Cumpliendo el horario previsto en cuanto a la recogida de la gente en las paradas establecidas, llegamos al punto de partida sobre las 9:30h. Durante el trayecto se avisó al grupo de la posibilidad de cambiar el itinerario según las condiciones que nos encontráramos en Cotos. Se acordó subir a la Bola del Mundo por la ruta de la Loma del Noruego (PR31), la cual lleva su curioso nombre, según se cuenta, por un tal Birgen Sörensen, noruego de nacionalidad que, trasladado a Madrid para dirigir una empresa maderera en los inicios del siglo XX, se dejaba caer por estas laderas nevadas con unas tablas fabricadas por él mismo, iniciando el interés por el esquí de los aventureros que se acercaban al monte por aquellos años.
Un pequeño grupo de cinco componentes siguieron la ruta planteada inicialmente por el club, al disponer de gps, pero tuvieron que desistir una vez en la cuerda, darse la vuelta y bajar a Canto cochino por otra parte. Iniciamos el grueso del grupo la marcha ya con niebla desde el inicio, pero sabiendo que lo peor sería una vez cogiéramos altura y apareciera el viento, como así fue. En fila y pisando las huellas de los que abrían la marcha, fuimos subiendo en suave pendiente hasta el Altozano, elevación que precede a la siguiente más importante llamada la Peña del Águila (2003), dejando a la izquierda el Valle del arroyo de las Guarramillas y la pista de esquí, bueno, intuyendo que estaban allí, porque a causa de la niebla, cada vez teníamos menos visibilidad. Con el viento lateral cada vez golpeándonos con más fuerza, fuimos ascendiendo hasta que, casi sin darnos cuenta, nos encontramos de cara a las instalaciones de tv de la Bola (2180).
Esperamos un rato para reagruparnos, y una vez nos aseguramos que ya no venía nadie detrás (Carmen e Ismael se dieron la vuelta y nos avisaron por el walkie), iniciamos la larga bajada por el Ventisquero de la Condesa. Con la niebla y todo nevado fuimos buscando una referencia a seguir, que no era otra que el arroyo de la Condesa, el cual nos situó sobre el sendero marcado con hitos que fuimos siguiendo hasta dar con la pista que sube desde la pedriza. Todos conocemos lo monótono que es seguir largo rato una pista forestal, por lo que cuando encontramos un hito en la misma que indicaba un atajo hacia abajo a la derecha, lo seguimos, con lo que nos quitamos bastante recorrido. Según descendíamos la nieve iba desapareciendo, pero por el contrario empezó a nevar dando por buenas las previsiones que anunciaban esto mismo en la red. Una vez encontrada la carretera asfaltada, solo nos quedó recorrer el trecho que nos llevó hasta el parking de Canto cochino y tomarnos algo en los dos establecimientos que se encuentran allí. La participación (tras las bajas sufridas por enfermedad o indisposición de algunos de los inscritos) fue de 47 personas, de las cuales 41 tenían licencia federativa, y a 6 se las cubrió con el seguro contratado por el club.