BTT. El Nevero
4 de julio de 2020
Madrid a 8 de Julio de 2020
A mi querida familia bikers de BTT Pegaso:
Os escribo esta carta para relataros cómo nos fue el pasado sábado 4 de julio en la ruta a El Nevero desde Navafría.
Lo primero he de deciros que se os echó de menos y lo segundo que lo siento por vosotros porque os perdisteis una ruta, ¡qué digo! un Rutón con mayúsculas, de las que hay pocas en el Club.
Que sí, qué vale, qué iba a ser dura… que la ruta eran unos 42 km y unos 1.200 m de desnivel acumulado; pero, por eso había preparado una segunda opción tan disfrutona como la primera con unos 37 km y cerca de 950 m; y, hasta una tercera opción mucho más corta de tan solo 28 km y no más de 750 m de desnivel. Y, aunque ninguna de éstas dos últimas subía a el pico El Nevero merecía la pena.
Qué contaros, que al final fuimos en total diez pegasianos bikers siendo Belén la única chica. ¡¿Dónde estáis chicas?! ¡Ah! La familia sigue creciendo por eso veréis a gente nueva que deseo siga viniendo a las rutas y poder presentarlos. Gente estupenda como todos los que formamos parte de la sección de BTT y del Club, por supuesto.
Se me olvidaba y está feo no decirlo. Me ayudaron el jefe Raúl yendo en cabeza; pero ya os digo que no se entere que lo dejé ir en cabeza. No le digáis nada, ¡eh!. Que luego se me enfada. Lo confieso: cuando se puso pino; pero, que muy pino, no me pude resistir y fue apretando para estar en el grupo de cabeza, pero sin que me viera el Jefe, aunque estuviera detrás de él. Claro que cuando llegamos a El Nevero con unos metros de diferencia, me dijo “Qué haces tú aquí”. Llegamos casi juntos. Me di la vuelta andando “castigado” para indicarles al resto que había que cruzar por una valla de espino caída.
Y, también, darle las gracias a Jorge por su inestimable ayuda, siempre dispuesto a colaborar. Si no hubiera sido por él, que yo creo que me veía como “pájaro enjaulado”, que en ocasiones se quedaba más atrás, no hubiera podido apretarle un poquito y subir como a mí me gusta.
Pues ya os digo que nos reunimos en Navafría y empezamos a rodar sobre las 10 de la mañana. Ya sabéis: presentaciones, saludos, conocer a los nuevos de la familia y unas mini indicaciones y empezar a rodar.
Salimos del pueblo y lo primero era llegar hasta el Puerto de Navafría como primer objetivo para ir testando cómo nos encontrábamos después de un tiempo sin poder salir.
El día salió fantástico. No creo que hubiera más de 25º y sabéis que la subida al puerto se hace entre las sobras que proporciona el pinar. Por buena pista en ocasiones asfaltada, un tramito menos transitado más trabajoso pero corto para terminar saliendo a una pista asfaltada hasta el puerto.
Tengo que reconocer que pensaba que en general iba a costar mucho más subir al puerto y para nada. Subimos a buen ritmo entre las sombras de los enormes y altos pinos. Pobre Belén, la única chica de la familia que vino a la salida; que tuvo que aguantar mi perorata toda la subida hasta el puerto. No sé, estaba hablador yo esa mañana.
Hasta aquí llevábamos unos 12,5 km y poco más de 650 m de desnivel. ¡Quedaba lo más duro! Pero no tenía ya dudas de que todos íbamos a subir a El Nevero. Mi idea era ver cómo estábamos en el Mirador de Navalcollado que está un poquito más arriba del Puerto de Navafría. ¡A qué salen guapos en la foto del Mirador!
Pues sí, “todos a El Nevero”, dijeron. ¡Qué alegría me llevé! Tengo que confesarlo; aunque yo sí sabía lo que quedaba porque ya había sufrido con los rampones finales un día que testé la ruta con Raúl y una tormenta nos impidió llegar a la cumbre. Pero, también me dio penilla en el corazón por los que no pudisteis venir. ¡Joooo! Se echa de menos cuando falta parte de la familia.
