Valles Pasiegos

A.D. Grupo de Montaña PEGASO

Cicloturismo. Valles Pasiegos y Norte de Burgos

29 de abril al 2 de mayo de 2022

El puente del 1 y 2 de mayo decidimos cambiar la tierra de los caminos y senderos por el asfalto y las alforjas para hacer algo distinto, recorriendo una zona de especial belleza: los Valles Pasiegos y el Norte de Burgos.

Viernes, 29 de abril.

El viernes por la tarde fuimos llegando escalonadamente los 19 participantes al albergue de Espinosa de los Monteros, situado a las afueras de la población en un precioso entorno rodeado de robles centenarios.

A destacar la presencia de dos nuevos miembros en el G. M. Pegaso, Eric y Marijose, una experta pareja cicloturista con muchos viajes a sus espaldas, tanto por España como por Europa.

Unos pocos decidieron cenar en el propio albergue y la mayoría optamos por ir a tomar algo en alguno de los numerosos bares de Espinosa.

Sábado, 30 de abril.

Empezamos el día con un sencillo desayuno, y a las 10.15 ya estábamos empezando la ruta desde el propio albergue cruzando la localidad de Espinosa.

Al final de la población seguimos por la carretera BU-526 recorriendo el valle del río Trueba, la cual nos encamina hacia los tres puertos por los que se pasa de la meseta castellana a los valles cántabros. Muy pronto, a los siete kilómetros, está el desvío de las rutas corta y larga. Sólo una persona, Carlos Dorado, decide hacer la ruta larga cruzando por el Portillo de la Sía, y el resto nos conformamos con la ruta corta

Estos primeros kilómetros son bastante llevaderos, con subidas suaves, pero a partir del desvío al puerto de Estacas de Trueba (por donde si todo va bien, tendremos que volver al día siguiente) la cosa cambia y empiezan los tramos algo más duros, lo que se traduce en que la grupeta se vaya estirando y cada uno va subiendo al ritmo que mejor le va. Todo esto se compensa con las vistas que tenemos del Castro Valnera, la montaña más alta de la zona.

Llegando todos al puerto de Lunada (1.350 m) tras recorrer 18 kilómetros desde la salida del albergue. Este puerto marca no sólo el límite provincial de Burgos y Cantabria, sino también un cambio paisajístico. Hemos tenido suerte con el tiempo y podemos disfrutar de un día espectacular y de unas vistas impresionantes de los alrededores.

Iniciamos el descenso por una carreterilla parcheada acercándonos la mayoría de nosotros a un mirador que hay tres kilómetros más adelante. Seguimos el descenso por el valle del río Miera cruzándonos con unos cuantos ciclistas y haciendo una breve parada en el bar que hay en el pequeño pueblo de La Concha. A partir de aquí la carretera pasa a tener buen asfalto y un poco más adelante tenemos que coger otra carretera que nos llevará a Selaya. En este punto, los más rezagados coincidimos con Carlos, que viene de subir el Picón Blanco y las fuertes rampas de los Machucos. Un poco antes del desvío, Ana Belén tuvo un pinchazo en una de las ruedas, y lo que parecía un incidente menor se fue complicando más de la cuenta y al final Carlos tuvo que dejarla otra cámara.

La subida al puerto del Alto del Caracol (815 m) tiene una subida de unos cinco kilómetros un poco exigente con rampas de un 7%, y después viene un descenso cómodo y disfrutón de diez kilómetros pasando por zonas con praderías de montaña, que nos llevará hasta el pueblo de Selaya. Donde hacemos una paradita para saborear los deliciosos sobaos El Macho.

Desde aquí nos queda un pequeño tramo hasta llegar a nuestro alojamiento, el Hotel Alfonsina, situado al lado de la carretera una vez pasado la población de Villacarriedo. Las bicis hemos podido dejarlas en una nave agrícola que hay cercana al hotel.

Los últimos hemos llegado a las 18.00 horas de la tarde, teniendo tiempo de sobra para saborear unas cervecitas en el cercano Bar El Cruce, el mismo sitio donde más tarde pasaremos a cenar un magnífico menú.

Domingo, 1 de mayo.

El día no puede empezar de la mejor manera, bajamos al comedor y nos encontramos con un espectacular desayuno buffet, con una gran variedad de cosas, y lo más importante, de calidad.

Tras cargar las baterías con este gran desayuno ya estábamos preparados para encarar una nueva ruta que nos llevaría de vuelta a Espinosa de los Monteros teniendo que subir antes un par de puertos.

El día ha salido con cielo cubierto, pero con buena temperatura.

