Infiernos, Punta Pondiellos, Arnales, Pico Foratula
1 a 2 de agosto de 2020.
Sábado, 1 de agosto
El inusualmente pequeño grupo se encuentra dividido en dos alojamientos, pero hemos quedado en la Casa de Piedra para salir todos juntos en busca del Collado de Pondiellos, que pondrá a tiro todos los picos a los que pretendemos subir hoy.
Ya llegando al aparcamiento nos damos cuenta de que definitivamente el Covid ha puesto de moda la montaña: verdaderas hordas de gente se esparcen en todas las direcciones posibles desde los Baños de Panticosa. Encontramos mucho neófito a lo largo del día, pero no únicamente en las cercanías de la civilización, sino también en plena alta montaña, hecho que comentamos y nos parece preocupante.
Comenzamos como siempre llegando como mejor nos apañamos hasta la ermita, donde empieza la ruta, y enganchamos el sendero que sube hacia las Mallatas.
Al principio los seis valientes que conformamos el grupo vamos más o menos juntos, y reagrupando. Más adelante la goma cada vez se estira más, puesto que los meses de encierro e inactividad han afectado a algunos más que a otros.
La subida es intensa desde el principio, pero al menos el calor aún no aprieta. Vamos adaptando ritmos, tanteando nuestras fuerzas… poco a poco superamos el desvío a la derecha hacia los Ibones de los Arnales primero, después dejamos a nuestra izquierda a mucha gente que se dirige a la zona del Garmo Negro, pero nosotros seguimos todo recto para arriba, más arriba, y otro poco más arriba… encontramos menos gente aglomerada, pero porque vamos despacio y la marabunta ya nos ha adelantado. Caos de rocas con trazas de sendero, hitos… pasito a pasito vamos siguiendo el camino y empezando a tener ganas de alcanzar el collado.
Llegados allí nos tomamos un merecido descanso para recuperar las fuerzas, que regresan más rápido impulsadas por la panorámica. ¡Qué bonicas son las montañas! Tres compañeros han subido a la Punta de Pondiellos y el otro compañero espera en la base junto a nosotras, que decidimos no subir a la Punta tampoco para no retrasar más la continuación de la ruta.
Aprovechamos el ratito para observar lo que nos espera por delante, y cuando forzamos un poco la vista descubrimos cientos de hormiguitas/personas a lo largo de todo lo que nos toca recorrer a continuación. La zona está abarrotada (como la plaza, jeje…). Una participante ha subido un poco regular y valoramos si evitar los Infiernos bajando por los ibones y rodeando el macizo.
Cuando regresan los que estaban en la Punta nos dividimos. Los primeros cuatro se dirigen hacia el Pico de Arnales.
Una vez se han marchado, finalmente la otra participante y yo decidimos saltarnos el Arnales pero continuar con el resto de la ruta programada.
Rápidamente rodeamos el circo y ganamos altura gradualmente hasta situarnos en la base de la pared a la izquierda de la canal, que rebosa gente. No encontramos la maquinita para pedir tickets como en la pescadería, pero claramente deberían instalar una.
Subimos extremando las precauciones trepando en lugares puntuales, zeteando en el resto de la subida, y en menos tiempo del pensado inicialmente, nos situamos en el collado que separa el Infierno Central y el Oriental. En este punto el resto del grupo (al que habíamos adelantado cuando evitamos el Arnales) nos alcanza, y prácticamente juntos ascendemos al Infierno Oriental, situado a nuestra derecha. Allí nos reunimos cinco participantes y esperamos al sexto, que parece que tarda en llegar.
La última vez que le vio alguien del grupo fue al comienzo de la pared, comentando que el paso que acababa de superar su compañero no le gustaba y que iba a buscar otra alternativa.
Tras un rato de espera en la cumbre, y un par de intentos de contacto por teléfono sin que aparezca por ningún sitio, decidimos continuar, considerando que una posibilidad es que se haya dirigido hacia el Infierno Central directamente y por eso no le hayamos visto.
Enseguida llegamos al Central y no le hacemos demasiado caso. Esto de hacer “tresmiles” ya no nos impresiona, jeje.
Cresteo disfrutón hasta el siguiente Infierno y comenzamos la delicada bajada, que nos hace disminuir la velocidad.
