A.D. Grupo de Montaña Pegaso
Montañismo
Burgos
16 y 17 de noviembre de 2024
Descripción de la actividad:
Ascensión al pico más alto de la provincia de Burgos, el San Millán, y disfrutamos de la Senda la Muñeca que discurre por bosques de pinos y hayedos, y alberga el nacimiento del río Oropesa.
Viernes 15 de noviembre
Los participantes vamos llegando al Hostal Adela, acompañados por una densa niebla en las últimas horas del día. La mayoría deciden cenar allí, a pesar de no estar incluida la cena en el precio, debido a la escasez de opciones disponibles. La cena no defrauda, como tampoco el alojamiento en sí.
Sábado 16 de noviembre
Tomamos un buen desayuno a las 7:15 para empezar la jornada temprano, pues los días son cortos en esta época.
Reparto de emisoras, y salida desde el punto de inicio de la ruta a las 8:30.
Muchos de los participantes se reservan la decisión de hace ruta corta o larga al momento de llegar al pico, y finalmente solo siete personas realizan el recorrido corto, mientras que el resto alargamos la ruta siguiendo la opción larga hasta los Trigazas.
Se empieza en una pista que transcurre junto al al Río Urbión durante casi tres kilómetros, momento en el que la pista se convierte en sendero y empieza a poner las cosas interesantes. El bosque de hayas está completamente alfombrado con las hojas caídas, y nos tapa las piedras, algo resbaladizas debido a la humedad. Tenemos que andar con cuidado.
Y más cuando empezamos a tener que cruzar el río, en varias ocasiones debido a lo crecido que va. La orientación nos la da el propio río, y en algunos tramos, el camino se aprecia claramente, mientras que en otros se diluye, aunque está señalizado con hitos de piedras.
Cuando abandonamos el bosque entramos en la zona de arbustos que ya nos permiten ver el valle por el que tenemos que subir. No parece que quede mucho, pero la vista engaña. El GPS nos dice que aún quedan seiscientos metros de desnivel que salvar.
Los vamos superando sin mayores contratiempos. Aquí el sendero es más sencillo de seguir y nos cruzamos con otros montañeros, pues el pico San Millán es bastante popular por la zona.
Llegamos al collado que nos da acceso al pico, y vemos bajar a unos montañeros directamente por la cresta, pero nosotros seguimos el sendero perfectamente marcado que rodea al pico por el sur, para terminar siguiendo la loma y coronando la cima junto a otros montañeros que allí se encuentran (compañeros del club y no pegasianos). El día es estupendo, y nos ofrece maravillosas vistas.
Es pronto para comer así que continuamos por la asequible loma en busca de los Trigazas que se ven a lo lejos. El sendero se ve bien, pero aunque no se viese, en estas condiciones de visibilidad, no tiene pérdida.
Al terminar los “subeybajas” del cordal llegamos a una caseta donde se encuentran unas antenas y aprovechamos los bancos que hay para comer algo.
Finalizado el almuerzo, comenzamos la bajada. Desandamos un poco nuestros pasos y después siguiendo restos de sendas y a ratos en campo a través, recuperamos la bajada normal del pico desde el Collado de Sierra Llana.
Aproximadamente un kilómetro y medio después de incorporarnos a este sendero, encontramos una bifurcación que indica a la izquierda “Área recreativa de Zarcia” y a la derecha “Cascadas”. Nuestro track nos indica que debemos ir a la derecha y así lo hacemos.
Nos metemos de nuevo en un hayedo en el que nos maravillamos por el paisaje, pero en el que debemos andar con mil ojos para no torcernos los pies ni perdernos, pues la senda se pierde, y las señales verdes y blancas del camino están claramente orientadas al que realiza el recorrido en sentido de subida.
Con mucho cuidado todos pasamos por las tres caudalosas (en esta ocasión) cascadas que modelan el valle.
Es un tramo complicado que requiere prestar mucha atención además de a las señales, al propio terreno intrincado, resbaladizo. Algunos no disfrutan especialmente y están deseando salir de esta parte enrevesada que nos lleva mucho más tiempo del esperado.
Al llegar al aparcamiento vamos teniendo noticas de todo el grupo, y confirmando que estamos todos sanos y salvos, nos dirigimos al hostal para ducharnos, tomar unas cervezas, cenar, y por fin dormir, que nos lo hemos merecido.
Domingo 17 de noviembre
De nuevo desayunamos a las 7:15 y tras el desayuno cargamos los coches y nos dirigimos al área recreativa que se encuentra a las afueras del mismo Pradoluengo. Son cinco minutos en coche en los que se salva un desnivel de prácticamente doscientos metros, así que hacerlo andando representaría añadir un buen rato más a la ruta.
La ruta de hoy transcurre en buena parte por pista o cortafuegos. Empezamos animosos, y en uno de los cortafuegos que se suben (evitable por la pista al este) se encuentra la pequeña Cruz de Guirlando, en una planicie.
Tras bajar de la cruz encontramos la intersección entre la pista y el Sendero de la Muñeca, señalizado con un cartel, y que nos adentra de nuevo en un pequeño sendero primero por pinar y después por el hayedo repleto de mágicos colores. En suave ascenso siguiendo las señales verdiblancas del PR BU60 llegamos hasta el primer nacedero, que es apenas un chorro de agua que desaparece en el suelo.
Giramos hacia el norte siguiendo las señales y el imaginario cauce del río por la cuesta hacia abajo para encontrar el verdadero nacedero, bastante más caudaloso que el primero. En esta zona aún no es un río propiamente dicho, sino el Arroyo de Pradoluengo.
Es un tramo verdaderamente bonito aunque rápidamente llegamos a la pista. La zona bulle de senderistas, parece que está de moda.
Llegamos al Refugio de la Pasada donde se encuentra el primer batán de la Senda de los Batanes que llega hasta el mismo pueblo de Pradoluengo (pero que nosotros no vamos a tomar).
Comemos un plátano junto al río entre idas y venidas de senderistas, y continuamos el último repechito que nos queda para llegar al punto de partida, donde se encuentran los coches listos para volver a Madrid.
Coordinador/a: Mauro Cuadrado