VIII Edición Cordales Pegaso 2016
Cordal V. El Atazar - Puebla de la Sierra
Sábado 23 de Abril de 2016
La ruta transcurrió el día 23 de abril de 2016. Las diferentes páginas web meteorológicas no terminaban de mostrar un dictamen unánime acerca de la previsión del tiempo para la jornada. Y además, este día entraba en funcionamiento un concepto utópico, inimaginable y aparentemente “inasociable” con A.D. Grupo de Montaña Pegaso: El Comité de Seguridad en ruta.
Así que, en medio de tanta incertidumbre; al menos comenzó el día soleado pero fresco, ideal para maquillar una ruta larga, fea, sin gran interés paisajístico ni monumental, llena de pizarras, sin ningún árbol y a baja altitud; evitando al menos que se volviera en una solanera insoportable de 9 horas, o peligrosa al convertir las pizarras en hielo en contacto con el agua… de momento.
Pero, aun así, 50 personas fueron montándose en el autobús a lo largo de las tres paradas previstas (Canillejas, Plaza de Castilla y Diversia) entre las 8 y las 8:30 con el ánimo de realizar un esfuerzo deportivo montañero importante. Nada menos que 2 4km y 1.700 metros de desnivel positivo esperaban a aquellos valientes que se atrevieran a atravesar los jarales primero, y los canchales después, que les llevarían desde el Atazar hasta Puebla de la Sierra.
Pero A.D. Grupo de Montaña Pegaso también acoge con el mismo interés a aquellas personas que por diversos motivos no pueden realizar tan ímprobo esfuerzo. Y para ellos se había diseñado una ruta más amable en todos los sentidos (16 km y 1.000m de desnivel), pero con una sección central común, que permitiera a cada participante cambiar de opción de ruta según se fuera encontrando mejor o peor.
Y así, de este modo, echó a andar el autobús. En el trayecto, aprovechando que es el único momento en el que, y por cuestión de obligación física, todo el grupo debe permanecer junto y unido, se procedió a comentar los habituales detalles de la ruta.
Pero este no era un día más. En este, no se repitieron los habituales datos y detalles de la ruta. No. En este, algo nuevo se contó a los viajeros. Y eso fue acerca de… Los detalles de las nuevas políticas de seguridad que entraban vigentes en el Club. “Cuatro personas serían las encargadas de vigilar por la seguridad de todos los participantes. Dos personas abrirían la marca en cada una de las opciones, y otras dos las cerrarían. Por el medio, otras personas se encargarían, mediante comunicación por radio, de informar y de ayudar que todo transcurría con normalidad.”
Y fue de este modo cuando llegó el autobús a El Atazar, y allí, con todo perfectamente organizado y coordinado, y con cada uno en su puesto, como pocas veces se habrá visto antes en la montaña, echó a andar la marcha.
El inicio de la ruta resultó extraño para los participantes de Pegaso: Comenzó cuesta abajo. El punto de partida, la senda Genaro, fue tomada en sentido descendente, siguiendo el cauce del río de la lanzada, divisando el pequeño cañón que forma a su paso por la derecha del camino, pero siempre con la mirada puesta al fondo, las compuertas del embalse del Atazar.
Los participantes “más deportivos” del club ladraban y aullaban, aunque en silencio, como Huskies exacerbados antes de dar la salida a una carrera de Mushing, esperando la llegada de esa primera rampa que por favor les ayudara a quemar toda esa adrenalina que no les permite estar en paz. Pero la cuesta tardaba en llegar, se oían motores medio gripados, sobre-revolucionados. Se seguía bajando, y bajando aún más, y encima la marcha del grupo se ralentiza porque el río va más crecido de lo normal y se debe ayudar a todos a cruzar el río. Cuando pasado Peña Rostro, se abandona el camino, se coge un cortafuego a la izquierda, y comienza la subida.
Primero más suave, abriéndose paso por un caminito entre los jarales. A continuación, un poco más duro, con un camino un poco más sucio, pero siempre perfectamente transitable. Y finalmente, el primer hito del día… Los cortafuegos del pico Somosierra: 500 metros con un 50% de pendiente, que servía a modo de recordatorio de que, unos kilómetros más adelante, existía la opción de tomar la opción B, acortando la marcha.
Y la marcha transcurrió maravillosamente en los siguientes kilómetros. Llegaban noticias por radio de que la marcha corta, con la tercera parte de los participantes totales, circulaba más o menos agrupada, tranquila y sin problemas. Pero lo memorable transcurría en la marcha larga.
Si el fútbol total de la selección de Holanda de Cruyff, o el Barcelona de Guardiola son recordados como modelos eficientes y exitosos de organización flexible, la organización de seguridad de Pegaso en esta ruta deberá ser igualmente recordada y estudiada. Al igual que semejantes ejemplos, ni el coordinador de seguridad de cabeza realmente iba delante del grupo, y el coordinador de cola realmente iba a mitad de grupo…. pero daba igual, porque otros miembros del Club iban desempeñando esas funciones, demostrando que lo que hace fuerte a un equipo es la colectividad y las sinergias a partir de cada uno de los miembros del mismo.
Y esto, se puso de especial manifiesto cuando, justo antes de llegar a punto de bifurcación hacia la corta, el clima cambió.
El calor se volvió viento, y el sol, lluvia. Y en ese momento las debilidades de otra tercera parte del grupo florecieron, cambiando su idea de hacer la larga, por tomar la opción más corta. Otra tercera parte de valientes decidieron mantenerse en la larga… Pero todo el mundo pudo escoger la opción deseada.
Todo el mundo tuvo un grupo al que seguir… Y nadie se quedó solo.
Y así, cada uno llegó al destino en las mejores condiciones posibles. Algunos a través de un bosque. Otros, los de la larga, solventando con un cuidado extremo las peligrosas y resbaladizas pizarras húmedas que dirigían desde Centenera y Tornera.
Pero todos, antes de la 6, habían llegado al punto de destino… El bar de Puebla de la Sierra.
Coordinador: Jon Xabier Arza Olano