17 al 19 de Mayo de 2019
Viernes 17 de Mayo
Salimos de Madrid en autocar 36 de los 40 inscritos en la actividad a la hora prevista, 3 personas se nos unirían en destino y 1 persona no pudo finalmente venir. Salimos de Madrid con unos minutos de retraso y paramos a cenar en Olmillos de Sasamón, donde nos entretuvimos algo de más; aun así, como el resto del trayecto se nos dio muy bien, llegamos a buena hora al hotel San Glorio en Llánaves de la Reina y nos instalamos en las habitaciones.
Bajamos a desayunar a las 7:30 y a eso de las 8:45 comenzamos la marcha directamente desde el hotel, con una ligera niebla que casi ocultaba la sierra de Orpiñas, que se eleva desde la misma carretera que atraviesa el pueblo. Lo poco que podíamos ver de ella mostraba una cara norte interesante, con varias vaguadas abruptas que ascienden hasta su cuerda, paralela al primer tramo de nuestra ruta. Empezamos con un poco de viento, algunos copos de nieve y temperatura algo baja, de todas formas condiciones aceptables para caminar.
Tras los primeros 300 m por camino paralelo a la carretera, al otro lado del arroyo, del Naranco llegamos al comienzo de la pista que nos conduciría, tras unos 3 km a través del valle homónimo, hasta la vega, también llamada del Naranco, donde se encuentra el refugio del club Tajahierro de Santander. Medio kilómetro antes habíamos dejado a nuestra izquierda el camino del Portillo del Boquerón, el paso más accesible al puerto de San Glorio desde el valle.
Desde aquí, por buen camino, encaramos la primera subida del día, la del Boquerón de Bobias, que comunica los valles del Naranco y del Lechada. Aquí ya empezamos a pisar algo de nieve, pero sin que supusiese gran esfuerzo ya que el camino está bien trazado y la poca cantidad de nieve permitía seguirlo con facilidad.
Al llegar al Boquerón, tres compañeros, en vista de que el día no prometía demasiado, optaron por dirigirse directamente a Portilla de la Reina, final previsto de la ruta, bajando a tomar la pista minera que recorre el valle de Lechada. Como llegaron muy pronto a Portilla, optaron por seguir andando hasta el hotel por la carretera (unos 5 km)
El resto, 36, bajamos del Boquerón hasta la pista minera y desde allí 17 personas optaron por intentar la ruta larga, 2 la media y otras 17 la corta.
De los 17 que comenzaron la larga, hubo uno que al poco de empezar la subida, en vista de que la niebla se iba espesando, que el viento soplaba cada vez con más fuerza, que había bastante nieve y que la temperatura iba para abajo, decidió darse la vuelta y, por el mismo camino de ida, volver al hotel. El resto continuó la prolongada subida hasta la cuerda del Tres Provincias, teniendo que usar los crampones ya cerca de la misma; una vez en ella el grupo llegó dificultosamente al pico Tres Provincias, debido a la intensidad del viento y la poca visibilidad, allí unos pocos intentaron progresar hasta Peña Prieta pero, finalmente, el grupo decidió que no tenía sentido continuar en aquellas condiciones y, con buen criterio, optó por volver hacia el Boquerón de Bobias y, desde allí, seguir por la pista minera para acabar la ruta en Portilla, como estaba planificado.
Los 17 que elegimos la corta tampoco disfrutamos de mucha visibilidad, pero sí que fuimos protegidos del viento casi en todo momento. Tras llegar a la caseta de Bobias tomamos el sendero que sube al arroyo de la Virgen Loca y desde allí, subiendo por su curso y por donde mejor nos dejaba el matorral y la nieve acumulada, llegamos cerca de la cuerda del pico Cuartas por la zona del Campo de Gibraltar, donde ya se empezaba a notar el fuerte viento que sólo nos dió de lleno durante los pocos metros que tuvimos que andar por la cuerda antes de desviarnos a coger la senda de bajada a los Hoyos de Vargas.
La senda, ya de por sí difícil de seguir sin nieve, no se veía debajo de ésta, así que, por donde mejor se podía fuimos avanzando hasta alcanzar los Hoyos que tampoco se veían por la niebla, hubo que acercarse mucho para poder ver la laguna del hoyo superior; una lástima haber tenido niebla porque merece la pena ver las paredes del circo con nieve, en fin, habrá que dejarlo para otra vez.
Tras llegar al hoyo inferior abordamos la bajada hasta la majada de Merinas, bastante pina pero sin riesgo, ya que la nieve, aunque no en mucha cantidad, estaba lo suficientemente blanda para ayudarnos a descender, así que en poco más de media hora estábamos los 17 en la majada donde, siempre a resguardo del viento, paramos media hora a comer.
A partir de aquí ya pudimos disfrutar de las vistas del entorno, pues las nubes se habían quedado poco más arriba.
Desde la majada, para pasar a la vertiente del arroyo de Rías Vargas, tuvimos que pasar por un sendero perdido entre matorral bastante alto, eso sí, sin nieve, y bajar a las juntas de los arroyos de Valle Concejo, Frontino, Vargas y el propio Rías Vargas.
