A.D. Grupo de Montaña Pegaso
Montaña de Riaño
29 de abril al 2 de mayo de 2022
Viernes, 29 de abril
La noche del 29 de abril, los 36 asistentes que formábamos parte de la salida fuimos llegando escalonadamente al Hotel Tierra de la Reina donde íbamos a pernoctar las siguientes 3 noches.
La primera noche la cena no estaba incluida, y se dejó al interés y a las posibilidades de hora de cada uno si cenaba en el hotel, o bien se buscaban alternativas en restaurantes de la zona, o se cenaba de camino.
Al final el conjunto llegó sin sobresaltos, y de esta manera nos fuimos a descansar para al día siguiente realizar la actividad con energía.
Boca de Huérgano es un pueblo de paso, estratégicamente situado en las principales vías de comunicación hacia la montaña palentina, alrededores de Riaño, Picos de Europa y la costa asturiana, lo que permite la existencia de numerosos bares y restaurantes. Pero el pueblo en si no tiene en esas fechas gran vida que lleve a la carne hacia el frenesí, así que como marcha había poca, nos fuimos a dormir.
Sábado, 30 de abril.
Al día siguiente, tal y como estaba previsto, las puertas del salón para el desayuno se abrieron a las 8:00. Como siempre, varios miembros del grupo se encargaban de recordar en la puerta desde bastantes minutos antes, que uno de los momentos del día más vitales estaba por llegar.
El desayuno era el adecuado. No faltaban a los típicos cafés, colacaos, tostadas y mermeladas varias, bizcocho casero y un poco de embutido y queso.
A partir de ahí, a las 8:45, todo el mundo se montó en los coches, y nos fuimos hacia el punto de partida de la ruta, el pueblo de Lois.
Una de las justas preocupaciones de este día era que no hubiera incidentes en la carretera de acceso al pueblo. Como se había avisado previamente, muy estrecha, con el rio a un lado sin barreras, y piedras que se desprenden desde el talud al otro. De hecho, el coordinador pudo presenciar en una salida anterior por la zona un accidente que llevó a dos pasajeros al hospital.
Una vez agrupados, y repartidas las radios, nos dividimos en dos grupos: los de la larga y los de la corta, por supuesto que equipados con el material invernal recomendado, crampones y piolet. Ambos tenían como objetivo principal el pico Yordas, pero mientras unos iban casi directos al pico, los de la larga dábamos un rodeo previo.
Los de la opción media, quizás tuvieron demasiada pista. Es verdad que la belleza del paisaje desde la cima borra cualquier aburrimiento transitorio, pero siendo realista, creo que a esta etapa le sobró pista.
La larga fue más entretenida, porque rápidamente cogimos un prado muy vertical que nos llevó a la cuerda que desde el pico Castaños se dirige al Llerenes.
La cuerda en sí no tuvo mayor problema, incluso diría que era más sencillo de lo previsto. Las únicas dificultades estaban en la bajada del pico Llerenes, donde requería pericia a la hora de buscar la mejor opción de bajada, y cierta experiencia en el destrepe. Nada muy complicado, pero un error podía dar lugar a accidentes reseñables.
Total, que día excelente, soleado y caluroso, mejor que los previsto en los partes meteorológicos. Nos respetó la niebla que en esta zona son muy habituales por la mañana, y sin más sobresaltos, y en el horario previsto, llegamos al bar “la catedral de la montaña”, donde los participantes con júbilo y alegría repartieron animadamente las vivencias y quehaceres que habían sido acontecidos a lo largo de tal magnifico día. (Así, a lo NoDo de tiempos pretéritos ….)
Total, que llegar al hotel, cenar, ver si había algo en el pueblo (que no …) volver al hotel, tomar la última y a dormir.
Domingo. 1 de Mayo
Este día era para Pegaso un experimento sociológico aun mayor que el Gran Hermano, y no digamos que La isla de las Tentaciones (que en Boca de Huérgano había pocas …) … ¿Se prefiere en Pegaso la comodidad de salir en hotel y llegar a un bar, o se prefiere una ruta de mayor valor paisajístico aun comenzando en un pueblo muy bonito (Casasuertes) pero con pocas infraestructuras de todo tipo, incluidas las de ocio? (Eso sí, tiene una cueva surgencia de agua justo a la entrada, preciosa)
Pues sorprendentemente, lo segundo. Así que todo el grupo prefirió el coche y dirigirse hacia este pueblo, donde comenzaba la ruta. Pero como la virtud está en el término medio, un miembro del grupo, como siempre muy solidario, llevó 24 cervezas para ser repartidas por gran parte del grupo, que se quedaron escondidas y refrescadas en el río, para el momento de la vuelta.
La ruta transcurría por una zona injustificadamente olvidada y perdida por los montañeros. El primer pico, el Pandián (o Pandial) suena algo más, porque al estar encima de Riaño de vez en cuando alguien se acuerda de él.
Pero el segundo, el de la opción larga, el Corcadas, creo que es por paisaje y belleza propia, uno de los picos que yo conozca que más interés deberían tener.
Y pues nada, si hablamos de zonas olvidadas, antiguas zonas de ganado abandonadas en los últimos años, lo que tenemos es lo que se preveía, amplias zonas de caminos casi perdidos por piornos y maleza.
Pues sí, hubo diversos elementos que sortear. Riachuelos sin puente crecidos que obligaban a descalzarse, piornales que había que atravesar … Pero todo ello llevaba a alcanzar cumbres solitarias y aisladas, con aparente poco valor por sí mismas, pero que estando en el medio de todos los macizos de la zona, genera unas vistas espectaculares.
De este modo, todo el mundo disfruto mucho de la ruta. Se bebieron las cervezas, y de este modo, comenzó el ritual de fin de día. Ducha, cena, paseo, regreso como se había salido, la última y a dormir (O poner algo en la Tablet hasta que entre el sueño)
Lunes, 2 de mayo
Y el ultimo día llegó, y con ello, las dos opciones. Dos picos a mi parecer hermanos, uno más alto y otro más bajo, pero al final, por vistas y técnica, similares. El Pintas y el Gilbo, uno 300 metros más alto que el otro, pero si se ve en un mapa, dos cimas de una misma cuerda, con un punto intermedio sumergido bajo el embalse.
Todo el mundo, salvo 6 personas, decidió hacer el Gilbo, y resultó ser la opción adecuada. Porque el Pintas en su cima tenía una niebla persistente que impidió ver nada.
En. cambio desde el Pico Gilbo las vistas fueron las maravillosas habituales de esta época. Con el embalse a rebosar, los barcos navegando, y las montañas blancas que la rodean, escarpadas, imaginando una imagen alpina.
Además, la roca estaba seca, por lo que la cresta se hizo sin problemas. Es cierto que no es una cresta para personas con vértigo (enfermedad) pero para el resto, incluyendo quien tenga un poco de miedo a las alturas, es más sencillo de lo que aparenta en un principio.
El destrepe, también sin mayor dificultad, y de estas, en solo 4 horas se acabó la ruta (cortita pero concentrada)
Últimos abrazos, adioses, besos y despedidas hasta la próxima.
Coordinador: Jon Xabier Arza Olano
