Senda del Arcediano 2014

Nos alojamos de nuevo en el albergue La Posada del Monasterio, lugar que nos dejó un grato recuerdo por la estancia y la acogida en la anterior visita hace dos años. Un recuerdo especial a Alejandra que ayudó muchísimo para que nuestra estancia con ellos saliera perfecta pues todo fueron facilidades por su parte a cualquier petición que la solicitásemos.

SABADO: Senda del Arcediano

En la actividad participaron 41 socios de Pegaso, de ellos 34 eran federados y 7 no lo estaban pero que estuvieron cubiertos por el seguro obligatorio de accidentes individual que el Grupo Montaña Pegaso tiene contratado.

El Sábado a las 07:30, después de desayunar, salieron de avanzadilla los conductores con los vehículos para dejarlos aparcados en el punto final de la ruta: Amieva.

Poco después el autobús contratado nos recogía al resto de participantes en el parquing del albergue para, después de recoger a los conductores en el cruce de la N-625 con la carretera a Amieva y dirigirnos, tras pasar por el impresionante pero fatigoso Desfiladero de los Bellos, a los puntos de salida: primera parada en Oseja de Sajambre, desde donde un grupo de participantes que habían elegido hacer la ruta corta (19 km.- Desnivel: +565m / - 895m ) comenzaban a andar y continuaba después hasta el Puerto del Pontón donde comenzaríamos el resto de participantes y donde nos despedíamos del conductor y del autobús.

Al bajar del autobús pudimos comprobar que la temperatura era algo más fresca aquí, pues de Cangas de Onís salimos la mayoría en manga corta. Nos pusimos una chaquetilla de la que poco después nos despojamos una vez protegidos por la templada temperatura del bosque de majestuosas Hayas que contemplaban nuestro paso con calma serena y paciencia centenaria.

Continuamos por la senda claramente señalada que desciende suavemente y se va rodeando de hayas, arces y mostajos, con tramos de la calzada romana muy bien conservada y tramos de tremendo barrizal de las lluvias de anteriores días, cruzamos la carretera que une Oseja con el Puerto del Pontón para tomar de nuevo el sendero y pasamos por varias fincas particulares con ganado lo que nos obligaba a abrir y cerrar varias cancelas, hasta continuar el ascenso hasta el Mirador de Piedra Negra para luego iniciar un descenso continuado hasta Oseja de Sajambre.

Cruzamos el pintoresco pueblo de Oseja, nos refrescamos en la Fuente Quintana y continuamos por el sendero entre bosques de castaños, fresnos, hayas y avellanos hasta Soto de Sajambre, donde sorprendidos nos encontramos a gran parte del grupo relajados reponiendo fuerzas en la terracita del único bar del pueblo (el mismo donde dos años antes llegamos calados hasta los huesos y donde encontramos calor de leña y calor vinícola), algo inusual en los Pegaso, pero sí es cierto que en esta ocasión tomamos la actividad con espíritu calmado, reagrupándonos a menudo, posiblemente debido la sencillez de la ruta, el clima, la belleza del paisaje que instaba a disfrutar de él sin prisa, lo que también conllevó que finalmente tardáramos más de lo previsto en terminarla.

Después de este agradable momento de ocio, refresco y descanso emprendemos la parte más dura de la ruta, la subida a la Portilla de Beza, a partir de aquí tenemos los 775 metros de desnivel de subida de que constaba la actividad. Lo más temible el calor del mediodía que nos daría de lleno, pero llevadero gracias al paisaje, frente a la Peña Beza, con la Peña Santa más a su derecha y volviendo la vista podiamos disfrutar de los bosques sajambriegos, que aunque en esta ocasión el otoño aún apenas no había entrado, no por ello menos fascinantes y, llegando arriba, los perennes verdes pastos que llaman a descansar y disfrutar de las vistas

Continuamos ahora en suave ascenso y tras refrescarnos de nuevo en la fuente de Valdelosciegos, remontamos tras unos pocos metros el punto más alto de la actividad: La Portilla de Beza y continuamos el descenso acentuado hacia la Majada de Sahúgo, disfrutando de nuevo de espectaculares vistas que nos permitían incluso atisbar el mar a lo lejos y donde algunos socios aficionados a la micología pudieron hacer una buena recolección de setas.

Tras un agradable y suave descenso nos adentramos en el bosque mixto de hayas, avellanos, acebos, etc y el sendero cambia a un pronunciado y dificultado descenso por el tosco empedrado de la calzada romana, húmeda y con mucho barro que convierte la bajada en una pesadilla compensado por poder disfrutar de una espectacular panorámica del valle del Dobra y del macizo occidental de los Picos de Europa.

Por fin llegamos al Valle de Angón donde cogemos la pista que nos lleva a Amieva donde después de más de 9 horas de recorrido podemos descansar y reagruparnos en el bar del pueblo, donde tomamos algo y cogemos los coches para volver al albergue en Cangas, ducharnos y salir pitando para el restaurante Favila donde nos esperaba la prometida y copiosa cena asturiana.

DOMINGO: Ascensión al pico Jario. El domingo por la mañana abandonamos el albergue después del desayuno sobre las 09:00 y nos dirigimos todos hacia Soto de Sajambre desde donde comenzábamos nuestra ruta del día a Pico Jario. De nuevo el tiempo nos acompañaba con una mañana espectacular y comenzamos la ascensión por una pista que atraviesa un bosque de hayas hasta llegar a las praderas de Vegabaño (1.320 m.) y al refugio que lleva el mismo nombre donde hicimos un alto y almorzamos algo antes de salir en dirección al Jario, y donde pudimos conocer a los guardas del refugio Julián y a Nuria y a sus inolvidables hijos Dobra y Vega.

Desde este magnífico valle disfrutamos de las vistas al norte del macizo occidental de Picos de Europa, con Peña Santa destacando. A la derecha está nuestro objetivo, el más modesto Pico Jario, que separa Vegabaño de Sajambre.

Tras el descanso reanudamos la ruta, volvimos a internarnos en el hayedo, por una pista en fuerte ascenso, serpenteante y bastante cómoda que nos lleva a las praderas superiores, a la majada de Llareya (1.700 m.) desde donde podemos disfrutar de magníficas vistas de nuevo y donde ya podemos apreciar la llegada del otoño a esta zona al ser más fría que la que recorrimos ayer.

Parte del grupo se queda en estas praderas disfrutando de las vistas y el resto continuamos nuestra ascensión al Jario por una canal en fuerte pendiente, después por la arista y llegar por fín a la cumbre (1.913 m.) desde donde la vista alcanza una gran extensión de terreno en el que identificamos muchos montes conocidos a todo nuestro alrededor.

Finalmente la mayoría del grupo baja a comer al Refugio o a Soto de Sajambre para posteriormente volver a Madrid, salvo la que escribe esta memoria y dos amigas que nos quedamos a disfrutar sin prisa y en primera fila del exclusivo paisaje ya que no volvíamos hasta el lunes a Madrid

Sólo me resta agradecer al total de socios el haberme hecho tan sencilla la logística de esta salida y espero que la hayáis disfrutado tanto como yo. Como os prometí hace dos años esta vez sí contraté el buen tiempo y espero para la próxima “solicitar también mejor accesibilidad en la calzada romana (…)”