Tras a ir a la nave a recoger las bicis donde las habíamos dejado el día anterior, a las 10:00 horas estábamos ya saliendo desde el mismo hotel. Solamente Carlos decidió hacer una ruta distinta, subiendo el Alto del Caracol, Lunada y Estacas de Trueba por el lado burgalés, donde nos reuniríamos con él.

Volvimos a Selaya por una ruta alternativa distinta a la de ayer, pero igual de bonita con constantes subidas y bajadas. Reseñar que en este tramo Raúl sufrió un pinchazo, solucionándose rápidamente. Salimos a la carretera CA-262 pasado el pueblo de Selaya, tras nueve kilómetros. En este punto iniciamos la subida al puerto de la Braguía. La primera parte transcurre por una zona boscosa hasta el mirador de la Braguía donde hacemos una breve parada. Desde aquí, tendríamos que estar viendo el valle por el que hemos venido y Selaya, pero hoy la niebla nos impide que podamos ver algo. La subida no es muy dura y poco a poco llegamos al puerto de la Braguía (720 m), donde seguimos teniendo un poco de neblina. Hacemos una parada para reagruparnos y hacer la consabida foto de grupo.

Iniciamos el descenso con la suerte de que poco a poco va despejándose y podemos tener por fin vistas del entorno y de Vega de Pas, nuestro próximo destino al que llegamos después de otros siete kilómetros.

Hacemos otra parada para reponer fuerzas en uno de los bares, dándose la casualidad de coincidir con un compañero de Pegaso, Paco G., que ha venido con unos amigos a hacer barrancos.

Nos queda por delante la larga subida al puerto de Estacas de Trueba por la carretera CA-631 y el valle del Pas. Es el típico valle pasiego con cabañas y terrenos con hierba. La subida en estos primeros kilómetros es cómoda y tendida, pero desde el primer momento se han formado varios grupos y vamos todos muy dispersos. Los últimos siete kilómetros se nos hacen algo más duros, pero conseguimos llegar al puerto, situado a 1.166 m. No podemos quedarnos mucho tiempo ya que la temperatura ha bajado, hace algo de viento y niebla, por lo que iniciamos el descenso sin demora entrando en la provincia de Burgos por el valle del río Trueba. Un poco más abajo desaparece la niebla y volvemos a gozar de un día soleado,

Unos pocos hicimos una breve parada en el pozo de la cascada Guarguero, un par de kilómetros más abajo del puerto. En días calurosos es un sitio ideal para tomar un baño en el pozo que forma el arroyo.

Sin más contratiempos seguimos en descenso hasta el mismo Espinosa de los Monteros llegando los últimos al albergue hacia las 18.30 horas, tras una bonita ruta de 58 kilómetros.

Después de la ducha y tomarnos unas cervecitas, nos acercamos hasta el restaurante El Rincón en la misma plaza, donde teníamos reservada la cena para todo el grupo.

Lunes, 2 de mayo.

Las peores previsiones se cumplen y el día amanece cubierto y con un ligero 'txirimiri'.

Tras el desayuno y después de estar deliberando durante un buen rato si hacer o no la ruta, decidimos suspenderla. Sólo Lola y Carlos estaban con ganas de hacerla.

Así que nos dedicamos a hacer algo de turismo para aprovechar la mañana. Nos dirigimos todos a visitar Ojo Guareña. Sacamos la entrada para hacer una visita guiada a una pequeña parte de los 110 kilómetros de las galerías exploradas y a la ermita de San Bernabé, dedicada a San Tirso. La temperatura en el interior es de 10º C con un 70% de humedad. Las galerías fueron formadas por el río Guareña. Las pinturas representan los diez martirios de San Tirso, fueron realizadas en 1705.

A la salida nos vamos despidiendo, algunos se vuelven a Madrid haciendo algo de turismo por el camino y el resto, once, vamos a acercarnos a Orbaneja del Castillo. Como es habitual en fines de semana y temporada veraniega, el pueblo está a tope de turistas para ver la cascada por la que se ha hecho famoso el pueblo.

Después de hacer el clásico recorrido por el pueblo, nos acercamos a San Felices a comer algo, antes de despedirnos y poner rumbo de vuelta a Madrid, no sin antes parar tres de nosotros en el pueblo del coordinador, Bañuelos del Rudrón, donde nos confirman que la mañana ha estado bastante lluviosa. Por un lado, nos alegramos al ver que hemos acertado con la decisión tomada esta mañana, pero por el otro nos vamos con la pena de no haber podido realizar la ruta.