A.D. Grupo de Montaña Pegaso

Montañismo

Vía Dinárica: A través de Bosnia y Montenegro

18 - 28 de Julio de 2024

 

Recorrido de 9 días por las montañas de Sarajevo, las cordilleras Bjelašnica y Visočica, el parque nacional de Sutjeska en Bosnia y el parque nacional Durmitor en Montenegro.

 

Jueves 18 de Julio

 

El jueves 18 de Julio de 2024, un grupo de montañeros de Pegaso arrancamos nuestro viaje a los Balcanes, nuestra aventura por las montañas de la “Vía Dinárica White Trail” en Bosnia y Montenegro. Dos de nuestras compañeras viajaron a primera hora de la mañana hacía Sarajevo vía Zagreb y fueron recogidas por Samer, nuestro guía los siguientes nueve días, a medio día y tuvieron la oportunidad de visitar la ciudad que sería nuestra sede durante el primer día de rutas. El resto de los participantes viajamos a Sarajevo vía Viena y Frankfurt desde Madrid o vía Zagreb desde Barcelona, y llegamos alrededor de las 23:00 de la noche al aeropuerto de Sarajevo, donde nos recogió Samer y nuestro conductor el cual nos trasladó directamente al hotel Pensión Kandilj en Sarajevo.


Viernes 19 de Julio: Ascensión a Trebević, visita turística por Sarajevo y cena de bienvenida

 

El viernes 19 de julio, a las 7 de la mañana, comenzó con un suculento desayuno en el hotel que nos dio las fuerzas necesarias para la primera parte de la jornada. Estaba previsto que ascendiéramos al pico Trebević, una de las montañas olímpicas que rodean Sarajevo. La emoción era palpable, y sabíamos que nos esperaba una combinación perfecta de naturaleza y cultura: una mañana en la montaña seguida por un tour turístico por Sarajevo y una cena de bienvenida en el encantador barrio histórico de Baščaršija.

El plan del día nos ofrecía dos rutas para conquistar Trebević: una travesía a pie desde el hotel o un ascenso en teleférico en la primera parte y ascensión al pico desde la salida de éste, cada una con su propio encanto. La decisión era nuestra también para el descenso: volver caminando por las escarpadas calles de la ciudad o dejarnos llevar por el teleférico con unas increíbles vistas de todo Sarajevo.

Cinco de nuestros compañeros, al más puro estilo Pegaso, decidieron emprender la aventura a pie desde temprano en varios grupos, con la bendición del coordinador. Salieron entre las 8:00 a.m. y las 8:20 a.m., dispuestos a encontrarse en el camino de ascenso al pico con el resto del grupo que, acompañados por Samer, subiríamos en teleférico.

La ascensión desde el hotel no era para los débiles de corazón. Los primeros 350 metros de desnivel se conquistaban a través de un 1 km por las calles de Sarajevo, seguidos por otros 300 metros de desnivel en un 1 km de senderos boscosos hasta alcanzar las ruinas de la gloria olímpica: la pista de bobsleigh y luge de Sarajevo '84. Recorriendo la pista de esta arqueología olímpica les llevó hasta la parte alta del teleférico, donde se encontraron con un compañero que, por un desafortunado malentendido, habíamos dejado atrás en la estación de salida del teleférico.

Mientras tanto, los diez aventureros que elegimos el teleférico ya nos encontrábamos sorteando las empinadas rampas del bosque, con la humedad y el calor haciendo cada paso más desafiante. A mitad de camino, una fuente de agua fresca nos permitió reponer fuerzas, y continuamos nuestra marcha hasta la cima. Allí, en la cumbre, nos dimos el lujo de un merecido descanso mientras degustábamos los sándwiches que Samer había preparado. Fue en este punto donde nuestros compañeros que habían subido caminando se unieron, permitiéndonos capturar el momento con una foto de grupo en el pico Trebević, a 1627 metros sobre el nivel del mar.