Y, desde el Mirador de Navalcollado a El Nevero no queda nada o casi nada. Tan solo poco más de 4 km; pero, eso sí, algo más de 400 m de desnivel. Y, lo peor, es que hay rampas del 20% cortas pero duras. Nada que un buen biker pegasiano no pueda superar. Así que piano, piano… Fuimos acercándonos al pico con pequeñas paradas para recuperar fuerzas y de paso disfrutar del paisaje.
En la parte final de la ascensión el pinar desaparece y el sol nos castiga en la espalda. Es duro, sí; pero, también es disfrutón. ¡¿Qué se hace duro?! Pues claro que se hace duro, pero nada comparable con la satisfacción final. ¡Qué no me creéis! Pues mirar a fotos que os dejo de la cumbre. Mira las caras de satisfacción y alegría de todos. Se pasó el sufrimiento. ¡Ah! Pero si nadie se acuerda de que haya sufrido.
Pues ya está. Estamos en el pico El Nevero a 2.009 m de altitud. El día es soleado, pero aquí corre una fresca brisa. Parece mentira estamos en julio y casi hace hasta fresquito. ¡Qué buen día nos tocó!
Os meto en la carta unas fotillos que nos hicimos en la cumbre y que nos sacaron otros chicos para que pudiéramos salir todos. Había más gente con bici que andado ese día.
Los chicos se portaron muy bien, son unos auténticos campeones. Se les ve sonrientes en las fotos, ¿verdad? Yo había estado otras veces en El Nevero, pero nunca había subido con la bici. ¡Qué pasada!
Creo que le voy a proponer al Jefe que la familia tiene que hacer salida a El Abantos. ¿Qué os parece? Pero habrá que entrenar un poquillo nada más. Os paso una foto también de Raúl con esa pose que empieza a ser ya un clásico en la cumbre con el maillot de la familia. Cualquier día nos cuela la foto y no ha hecho la ruta.
Pues os sigo contando. Ya teníamos lo más duro del día hecho. Ahora era todo bajada hasta Navafría pasando por las Piscinas Naturales. ¡Qué desolación verlas vacías! Bueno, ya sabéis qué ha pasado y seguro que antes o después todo volverá a la normalidad. Eso sí, aunque estaban vacías, había cantidad de gente pasando el día.
Pues la bajada de El Nevero, aunque sin ser nada peligroso o difícil, la primera parte se hace sin camino hasta enlazar un senderito. Hay alguna pequeña subidita, pero muy cortitas. Ya os digo que ya todo es de bajada.
Y, menos mal, porque a nuestro Pepe se le rompió la cadena y aunque en un primer momento la pudimos reparar; volvió a romperla y ya fue imposible arreglarla. Tuvo que andar un poquito, porque como os cuento ya la ruta era de bajada. Ahí, lo tenéis con su bici casi nueva vestido de rojo, tan chulo él.
Os dejo también unas fotillos de parte de la bajada y del camino por ahí arriba. Para que veáis qué espectacular del paisaje. ¡Qué gozada para la vista!
Ya sé que me estoy alargando y que tenéis cosas que hacer; así que ya voy terminando. Pues al final, terminamos como os digo otra vez en Navafría pasando antes por El Chorro. Y, aunque ya sé que lo conocéis os dejo una foto también y alguna más de los chicos para que veáis qué guapos están…
De El Antonio, El Rafa y El Jesús… y, hasta una mía.
Bueno, pues se despide este que os escribe y quiere vuestro Pajarito. Le dais besos a los primos, a los tíos y a los abuelos, a papá y a mamá… y a los peques, que no me entere yo que no lo hacéis, vale.
Y espero que nos veamos muy pronto porque la familia sigue creciendo. ¡Qué os cuidéis todos mucho! ¡Qué os quiero a todos un montón!
Un beso grande y un abrazo enorme para toda la familia y como coordinador de la actividad tengo que darles las gracias a todos los participantes por su buen hacer y a los chicos de las emisoras también darles las gracias por la ayuda.
Juan Carlos.