La salida se organizó para que parte del grupo hiciera una travesía (desde Torrebarrio hasta Tuiza) y los 15 conductores volvieran a recoger los coches, recorrieran los 65 Km. hasta Tuiza, y allí, recogieran al resto de los compañeros. Además de miembros de Pegaso, había miembros de Peñalara, Montañeros Madrileños, Rutas y Nemus.Para estar bien comunicados distribuimos 4 walkies entre los subgrupos que más o menos era sabido que se iban a formar (Ángel, Luís, Pedro, Pepe).Comenzamos por todo lo alto, a eso de las 8, después de un buen desayuno, partimos desde San Emiliano hacia Torrebarrio. En el trayecto organizamos una bonita confusión automovilística creando un monumental atasco que fue sobrellevado con presencia de ánimo por los lugareños, los conductores y los pasajeros.
Iniciamos la salida a las 8.45 desde Torrebarrio (de abajo), siguiendo una pista señalada como “ruta por las Ubiñas” desde una plaza con una furente. Nos dirigíamos hacia el collado Ronzón, pero parte del grupo, a unos 1850 m, divisó una canal practicable, y allá que nos fuimos. El resto siguieron la ruta normal hasta el collado, cruzaron la alambrada que lo limita y hacia la izquierda, correctamente hitada siguieron la vía de ascenso a la cima de Peña Ubiña (2417 m).
La canal era espectacular, con algunos tramos de piedra suelta y con algún nevero, lástima que la niebla que se presentó no nos dejara disfrutar de las vistas de la comarca de Babia. Terminamos la subida pasando por un cresterío que nos condujo a la cumbre
Ya en la cima, a eso de las 12 y cuarto, nos alimentamos, recompusimos el deshilado grupo e hicimos las fotos de rigor. Además, la niebla nos dio un respiro y pudimos ver algo del paisaje que nos h abía mos perdido, parte de los macizos de Somiedo y Mampodre.
A las 12.40 Iniciamos un descenso muy variado: parte del grupo fue por el marcado camino de ascensión desde el collado, otra por neveros y otros caminos practicables. La sección intrépida del grupo hizo una escapada hacia el cresterio norte, en dirección a El Siete (2138 m).
Volvimos a agruparnos en Collado Ronzón, unas ráfagas de viento aceleraron la salida de los que todavía queríamos más monte hacia la Ubiña Pequeña (2197m). Con tiempo despejado y cargando menos peso, empezamos a caminar de forma intuitiva, llegados a una zona de roca, ascendimos trepando hasta la cumbre. Esta última ascensión fue más corta pero nos obligó a meternos por tramos más delicados. La llegada y las vistas hacia Ubiña y el resto de los valles nos dejaron un inmejorable sabor de boca.
De vuelta en el Collado, nos pusimos de acuerdo entre los que seguían la travesía hacia Tuiza y los que volvían a recoger los coches. Proseguimos la travesía por unas exuberantes praderas verdes que permitían una bajada cómoda y rápida. En las ocasiones en que miramos hacia atrás, pudimos ver una Peña Ubiña impresionante.
Llegamos al aparcamiento de Tuiza y allí, mientras esperábamos la llegada de los conductores y hacíamos lo propio (descalzarnos, quitarnos los calcetines, frotar los pies en la hierba, mojarlos incluso…) Nati y Yolanda hicieron las delicias de los presentes: una yendo a por reconstituyentes cervezas, y la otra sacrificando su salchichón (acompañado por los estupendos colines de Ángel) … ¡UN MILAGRO!
El relato fue hecho por Juanbe, Pepe, Noelia y Míriam