Pero la aventura no terminaba en la cima. Continuamos nuestro recorrido por la cuerda de la montaña, con vistas espectaculares de las otras cumbres olímpicas: Jahorina, que fue sede de las pruebas de slalom de los Juegos Olímpicos de Sarajevo, y Bjelasnica, donde se celebraron las pruebas de descenso y slalom gigante. El objetivo era llegar a un pequeño refugio desde donde iniciaríamos el descenso hacia Sarajevo. Sin embargo, al acercarse al refugio, Samer percibió el ominoso rugir de una tormenta que se avecinaba y decidió que lo más sensato era regresar recortando algo la ruta y descender al hotel por el teleférico. La mayoría del grupo, ante la amenaza del mal tiempo, optó por esta vía. Yo, en cambio, me quedé para esperar a algunos compañeros que venían rezagados, que decidimos descender caminando, recorriendo en bajada la pista de bobsleigh y luego atravesando el bosque y la ciudad.

 

Tras una breve pero merecida pausa de una hora y media, una guía bosnia que hablaba español nos recogió en el hotel para iniciar nuestro recorrido por la histórica Sarajevo. Visitamos el palacio que alguna vez fue la biblioteca de la ciudad, incendiada durante la guerra de los años 90, y caminamos por el puente Latino, donde fue asesinado el archiduque Francisco Fernando, desencadenando la Primera Guerra Mundial.

El recorrido nos llevó por el barrio turco, donde conocimos las tradiciones locales y las diferencias entre el café bosnio y el turco. Exploramos sus bazares, la mezquita de Gazi Husrev-beg y la principal sinagoga de la ciudad, escuchando la rica historia de las comunidades judías sefardíes y asquenazíes en Sarajevo. La transición entre el barrio turco y el austrohúngaro fue un viaje en el tiempo que culminó en la imponente catedral católica de Sarajevo.

La jornada concluyó con una deliciosa cena tradicional bosnia, seguida de helados y cervezas en las pintorescas calles del barrio turco. Fue un día lleno de descubrimientos el primer capítulo de esta aventura.

 

Sábado 20 de Julio: Trekking por las tierras altas de Lukomir

 

A las 7 de la mañana, comenzó nuestra despedida de Sarajevo con otro suculento desayuno en el hotel, recargando energías para el día que nos esperaba. A las 8:30, con todos nuestros petates listos, comenzamos el primer gran traslado de esta aventura. Durante una hora y media, el autobús nos llevó desde la bulliciosa Sarajevo hasta el tranquilo pueblo de Umoljani, oculto tras la cordillera Bjeslasnica.

Al llegar a Umoljani, dejamos nuestros equipajes en el autobús, cargamos nuestras mochilas de día, y nos lanzamos a la exploración del trekking en las tierras altas de Lukomir, un rincón donde el tiempo parece haberse detenido.

La primera parte de la caminata nos llevó al pico Obalj, que se alza majestuoso a 1896 msnm. Durante dos horas y media, cada cual a su propio ritmo, fuimos ascendiendo por senderos bien señalizados. Desde la cima, el espectacular cañón de Rakitnika y la cordillera Visočica se desplegaron ante nuestros ojos, un adelanto de las montañas y bosques que exploraríamos al día siguiente. Como es tradición en cada cumbre conquistada, el grupo se unió para la foto de rigor en Obalj, inmortalizando el momento.

Descendimos luego hacia el pueblo de Lukomir, el pueblo más alto de Bosnia y Herzegovina, donde un reconfortante almuerzo nos esperaba. Nos deleitamos con bureks recién horneados, rellenos de carne, espinacas, queso o patata, en el acogedor Café Manuel. Sin embargo, justo cuando pensábamos que la jornada sería tranquila, alrededor de las 3 de la tarde, una feroz tormenta se desató sobre el pueblo. Por suerte, estábamos a salvo bajo el techo del café, disfrutando de nuestros bureks mientras la lluvia repicaba sobre el tejado.

Una vez que la tormenta amainó y el cielo comenzó a despejarse, emprendimos el camino de regreso a Umoljani. Esta vez, bordeamos primero el cañón de Rakitnica por un sendero bien marcado y en ligero ascenso, luego adentrándonos en un frondoso bosque y finalmente siguiendo el curso del arroyo Studeni, en verano completamente seco, completando nuestro recorrido en Umoljani entre las 5:30 y las 6:30 de la tarde, los diferentes grupos nos fuimos reagrupando en la casa de huéspedes tras habernos desperdigado durante el recorrido de vuelta.

La tarde concluyó con una cena a las 7:30, seguida de charlas animadas y juegos de mesa. Los últimos aventureros se retiraron alrededor de las 10:30 de la noche, mientras el grupo se preparaba para el día siguiente, que prometía ser lluvioso y lleno de nuevas emociones.

