SÁBADO 9 DE ABRIL DE 2011
Comienzo esta descripción sabiendo que mi experiencia, la que aquí transcribo, no se corresponde con lo vivido por la totalidad de los asistentes, aunque en lo que sí creo estaremos de acuerdo es en que se trata de una muy grata jornada que merece la pena recordar.
Como es habitual, cuando el día promete soleado, el Grupo (51 participantes) a pesar de las recomendaciones, empieza a fraccionarse. ¿Cuántos grupos constituíamos la Marcha de este 9 de abril? Así que yo, comentaré mi jornada, que creo se corresponde con la de la mayoría de los participantes.
Seis socios acudimos al Aparcamiento de “las Dehesas” en vehículo particular. La ruta era circular y permitía esta opción. Cuando decidimos acudir en nuestro coche existía significativa “lista de espera”. De esta manera facilitamos la asistencia a posibles participantes.
A las 9.00 h. estábamos ante “Casa Cirilo”. No estaba abierto todavía. Así que tras conocer que el Bus tardaría una media hora, decidimos ir a desayunar a Cercedilla. Siempre me pregunto por qué estos de Pegaso no paran a desayunar. “No hay tiempo. No hay tiempo” Lo entiendo en invierno. Pero con días tan largos como son los de ahora, bien podríamos hacer una paradita para ello. Para mí es tan beneficioso o más que la “cervecita” de la clausura.
Pasadas las 9.30 horas y tras coger mochilas, ponernos botas y eso sí… bien untaditos de crema solar. Yo, la “organizadora”, como exige el protocolo “di la salida”. No tardó mucho el grueso del grupo en extenderse. Y desde aquí a muchos participantes ya ni les volví a ver hasta la vuelta. Eso sí, comprobé que “los salchichones”(1) (entre los que me incluyo) estaban bien protegidos.
Carretera de la República, Calzada Romana … llegamos al Puerto de la Fuenfría. Descanso. Intento de reagrupamiento y hacia el “Minguete”. Aquí, unos decidimos si subir al “Montón de Trigo” (era opcional) o bordearlo. Yo decido subir. No se cuántas veces lo he subido ya. “Chano, Chano”. Me gusta esta expresión! Es tan gráfica! Valle de Valsaín y el Valle del Río Moros, Los Montes Carpetanos, Cuerda Larga, Ayllón y en la distancia las cimas de Gredos. Vistas de la Mujer………(omito el término. No me gusta nada. ¿Por qué no se llamará la Mujer tumbada o acostada? La leyenda puede cambiarse). No vuelvo a ver a muchos participantes hasta casi finalizar la salida. Como es habitual en mí, bajando el “Montón” me quedo la última o la penúltima. ¡Cuántos bloques de piedra! ¡Qué más da! Allí está Juanjo que siempre nos acompaña a los más necesitados. ¡Gracias de nuevo Juanjo!.
Hacia la “Pinareja”, no sin antes abandonar el collado de “Tirobarra”, desde donde visualizaremos Otero, Riofrío y la para mí tan querida Segovia. ¡Qué sorpresa! Encontramos a parte del grupo. Muchos de los que no subieron al “Montón”. Y los que me adelantaron. Tarea poco difícil. Bocata y frutos. “Chuches” y…¡Como no!: ¡Las gominolas de Rafael! Siempre las lleva. ¡Es completa esta ruta!. Ante nosotros el Cordal de la “Mujer…..Algo de nieve blanda y no tan blanda. Y hacia la “Peña del Oso” donde no deja de impresionarme este emotivo osito de hormigón con sus guantes y su gorrito. Espero que ahora en verano le aligeren de ropa. Vistas de lo que nos queda por recorrer. El “Pasapán”, el Puerto, la pista forestal…que nos bajará hacia la presa “Valle de las Cabras” y a lo lejos el Collado de “Marichiva” por el que más adelante volveremos a pasar al Valle de La Fuenfría. Improvisamos con un cordón una reparación de emergencia. Una suela de bota totalmente despegada. Esto no iba a dar buen resultado. Así que pensé en Merche que siempre lleva de todo y vía emisora contactamos con su grupo. El “incidentado” se adelantó, pues no estaba muy lejos y …¡Cuidao que somos eficientes los del Pegaso!: Con cinta americana se improvisó la reparación y a caminar que todavía queda!. Javier era la primera vez que venía con nosotros. Creo que tendrá un buen recuerdo de nuestra colaboración.
Pista y sendero. Todo de bajada a excepción de una pequeña subida en la pista y la última subida al “Collado de Marichiva”.
Nuevos bloques de piedra que en su descenso nos llevarán hacia la Peña de la Apretura para encaminarnos hacia el Pasapán donde mi grupito parará para comer.
uerto del Pasapán y descenso por pista, bueno no tanta pista, pues Antonio ya se sabe: “atrochando” nos llevará al Valle del río Moros.
Encontramos el embalse del valle de las Cabras, posteriormente el de las Tabladillas donde me cuentan que alguien para aliviar el calor sofocante que en la bajada se sentía no se si con bañador o no. (que cada uno ponga lo que su dosis de imaginación le permita) optó por refrescarse.
Por fin, último ascenso de la jornada hasta el collado de Marichiva. La hora era buena. Teníamos tiempo por delante, así que decidimos hacer una parada. Estábamos cansados. Muy cansados. Ante la imagen placentera, simulando las “praderas de San Isidro” pintadas por nuestro ilustre Francisco de Goya, acudió gran parte del grupo. Allí nos reagrupamos bastantes. Y, chocolate, agua, galletas…Y mucha, mucha “charleta”. Nos dispusimos por el Valle de la Fuenfría a rematar esta jornada. Largo descenso en el que uno de nuestros más queridos veteranos miembros del Grupo nos hizo echar mano de botiquín. Un pequeño corte sobre la ceja, sin importancia. Tonta, como siempre, caída.
Llegada al punto de inicio. El tan deseado aparcamiento. Apareció un grupo de 4-5 miembros que, aunque por emisora sabíamos que estaban cerca, eran los que faltaban. La imagen no parecía en nada a la de la mañana. Familias placenteramente sobre la hierba tomando el sol, niños jugando con balones, bullicio y más bullicio, coches y más coches. En esta ocasión Casa Cirilo estaba rebosante de público. Y en su “terraza de verano”, porque aunque fuese principios del mes de abril, el tiempo era de verano. Disfrutamos de un refrigerio en el que nadie tenía prisa por regresar a Madrid. Aunque a las 19.00 horas el Bus ya hacia “amagos” de arrancar.
- Término acuñado por Cristina, Pilar y alguna que otra miembr@. Dícese de la que sin tener ni “pu….” idea de orientación desarrolla la destreza suficiente para saber acoplarse al que sí dispone de este saber.
