A.D. Grupo de Montaña Pegaso
Travesía por el mazico de Neouvillie
15 al 20 de agosto de 2021
Nos reunimos diez aguerridos montañeros para compartir cinco días, durante los cuáles recorrimos las sendas pedregosas del Pirineo Francés, en esta pequeña parte del Parque Natural de Neouville. Durante la mañana, se regularizaron las cuentas, ya que en dos ocasiones se habían realizado a nuestro favor en el refugio. La última fue que según Cristelle la guarda, no teníamos la cena incluida y hubo que pagarla ese mismo día, cosas del directo.
Domingo 15 de agosto. Iniciamos la convivencia con una cena en el Chalet-Refugio de Oredon. Este establecimiento, se queda a medio camino de ser un hotel, lo que nos proporciona unas comodidades en los espacios comunes y en el dormitorio compartido con edredones y almohadas, que no disfrutaremos los siguientes días.
Al día siguiente, comenzamos nuestras aventuras. El grupo se divide en dos, cuatro personas se enfrentan al reto de la ruta exigente. Nos separamos en el Lac de Cap Long. Este grupo se dirige hacia la cresta del Badet, bien pertrechados de material de escalada. Una vez superado el Badet, todavía les aguardan dos crestas más y con paciencia y una caña van cumpliendo objetivos. Llegan a la cresta del Pic Long y finalmente a la cima. Una vez allí, hay que desandar para alcanzar unos rapeles que conducen a lo que queda del glaciar.
Mientras, otros compañeros proseguimos una travesía hacia el Pic Maubic, este recorrido que no se hace sencillo. Seguimos el track y tras un complicado canchal con lajas en las que te hundes hasta las trancas, alcanzamos el punto común del collado de Badet. Una vez allí, hay que reflexionar. Tras evaluar la situación y el nivel del grupo, decido que únicamente vamos a realizar la cresta del Maoue. De esta manera, conseguimos llegar a la cima. Desde este punto, iniciamos el descenso hacia un ibón, que nos aguarda y dónde reponemos fuerzas. En definitiva, hemos realizado una ruta circular que nos lleva al Lac de Cap Long.
Una dura jornada para los compañeros que fueron al Pic Long. Finalmente, tras una espera en la que la radio no comunica, una buena señal, ya que se supone todo va bien. Acaban comunicando y aparecen en Oredon a la 22h. Afortunadamente, Héctor español y empleado de Oredón, les aguarda y pueden cenar. Porque los franceses suelen ser poco flexibles con los horarios y la cena fue a las 19.30h.
Un nuevo día nos aguarda, martes de buena mañana realizamos la travesía, primer destino refugio de la Glére. Nos dirigimos hacia el norte por un sendero cómodo que atraviesa bosque, disfrutamos del frescor de la vegetación, ya que el día anterior tan sólo eran morrenas de los glaciares. Una parada en el camino, embelesados, quedamos atrapados por la magia que emana un lago cubierto de niebla que evoca y sugiere emociones cautivadoras. Seguimos nuestro deambular y tras pasar por el Lago Aubert, giramos a la izquierda para enfilar la base del Neouville 3081m. Unos neveros para entretenernos y disfrutar de la nieve, vamos superándolos y llegamos a la base de la montaña. Iniciamos la ascensión con una divertida trepada por una canal de 2º grado. Hay que agradecer a Jesús, que ya había hecho la cima en otra ocasión, el que se quedará con las mochilas, ya que el lugar estaba muy concurrido.
Zigzagueando la senda va subiendo y en su punto final volvemos a trepar. Tras el éxito de la cumbre, disfrutamos de las vistas. Toca bajar, volvemos a la zona de los neveros dónde nos aguardan tres compañeros, descansamos y comemos, demasiado relax. A las 17h hay que recoger campamento. Quedan tres kilómetros para el refugio de la Glére. Ahora bien, cuando comenzamos a descender por pedregales, que luego hay que remontar; y comienza de nuevo el terreno de los antiguos glaciares, la cosa se complica. La progresión del grupo se hace lenta y lo que parecía cosa de un par de horas, acaba siendo un recorrido de tres horas y media.
Desde el refugio de la Glére, Javier me llama por radio, que la cena es a las 19h. Nos adelantamos un grupo de cuatro, algo más atrás quedan cinco compañeros. El descenso entre un mar de nubes se va aclarando hacia la izquierda, llegamos a los pastos, y nos vemos en medio de un rebaño de ovejas. Aparece un mastín, luego otro y van llegando, hasta cuatro. ¡Qué espectaculares son blancos, ladrando con vigor! Hay que hablarles para que nos conozcan. Al final se van con otros entretenimientos y uno se queda esperando caricias.
Acabamos llegando al refugio y nos dejan cenar. ¡Menos mal! Una ducha fría y gracias. De nuevo nos reunimos en la mesa, disfrutando de una agradable velada. Tras el descanso, inaudito otra vez un malentendido en francés, español o inglés. Esta vez con Beatriz, la guarda. La señora no se fía de los resguardos de las transferencias enviadas. Y permanece obstinada en, que el dinero no lo tiene en el banco. Tras mediar una conversación en diferentes tonos, quedamos en que vamos a pagarle que se lo garantizamos, que somos un club serio.