 

Domingo 21 de Julio: Trekking por la cordillera Visocica

 

Nuestro primer amanecer en Umoljani nos recibió con un desayuno lleno de sabores locales: queso fresco, nata cremosa, mermelada de ciruela, tortillas, embutidos y, para despertar los sentidos, café turco y tés.

La predicción meteorológica no era alentadora y, como el día anterior, la posibilidad de tormenta nos hizo replantear el recorrido. Junto con Samer, nuestro guía, decidimos retrasar un poco la salida y optar por una ruta alternativa, intentando esquivar lo peor de la meteorología durante nuestra travesía por la cresta de la cordillera Visočica.

Comenzamos el recorrido más arriba del refugio de Tušila, subiendo a un ritmo pausado pero constante todo el equipo agrupado. Tras ascender unos 400 metros de desnivel, llegamos al Bibak Zoran Šimić, un punto estratégico desde, después de hacer la correspondiente foto de grupo, donde iniciamos una escarpada y desafiante ascensión al Parič, nuestro primer pico del día, que se alza a 1941 msnm.

Desde Parič, nos adentramos en la espectacular cresta de Visočica, un sendero estrecho y bien señalizado que nos llevó a través de varios picos: Vito, el más alto de la cordillera, seguido de Veliko Brdo y Drstva. Cada paso a lo largo de esta cresta era una danza con la naturaleza, con vistas panorámicas de los diferentes valles y montañas de los alrededores.

Finalmente, desde el último pico, iniciamos el descenso hacia el refugio de Tušila donde, alrededor de las 4 de la tarde, el grupo se reagrupó y disfrutamos de una reponedora comida tradicional bosnia. Algunos compañeros, satisfechos con la jornada, decidieron dar por concluido el día y regresaron a Umoljani en el autobús que nos esperaba a las puertas del refugio. Pero para los que aún teníamos energía y ansias de exploración, la aventura continuaba.

Nos dirigimos hacia el valle de Skople, donde realizamos una última ascensión hasta nuestro refugio. En el camino, nos detuvimos a visitar unos antiguos molinos bosnios, testigos silenciosos de una historia que se ha mantenido viva en estas tierras.

Al caer la tarde, nos relajamos con cervezas y refrescos, acompañados de cartas y buena compañía. La cena fue un merecido premio después de un día intenso, y poco a poco, nos fuimos retirando, preparándonos mentalmente para la siguiente jornada de nuestro viaje, que prometía nuevas rutas y desafíos.

 

Lunes 22 de Julio: Cordillera Zelengora (Ugljesin y Tovarnica), Donje Bare y cañón de Sutjeska

 

El cuarto día nos esperaba con el traslado más largo de todo el viaje. A primera hora partimos desde Umoljani hacía Tjentište, un recorrido de unas tres horas en autobús a través de los boscosos paisajes de Bosnia que nos llevaron al corazón del Parque Nacional de Sutjeska. En Tjentište, donde pasaríamos las próximas dos noches, dejamos nuestros equipajes en el hotel y tomamos un autobús más pequeño que nos conduciría por las estrechas carreteras y pistas de montaña del parque. Una hora más tarde, llegamos a Gornje Bare, el punto de inicio de nuestra espectacular aventura en la cordillera Zelengora.

Nuestra ruta comenzó con una ascensión al pico Uglješin, desde donde la vista se extendía en todas direcciones, abarcando las vastas montañas y los valles verdes que caracterizan este rincón de Bosnia. La parte sur de la cuerda de Zelengora nos llevó a través del Tovarnica, por un sendero elevado que parecía flotar sobre el mundo, ofreciendo panorámicas que nos dejaban sin aliento de todo el Parque Nacional de Sutjeska.

Después de un descenso hacia Gornje Bare y Donje Bare, el paisaje cambió una vez más, nos encontramos junto a un lago con colores verdes del bosque que le rodea. Cuatro de nuestros compañeros, valientes y decididos, se lanzaron a sus frías aguas para un refrescante baño, mientras el resto disfrutábamos de la serenidad del entorno. Este momento marcó una pausa en nuestra travesía, una oportunidad para conectar con la naturaleza y disfrutar de la belleza intacta del parque.

