BTT. Siberia Extremeña y Reserva Nacional de Cijara

Finalmente nos juntamos un grupo de 15 participantes: 5 chicas, 8 chicos y los dos jovencitos canteranos de 15 años que resultaron ser dos máquinas que dieron el nivel igual o mejor que cada uno de nosotros.

El viernes nos alojamos en el Hostal Rural Carlos I en Herrera del Duque (Badajoz), donde lo haríamos durante el fin de semana para toda la actividad, por la bonita zona de la Siberia extremeña, recién creada y nombrada Reserva de la Biosfera.

Fuimos llegando en diferentes horarios y tras el reparto de habitaciones y de guardar el equipaje y las bicicletas, sobre las 22.00 cenamos todos juntos en el mismo Hostal, donde nos agasajaron con una cena buena y bastante abundante. Y, esa sería la tónica de todo el fin de semana, un trato y calidad en todos los aspectos como es norma habitual y les caracteriza a los habitantes de estas tierras acogedoras y tan hermosas.

Después de presentar el plan para la actividad del sábado, nuestro primer día, que por cierto hubo que cambiar por la actividad anunciada para el domingo, al saber que habría una montería en una finca por la que discurría nuestra actividad, acordamos la hora del desayuno y de la salida para la actividad, y nos retiramos a nuestras habitaciones para descansar de un día largo de trabajo y el viaje posterior hasta Herrera del Duque.

Sábado 9

Como acordamos nos reunimos a las 8.00 en el comedor para desayunar. Nos prepararon un poquito de todo: fruta, café, infusiones y unos dulces típicos de la Siberia conocidos como perrunillas y chaquetías.

Tras los preparativos y revisión de material y bicicletas, sobre las 10.00 nos hicimos la foto oficial de grupo y comenzamos la ruta, que empezaba en el propio alojamiento. Siempre es un placer no tener que desplazarse con los coches para comenzar una ruta.

A un ritmo tranquilo comenzamos a rodas por las solitarias calles del pueblo aún poco concurridas dirigiéndonos a las afueras a buscar una pista conocida como Camino del Castillo, que nos llevaría hasta el Castillo fortaleza de Herrera del Duque.

Pronto empezamos a sentir calor y a olvidarnos del frío matinal. Unas rampas de hasta el 18% nos obligaron a darlo todo sin economizar ni una pizca de nuestras energías; pero, como dice la canción “… poquito a poquito”, conseguimos subir alcanzando nuestro primer objetivo y disfrutar de unas vistas espectaculares del pueblo de Herrera del Duque y de casi toda la Comarca.

Tras reponer fuerzas descendimos un poco hasta un cruce de pistas, para coger una que nos llevaría por un camino disfruton de poco desnivel y encantador entorno hasta el Puerto de Consolación, uno de los escapes preparado si fuese necesario.

En un breve descenso llegamos a la preciosa ermita de La Consolación que alberga la virgen que da nombre a esta hermosa sierra y que es la patrona de todos los Herrereños a la que tienen una fervorosa devoción y un enorme cariño. En septiembre se celebra su festividad en una fiesta campera que se llama Jubileo y la Virgen es sacada en una multitudinaria procesión.

Pudimos recrearnos admirando el pequeño pero bonito retablo repleto de imágenes que tiene como principal a la Virgen. El amable guardián del recinto, nos estuvo contando que estaba siendo uno de los años y otoños más secos, hasta el punto que casi todos los manantiales estaban secos y les tenían que llevar agua hasta allí con camiones cisterna, hecho que él nunca había visto antes.

Continuamos nuestra de nuevo en ascenso hasta el anterior cruce, a coger una pista, que en un ligero descenso nos dejó en la cara norte de esta Sierra rodeados de encinas, alcornoques y olivos, la cual, tras su descenso, conectamos con la carretera BAV7114 poco transitada, que en unos kilómetros nos llevó hasta Puerto Peña, sin duda un bonito lugar.

Aquí se encuentra la presa del embalse de García Sola, que con la suelta de sus aguas comienza a formar el pantano de Orellana situado en la zona sur de la comarca, que el próximo año visitaremos en una nueva activadad por estas tierras. Aprovechamos para tomar un merecido refrigerio y hacernos las fotos de rigor aprovechando las incansables vistas que nos regalaba el día.

Retornamos a la ruta volviendo por la misma carretera hasta nuestro próximo objetivo del día: la población de Peloche. Parando previamente en el restaurante de La Barca del Tío Vito con unas vistas privilegiadas del muelle deportivo del pantano. Olía de maravilla a buenas carnes a la brasa y; así que pensando en volver para degustar en otra ocasión esos manjares.

Y llegamos a Peloche. Paramos en un modesto bar donde nos atendieron de maravilla y pudimos deleitarnos con el Escarapuche, un típico plato del lugar que regamos con unas ricas cervezas y refrescos.

