A.D. Grupo de Montaña Pegaso
BTT
Senderos de Granada
P.N sierra de Huétor y Parque Periurbano de la Dehesa del Generalife
23 al 24 de noviembre de 2024
Granada, cristiana y mora, cuna de artistas y poetas, destino de viajeros románticos: Alonso Cano, Lorca, Washington Irving, Hemingway, Alejandro Dumas,.. Quien haya vivido o pasado por Granada, no sale indiferente, Granada engancha, enamora, despierta pasiones y arranca lágrimas, hasta de reyes.
“Todas las ciudades tienen su encanto, Granada el suyo y el de todas las demás”. Antonio Machado.
“Si tuviéramos que visitar una sola ciudad en España, esa debería ser Granada”. Ernest Hemingway.
Para escribir sobre Granada habría que hacerlo con versos, con punteos de guitara española o con pinceladas de artistas, pues es difícil expresar solo con palabras lo que se siente recorriendo sus rincones, sus jardines, disfrutando su ambiente, música y sabores.
Viernes, 22 de Noviembre
A media mañana suena el móvil mientras voy conduciendo por los cerros de Úbeda camino de Jaén. Es Pepe. Sara y él ya han llegado a Granada y la recepcionista del albergue les pone problemas para meter las bicis. Pretende que se alquile una habitación extra exclusiva para las bicicletas. Eso no estaba contemplado cuando hice la reserva. Yo no llegaré hasta la tarde, le digo que intente negociar o que esperen hasta que yo llegue. Finalmente consigue meter sus bicis en su habitación, y el resto conforme van llegando hacen lo mismo.
Sara y Pepe se adelantan, llegan ya por la mañana
a la ciudad de La Alhambra. Hay que aprovechar el día.
En el albergue, en recepción, la tía
no deja meter las bicis, discuten y Pepe gana.
En un bar de la calle Arabial, próximo al albergue, ya por la noche, se van reuniendo los primeros que han llegado tras acomodar sus cosas en la habitación. No está mal, pero hay sitios con mejores tapas, así que decidimos cambiar y apostar por un valor seguro. El Pesaor, bar de toda la vida a punto de cumplir el medio siglo y al que ya frecuentaba hace 40 años en mi época de estudiante. Nos cuesta entrar, está hasta la bandera, sin un centímetro de barra para apoyar el codo, pero los pegasianos supimos hacernos hueco y abrir pasillo para que pudieran circular sin obstáculos cañas y tapas: chorizo al infierno, croquetas, hamburguesas…. Perdí la cuenta de las variedades que probamos. De allí se sale bien cenao.
Sábado, 23 de Noviembre
La ruta prevista partía desde Alfacar, donde había que desplazarse en coche para llegar luego pedaleando a Granada y que los conductores recuperaran el vehículo volviendo en un bus de línea, aunque dejaba abierta la posibilidad de quien quisiera volver a Alfacar pedaleando los 8kms y 400m de desnivel.
Cual fue mi sorpresa, cuando prácticamente todos dicen de subir en bici, y al comienzo. Ala !, para calentar !. Pues venga !, el coordinador tiene que ir con el pelotón. Así que arrancamos por las calles de Granada hasta salir por el camino de Jun y Alfacar tomando un carril bici que como el Guadiana, aparece y desaparece. La última desaparición la hace ya en la entrada del pueblo y a partir de allí queda lo peor, un cuestarrón para alcanzar Fuente Alta. El punto donde tenía previsto iniciar la ruta. Allí nos están esperando David y Sara, más sensatos, que han subido en coche.
Reunidos ya los 14, nos acercamos a Fuente Grande, el manantial de la acequia Aynadamar que abasteció Granada y su Albaicín. Empezamos pedaleando junto al canal unos kilómetros hasta Víznar, desviándonos para acercarnos al barranco tristemente famoso por ser el lugar donde ejecutaron a García Lorca. La posterior cuesta hasta el puerto del Lobo, por asfalto, se deja subir, pero a partir de allí ya es pista de tierra entre sierra y pinares. Reflejando el sol de otoño, haciendo honor a su nombre, brillan las cumbres de Sierra Nevada y en ligero descenso vamos entrando en la cabecera del valle del Río Darro. Pasamos junto a la cueva del Gato y las bicicletas se toman un descanso mientras los ciclistas se asoman a la gruta. Tras el mirador de las Veguillas, hay que afrontar una nueva cuesta hasta la casa forestal de los Peñoncillos y el collado Rompegatos donde se abandona el pinar por los cerros de Buenavista. El aire está limpio y a poniente pueden divisarse montes de Málaga, Córdoba y Jaén.
