Así que salimos todos pertrechados con crampones y piolet para la bajada, previsiblemente helada, del chozo Aranguez. Efectivamente fue así, en la subida al collado de Citores tuvimos un solecito muy agradable, pero la bajada al chozo estaba en la sobra, con hielo y nieve dura lo que hizo necesario ponerse los crampones e ir con mucho cuidado.
Una vez pasado este punto, en el resto de la travesía pudimos disfrutar de nieve en buen estado y un excelente ambiente invernal. El sol nos acompañó el resto del tiempo y caminamos tranquilamente. Poco a poco fuimos acercándonos al aparcamiento de La Granja, del que salimos cuando llegaron los últimos caminantes alrededor de las 15:30.
Los autobuses nos trasladaron a Segovia, nos dejaron junto al acueducto y fuimos andando hasta el restaurante donde nos dimos el merecido homenaje.
Como invitado tuvimos el honor de compartir la comida con Domingo Pliego, que vino con su esposa, gran montañero y escritor de más de 70 libros sobre la materia.
Después de unas palabras de nuestro presidente Bonifacio en las que glosó la figura del invitado, éste pronunció una breve e interesante alocución sobre su evolución como montañero.
En esta parte echamos de menos la presencia de nuestro tesorero Pedro Cristóbal que, accidentado el fin de semana anterior, tiene una pierna escayolada y no ha podido asistir. Le deseamos un rápido restablecimiento.
Por último, se procedió a la entrega de premios. Este año se regaló una camiseta a los colaboradores y una emisora a los treinta mejor clasificados del Trofeo Pegaso, que este año reemplaza al Trofeo Cordales.
Además, los tres primeros recibieron algo más. También se regalaron unos libros sobre Carlos Soria a todos los compañeros que subieron este verano al Monte Elbrus.
Y nada más. Hubo, como siempre, muy buen ambiente lo pasamos muy bien, y con ganas de la próxima salida.
Muchas gracias a todos, por haber contribuido a disfrutar de un día tan especial.
Coordinador: Javier Ibáñez.