Cuando llegamos al desvío marcado en el track, tres participantes deciden marchar hacia los Ibones de Arnales, para tranquilamente dirigirse al refugio de los Ibones de Bachimaña. Los otros veintitrés participantes continuamos la trabajosa subida, con el hándicap del calor, pues hemos abandonado la protectora sombra del bosque para enfrentarnos al inmisericorde sol.
Afortunadamente la constante vista del collado al que nos dirigimos nos alienta, cada vez más cerca.
Llegados a la Mallata Alta la nieve hace acto de presencia, aunque aún no echamos mano del material invernal, pues está blanda y hay una huella bien marcada por la infinidad de gente que se ha decidido a intentar coronar uno o varios de los picos del macizo.
Vamos parando en varios arroyos para no deshidratarnos y tras aproximadamente cuatro horas de caminata comenzamos a subir la pala de nieve que nos lleva hasta el collado, una pala algo vertical en la que algunos deciden calzar crampones y otros simplemente se apañan con el piolet.
En ese momento el grupo de cabeza compuesto por diez personas, nos informa a la cola (compuesto por cuatro personas), que ha coronado el Pico Argualas, y nos enteramos que otro grupo de nueve personas han ido directamente a coronar Garmo Negro, sin pasar por el resto de picos.
Dos personas del grupo de cola se quedan en el collado a esperar sin acercarse a ningún pico. Otra persona sube al Garmo Negro sin hacer más cumbres uniéndose al grupo que ya está arriba. Yo, desembarazándome de la mochilota, me dirijo a la arista para hacer la cresta completa.
Alcanzo al grupo de cabeza mientras ellos comienzan el cresteo hacia el Algas, pero no me quiero saltar Argualas, así que les vuelvo a perder por un rato. Cuando llego al Argualas hay unos señores catalanes ondeando su bandera y me apresuro en salir de allí. Con mucha atención completo la cresta, pasando por el Algas, desde el cual el camino es mucho más cómodo, y llego al collado donde vuelvo a alcanzar a mis compañeros.
Nosotros subimos y los que se han ahorrado la cresta están ya de vuelta.
Se van notando los metros acumulados, pero llegamos a la cima con un clima excelente. Aprovechamos la buena luz para tomar fotos hacia todas partes porque no hay desperdicio. La clásica marmolera de los Infiernos con los ibones de Pondiellos aún helados abajo enmarca muchísimas poses de los montañeros que allí nos encontramos.
La bajada por camino algo desmenuzado pero bien marcado se hace rápido.
Nos reunimos con los compañeros que se han quedado en el collado y aprovechamos para tomar un breve descanso. Reorganizamos la mochila y tiramos para abajo por el vertical nevero. Nos avisan de que uno de los que van más adelantados ha resbalado unos metros por la nieve, así que la mayoría prudentemente calza crampones para bajar por los tramos más empinados.
Superada la nieve continuamos la bajada por camino conocido hasta un poquito más arriba del desvío de nuestro track, donde localizamos unos hitos que parecen ir en buena dirección y los aprovechamos para evitar bajar 80 metros de más.
Cuando llevamos faldeando un rato nos percatamos de que un participante lleva la suela de la bota despegada prácticamente en su totalidad. Logramos improvisar una reparación con unas bridas y una navaja multiusos sin maltratar demasiado la bota. Reparación que afortunadamente le permitirá terminar la marcha con normalidad.
Habíamos informado de la eventualidad a los compañeros que iban por delante, y llegados a los Ibones de Arnales nos reunimos con ellos, pues habían esperado por si pudieran ser de utilidad. Parece que el invento funciona estupendamente y tras beber agua continuamos hacia el refugio, echando de vez en cuando un vistazo a la vertiente opuesta por la que transcurre el camino que tomaremos mañana, y corroborando la ausencia de nieve en el mismo.
Entre subes y bajas (predominando los bajas) y algún frondoso a la par que sorprendente (para esta altura) pasaje de la montaña, llegamos sin más novedades a la trilladísima Cuesta del Cura, por la que tenemos que ascender para llegar al renovado Refugio de los Ibones de Bachimaña, regentado por el hermano del dueño del Refugio Casa de Piedra.
La bota accidentada recibe cuidadoso tratamiento consistente en la aplicación de un pegamento tipo 'Epoxy' especial, que habiendo dado buen resultado en otras ocasiones, esperamos vuelva a surtir su “magia”. No obstante no deshacemos el apaño de las bridas, pues la bota tiene que llegar como mínimo a Torla.
Tras la cena nos reunimos en la terraza del refugio para hablar de la jornada del día siguiente. Desbordados por la multitud de orugas que van y vienen por el suelo y las paredes, pocos se quedan mucho rato más. Algunos nos planteamos si es más conveniente permitir la entrada de orugas en la habitación o morir abrasados por la ola de calor que azota el Pirineo… en nuestro caso decidimos abrir la ventana, que sea lo que tenga que ser…
Domingo, 30 Junio
Relato de José Antonio B.
8:00 Salida del refugio de Bachimaña (2200 m). Los 10 que fuimos el fin de semana decidimos hacer la ruta corta.
Algunos dejamos las mochilas en el refugio.
Cogimos el GR-11 y fuimos bordeando los ibones de Bachimaña.
9:10 Ibón inferior (2359 m), enfrente los Picos del Infierno.
Lo bordeamos por la derecha y llegamos al ibón superior (2416 m), con el pico de Piedrafita enfrente.
Ruta sin complicaciones siguiendo un sendero fácil.
Volvimos por el mismo sitio, llegando al refugio sobre las 11:15, donde recogimos las mochilas y seguimos por el GR-11 de bajada a Baños.
Descenso un poco duro. Bosques, arbustos, helechos...
Había algunos pequeños tramos rocosos con cables de acero, fáciles con la roca seca.
En la parte final hay varias cascadas y saltos de agua en el río Cardales.
Un poco antes del final de la ruta se llega al Mirador de la Reina con vistas sobre Baños.
13:00 Baños de Panticosa (1636 m) (Esta es la hora a la que llegué yo, como siempre con los últimos. Pero los primeros puede que llegaran media hora antes).
Donde tomamos unas cervecitas en la Casa de Piedra antes de salir rumbo a Madrid.
Coordinador: Luisma Plaza