Tras el baño, cuatro personas decidieron dar por finalizada la jornada y tomaron el autobús que nos esperaba, regresando al hotel para un merecido descanso. Sin embargo, doce de nosotros, junto con nuestro incansable guía Samer, optamos por continuar la aventura. Descendimos más de 1000 m durante dos horas y cuarto por un bosque de hayas espectacular, donde árboles milenarios nos acompañaron en nuestro camino. Cada paso nos acercaba al cañón de Sutjeska. Los miradores que aparecían en medio del bosque nos ofrecían vistas impresionantes de las moles de caliza del parque y, en algunos momentos, pudimos vislumbrar fugazmente el majestuoso Maglić, nuestro objetivo para el día siguiente.

Este día fue, sin duda, uno de los más memorables del viaje hasta ese momento. La diversidad de paisajes, la inmersión en la naturaleza y la sensación de aventura compartida hicieron de esta jornada una experiencia inolvidable.

Finalmente, al llegar a la carretera en el cañón de Sutjeska, el autobús nos recogió para recorrer los tres kilómetros restantes hasta el hotel. Sin embargo, la jornada tuvo un final agridulce: la cena en el hotel, y especialmente los modales de los camareros, dejaron bastante que desear. A pesar de ello, el recuerdo del día y la emoción por las próximas aventuras mantuvieron el espíritu del grupo en alto.

 

Martes 23 de Julio: Maglić

 

El día comenzó temprano, a las 7:15, con un desayuno en un restaurante justo enfrente del monumento en homenaje a la batalla de Sutjeska. Mientras disfrutábamos del café y del pan, las siluetas de la historia reciente nos observaban, recordándonos las profundas raíces de este lugar.

Tras desayunar, nos subimos al autobús que nos llevaría, en una hora de trayecto, hasta la pradera que sería el punto de partida de nuestra ascensión al Maglić. La primera parte de la ruta fue tranquila; caminábamos relajados, conversando entre nosotros, inmersos en la serenidad del entorno. Sin embargo, esa calma se transformó en asombro cuando la mole de caliza del Maglić apareció ante nuestros ojos, imponente y desafiante.

Nos adentramos en el bosque con todo el grupo bastante compacto, ascendiendo por senderos que zigzaguean a través de la vegetación. Poco a poco, el terreno se volvió más escarpado y llegamos a la zona de trepadas, donde una canal nos condujo hacia un collado que marcaba la frontera entre Bosnia y Montenegro. Con determinación, finalizamos la ascensión al Maglić bosnio, la cima más alta del país.

Arriba, las emociones se desbordaron. Fotos, bailes, abrazos y sonrisas celebraron esta ascensión "super disfrutona", como la describimos después, sin mayores dificultades técnicas para un grupo experimentado como el nuestro. Desde la cumbre pudimos contemplar, bajo la niebla y por poco tiempo, el lago Trnovačko

Después del descanso en la cima, deshicimos el camino andado y volvimos al collado donde cruzamos la frontera y continuamos hacia el Maglić montenegrino, donde iniciamos un suave descenso por la falda de la montaña que nos condujo hacia otro collado y a la vista impresionante del lago Trnovačko y del hoyo glaciar que lo rodea. El descenso hacía el lago, para algunos, fue una carrera divertida, mientras que otros lo tomaron con calma, disfrutando de cada paso.

En el lago, el grupo se reunió de nuevo. Algunos aprovecharon para refrescarse con unas cervezas en el camping cercano, mientras que cinco valientes se lanzaron a un chapuzón en las frescas aguas del lago. Todos compartimos los bocadillos de picnic, discutiendo sobre temas de actualidad, la vida y los misterios de los Balcanes, mientras el paisaje nos envolvía en su tranquilidad.

Con nuestras energías renovadas, completamos nuestras tareas en el lago y nos dirigimos hacia Prijevor, donde el autobús nos esperaba. El camino de regreso nos regaló vistas espectaculares del cañón de Sutjeska, que dejamos a nuestra izquierda mientras el sol comenzaba a descender en el horizonte.

La jornada sumó un total de 16 kilómetros y más 1200 metros de desnivel, una apasionante travesía que quedará en nuestra memoria.

Esa noche, disfrutamos de una cena en un restaurante ubicado en el cañón de Sutjeska. Compartimos una vez más nuestras experiencias, risas y planes futuros, fortaleciendo los lazos que la montaña había forjado.