Por la emisora, el grupo de cabeza anuncia que han llegado a la cantera, el punto más elevado de la ruta. Allí empieza la parte más técnica. Una bajada con piedras sueltas que prácticamente a todos nos obliga a desmontar al menos durante unos metros. Pasado ese trozo, se rueda muy bien y enseguida estamos entrando en Beas de Granada donde nos recibe el bar del pueblo. Un tercio, o dos, de Alhambra especial, y varias tapas de arroz y pescaíto más tarde, estamos de nuevo sobre las bicis entre alamedas de chopos dorados circulando rápido por la orilla del río Beas a su encuentro con el río Darro.
Si hay que subir se sube, o montado o empujando
si hay que bajar se baja, o rodando o con los pies
si hay que beber se bebe, una ronda, dos o tres
que hoy podemos hacerlo, y no se sabe hasta cuándo.
Al llegar junto al cortijo Cortés, no salen los perros a perseguirnos. Igual han salido ya a los que iban en cabeza y están entretenidos comiéndose a alguno, pero, al agruparnos, no falta nadie. Ha habido suerte esta vez.
Pasada la hacienda de Jesús del Monte, se vadea el río varias veces, circulando rápido por sendero de tierra compactada entre túneles de vegetación de ribera. El camino mozárabe entra en Granada por el barrio del Sacromonte, son las 4 de la tarde y los bares siguen llenos con gente que alarga el tapeo de medio día con nuevas rondas. El grupo dice de subir a la abadía, no les ha parecido poco los 50 y pico kilómetros que llevamos y los casi 1500m de desnivel acumulados. Pues, a poner el molinillo y para arriba, hay que sacar la bandera y hacerse la foto con la Alhambra al fondo.
Terminamos la ruta entrando en el centro de Granada por San Juan de los Reyes viendo recortados a contraluz los alminares, ahora campanarios, de las antiguas mezquitas del barrio del Albaicín. Aún queda tarde para después de la ducha, y sin la ropa de bici, salir a recorrer la ciudad y encontrarnos en el restaurante del barrio del Relejo que habíamos reservado para cenar todos juntos.
Domingo, 24 de Noviembre
La ruta planeada para hoy tiene dos partes, la primera es urbana, recorriendo las callejas y miradores de Granada. Como siempre empezamos subiendo, a San Cristóbal y pasando por la puerta de Fajalauza llegar a San Miguel Alto, para luego bajar por la Calle de San Luis y Verea Baja atravesando la parte más auténtica del barrio Sacromonte y pasar luego por San Nicolás, la placeta del Cristo de las Azucenas, el Callejón del Agua y el mirador del Carril de las Lomas.
Cruzamos bajo el arco de Puerta Elvira y por la calle Pavaneras y Molinos llegamos hasta el Genil. Donde empieza la segunda parte, de senderos, río y acequias. Es domingo y hay mucha gente recorriendo el camino de la ribera del río. Tomamos el sendero de la orilla derecha que está menos concurrido pero también es más estrecho y nos topamos con un numeroso grupo de senderistas que obliga a parar y tener que ir pasándolos poco a poco forzando el ritmo de pedaleo y los cambios de marcha. En uno de esos se engancha la cadena y “crack”. Hay que hacer uso del troncha, quitar dos eslabones y volver a unir, en una maniobra rápida que apenas me lleva unos minutos, pero los suficientes para los senderistas se vuelvan a poner delante.
Pasado Cenes, abandonamos la ribera del Río para encarar una dura cuesta por la ladera sur del Cerro del Sol. Así es la ruta, hay que alcanzar la acequia de los Franceses un divertido camino construido sobre un viejo canal con varios puentecillos estrechos que no todo el mundo puede pasar montado.
Nos vamos acercando al Cerro de la Sabika, la colina Roja donde se construyeron los palacios de los reyes nazaríes, La Alcazaba, la Alhambra, el Generalife, pero antes vamos a subir al Llano de la Perdiz pasando por el Aljibe de la lluvia y el Reloj de sol, para tomar un último sendero, rodando esta vez por la cara norte. Más estrecho, sombrío, y bastante aéreo, pero con las mejores vistas de la abadía del Sacromonte al principio, y luego del barrio del Albaicín, para terminar en la Silla del Moro asomándonos a los palacios de La Alhambra.
Allí me despido del grupo, son las 13:20, y tenía reserva en un restaurante para comer con mi familia. Bajo rápido por las calles del Realejo y recibo una llamada de Irene preguntándome por un buen bar para tapear. Como pasaba cerca del Sirio, uno bueno, con terraza y espacio para las bicis, me asomo a ver si hay mesas libres, pues un domingo de buen tiempo, suelen estar muy solicitadas, y sí que hay!, les aviso que vengan y los espero tomando una caña, y entre cervezas y buenas tapas brindamos todos por la siguiente que igual es más pronto de lo que pensamos.
Coordinador: Luis Cano.