Valles de Jerte y Ambroz.
13 y 14 de enero de 2018.
PARA VIVIR
Una jornada “irlandesa”.
Así lo manifestó Fuencisla cuando pasamos entre las nubes. Salimos con lluvia. En la “Losa de las Yeguas”…Nevaba. Salió el sol en el collado del mismo nombre. Y al final, hasta la “Fuente del Santo Nuncio” la niebla nos acompañó. Ya anocheciendo y con muy poca luz, la opción “B” entraba en Jarandilla bien pasadas las 18.30 h.
Todos sabíamos que el sábado no iba a ser un día apacible para los que con más de un mes de antelación, nos habíamos inscrito para llevar a cabo esta actividad. La previsión era de lluvia y nieve. Otro temporal entraba por Galicia precisamente hoy. Ya estábamos advertidos. Aún así, tan sólo se registraron cuatro bajas.
Sábado, 13 de enero
Consultada la página Web de la Dirección General de Tráfico para asegurar el estado de las carreteras, decidimos ir tal y como estaba previsto a Tornavacas por la AP-6. Sin problema. Sólo en el Puerto de Tornavacas tuvimos que extremar la precaución pues la nieve cubría toda la carretera. Despacio. Muy despacio. Gracias a la profesionalidad de Miguel Ángel llegamos a la hora prevista a Tornavacas. Las 10.15 h.
En principio sólo 6 íbamos a realizar la opción B (6 kms. Más corta, aunque tan o más bella que la clásica “Ruta de Carlos V”). Al estacionarse el Bus en el pueblo 15 personas cambiaron de opinión. Acortarían las horas de exposición bajo la lluvia y prolongarían 15 minutos más la estancia en el cálido Bus. Así que 21 nos bajamos en la “zona recreativa de Jerte” y bajo débil pero constante lluvia, excelentemente equipados nos dispusimos a iniciar la andadura.
Al llegar a Jarandilla me dicen que 4 compañeros han optado por la no prevista opción “C”. Abortar la marcha a 4 kms. y bajar por una pista a Jerte donde esperaría el Bus hasta las 14.00 h. por si alguien quería volverse. Desde Jerte llegaron a Plasencia. A las 15.00 h. En esta bella ciudad pudieron disfrutar su gastronomía, su arquitectura, sus tiendas y su confortable y acogedor alojamiento: El Hostal Goyesco.
Cuán larga se me presentaba esta actividad!. Me acordé de mi hijo Pablo cuando de pequeño le traíamos a la montaña. Un día me confesó que durante todo el trayecto se repetía la misma pregunta: “¿Cuándo terminará esta maldita excursión? ”.
Cierto es que, no se porqué extraño mecanismo los humanos tendemos a olvidar lo “malo” y nos quedamos con aquello que ahora recuerdo con más agrado. El paisaje nebuloso. Los cerezos, cubiertos de nieve, el agua trascurriendo por las gargantas, anochecer con la seguridad de que está todo bajo control y una larga jornada en la que hemos convivido durante más de 7 horas compartiendo una misma experiencia. Por ello volvemos. Meto en lo más íntimo de la conciencia los tres mordiscos, entre mocos, que he dado al humedecido bocadillo al que no he podido quitar el plástico que también me he comido. A las manos cubiertas por unos guantes mojados a …el “¿QUÉ HAGO YO AQUÍ?” y cuando hago balance del día, y veo en las caras gratitud, satisfacción y mucho ánimo. Me olvido y pienso: Ha merecido la pena! Y compruebo de nuevo que ”la lluvia sólo existe si te moja al caer” .
No coincidimos, como pensábamos hacerlo, con el resto en el Puente Nuevo. Estuvimos muy próximos, pero no pudimos pasar el río que bajaba con mucha agua y el rodeo nos llevó más de una hora. Este tiempo es más o menos el que nos tuvieron que esperar en Jarandilla. Así estaban de animados. Nosotros…derechitos al Bus pues si no llegabamos a Plasencia antes de las 20.30, tendría que parar durante media hora. Y esto trastocaba todo el plan:
Llegar a las 20.00 h. a Plasencia y cenar a las 21.00 h.
Distribucción de habitaciones que ya había coordinado yo desde Madrid, algún D.N.I. que falta, fecha de nacimiento…Super rápido ducha y a la hora prevista.
El restaurante Gredos nos ofreció unas típicas migas extremeñas con sus torreznos y su huevo, carrilleras de ibérico y no menos despreciable tarta de queso.
Un buen broche para una dura jornada.
Y la noche placentina no terminó para todos a la misma hora. Algunos no queriendo terminar el día aún tuvieron ganas de copas y bailes. Día completo donde los haya!!!!
Tal y como estaba dispuesto, el domingo debido a las dimensiones de la cafetería del Hostal realizamos el desayuno en dos turnos. Como estábamos en Extremadura no faltó su jamoncito, su aceite, y su buena disposición.
A las 9.15 h. salíamos, no todos, pues seis participantes decidieron quedarse en Plasencia. No está mal! La catedral, los pórticos con luz natural, la plaza…es una buena excusa.
Tomarían un taxi que les llevaría al final de la ruta prevista para el domingo “Las Juderías”. Allí coincidiríamos a la hora acordada. También lo harían dos compañeras que prefirieron conocer Gargantilla, su judería y sus inmediaciones. Una de las “joyas” del valle de Ambroz.
Así que nos pusimos en la plaza del pueblo hacia las 10.00 h. El día prometía ser muy bueno. Y así lo hizo.
La ruta transcurre sin dificultad. Tenemos 5 horas por delante y nos vamos extendiendo por el cordal. La subida de alrededor 800 mts. es progresiva y constante. Podemos apreciar restos de las tres culturas que en la zona convergieron: las terrazas y bancales árabes, los caminos por los que transitaban judíos comerciantes y la cristiana que aunó “lo mejor de cada casa”.
Próximos al Puerto de Honduras encontramos bastante nieve que, no nos abandonaría hasta bien iniciada la bajada. El paisaje con nieve y sol era todo un regalo.
Hacia las 15.00 h. estaba prevista la comida en Cabezuela del Valle. Los más aguerridos ya habían disfrutado de alguna que otra cerveza. El pelotón llega al pueblo más ajustado de tiempo y, preguntando a los vecinos, encontramos la “Bocatería El Rubio” y al lado el bus.
El arroz no puede pasarse, así que controlada la situación decido aplazar 15 minutos la “puesta a punto”. Llegamos todos a tiempo. Algunos no pueden cambiarse las botas.
En la carpa, con sus mesas perfectamente preparadas, nos vamos disponiendo los 51 participantes (nos acompañó Miguel Ángel, el conductor). Y muy satisfechos por la experiencia, vamos saboreando, para mí unos de los mejores arroces, no por sus ingredientes o su punto, sino porque era el remate de una actividad que había cuidado con mucho cariño y “Las gentes de cien mil raleas” compartimos arroz, ensalada y torrija un 14 de enero de 2018 que no pasó inadvertido.
Quiero agradecer la ayuda, que me facilitó Dani (Presidente de la A.D. Rutas y vecino de Hervás), Antonio Moreno que consintió la idea de vivir “in situ” la actividad un mes antes. De toda la Junta Directiva de Pegaso y sus colaboradores sin los que ni ésta, ni ninguna otra actividad hubiera sido posible. Y cómo no: De los participantes que de nuevo otra vez mostraron su más incondicional satisfacción.
Coordinadora: Naty G.
Fotos: ManuC5