Al regresar al hotel, seis de nosotros, acompañados por Samer, decidimos visitar el monumento a la batalla de Sutjeska. Allí, nuestro guía nos sumergió en la historia de aquel momento crucial de la Segunda Guerra Mundial, y la conversación se extendió hacia la reciente historia de guerra y división en los Balcanes. Reflexionamos sobre sus orígenes, su impacto y lo que depara el futuro para esta región llena de contrastes y belleza.

 

Miércoles 24 de Julio: De la presa de Pivo al cañon de Tara

 

El día comenzó con un desayuno en el mismo restaurante del día anterior. 

Tras el desayuno, subimos al autobús que nos llevó en un trayecto de una hora hasta cruzar la frontera con Montenegro y llegar a la imponente presa del Piva. Este coloso de ingeniería marcó el inicio de nuestro recorrido por un tramo de la Vía Dinárica, en su versión White Trail, que nos conduciría a través de algunos de los paisajes más salvajes de los Balcanes.

La ascensión comenzó con casi 600 metros de desnivel, un desafío que atravesaba un sendero serpenteante por un denso bosque. Mientras algunos de nosotros decidimos iniciar con un ritmo más fuerte, disfrutando del reto, nuestro guía se quedó con el grupo principal, asegurándose de que todos avanzaran agrupados.

Al llegar a la meseta, los que habíamos tomado la delantera aprovechamos para descansar y esperar al resto del grupo. La vista desde allí eran pueblos dispersos, y la meseta ofrecía un contraste sorprendente con la intensidad de la subida. Una vez reunidos todos, continuamos juntos un paseo tranquilo de 8 kilómetros por pista forestal y carretera, que nos condujo hasta el siguiente punto del camino.

En este punto, la mayoría del grupo, ya satisfechos con la jornada, decidió tomar el autobús y recorrer el último tramo descansando, disfrutando de una tarde libre. Pero cinco de nosotros, impulsados por el deseo de continuar explorando, decidimos completar la parte final del recorrido a pie, ascendiendo por el bosque hacia el majestuoso cañón de Tara.

Nuestro destino final era una casa rural enclavada en el corazón del cañón del río Tara. El camino final hacia la casa nos regaló vistas espectaculares, un paisaje que parecía sacado de un sueño, donde la naturaleza se mostraba en toda su grandiosidad.

Al llegar, fuimos recibidos por la familia que regenta la casa, quienes nos prepararon una cena completa, llena de sabores auténticos y generosidad local. La noche se cerró con un cielo estrellado, mientras compartíamos anécdotas del día, saboreando la hospitalidad montenegrina y la belleza inigualable del cañón que nos rodeaba.

 

Jueves 25 de Julio: Cañón de Susica y Prutaš

 

El día comenzó con un desayuno contundente en nuestro alojamiento rural, aunque no tan recomendable como la deliciosa cena de la noche anterior. La mesa estaba cargada de buñuelos, bollos y otros fritos que, aunque sabrosos, no parecían la opción ideal para quienes tenían por delante una exigente jornada de montaña. 

Tras recargar energías, nos subimos al autobús para un trayecto de aproximadamente 45 minutos que nos llevó al cañón de Sušica, punto de partida de nuestra ruta. Al llegar, el fresco aire matutino nos recibió mientras nos adentrábamos en el denso bosque de Sušica. Los primeros cuatro kilómetros fueron de ascenso cómodo, entre árboles centenarios que nos protegían del sol y nos envolvían en la tranquilidad del entorno.

Al salir del bosque, el sendero giró hacia la izquierda, y el paisaje cambió radicalmente. Delante de nosotros se alzaba una impresionante canal que nos llevó a ascender casi 400 metros en apenas 1,5 kilómetros. La inclinación era desafiante, pero el esfuerzo fue recompensado al llegar al lago Škrčko Jezero, un paraíso escondido donde algunos compañeros no dudamos en lanzarnos al agua para darnos el tercer baño del viaje. Mientras tanto, los demás nos esperaron en el refugio del lago un poco más arriba, aprovechando para descansar y comer al sol, disfrutando de la calma del lugar.

En este punto, el grupo se dividió. Cuatro compañeros, junto con Samer, optaron por realizar la ascensión hacia el paso de Škrčko subiendo por la garganta del mismo nombre y, desde ahí, continuar el zigzagueante descenso hacia Dobri Do.

