Finalmente somos 139 personas las que participamos en esta actividad.
En el momento de la llegada al Collado la temperatura es agradable. Unos pequeños preparativos, colocación de botas, mochilas,…, a las 9:30 h. se da la salida y todo el grupo comienza la marcha.
Iniciamos la ascensión siguiendo las marcas, amarillas y blancas, del sendero PR-16, lo hacemos por una suave pendiente en ascenso que, enseguida, da paso a una zona llana picando incluso, a veces, en bajada. De nuevo suave ascenso por un bonito sendero que transcurre entre pinar cerrado.
Tras un par de kilómetros llegamos a una pradera donde nos topamos con una ancha pista, las conocidas Zetas de La Pedriza. Hasta ahora el nivel de exigencia ha sido bajo. Desde el punto donde estamos vemos, enfrente de nosotros al otro lado de la pista forestal, el comienzo de una ancha senda a modo de cortafuegos. Por ella seguimos. Subimos la fuerte pendiente que, durante unos 150 m., nos hace romper a sudar. Al frente y sobre nosotros observamos la Cuerda de Los Porrones.
La ancha senda termina dando paso a un sendero estrecho que gira bruscamente a nuestra derecha e iniciando un pequeño tramo llano de travesía que nos permite recuperarnos del esfuerzo que acabamos de realizar.
Enseguida el siguiente tramo duro, formado por una serie de "revueltas" en constante y moderado ascenso. El sendero cobra especial belleza, es estrecho y siempre protegido del sol por el tupido bosque de pinos. Estas “revueltas” nos hacen coger altura rápidamente, pero no tanta como para llegar a la misma cuerda.
Desde este punto, más despejado, ya comenzamos a tener unas preciosas panorámicas de todo el valle que hemos dejado detrás, de toda La Prediza (anterior y posterior) y de las cumbres y laderas de Cuerda Larga (con las Cabezas de Hierro presidiendo todo).
Ahora comienza un tramo de travesía, siempre llaneando o en suave ascenso y siempre por debajo de la cuerda de Los Porrones. Este tramo se hace largo aunque la vista es excepcional, por primera vez en toda la ascensión divisamos nuestro primer objetivo, la cumbre de La Maliciosa. Ante nosotros la parte final de la abrupta y bonita cara sur de esta cumbre, hacemos una parada, bebemos, comemos y una foto. Esta vista, al poco de seguir caminando, desaparece y no volvemos a recuperarla hasta más tarde.
Comienza una zona difícil. Antes de iniciar este nuevo tramo llegamos a un collado desde el que, ahora sí, vemos la otra parte de la Cuerda de Los Porrones (puesto que hemos llegado a su máxima altitud), la zona correspondiente al valle donde se asientan diversos pueblos serranos madrileños.
El siguiente tramo, comprendido entre el collado donde ahora nos situamos y las inmediaciones de la cumbre de la Maliciosa Baja, es duro por la pendiente y porque hay que progresar entre escalones y gradas rocosas y alguna que otra placa granítica. Por tanto, terreno incómodo, el más incómodo de toda la ascensión.
Sobrepasamos la cumbre de la Maliciosa Baja y el sendero comienza a perder algo de altura hasta llegar al Collado de las Vacas. Las vistas que se obtienen, antes de comenzar a bajar y justo en el mismo collado, de la arista este de La Maliciosa, arista o cresta por la que tenemos que ascender, acongojan un poquitín por su fuerte pendiente y desnivel.
Todo el tramo de ascensión por la arista Este se realiza también por el PR-16 que aquí tiene muy marcada su traza, aunque el terreno está algo descompuesto lleno, de arena y piedras sueltas. El cansancio acumulado y la fuerte pendiente hacen que tengamos que parar alguna que otra vez a retomar aire. No tiene dificultad alguna, se hace caminando aunque habrá que superar alguna que otra grada rocosa. En todo momento las vistas de la cara sur de esta montaña nos dejan atónitos. Tras un gran esfuerzo, la arista termina y junto a ella la traza del sendero que nos guía hacia la cumbre.
Al final llegamos a la cumbre, al mismo vértice geodésico, una pequeña neblina nos acompaña. Hacemos una parada para descansar tras la distancia recorrida y el buen desnivel acumulado. En la cumbre, al estar parados, se siente algo de frio.
Nos reagrupamos los últimos componentes de la marcha e iniciamos el descenso por un terreno pedregoso, siguiendo la senda bien marcada por hitos, hasta llegar al Collado del Piornal, donde está instalado el segundo control, saludamos a Manolo y a Santiago que sellan nuestras tarjetas y les informamos por donde descenderemos a la Barranca. Unos lo hacen por la vertiente del Regajo del Pez y fuente de la Campanilla hacia el Valle de la Barranca y otros, continuamos para hacer la travesía en su más amplio recorrido, subimos hacia la Bola del Mundo (Alto de las Guarramillas) por una amplia, y algo empinada, pista.
Hecha cumbre iniciamos el descenso por la pista de hormigón que, tras sucesivas revueltas a izquierdas y derechas, abandonamos para seguir descendiendo por la loma que llega al Collado que da inicio a la cuerda de las Cabrillas. Aquí está Japi realizando el último control, comemos mientras esperamos a que todos los participantes pasen por aquí.
Finalmente, ya que se nos ha hecho algo tarde, decidimos bajar por la senda de la tubería hacia el Mirador de las Canchas. Desde este punto, tras seguir durante un tramo la pista forestal en dirección sur, llegamos a una curva pronunciada en la que sale la senda del Valle de la Barranca que, tomando dirección norte, nos lleva, después de unos 3 km., al área recreativa de La Barranca.
A las 17.00 h. llegamos, una vez mas hemos ido cerrando el grupo y somos los últimos.
En la Barranca ya llevan bastante tiempo el resto de compañeros, sobre todo los que descendieron directamente desde el collado del Piornal. Casi todos han podido degustar los aperitivos y dulces dispuestos para el fin de fiesta. Por ultimo, y tras los pertinentes agradecimientos a participantes y patrocinadores, iniciamos el esperado reparto de la tradicional camiseta conmemorativa de la marcha.
A las 18.00 h., y tras el recuento, los 3 autobuses parten hacia Madrid que, deshaciendo el camino y paradas de la ida, llegan a las 19.30 h. a la última parada en Canillejas.
En resumen. La jornada ha sido, otra vez más, excelente ya que: Hemos tenido, en general, buen tiempo para andar, no se cumplieron las previsiones de lluvia, hemos disfrutado de un día entre amigos y no se han producido incidentes reseñables, únicamente el consiguiente cansancio después de una jornada de montaña de casi 8 horas, que al día siguiente, en algunos, se traducirá en agujetas.
Hubo 139 participantes: 94 federados y 45 sin federar, dos de ellos menores de edad, a los que se les realizó el correspondiente seguro.
No quisiera dar por terminada está memoria sin mencionar que todas las actividades realizadas por el Grupo de Montaña Pegaso, y especialmente esta, son posibles, y solo seguirán siendo posibles, gracias al esfuerzo y tiempo dedicado por un numeroso grupo de personas. A todos ellos quiero, desde estas líneas, agradecerles la labor realizada.