Llegamos al miércoles, una vez desayunados, continuamos nuestro periplo con una ruta hacia el refugio de Bastan. El recorrido era largo, 17k y con 1600m de desnivel. Sin embargo, el terreno nos fue muy favorable y después de una jornada durilla, aunque relajada en la que subimos y bajamos tres collados. Llegamos a la hora de comer a un ibón dónde disfrutar de un baño y reponer fuerzas. Me adelanto con unos corredores que han estado balizando el terreno para una carrera de Trail. Llego una hora más tarde a Bastanet. Curioso refugio es esta edificación. Un triángulo que en su base tiene el comedor, durante la noche se hace dormitorio y vuelve a ser refectorio para el desayuno. Hacia la parte superior se accede por escalera de madera desde el interior. Los espacios se estrechan y es allí dónde nos aguarda la alcoba compartida. Desde esa estancia se puede bajar por una escalera metálica al exterior. Hacia fuera un punto de agua potable, una pileta para lavarse los dientes, un baño, y una ducha cada servicio, por un lado. Afortunadamente, en Bastan me topo con Stephanie que es una joven competente y todo fluye, incluso comienzo a escribir este relato antes de la cena.
Jueves 19 de agosto, el frescor de la mañana nos acompaña, una nueva jornada nos espera. Salimos de Bastanet y siguiendo un sendero bien marcado vamos por el GR-10, si bien algo más adelante nos desviamos para subir al Pichaley 2626m. Luego un poco más tarde llegamos al Pic de Montarrouy 2462m, en su cima quedamos absortos por las vistas que se nos ofrecen la Munia, el Perdido y el Cilindro; la Brecha de Roland y el refugio de Sarradets, el macizo del Vignemale. No se sabe en qué momento, salimos del agujero negro y recuperamos la marcha, continuamos la ruta por las praderas que conducen a la estación de esquí de Saint Lary y acabamos alcanzando el Col de Portet. En este punto, retomamos el GR 10, que en modo bajada nos conduce hacia el Lac de L’Oule, una vez próximos al ibón vamos rodeándolo hacia arriba, ya que son enormes estos lagos en Neouville. Por fin llegamos, ya es la hora de comer y antes nos olvidamos del desayuno con las vistas. El grupo se queda, yo prefiero hacer los 488m de desnivel con una barrita y de una manera u otra todos alcanzamos el Col d’Estadau. Una vez superado este repecho, ya sólo queda bajar con tranquilidad para llegar al Lac d’Oredon y enseguida al Chalet d’Oredon.
Llega el viernes y es el último día. Todavía quedan fuerzas y ganas en el grupo. A pesar de la cena infame conque nos obsequiaron la noche anterior. Recogemos las mochilas y nos despedimos de Oredon. En esta ocasión la ruta comienza en un punto cercano al Lac de Cap Long. Se quedan los coches aparcados a un lado de la carretera y junto a unos paneles informativos del Parque Natural de Neouville, sale el sendero. Vamos ascendiendo cómodamente y ganamos un desnivel de 1000m. Un poco más arriba se va poniendo pindo y en modo de zig-zag alcanzamos la cima de L’Estaragne 2923m. Un descanso merecido y ánimo que vamos a por la última montaña, el Campbieiel, bajamos por la senda, y nuevamente al ataque hacia el objetivo con paciencia. El ritmo tranquilo, ayudando a los compañeros, algunos ya fatigados. Nos quedan unas trepadas, volvemos a hacer equipo y superamos el reto. Llegamos a una pequeña placa de nuestro querido granito: ¡Qué bien agarran las botas! Y la cima aparece, ya solo deleitarse con las vistas desde el Campbieiel 3173m. Allí en este momento, alfa y omega (principio y final) del viaje. Mis recuerdos me llevan al primer día con el Maoubic, la cresta del Maoue y la pedrera de bajada. Vamos seguirán estando la cresta del Badet y el Pic Long. Y es la despedida del macizo de Neouville. Ya repuestos de energía y con los ánimos a tope, volvemos a buen ritmo. Hemos cumplido nuestro objetivo, hemos conseguido realizar el descenso con agilidad y presteza. Vamos bien de tiempo al llegar a los coches.
De este modo, podemos poner un broche final al viaje, en 45 minutos llegamos a Parzan. Un buen menú nos aguarda, una comida excelente en el Hostal La Fuen. La vida es un ciclo y vienen los recuerdos, en octubre de 2018 allí estuvimos alojados. Un viaje de Pegaso al Luchón y a la Munia, esta última por hielo no se pudo subir. Ascendimos la Robiñera, y bajé acompañado corriendo las laderas.
¡Qué larga se hace la mañana sin montaña!
Coodinador: José Luis.