Los 51 participantes en la marcha, con un espléndido y soleado día, comenzamos a caminar en las eras de Bocígano a las 9:40 h. La ruta se iniciaba con un largo pero relativamente cómodo ascenso de 350 m de desnivel hasta el cerro de las Huelgas, cada cual subiendo su ritmo, lo que hizo que la distancia entre los primeros y los últimos del grupo se fuese haciendo cada vez mayor. Esto no representaba ningún problema, debido a lo despejado del día, las características de la ruta que al discurrir íntegramente siguiendo cordales permitía ver la mayor parte del recorrido y también a los conocimientos del terreno de muchos de los participantes que estaban repartidos a lo largo del rosario de senderistas que se formó.

 

Desde el Cerro de las Huelgas fuimos descendiendo hasta el collado de las Majanillas, donde iniciamos la parte más dura de la ruta: el ascenso hacia loma del Picaño, 440 m de desnivel en poco más de 2 Km y con terreno rocoso en muchas zonas. Durante esta ascensión (sobre las 11:45) uno de los participantes decidió volver de nuevo hacia Bocígano, con tiempo y energías sobradas para poder llegar al pueblo antes de la salida del autobús.


El resto del grupo subimos hasta el Picaño, que no está marcado con un vértice geodésico sino con un montón de piedras, no obstante a otro de los participantes le empezaron a fallar las fuerzas y una vez descendido el Picaño, en el collado de Ortigosa y sobre las 13:00 h inició el regreso por una pista que desde allí conduce hasta Bocígano. Aquí se puso de manifiesto la solidaridad montañera de dos compañeros habituales de Pegaso, que renunciando a hacer la ruta completa lo acompañaron hasta el pueblo.


Desde el collado de Ortigosa el Cerrón parecía estar a tiro de piedra, no obstante había que salvar 200 m más de desnivel de subida, con varios senderos distintos que conducían a su cumbre, bien por la misma cuerda, bien por su cara este, cada grupo que se había formado fue tomando el que consideró más sencillo o más interesante. Aquí nos encontramos con los primeros neveros importantes, que debido a la temperatura y a la suave inclinación no requirieron el uso de piolet y crampones. En el Cerrón la mayor parte del grupo decidió comer tranquilamente, aprovechando el buen tiempo y las esplendidas vistas de las montañas y valles de Guadalajara y Madrid que se ofrecían desde allí.

Desde el Cerrón, nueva bajada hacia la majada de los carneros y, como no, otra subida más, de unos 270 m, primero dirección norte hasta la cuerda de la Pinilla de forma bastante brusca y luego más suavemente, aunque por terreno abrupto, siguiendo la línea de cumbres en dirección este hasta el pico del lobo, aunque muchos participantes tomaron una diagonal (dirección NE) que acortaba un poco la distancia atravesando los neveros de esta ladera.


Una vez en la cuerda de la Pinilla ya estábamos en el límite provincial con Segovia y podíamos ver toda la zona de Riaza con uno de los robledales más extensos que se pueden contemplar en el centro de la península, aunque en estas fechas todavía sin hojas. También se podía contemplar la estación de esquí de la Pinilla que desde aquí aparece engañosamente cercana ya que el desnivel de casi 800 m hace que los senderos den largos rodeos. Aunque es posible el descenso directo (no sin cierta dificultad) hasta la estación, alcanzando alguna de las pistas de esquí de esta ladera norte, todo el grupo siguió la ruta prevista, ascendiendo primero al pico del Lobo y siguiendo después el ancho sendero que primero dirección NE por la cuerda y después dirección NO, desciende serpenteando entre pinares hasta los edificios.

Debido a las altas temperaturas registradas durante la semana y el propio día de la ruta, gran parte de la nieve de esta zona alta había desaparecido y la que quedaba estaba blanda por lo que no fue necesario el uso de piolet y crampones que muchos de nosotros llevábamos. No obstante cualquiera que haya ascendido con frecuencia a esta zona sabe que es un lugar bastante traicionero meteorológicamente hablando y aunque ese día el Lobo nos mostró su cara más amable, son más las veces en que enseña los dientes, por lo que cualquier precaución es poca.


Entre las 16:30 y las 17:40 fuimos llegando a la desangelada urbanización de la Pinilla, donde todavía hay un bar con una soleada terraza que no cierra fuera de la temporada de esquí. Allí nos reencontramos con nuestros compañeros que habían finalizado en Bocígano y pudimos disfrutar tranquilamente de una cerveza o un refresco hasta las 18:30 h en que salió el autobús de vuelta hacia Madrid.

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Centro Cultural Eduardo Chillida (mapa),
C/ Arroyo Belincoso, 9 - 28030 Madrid (metro Vinateros)
 
HORARIO:
18:30h. a 21:00h. 
(Sólo días concretos, cuando hay reunión presencial) 
 
 

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