Memoria Demanda Esquís
7 y 8 de marzo del 2015
El viernes 6 de marzo partió un autobús lleno de miembros del Pegaso hacia la Sierra de la Demanda. El objetivo, realizar actividades en las que se consumaría la ascensión a San Lorenzo y San Millán. Esta salida se preparó para que se realizasen las ascensiones simultáneamente por un grupo a pié y otro con esquís. En esta ocasión el grupo de esquí únicamente estuvo compuesto por tres personas.
El sábado 7 de marzo tras pernoctar en el Albergue Trébole de Pradoluengo, salimos hacia Santa Cruz del Valle junto al grupo de a pié y a algunos amigos del Club de Montaña Pradoluengo. El autobús nos acercó hasta un par de kilómetros antes de llegar al refugio de Zarcia, desde donde iniciamos la actividad. Lamentablemente, aunque una semana antes de nuestra llegada el valle estaba cubierto de nieve desde el refugio hasta las cumbres, el calor de los últimos días hizo que tuviésemos que portear las tablas. Recorrimos todo el valle hasta llegar al pié de la pala que da acceso a la cima del San Millán, desde donde ya era posible continuar foqueando, pero desafortunadamente el tiempo invertido en los continuos vadeos del río entre el bosque nos dejaba poco margen disponible para afrontar la ascensión y retornar con suficiente holgura, por lo que decidimos desistir del intento y dar media vuelta para disfrutar de una agradable comida en la pradera del Refugio de Zarcia y posteriormente confraternizar con los vecinos de Santra Cruz del Valle en el bar del pueblo.
El domingo 8 de marzo salimos nuevamente desde el Albergue Trébole de Pradoluengo hacia la estación de esquí de Valdezcaray. En este caso, si había nieve suficiente y se encontraba en buen estado para afrontar la subida. Despacio pero sin pausa, fuimos foqueando por el exterior de las pistas de la estación hasta su punto más alto por la vertiente este del San Lorenzo, desde donde continuamos la ascensión directa hacia la cumbre. Tras la transición a la bajada, las fotografías de rigor y el intercambio de impresiones con los compañeros de a pié que se encontraban en la cumbre, iniciamos el descenso por la ladera de este del pico hacia el primer remonte. Una vez alcanzado este, y tras un breve encuentro con las pistas, abandonamos estas para probar nuestra pericia por la nieve dura con la que nos tocó lidiar. El día se hizo corto, porque una vez finalizamos el descenso, y tras reponer fuerzas, hubo que tomar el autobús para reencontrarnos con los compañeros de a pié en el Monasterio de Valvanera. Aún así, pudimos quitarnos la espinilla que se nos quedó clavada del día anterior.