y cruzarse con otros. Desde el refugio tramos de cable se alternan con clavos y finalmente para completar la cresta existe un pasamanos que, salvo en casos de viento, podríamos considerar innecesario. Claro está, tiene su explicación en la falta de experiencia en montaña de muchos de los que realizan la ascensión.

Únicamente uno de los catorce participantes que iniciamos el ascenso se vuelve antes de alcanzar la cumbre, y realiza la bajada por la Vía Prag programada.

Los demás llegamos a la atestada cima y nos hacemos las fotos de rigor. Hemos completado el ascenso en aproximadamente cuatro horas y media, lo que nos da más de siete horas para bajar.

Sooooomooosss uuuunoooosss mááááááquinaaaaasssss…

 

El tiempo ha mejorado considerablemente. Las nubes se han retirado y ya hace sol.

Dadas las buenas perspectivas y animados por las respuestas de algunos montañeros a los que preguntamos, nos planteamos realizar la bajada por la vía Bamberg.

Todos los que hemos hecho cumbre optamos por probar la Vía Bamberg. Nos han comentado que es expuesta en algunos lugares y que está menos equipada que la Tominsek, por donde hemos subido.

Valorando que la vía de ascenso no ha resultado tan complicada como habíamos previsto según las descripciones y que contamos con siete horas de margen para llegar al autobús,  comenzamos la bajada por la zona llamada Plemenisce. 

Como siempre, los caminos están muy marcados y perfectamente señalizados. Vamos bajando encontrando algunos clavos y algún cable hasta una planicie, donde tenemos un pequeño despiste. Finalmente tomamos el camino correcto y tras unos kilómetros sin dificultad, por fin llegamos a la chichaaa…

Primer paso de ferrata en bajada que se puede considerar ferrata de verdad. Encadenados tramos de cable que terminan en una cresta ancha, que con el buen tiempo que ha quedado, nos permite apreciar los dos valles y las vías Tominsek y Prag en la pared vecina.

Disfrutamos con cuidado de la bajada, bastante vertical, y efectivamente poco equipada en algunos pasos (aunque pasos sin mucha dificultad). El patio es impresionante y todos extremamos las precauciones. 

Poco a poco nos acercamos hacia el collado Luknja, donde se ven algunas personas haciendo un alto.

Cuando llegamos al collado, comemos algo y nos quitamos de encima la ferretería. Un cartel nos dice que aún quedan dos horas de bajada, aunque descubrimos que es poco exhaustivo, pues aprovechando la pedrera, en aproximadamente una hora se puede llegar al refugio.

Llegamos sobre las seis, habiendo completado el ascenso y descenso en aproximadamente once horas incluyendo paradas.

Al llegar allí recibimos las felicitaciones de nuestra anfitriona y tomamos una cerveza fresquita antes de preparar la mochila para meterla en el bus que nos llevará al alojamiento de esta noche en Ljubljana.

Es algo espartano, pero para ducharnos y dormir, más que suficiente. Y más después de nuestra hazaña. Como me dice la recepcionista del albergue, ya somos “auténticos eslovenos”!!!.

Día 8 (1 de Agosto)

El desayuno compensa con creces la parquedad y sencillez del mobiliario. Variedad de todo y además tipo buffet. Algunos desayunamos mucho más de lo que requiere la actividad turística que realizaremos hoy.

Una hora y pico de autobús para dejar las mochilas en el albergue donde dormiremos esta noche, y enfilamos hacia la atracción turística principal de la zona.

Visitamos las cuevas de Postojna, dando un poquito la tabarra al celebérrimo Proteus Anguinus (bicho original donde los haya), y el castillo de Predjama. 

Un poco a nuestra bola en grupitos ocupamos la tarde de las más diversas maneras, y llega la hora de la cena.

Cenamos en el albergue. Cena correcta, aunque no muy bien cocinada, según opiniones.

Día 9 (2 de Agosto)

Desayuno suficiente para partir hacia el aeropuerto con la esperanza de encontrar nuestras maletas perdidas.

Efectivamente allí se encuentran. ¡¡¡Hurra!!! Es una ley universal: después del caos todo vuelve a su “orden”…

Sin más incidencias, todos llegamos a Madrid sanos y salvos, exceptuando a Pedro, que se quedó en Trieste para continuar viaje.

 

Fdo. Esther P.

Fotos de: Mercedes P., Carmen M., Manuel C., Jacinto L., Luis M. A.

PD.: ¡GRACIAS A TODOS!

 

 

 

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