Desde las juntas, por el camino de la caseta del Pleito, llegamos cómodamente hasta el valle del río de Lechada y por el camino paralelo a él alcanzamos el refugio del pico de La Calar donde tomamos la pista minera y en poco más de 1 hora llegamos hasta Portilla de la Reina, tras pasar y disfrutar del bonito valle de Lechada, primero muy ancho y abierto y angostándose al final en un tramo rocoso y agreste.
Los 2 que decidieron hacer la marcha media se separaron de los otros 2 grupos a la bajada del Boquerón de Bobias y pudieron completar la marcha por la ruta prevista, subiendo por el Hoyo Empedrado hasta el collado de Bobias -entre las Agujas de Cardaño y el pico de las Lomas-, luego al pico de las Lomas, al pico Cuartas y la bajada por su cuerda hasta cerca de la zona del Campo de Gibraltar donde tomaron el mismo camino de la marcha corta, pasando por las lagunas de los Hoyos de Vargas y de ahí hasta Portilla de la Reina donde llegaron sin mayor problema alrededor de una hora después que los que hicimos la marcha corta.
Desde allí el autocar nos llevó al hotel donde repusimos fuerzas con una estupenda cena.
Domingo 19 de Mayo
Al igual que el día anterior, el domingo bajamos a desayunar a la 7:30 y teniendo en cuenta la nieve que había caído el día anterior, consideramos que la subida al Espigüete se hacía peligrosa, sobre todo en los tramos más cercanos a la cima, así que decidimos cancelar esa opción, en vista de lo cual una persona de las que habían venido por sus medios, prefirió volverse a casa directamente desde el hotel. Los demás subimos al autocar para llegar al punto de partida de las marchas del día: el aparcamiento de Pino Llano a mitad de camino en la carretera que une Puente Agudín con Cardaño de Arriba. Aquí se formaron 2 grupos, uno de 30 personas para hacer la marcha larga y otro de 5 para la corta. 2 personas hicieron un paseo desde el aparcamiento hasta el Centro de Iniciativas Turísticas de Puente Agudín y otra persona tuvo que volver al autocar a los pocos minutos de comenzar porque no se encontraba bien del catarro que traía desde hacía unos días.
La climatología se presentaba mucho mejor que el día anterior para andar, la temperatura era fresca y lucía el sol con unas pocas nubes, sobre todo hacia el norte, por la zona en la que estuvimos el sábado. Sobre las 9:50 empezamos a andar los 35 por la pista, enseguida de tierra, que parte del lado opuesto de la carretera a la altura del aparcamiento.
A los 25 minutos el grupo de 5 se desvió para subir directamente al collado entre el Alto de los Calvillos y el de las Cárcavas o Peña Blanca. Desde allí subieron a ésta, sin duda, el pico más bonito de los que hollaríamos en el día.
Siguiendo por la cuerda llegaron al Alto del Tejo y por la ladera de las Cárcavas, algo empinada pero despejada y de bastante fácil descenso, al Chozo de Tierraconcejo y desde él, por la pista de tierra que atraviesa el robledal un poco más abajo del Chozo, caminar los últimos 2km hasta el CIT de Puente Agudín.
El otro grupo continuó por la pista hasta una pequeña pradera cercana a una zona de paredes rocosas, precedida por matorral de retamas altas, donde hubo que buscar con cierto cuidado el mejor paso para alcanzar la loma del Ramacedo que nos llevaría al primer alto del día, el de Valdenievas, con estupendas vistas del cordal del Curavacas, del valle de Valdenievas, que acaba en el pueblo de Vidrieros y de la cuerda desde el Espigüete hasta el Tres Provincias.
Sin mayores dificultades, salvo algo de matorral en algunos tramos hasta el collado previo a la Peña Blanca y la primera parte de la bajada del Alto de los Calvillos, donde el sendero está medio perdido entre las rocas y el matorral, afrontamos la subida a dicha Peña que resultó bastante cómoda.
Para entonces ya nos iban alcanzando algunos copos de la nevada que se adivinaba en el Curavacas, pero no pasó a mayores durante nuestro paso por la cuerda hasta la última altura del día, el Alto del Tejo, donde, por cierto, encontramos una numerosa manada de caballos, ni en la bajada desde éste.
Llegamos, casi todos, secos a los alrededores del Chozo de Tierraconcejo, pero poco antes de las 2 empezó a llover con cierta intensidad y quien más quien menos, llegó al CIT de Puente Agudín algo mojado.
En el CIT, tomamos las estupendas tortillas y ensaladas que nos tenían preparadas, nos cambiamos y tras un buen rato disfrutando del sitio, de la comida y de la bebida, subimos al autocar y nos encaminamos de vuelta a Madrid, donde llegamos a buena hora tras un tranquilo viaje.
Sólo me queda agradecer a todos la colaboración y buena disposición para aceptar los cambios motivados por la climatología, enfrentarse a las condiciones adversas con alto grado de "montañerismo" y seguir las normas de seguridad durante las rutas.
Coordinador: José Manuel Alpiste Martínez