A.D. Grupo de Montaña Pegaso
Montañismo
Pirineo Francés
28 a 30 de junio de 2024
Viernes 28 de junio
Viajamos hasta el albergue Pepe Garcés en Candanchú.
Sábado 29 de junio
Amanece un día nublado. También dan tormentas así que modificamos la ruta para hacer el Chemin de la Mature, puramente hablando, facilitando un track alternativo, e informando a los treinta y un participantes que probaremos suerte en este día. Los otros cuatro marchan a Jaca esperando encontrar mejor tiempo.
Este nuevo track evita tener que mover los coches, y es bastante más corto que el inicial planeado, permitiendo una retirada a tiempo, y a la vez, alargar la ruta por la opción larga si vemos que la meteo mejora o al menos se mantiene.
Comenzamos todos bien pertrechados, subiendo por el Chemin de la Mature, aunque desafortunadamente la niebla no nos permite disfrutar del panorama, ni ser conscientes del cortado que se abre a nuestros pies, fuera de la seguridad del camino tallado.
Finalizando el Chemin, comenzamos la subida por el bosque. La niebla es menos densa y los colores se aprecian brillantes. El bosque está precioso, y realmente no llueve, así que al llegar al Col d’Arras nos dividimos. Trece personas se bajan hasta los coches para continuar el resto del día haciendo turismo bajo el paraguas, y el resto intentamos subir al Lespetouse (por lo que sería la bajada de la ruta larga prevista)
La niebla lo pone difícil, pero a la vez fácil, pues nos ahorra calores innecesarios. La cuesta es considerable, y en el terreno mojado la progresión es lenta. Además, los hitos en subida y con la niebla son difíciles de localizar, y debemos caminar muy pendientes del track.
A mitad de la subida encontramos una pequeña granja con muchísimas ovejas y sus correspondientes perros pastores. Intentamos evitarlas así como a los perros, y damos un pequeño rodeo, pero llegamos pronto de nuevo al camino.
Pasamos el Col de Moustis en busca del Pas de L’espetouse, y casi llegando arriba encontramos al grupo principal, que iba un poco más adelantado. Nos comentan que por delante de ellos están otras cinco personas que se han dirigido a hacer el extra de la ruta, el Pic de Sesques (o l’Escarpou).
Llegamos al Pas y comenzamos el cresteo en dirección O, pero se trata de una progresión expuesta y con piedra descompuesta que no da mucha garantía. Vemos que cada vez se complica más, y tres compañeros con menos experiencia deciden darse la vuelta. Les acompaño por el mismo camino que hemos subido, mientras el resto sigue por la cresta, junto a los cinco que habían hecho el extra y que nos han alcanzado.
En la bajada tenemos algún tramo en el que incluso hace sol y que aprovechamos para comer. Bajamos muy tranquilamente, hasta completar el recorrido, llegando a los coches prácticamente a las seis de la tarde.
Ante nuestra sorpresa, dos participantes de los que se bajaron por la mañana (desde el Col d’Arras), están en uno de los coches. Han estado allí seis horas esperando para llevar a alguno que subió con ellos porque alguien les dijo que no había coches para todos…
Se marchan junto a mis tres acompañantes y yo espero al resto del grupo. Calculo que no les debe de quedar mucho, y efectivamente, una media hora larga después, aparecen y me cuentan que no han seguido por la cresta porque llegaron a una parte inexpugnable. Volvieron hacia atrás y bajaron por el mismo camino que nosotros.
La cena por diversas circunstancias, no resulta muy reconfortante, pero todos tenemos buena disposición y conseguimos superarla (si, digo bien: superarla).
Domingo 30 de junio
Ante la perspectiva de lluvia, solo trece participantes nos atrevemos a caminar. En una reinterpretación del refranero español, afortunadamente, “la niebla asusta pero no ahoga”, y nos permitió subir sin demasiados agobios por las empinadas cuestas.
Comenzamos el camino en la curva del Camping remontando el valle, paso a paso. Pronto abandonamos el GR, y a sus abundantes transeúntes que se dirigen previsiblemente y según indican los carteles, a los Ibones de Anayet. Nosotros bajaremos por ese camino, pero será esta tarde.
El ascenso en dirección S por el definido sendero, nos impulsa con cierta facilidad unos doscientos metros. Algunos rayos de sol se cuelan entre las nubes y el paisaje nos reconforta. Siguiendo nuestro track, nos salimos del camino, que vira al E, y subimos hacia la cuerda campo a través, con gran esfuerzo. El mapa dibuja un camino que podríamos haber seguido probablemente con menos fatiga. Al llegar a la cuerda el viento, las nubes y la niebla nos desmoralizan brevemente.
Pero nos enfundamos el cortavientos y pronto retomamos el camino por la loma. El cielo recompensa nuestro tesón abriendo las nubes para dejar pasar el sol.
Casi sin darnos cuenta nos encontramos en la cima del Oporte, con el rojo Vértice de Anayet y a su lado el contraste gris del Pico de Anayet frente a nosotros.
Las nubes bajas se dispersan durante un rato, y tras subir al Vértice, permiten a siete compañeros ascender al Pico Anayet, por su vertiginosa placa, asistida por una cadena.
Hacemos un pequeño grupo de tres personas para bajar. Hay tres compañeros adelantados que no sabemos si han coronado el Pico, y sabiendo que tenemos a los que sí lo han hecho detrás, nosotros nos lo tomamos con mucha calma, parando a comer en la planicie justo antes de encarar la bajada por la controvertida Canal Roya. Desde donde comemos nos entretenemos viendo a los compañeros en el pico “progresando adecuadamente”.
Tras comer, comenzamos a descender los primeros metros algo verticales que después se suavizan. Personalmente me alegro mucho de que se hayan paralizado los proyectos de unión de las estaciones de esquí, porque el valle me parece espectacular como es.
La bajada es larga y gradual. Mientras estamos bajando la lluvia hace acto de aparición en forma de dos pequeños chaparrones, pero no llegan a empaparnos. Únicamente debemos prestar un poco más de atención a las resbaladizas rocas.
Nos cruzamos con algunas personas que aún suben. Dada la hora muy probablemente se dirijan a hacer noche en la cercanía de los pacíficos ibones.
Cuando llegamos a los coches nuestros compañeros adelantados nos cuentan sus aventuras, y mientras estamos en esas se reúnen con nosotros los que faltaban. Nos cambiamos las botas, y nos dirigimos a Biescas a ducharnos y cenar.
Allí nos reunimos con un participante que se une a la expedición a partir de esta jornada. Cenamos en el Restaurante Tendeñera, y nos alojamos y desayunamos en el Hotel La Rambla.
En ambos sitios, como en otras ocasiones, nos tratan estupendamente.
Coordinador: Luis Ballesteros L.