Ya sólo nos quedaba volver al pueblo de Herrera del Duque, nuestro punto de inicio en un agradable paseo sin desnivel y lo justo para rebajar y hacer la digestión.

Al llegar compartimos unas risas y buenas conversaciones junto a la taza de un buen café en un bonito lugar llamado Los Pastores.

Tras una ducha reconfortante y un merecido descaso y también algunas compras, a las 21.00 nos reunimos en el comedor del hostal para una más que merecida cena.

Y, después de un paseo para hacer la digestión y recorrer algunos de los lugares más bonitos del pueblo, nos fuimos a descansar tras un maravilloso día.

Domingo 10

A la mañana siguiente nos reunimos a las 8.00 nuevamente en el comedor para desayunar y comentar los planes para la actividad del día de hoy.

Tras reponer fuerzas y decidir la ruta entre las opciones que había preparado en función de cómo estuviesen de fuerzas los participantes; nos decantamos por una ruta de un nivel medio en esfuerzo físico y en distancia. Además, al ser domingo nos interesaba no demorar en demasía la vuelta a casa y más teniendo en cuenta que estábamos en día de elecciones y alguno quería llegar a tiempo antes que cerraran los colegios electorales para poder ejercer su derecho al voto.

Así que los preparativos de siempre: guardar bicis y equipajes en los coches, y nuestra caravana de vehículos se dirigió a las instalaciones de la planta de embotellado del agua mineral Aquarel que está a la puerta de la Reserva Nacional de Cíjara. El trayecto nos llevaría unos 20 minutos más o menos.

Empezamos a pedalear por una pista recién asfaltado parece que para facilitar el acceso a ganaderos y agricultores de la zona porque hasta hace poco era de arena. Aun así, no resta ni un ápice a la belleza del entorno.

Pudimos ver bastantes manadas de ciervos que nos acompañaron en muchas partes del trayecto pese al ruido que hacíamos. Esta pista sin apenas desnivel nos llevó al puerto de la Nava donde realmente está la entrada a la Reserva de Cíjara.

Abandonamos la pista por un camino a nuestra izquierda que tomaba otro cariz, pues empezaba un ascenso gradual. La fisionomía tanto del terreno como de la vegetación comenzaba a cambiar, volviéndose la vegetación más abrupta y cerrada y con muchos pinos y monte bajo mediterráneo. Este camino era el paso natural hasta Helechosa de los Montes antes de construir las nuevas carreteras. Siguiendo este camino llegamos en una larga, pero no muy pronunciada ascensión al Puerto de El Lobo, donde teníamos otro escape por si fuese necesario; así podríamos evitar tener que bajar al pueblo para después volver a subir.

Finalmente, todos incluyendo a nuestros jóvenes canteranos decidimos ir todos juntos, en una fuerte y divertida bajada hasta la plaza de Helechosa de los Montes.

Tras el descanso y la hidratación en un modesto bar de los dos que cuenta esta pequeña y bonita población bañada por el pantano de Cijara, comenzamos de nuevo a pedalear, primeramente por una empinada calle hasta las afueras del pueblo para tomar un camino que iba pegado al Arroyo de los Huertos; siempre en ascenso giramos a la izquierda por una pista que nos llevaría por la loma hasta una zona conocida como La Madre y continuar hasta una pista llamada camino de Herrera del Duque, y cruzando la Sierra de la Cruz de Media Legua.

Comenzando un bonito descenso por la Finca de las Dehesas donde el día anterior estaban de montería que nos llevaría a nuestro punto de partida. Habíamos compartido una ruta en un entorno espectacular y, un día y compañía inmejorables.

Cargamos nuestras bicicletas en los coches, nos cambiamos de ropa y volvimos a Herrera del Duque para recompensarnos con unas ricas y merecidas viandas y dar así por finalizada otra bonita actividad de la sección BTT del Grupo de Montaña Pegaso.

Y, tras haber recorrido en estos dos días más de 80 kilómetros y unos 1.500 m de desnivel, y algo importante: sin ninguna incidencia; deseando volver a compartir muchas y nuevas aventuras, partimos para los madriles con un sensación y un regusto agradable de verdad.

Agradecer a todas y todos por a ver participado en esta actividad del Grupo de Montaña Pegaso en su sección BTT disfrutando y haciendo disfrutar de nuevo con vuestro buen rollo, buen talante y cooperación en todo. Y a nuestros jóvenes canteranos de 15 años que nos acompañaron y nos aguantaron, con tanto talante, esperamos volver a verlos en otra actividad y prometo hacerles una ruta más cañera para que se diviertan mucho más.

A agradecer especialmente a don Jorge por su apoyo e inestimable ayuda en todo lo que le he necesitado y más.