Morra de los Lechugales: 2º fin de semana de la travesía de Picos de Europa

2º fin de semana de la travesía de Picos de Europa: Morra de los Lechugales

Fecha: 5-6 de julio de 2014

El viernes 4 de julio los 16 integrantes del fin de semana organizados en coches desde Madrid, con dos bajas de último minuto, fuimos llegando antes de la hora de la cena al Hostal Rural Casa Cipriano en Sotres de Cabrales. Tras las presentaciones y reencuentros, alguna cervecita (Belenos, cerveza artesanal asturiana) en la terraza del Hostal donde hace una noche muy agradable, nos fuimos yendo a dormir, que el día siguiente amenazaba con lluvia por la tarde y decidimos adelantar la hora del desayuno para salir lo más pronto posible y aprovechar la ventana de buen tiempo que ofrecen las previsiones del fin de semana.

Sábado 5 de julio. Desayuno a las 7 y cuarto, amanece un cielo azul despejado con algunas nubes racheadas así que, animados, cogemos los coches para los 4 km de empinada carretera hasta el aparcamiento de Jito Escarandi. Comenzamos tranquila la marcha, calentando músculos por el camino que asciende dirección sur, como vamos charlando los primeros nos despistamos unos metros del desvío que hay que tomar para hacer la circular pensada en el sentido para coincidir en la vuelta con el grupo de la Travesía de Picos, que llegará también a Sotres procedentes del refugio de Áliva. Corregimos rumbo dirección al collado y seguimos ascendiendo entre un manto de genistas verdes con flores amarillas y piedras grises.

Al llegar al monumento de las cruces, donde quedan restos de fusilaje de una avioneta accidentada, el grupo ya se ha alargado con unos componentes más rápidos que se adelantan hacia el Pico Boru (1.897 m). Desde allí ya obtenemos las primeras vistas al macizo central de Picos de Europa.

A partir de aquí vamos ascendiendo y descendiendo por la cresta con vistas a los dos valles dirección Pico Cuetu Tejao (2.129 m) hasta que llegamos a un destrepe que presenta cierta dificultad y donde los primeros esperan al resto del grupo y montan para bajar con más seguridad la cuerda a una cinta existente.

Seguimos por el “cresterio con poca dificultad ” donde ya seguimos agrupados para que todos los componentes pasen con seguridad estos destrepes en los que hay que “echar las manos”.

Tomamos un sendero que desciende hasta llegar al collado desde donde empieza la subida al Pico Valdominguero (2.265 m). En este momento una integrante del grupo acusa molestias en las rodillas y antes de la ascensión a la Morra de Lechugales, se decide que se espere en ese punto mientras el resto del grupo sube y baja para después variar la ruta y descender por otro camino al aparcamiento. Dos compañeras se ofrecen para acompañarla mientras el restos del grupo reanudamos la ruta y empezamos a oír por las emisoras a los integrantes de la Travesía. Antes de la subida a la Morra nos encontramos con el grupo de la Travesía que ya desciende. Después de abrazos y besos (parece que estemos en la calle Mayor, son muchos los conocidos entre ambos grupos), cada uno tira para un lado y continuamos subiendo hasta que divisamos a otra parte del grupo de la travesía que está en el Pico de la Silla de Caballo Cimero.

Por la emisora las chicas nos avisan que se han encontrado a un grupo de “montañeros” y que se van al aparcamiento con ellos. Luego nos cuentan que eran tres señores y uno de ellos profesor de universidad y gran conocedor de la zona, Francisco Ballesteros Villar (Su pasión por la montaña le lleva a escribir varios libros sobre la zona de los Picos de Europa y su entorno, con contenidos historiográficos y etnológicos: La Garganta del Cares: otros caminos y las cumbres, Covadonga y su montaña, El libro de Covadonga y su entorno y Las historias del Naranjo de Bulnes, entre otros) por lo que las tres pegasianas se empapan de la geología y etnografía de la zona.