El resto del grupo, con ganas de más desnivel, nos decidimos por la escarpada e impresionante ascensión al pico Prutaš. La subida fue muy exigente, pero la recompensa fue inigualable: desde la cima, pudimos contemplar la inmensidad del Parque Nacional Durmitor y vislumbrar los picos que conquistaríamos en los próximos días.

Esperamos en la cima a que todos los compañeros llegaran, tomándonos un momento para descansar y disfrutar de las vistas panorámicas. Luego, comenzamos el descenso hacia el paso de Škrčko y después hacía Dobri Do, haciendo el mismo camino que nuestros compañeros en esta segunda parte.

Al final de la ruta, el autobús nos esperaba junto a nuestros cuatro compañeros que habían optado por la ruta menos exigente.

Para la cena, dado que no estaba incluida en este Zabljak, nos dividimos en varios grupos para poder encontrar lugares más fácilmente y ser más ágiles. Cada grupo encontró su rincón donde disfrutar de la gastronomía local y cerrar con broche de oro el día.

 

Viernes 26 de Julio: Lago Negro y Veliki Međed

 

La jornada comenzó con un desayuno buffet en el hotel, donde la variedad y calidad de la comida nos prepararon para un día intenso. Tras reunirnos con nuestro guía y conductor en el parking del hotel, emprendimos un corto trayecto de 2 kilómetros hasta llegar al parking del Lago Negro, el punto de inicio de nuestra ruta.

Sin embargo, lo que prometía ser una jornada perfecta se convirtió en uno de los momentos más desafortunados del viaje. En un despiste imperdonable, dejé "olvidada" a Eva en el lago. Mientras nosotros comenzábamos la ruta, ella se quedó atrás, sin saber que no la habíamos esperado. Dos horas después, al percatarnos de su ausencia, nos detuvimos en seco. Un nudo de preocupación se formó en el grupo, y nos enfocamos en localizarla y tranquilizarla. Afortunadamente, logramos contactar con ella, pero el sentimiento de culpa y el mal sabor de boca quedaron ahí.

Con la situación resuelta, continuamos la ruta. El camino nos llevó por un impresionante circo glaciar, cuyas paredes estaban surcadas por corredores que, en invierno, deben ser un paraíso para el alpinismo. La vista era sobrecogedora, y la naturaleza parecía querer reconciliarnos con el día, ofreciéndonos un espectáculo de picos y formaciones rocosas que nos dejó sin aliento.

La última parte de la mañana consistió en la ascensión al pico Veliki Međed. Esta etapa fue particularmente interesante, ya que la subida transcurría por una cresta bastante aérea. Afortunadamente, una cadena instalada a lo largo del camino nos proporcionó el apoyo necesario para superar la dificultad con cierta seguridad.

El descenso hacia Žabljak fue igualmente espectacular, llevándonos de vuelta a través del otro circo glaciar. En esta parte del recorrido, el grupo se dispersó en bastantes grupos pequeños, cada uno a su ritmo, con un único objetivo en mente: descender hacia el Lago Negro para disfrutar de un merecido baño. La "sección bañista" del grupo no dudó en zambullirse en las frías aguas del lago, un refrescante premio tras el esfuerzo del día.

Tras el baño, algunos de nosotros optamos por regresar a Žabljak a pie, disfrutando del último tramo del día con tranquilidad. Otros, más relajados, esperaron al autobús para completar el trayecto de vuelta.

La cena se organizó en grupos, al igual que la noche anterior, y más tarde, algunos nos animamos a disfrutar de un poco de música y bar, en una velada divertida de viernes, cerrando así otro día lleno de emociones.

 

Sábado 27 de Julio: Bobotov Kuk y regreso a Sarajevo

 

El día comenzó con un contratiempo que puso a prueba nuestra paciencia y buen humor. La llave del autobús no hacía contacto, y no pudimos salir a la hora prevista. Sin embargo, lejos de desesperarnos, pasamos una hora en el parking junto al hotel, riendo y charlando en diferentes círculos mientras el eficiente Samer se desvivía por conseguir un transporte alternativo. Mientras tanto, la compañía de autobuses enviaba una llave de repuesto desde Sarajevo a Žabljak para resolver el desaguisado.

Finalmente, nos subimos en dos camionetas que nos llevaron hacia el punto de partida de nuestra última ruta, mientras dejábamos nuestros equipajes en el bus averiado, confiando en que todo se solucionaría a tiempo.