De pronto escuchamos un helicóptero, y observamos en primera fila, a apenas trescientos metros, un rescate protagonizado sin duda por la pericia del piloto, que mantiene el aparato levitando delicadamente mientras el herido y el rescatador (al que han depositado unos minutos antes para auxiliar al accidentado), se montan en él, como el que se mete en su coche aparcado en la acera. Im-pre-sio-nan-te.
Cruzando los dedos para que este rescate no tenga nada que ver con el compañero ausente del grupo, del que aún no sabemos nada, seguimos camino hacia el Collado del infierno. Una vez ya todos en el collado por fin contactamos por teléfono con él. Se ha encontrado con unos amigos y ha decidido darse la vuelta con ellos. Nos esperará en los coches.
Bajamos por el GR disfrutando del valle en todo su esplendor. Rápidamente superamos el Ibón Azul Superior, donde no encontramos ningún cartel de fiesta, pero en el que sin duda va a haberla, a juzgar por las tiendas plantadas y por la cantidad de personas pertrechadas con útiles de acampada que se dirigen hacia la zona. Queda ya poco para el Ibón Azul Inferior y se hace corto siguiendo el bien trazado camino. Nos da tiempo a echar algún vistazo hacia atrás.
Unos metros antes del Refugio de Bachimaña encontramos a uno de los participantes de la travesía, haciendo un descanso.
Se pone en marcha de nuevo con nosotros y nos encontramos en la parte exterior del refugio a todos los demás participantes de la travesía (que hoy pernoctan en el refugio), envidiablemente morenos y sonrientes. Pasamos unos minutos con ellos intercambiando impresiones y coordinando coches para el día siguiente, y, primero nuestros dos participantes que se alojan en la Casa de Piedra (pues se quedan sin cenar), y poco rato después los demás, seguimos ruta por la Cuesta del Fraile en busca de nuestros coches, la ducha, y la merecida cena.
Se nota que es tarde pues coincidimos con muy poca gente (en este habitualmente concurrido camino) hasta nuestra llegada a la Casa de Piedra, donde espera paciente el sexto participante.
Domingo, 2 de agosto
Esta mañana tenemos dos bajas por malestares diversos, así que el reducido grupo se reduce un poquito más. Empezamos subiendo agrupados por el GR y, totalmente inmersos en una charla política (ya nos vale…), nos saltamos el desvío inevitablemente. Tras un breve intento de recuperar el track, desistimos, y decidimos continuar hasta los Ibones de Brazato y buscarnos por allí la vida.
En el cruce del GR con la cañería encontramos un camino que parece llevar buena dirección y lo tomamos. Bordeamos el Ibón Inferior de Brazato y subimos hasta el Circo del mismo nombre, desde donde atravesamos un canchal de rocas intentando ir ganando altura paulatinamente.
Casi llegando al Collado Bajo de Brazato nos encontramos sorprendidos con uno de los compañeros que había sido baja por la mañana. Parece que después de un rato de malestar había mejorado y había salido con la esperanza de alcanzarnos, pero al habernos equivocado, al final hizo el camino solo. Cuando le comentamos por donde habíamos subido decide bajar por allí. Intercambiamos indicaciones de la parte que nos queda mutuamente, y nos decimos hasta luego.
Superado el collado debemos bajar unos metros para esquivar el Foratula E, y dirigirnos al O. En la cima nos encontramos con un chico que va solo y que nos cuenta que ha subido por la zona del Fajón Cerrao, y que ha pasado miedo, así que bajará por nuestro camino o por el barranco de Brazato.
Descuidadamente volvemos a olvidarnos de hacer la foto de cumbre,… ains… (no hemos hecho ninguna de grupo en ninguna cumbre en todo el finde), y nos ponemos en marcha por el barranco. Desde luego el camino es más amable por este lado, y cuando llegamos a la zona arbolada, se agradecen los tramos de sombra, aunque sean cortos. Casi en los Baños el compañero que había marchado por el otro camino nos alcanza y los cinco nos encaminamos hacia la Casa de Piedra, donde encontramos a todos los demás participantes de fin de semana y travesía.
Nos distribuimos en los coches según lo planeado, y volvemos a casa con la retina inundada de montañas.
Coordinador: Luisma Plaza
Relato de Esther
Fotos de Yolanda, José Antonio, Javi, Esther