Para trepar a la Morra hay una cuerda que según aparece en internet está puesta desde septiembre de 2013 y que utilizamos para subir al pico más alto del macizo oriental. La subida de IV grado, ya no nos parece difícil pues venimos entrenados de todo el cresterío anterior. Las vistas desde la cima son espectaculares pues se divisa desde el macizo central con montañas de roca y nieve hasta el valle de Liébana con valles verdes y pueblos escondidos. Impresiona el contraste entre ambos paisajes de colores tan diferentes.

Comemos en la base y nos ponemos en marcha, que ya se van viendo unas nubes negras en el horizonte que amenazan lluvia. La vuelta la realizamos siguiendo los hitos de la senda hacia el Pico Grajal de Arriba (2.349 m) y Grajal de Abajo (2.248). Seguidamente cogemos una pista y empiezan a caer las primeras gotas, el camino es fácil y vamos viendo antiguas bocas de la explotación minera con restos de vigas de madera. Llegamos al Casetón de Andara, refugio pequeño donde se puede pernoctar y comprar algo de alimento y bebida y desde allí la vuelta al aparcamiento la seguimos realizando por un camino ancho que desciende haciendo zetas.

Llegamos a Sotres donde se vuelven a repetir las cervezas en la terraza, esta vez ya con todos los integrantes de la Travesía que mañana finalizan y se les ve cansados pero muy contentos.

Formamos un gran grupo de cena y después no pueden faltar clásica partido de UNO de chicos frente a chicas mientras otros nos vamos a un Chigre del pueblo, tienda-bar típica asturiana donde degustamos un buen licor de miel.

Domingo 6 de julio. Para el domingo se cumplen los pronósticos del tiempo y amanece con una lluvia fina y el cielo completamente cubierto. En seguida salen planes alternativos a la ruta oficial, que nos informan que estará resbaladiza y embarrada. Varios integrantes se van a la ruta del Cares, otros a los bufones de Llanes, San Vicente de la Barquera… y cuatro componentes del grupo nos decidimos a hacer la ruta Sotres-Bulnes-Poncebos, que es la misma que hace el grupo de la Travesía pues allí es donde tienen sus coches. Comenzamos un tramo por carretera para salir de Sotres y coger una pista que entre helechos y bosque de robles nos lleva hasta el Collado del Pandébano. La subida es agradable pues la pendiente es suave y la lluvia fina.

En el alto nos coge la niebla y seguimos las indicaciones y el track descendiendo por un bosque caducifolio que mojado tiene un aspecto mágico a la vez que resbaladizo y que nos lleva hasta el pueblo de Bulnes. Allí nos tomamos un cafetito, el día está húmedo y apetece algo caliente. Una paisana nos da dos informaciones importantes: que el funicular a Poncebos cuesta 17 € lo que nos parece caro y desechamos la idea y que las únicas zapatillas que no resbalan son las Crocs o similares, así que continuamos el camino y yo probando la veracidad de tal afirmación de calzado garantizo que funciona¡

La bajada hasta Poncebos es por una garganta estrecha que ha labrado el río Tejo entre la piedra caliza y que ofrece unas vistas y cascadas que hacen de este tramo un paseo de disfrute. La quedada es en el Hostal, donde van llegando los componentes de cada coche y después de comer algo emprendemos el viaje de regreso a Madrid.

Esta actividad ha tenido una participación de 9 hombres y 7 mujeres, de los que 13 estaban federados y 3 eran no-federados que estuvieron cubiertos por el seguro obligatorio de accidentes individual que el Grupo Montaña Pegaso tiene contratado.

Muchas gracias a mis colaboradores benévolos, a Jose Antonio por los tracks y los mapas, a Elvira, Jesús y Fran por cuidar de la seguridad del grupo y a todo el resto porque con vuestro buen rollo y compañerismo sentimos que eramos un gran grupo de Lechugales¡