La jornada de montaña incluía la ascensión al Bobotov Kuk, desde Sedlo, y el descenso hacía Dobri Do. La primera parte del recorrido se realizó en grupo, manteniendo un buen ritmo impuesto por Samer, que nos mantenía unidos y motivados. Sin embargo, cuando la ascensión se volvió más exigente, tres compañeros decidieron que ya habían tenido suficiente de picos durante el viaje y bajaron tranquilamente hacia el destino final.

El resto del grupo continuó el ascenso, enfrentándonos a un terreno empinado, rocoso y desafiante. Nos esperaba un desnivel de 500 metros en apenas 1,2 kilómetros. A medio camino, otro compañero decidió que era suficiente para él y optó por esperarnos en el último collado antes del pico, disfrutando de las vistas y la calma del lugar.

Los doce restantes, junto con Samer, perseveramos hasta la cumbre del Bobotov Kuk. La ascensión resultó menos aérea y expuesta de lo que creíamos, aunque con varios pasos que requerían del uso de las manos. Las vistas desde la cima eran espectaculares, recompensando cada paso que habíamos dado para llegar hasta allí. Los abrazos y los momentos de agradecimiento entre los miembros del grupo fueron emocionantes, conscientes de que estábamos a punto de cerrar una aventura inolvidable.

El descenso fue rápido, motivados por la expectativa de reencontrarnos con nuestros compañeros que nos esperaban abajo. Lo que podría haber sido una tensa espera para el autobús se convirtió en una alegría indescriptible cuando, apenas diez minutos antes de llegar, apareció el familiar autobús rojo con su conductor, nuestro "18º compañero" durante todo el viaje.

Regresamos a Sarajevo, y después de una ducha rápida, nos preparamos para la cena de fin de fiesta que habíamos organizado con la ayuda de Samer. Nos dirigimos a un restaurante especializado en platos a base de ortigas, donde celebramos el final de nuestro viaje con risas, recuerdos y un sincero agradecimiento a Samer por su trabajo incansable, no solo como guía y coordinador logístico, sino también como un compañero más de nuestra aventura.

Algunos de nosotros decidimos continuar la celebración en el vibrante ambiente del sábado por la noche en Sarajevo, cerrando así no solo un día, sino toda una experiencia que quedará grabada en nuestra memoria para siempre.

 

Domingo 28 de Julio: Despedida

 

El domingo 28 de Julio comenzó el viaje de vuelta en varias tandas a través de diferentes conexiones y a diferentes destinos. Muchos abrazos, fotos de despedida y mucha emoción y felicidad por el gran viaje que habíamos disfrutado.

 

Agradecimientos:

A Nati, Antonio, Javi, Carmen, Esther, Eva, Inés, José, Pedro, Carlos, Yolanda, Dima, a Lau, Enrik y Marcial: muchas gracias por hacer de este viaje una experiencia tan especial, las conversaciones enriquecedoras, las risas interminables y los momentos de broma. Gracias por manejar con éxito los pequeños conflictos y por hacer mi vida más fácil durante estos 11 días. ¡De corazón, muchísimas gracias Pegasianos!

Quiero hacer un agradecimiento especial a nuestra compañera, gran amiga y socia Laura, quien me alentó a proponer la coordinación de este viaje para Pegaso en octubre de 2023, y que no dejó de alegrarnos la vida a lo largo de estos días.

Además, quiero agradecer especialmente a Eva y Antonio por no reprocharme demasiado el día que los dejamos atrás en las rutas. Sé que este incidente será una broma recurrente en mi futuro y que alguno me lo recordará eternamente.

Finalmente, a nuestro guía Samer Hajric (https://greenvisions.ba/en), gracias por colaborar conmigo en la planificación de este viaje durante varios meses. Agradezco tu infinita paciencia al responder mis interminables correos sobre cómo queríamos organizar las rutas (¡llegamos a intercambiar hasta 86 correos en 6 meses!). Desde el primer momento entendiste el espíritu de Pegaso, te entregaste por completo al grupo y te convertiste en uno más de nosotros.

 

Coordinador: Juan Pedro Martín

 

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LUGAR:
Centro Cultural Eduardo Chillida (mapa),
C/ Arroyo Belincoso, 9 - 28030 Madrid (metro Vinateros)
 
HORARIO:
18:30h. a 21:00h. 
(Sólo días concretos, cuando hay reunión presencial) 
 
 

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