A.D. Grupo de Montaña PEGASO
BTT. Montaña Palentina
16 - 18 de Junio de 2023
Viernes: 16 de Junio
Durante la tarde del viernes, los 12 participantes de la actividad fuimos llegando escalonadamente, en diferentes coches, al hotel El Roble, en Cervera de Pisuerga, donde nos encontraríamos alojados.
El hotel causó muy buena impresión dado que, considerando que es de los más económicos de la zona, la amplitud y el cuidado de las habitaciones resultaba notable.
Aprovechando lo largo que es el día en esta época del año, los que llegamos primero aprovechamos para recorrer el pueblo, dar un paseo por la zona y, finalmente, salir a cenar. El resto del grupo fueron llegando más tarde sin incidentes,
Finalmente, ya cercanos a la medianoche y con todos los miembros de la salida saludados, nos fuimos a dormir.
Sábado: 17 de Junio
El sábado, a las 8:30 de la mañana, bajamos a desayunar tal y como estaba previsto. El desayuno era correcto, sin más.
Este día había dos opciones de ruta: la opción bici-montañera que consistía en subir y bajar el Pico Valdecebollas, uno de los mas prominentes de la montaña Palentina; o bien la ruta bici-cultural que consistía en pasar por la “Ruta de los menhires” de Mataporquera.
La opción bici-cultural no era físicamente menos exigente que la bici-montañera, pero la bici-montañera era algo más técnica y, sobre todo, para lo bueno y para lo malo, ascendía mucho más alto.
Y en este día era para lo malo porque las previsiones meteorológicas auguraban tormenta hacia la hora de comer. Es por ello por lo que, con el fin de evitar riesgos, se tomó la decisión de que la ruta oficial del día sería la bici-cultural.
Para poder sacar aún más partido a la opción cultural, se decidió cambiar el punto de salida de la ruta desde Brañosera a Barruelo para, de este modo, una vez finalizada la ruta, quien quisiera pudiera acercarse a los diferentes museos de la minería que hay en el pueblo.
Así, con todo organizado, el grupo se acercó a Barruelo y, desde allí, hacia las 10 de la mañana y encomendados a Santa Bárbara (porque así se llamaba el aparcamiento donde pudimos estacionar y porque en el punto de salida había un mercado…) arrancó la marcha.
La ruta comenzó por la principal subida del día, en un bosque de robles precioso. También, como es habitual, en esta primera subida aparecieron los habituales problemas mecánicos que fueron solventados con gran astucia y pericia, las dos cosas.
También en esta subida, algunos participantes pudieron tener la oportunidad de deleitarse con nuevas experiencias sensoriales y sensitivas provenientes de experimentar por primera vez una bicicleta eléctrica. Como siempre, los mayores placeres son a consecuencia de experimentar, y esto no era una excepción.
El qué dirán se mantuvo con las miradas, sonrisitas y comentarios del resto de participantes.
Pero los que probaron la bicicleta eléctrica en ese momento, transfigurados y elevados a otro nivel de realidad paralela, no podían más que sentir condescendencia y ternura de sus amigos.
La experiencia les había dado el poder de la clarividencia para adivinar que todos los que un día dudaron, algún día también serán y sonreirán gozosos.
Una vez finalizada la principal subida y bajada una senda preciosa entre árboles, se alcanzó la carretera y, en breve, la primera pareja de Menhires.
Estos Menhires generaban algo de confusión porque ni eran relevantes ni tampoco estaban en un lugar sugerente como un alto o un lugar llamativo y decían haber sido descubiertos hacia poco.
Con la sospecha seguimos la marcha pero después, ya sí, los verdaderos Menhires arquetípicos aparecieron.
En este momento del día no éramos conscientes de nuestra fortuna más allá de ver nubes negras y relámpagos en los alrededores.
Pero tras observar el radar, vimos que estábamos en el único claro en medio de las tormentas que de sur a norte estaban barriendo todos los valles de nuestros alrededores. Además de la incomodidad de mojarnos, evitábamos el riesgo de los rayos ya que en esta zona el recorrido era a través de campos abiertos y muy planos.
Finalizadas las visitas a los menhires, y sacadas todas las fotos de rigor, reiniciamos la marcha con la mayor celeridad ya que algunas gotas amenazaban lluvia. Pero la lluvia no llegó y la ruta finalizó sin incidentes.
Llegados a Barruelo cervecita de rigor y visita cultural. Algunos compañeros fueron al museo de la minería y después todos fuimos a la réplica de mina visitable.
Por último, vuelta a Cervera, cena en el camping y a dormir.
Domingo: 18 de Junio
El domingo empezamos el día igual que lo habíamos comenzado el día anterior. La única diferencia es que éramos dos menos porque una pareja tuvo que volver a casa debido a que su hijo se había puesto enfermo.
A partir de aquí recogida de todas las pertenencias, abono del hotel y salida hacia Estalaya, donde partía la ruta del domingo.
Inicialmente, un pequeño bucle para llegar al roblón de Estalaya y aquí las leyendas empiezan a circular sobre la última rampa imposible. Empezamos a acercarnos: primeras subidas, zigzagueo, enfilado de la rampa y “pa’rriba”.
Al final fue más sencillo de lo previsto porque por la vertiente que se subió la rampa era más corta y las tormentas del día anterior permitían tener la tierra más compacta de modo que la rueda traccionaba mejor.
Tras la visita al roblón, y todas las fotos, vuelta a Estalaya y comienza el bucle largo.
Primera parada: el bosque fósil. Las reminiscencias de un antiguo bosque situado en un pantano que quedó sepultado por el lodo. Como consecuencia, la madera dejó cicatrices en la tierra petrificada.
Desde ahí, por un descenso cómodo campo a través, llegamos a la ermita de San Salvador de Cantamuda, uno de los mejores ejemplos del románico palentino del S XII.
Tuvimos la suerte de llegar un poco antes que la misa semanal así que, por 2 euros, nos dejaron visitar la ermita. Es cierto que dentro no tiene apenas decoración, pero el estado de conservación es muy bueno.
Tras tener que inflar yo la rueda dos o tres veces (el tubeless no me estaba haciendo bien el trabajo) proseguimos la marcha hacia el monasterio de Lebanza que de por sí no tiene mayor interés.
Continuamos ascendiendo hasta llegar al collado, momento que paisajísticamente era espectacular porque, si bien no estábamos a gran altitud, la redondez de las colinas cercanas y el paisaje abierto y herboso hacían sentir como si se fuera a coronar una gran cima alpina.
Al llegar a la cima del puerto nos encontramos con un paisano que nos cuenta anécdotas de la zona referentes a la abadía, a la presencia de osos y lobos de la zona y nos hace una proposición para mejorar la ruta evitando carretera.
Este hombre dispone de unos mapas que se venden en desnivel para la circulación en bicicleta por la montaña Palentina que serán interesantes de estudiar.
Finalmente decidimos no aceptar su propuesta y, siguiendo el trazado original, finalizamos la ruta.
Tras ello, vuelta en coche a Cervera donde paramos a comer y, por último, regreso feliz a casa.
Agradecer a todo el grupo el buen ánimo, la predisposición a hacer las cosas fáciles y la colaboración en enriquecer el plan buscando sitios para cenar y realizando las reservas oportunas en la visita a la mina.
Coordinador: Jon Xabier Arza Olano