CUERDA LARGA
Marcha Nocturna
24 al 25 de Julio 2010.
Cincuenta y tres somos los que llegamos a Puerto de Morcuera, solo hemos tenido dos bajas a última hora, ya es de noche, las once menos cuarto cuando nos ponemos en marcha, se forman dos grupos, uno de ellos formado por once personas se encamina a Bailanderos y los cuarenta y dos restantes suben Najarra, ya no volveremos a encontrarnos hasta el final, nos cruzamos con pequeños grupos que vienen en sentido contrario al nuestro, la luna a Levante parece una naranja, brillante, ilumina nuestro camino, muchos dicen que se ve mejor con el frontal apagado, encendemos, apagamos, jugamos con ellos, la noche es fresca, ideal para afrontar la travesía, roca y más roca, atravesamos pedreras en formación desde hace millones de años, el viento norte sopla moderado y a partir de las dos de la madrugada hará bajar la temperatura hasta siete u ocho grados, sobre nuestras cabezas nos contempla multitud de estrellas haciéndonos sentir minúsculos, mirando al Norte parece que los pueblos están más dispersos pero al Sur las luces de la Comunidad de Madrid parecen uno solo, se destaca la gran mancha oscura de los montes del Pardo y en su entorno otras zonas brillantes nos enseñan los embalses, alguien quiere localizar las cuatro torres que no localizamos; unas leves paradas para reagruparnos, recobrar fuerzas, beber, y de nuevo en marcha, en alguna zona hemos de desandar el recorrido ya que en la oscuridad se pierden los hitos a pesar de haber hecho el recorrido cien veces, parece que vamos más deprisa de lo deseado e intentamos bajar el ritmo, nuestro autobús nos espera a las siete y media de la mañana, a mitad de camino aparecen las primeras prendas de abrigo y alguna cabra sorprendida se nos queda mirando con brillantes ojos iluminada por nuestros frontales, cruzamos con grupos más numerosos de caminadores en sentido contrario; desde Valdemartín y echando la vista atrás contemplamos la serpiente iluminada que forman cuarenta y dos luces descendiendo de Cabeza de Hierro Menor, son nuestros compañeros, nos detenemos varias veces para admirar este espectáculo, encontramos algunos conocidos, y otros muchos habrán pasado desapercibidos, son las cinco de la mañana y el frío arrecia cuando llegamos al bar del telesilla, una luz interior nos hizo abrigar esperanzas de que nos pudiesen albergar, nos refugiamos en su puerta, van llegando otros que como nosotros han caminado en la noche, a Levante se inicia la amanecida y cuando, pasadas las seis nos decidimos a bajar a Navacerrada, a Poniente, la enorme naranja de fuego se va ocultando a nuestra vista, nuestro autobús ha adelantado su hora de llegada pero algunos no lo sabemos y estamos sentados en las terrazas de los bares del Puerto, finalmente acudimos a él, los últimos llegan a las ocho menos cuarto, regresamos a Madrid con medio autobús dormitando, todo ha sido feliz, sin incidentes, solo nos queda desearnos feliz verano, y despedirnos hasta nuestra Marcha del Club en Septiembre.