Segundo fin de semana de la Travesía.
Palas y Musales.
6 y 7 de julio de 2019
Viernes, 5
Llegamos escalonados al hotel Sarao, en Escarrilla. La cena del hotel es magnífica. Algunos que van llegando más tarde se incorporan a la mesa. A última hora una persona me indica que llegará más tarde. Nos vamos todos a dormir y su compañera de habitación le deja la puerta sin echar la llave.
Sábado, 6.
Desayuno a las 7.
A primera hora leo en el móvil que la persona que llegaba más tarde no pudo entrar y tuvo que dormir en su coche. Le indico que suba a la habitación que tenía asignada, a asearse, y hablo con el encargado de la recepción, quien me indica que tiene un sistema de alerta para cuando no se encuentra presente y llegan clientes. Llamando al portero automático le suena el móvil. Al final se comprueba que no había funcionado debidamente y a nuestra compañera le devuelven el dinero de la habitación. No le evitan la molestia de dormir con incomodidad pero se agradece el detalle.
Subimos con los coches hasta la cola del embalse de La Sarra y tras los preparativos de rigor nos ponemos en marcha río arriba 19 personas (12 de la travesía y 7 del fin de semana).
Al llegar a los ibones de Arriel se queda parte de la expedición y los demás continuamos hacia la base del Palas dejando las mochilas en el ibón superior. No todos convencidos de llegar hasta la cumbre pero con ánimo de intentarlo. Llevamos alguna mochila de ataque y los piolets por si hay problemas en los neveros que hemos de atravesar.
Alcanzamos la línea en que gran pedrera, en gran parte cubierta de nieve, deja paso a la roca viva del pico y buscamos un lugar para dejar piolets y bastones que nos estorbarían en la trepada que se antoja complicada desde abajo. Una vez desembarazados de ellos nos disponemos a la escalada. Dos componentes no llevan casco y se sitúan en posiciones de cabeza. Las dudas que había se disipan y todo el mundo se lanza a subir la chimenea de Ledormeur que resulta aérea y fácil.
Con todo cuidado para no tirar piedras vamos pasando y alcanzando la parte alta. A partir de aquí sigue una pendiente considerable y tras un último esfuerzo llegamos a la cima.
La bajada no presenta más problemas que la subida, contrariamente a lo esperado por algunos, y bajamos todos sin contratiempos. Descenso de neveros, pedrera y llegamos a las mochilas donde aprovechamos para comer algo. Después, camino hasta el refugio de Respomuso en donde nos espera una ducha y una cena reparadoras.
Domingo, 7 de julio.
Desayuno a las 7:30.
Tenemos una ruta corta y nos permitimos dormir un poco más. Nueve personas se bajan directamente a los coches por el GR-11 y los otros diez, tras las despedidas rituales, emprendemos la actividad programada para el día.
Rodeamos el embalse de Respomuso, y pasamos por encima de la presa para alcanzar la orilla opuesta. Unos cientos de metros más adelante empieza la subida por la pradera que va a dar a unos ibones y poco después ya tenemos la Forqueta al alcance de la bota.
Una compañera decide subir directamente al pico Musales y los demás hacemos la trepada hasta el collado, dejamos mochilas y subimos por la cuerda. Foto de rigor y descenso largo, largo, largo hasta La Sarra. Con los pies un poco machacados, llegamos a los coches a eso de las 13:30. Nuestros compañeros ya se han marchado, aunque no mucho antes ya que había una prueba deportiva que les mantuvo la carretera cortada y sin poder salir hasta las 13:00.
Todos contentos y con ganas de reencontrarnos en otras, nos despedimos hasta la próxima.
Coordinador: Ricardo Muñoz